Este domingo día 4 de marzo tendremos en El Salvador elecciones legislativas y municipales, y la situación social y política se presenta tensa y complicada, en medio, además, del clima de violencia que ya es un fenómeno endémico, aunque parece remitir en los últimos años, pero sin demasiadas esperanzas. La extrema derecha encarnada en el […]
Este domingo día 4 de marzo tendremos en El Salvador elecciones legislativas y municipales, y la situación social y política se presenta tensa y complicada, en medio, además, del clima de violencia que ya es un fenómeno endémico, aunque parece remitir en los últimos años, pero sin demasiadas esperanzas.
La extrema derecha encarnada en el partido ARENA (Alianza Republicana Nacionalista), fundado por el mismo personaje que fundó los Escuadrones de la Muerte y formado por la propia oligarquía salvadoreña, se presenta como favorita en prácticamente todas las encuestas, tanto para la Asamblea Legislativa como para las grandes ciudades como San Salvador, Santa Ana y Santa Tecla, y está eufórica creyéndose segura de que tiene en su mano el control total del poder.
Pero en realidad, ARENA jamás dejó de tener todo ese poder. Históricamente la oligarquía salvadoreña ha controlado y controla prácticamente todo el poder económico y financiero del país, y por supuesto el poder mediático. También controla el poder legislativo, al menos en gran parte, y por si fuera poco, el judicial, con el dominio de la Sala de lo Constitucional a través de jueces designados directamente, de manera que cualquier iniciativa política que no sea de su interés o beneficio, si consigue superar el filtro de la Asamblea Legislativa, tiene que vérselas con el Constitucional, donde le espera un largo proceso que la hace inviable o directamente la rechaza por inconstitucional.
Pero además de todos esos poderes, controla uno extremadamente dañino, que es el que surge de carecer totalmente de escrúpulos y de vergüenza. No le importa expropiar más y más derechos a sus propios conciudadanos, aún los fundamentales que tienen que ver con el derecho principal a la vida, si eso va en beneficio de sus privilegios. Y no le importa hacer exhibicionismo público e impúdico de su poderío, para mayor humillación e indignidad de las mayorías.
Y con todo este poder, durante todos estos años se ha dedicado a bloquear y estrangular, financiera, legislativa y judicialmente cualquier iniciativa de gobierno del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), que tan sólo ostenta el ejecutivo y lo hace con las manos atadas. Bloqueos y estrangulamientos extremadamente graves e irresponsables a iniciativas enormemente necesarias para un pueblo que se encuentra en situación permanente de emergencia y de supervivencia, de crisis económica, golpeado por una situación de violencia que jamás en su historia ha vivido, y que sufre constantes azotes en forma de desastres naturales, como terremotos, huracanes, tormentas tropicales, etc., muchos de los cuales tienen que ver con el cambio climático.
Iniciativas legislativas bloqueadas, estranguladas o recurridas por ARENA que paralizan el país,como el Plan Nacional de Seguridad, para la defensa de la población ante tanta violencia social; o como la Ley General de Aguas, impulsada por organizaciones populares y sociales, y que garantiza el agua como un bien público y un derecho humano, frente a los intentos constantes de la oligarquía de privatizarlo; o como la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria, que garantizaría un nuevo rumbo a la economía general del país, para transitar entre la economía financiera, remesista, altamente dependiente, importadora y consumista que es hoy, a una economía productiva, sostenible y soberana. U otras iniciativas necesarias como el aumento del salario mínimo, reforma fiscal, etc, impulsadas por el Gobierno del FMLN en el marco del orden constitucional, y todas ellas bastante acordes con el marco económico liberal, es decir, nada ‘revolucionarias’ por decirlo de alguna manera.
También mencionar los bloqueos económicos como el financiamiento necesario para equipar y tecnificar a la Policía Nacional Civil, medida tan necesaria en la actual situación de violencia extrema que vive el país; o para la construcción de corredores productivos en las comunidades más empobrecidas, para la implementación de programas de inserción laboral para la juventud en riesgo de caer en acciones delictivas.
La estrategia de ARENA durante estos años ha sido la de acosar y arrinconar al gobierno con el propósito de desgastar al partido que lo sustenta, el FMLN, pero tomando como rehén a toda la población salvadoreña. Y a pesar de ello el Frente se las ingenió para impulsar ciertas políticas sociales y económicas interesantes, como la subida del salario mínimo en algunos sectores, entrega de escrituras de propiedad, alfabetización, ampliación de la atención sanitaria en las comunidades rurales, políticas específicas para las mujeres como el Hospital de la Mujer o el programa Ciudad Mujer (aunque aún faltó destreza y determinación frente a las enormes injusticias que se cometen contra mujeres que abortan voluntaria o involuntariamente). Y otras iniciativas sencillas como el programa «vaso de leche» o el «paquete escolar», que en su conjunto hicieron reducir muy significativamente los niveles de pobreza y de desigualdad, reconocido así incluso por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (en este sentido hay que señalar que el gobierno del FMLN no se salió nunca del guion dictado por estos organismos y otros similares, actuando al final como la ‘izquierda posible’).
ARENA es además el partido más corrupto de la historia de este país, con casos muy sonados, como la malversación de los anteriores presidentes Francisco Flores y Antonio Saca, por más de 30 millones de dólares, gran parte procedente de la cooperación y destinada precisamente a programas de lucha contra la pobreza. Y muchos de los escaños de ARENA, en la Asamblea Legislativa, están ocupados por personas millonarias que han sido o están siendo investigadas por enriquecimiento ilícito.
La legislación salvadoreña, además, sigue el modelo estadounidense en materia de financiación de los partidos políticos y sus campañas electorales, pudiendo recibir cualquier cantidad de dinero donado por empresas de cualquier tipo y tamaño, así como de iglesias, universidades, etc., propiciando con ello la actuación chantajista de los lobbys y grupos de interés y de presión. No es casual que los dos candidatos principales de ARENA para las próximas presidenciales sean precisamente poderosísimos empresarios, como Carlos Calleja y Javier Simán, ambos propietarios de las mayores distribuidoras de alimentación e importación del país.
Cuesta mucho aceptar que la ultraderecha criminal de ARENA pueda tener aún más poder en el legislativo, dejando en sus manos el dominio absoluto del Estado y de todo el país, y aislando aún más al gobierno del FMLN que quedaría a su total merced, rodeado, bloqueado, sitiado e indefenso, a menos de un año para las próximas elecciones presidenciales.Las salvadoreñas y salvadoreños no deberían permitir esto. Y cuesta mucho también creer que las personas más sencillas, las más pobres y desfavorecidas, puedan confiar nuevamente en quienes las han maltratado tanto y despojado de sus derechos históricamente.
Pero si la batalla de las elecciones legislativas es clave para el devenir de los próximos meses en la izquierda hasta las elecciones presidenciales de 2019, no lo es menos la batalla de las elecciones municipales, que se celebran al mismo tiempo, este próximo domingo 4 de marzo. La izquierda llega muy debilitada, tras todos estos años de bloqueo económico, legislativo y judicial, pero también llega dividida con un sector que llama a la abstención activa organizado en el llamado Movimiento Nuevas Ideas, encabezado por Nayib Bukele, el acaudalado empresario y actual alcalde de la capital San Salvador, que en su día fue la apuesta estrella del FMLN. Pero un cruce de graves acusaciones entre Bukele y la Dirección Departamental del Frente, apoyada por su Dirección Nacional, el carácter vanidoso de aquél y la torpeza de ésta en el manejo de sus relaciones, acabaron con su expulsión del partido, al que de todas formas jamás había pertenecido militantemente más que para obtener la formalidad necesaria para el cargo (por cierto, caso muy similar al de aquella otra apuesta que fue el exPresidente Mauricio Funes). Bukele, entonces, fundó el Movimiento Nuevas Ideas, con el que aspira a ganar las próximas elecciones presidenciales, y con él se fueron centenares de cuadros críticos y descontentos de la izquierda, que hoy llaman a la población a emitir un voto nulocomo forma de castigo al FMLN.
Ante estas elecciones, al FMLN le queda el voto duro, que para estas elecciones no es suficiente. Al mismo tiempo, el problema de Bukele ha abierto a lo interno un clima de desconfianza que también está haciendo mella en las bases en el peor momento, cuando más prietas deben estar las filas ante la amenaza de la extrema derecha, que sin duda acabará con las conquistas sociales que tan difícilmente logró el gobierno en estas dos legislaturas.
En la ciudad de San Salvador, la candidata de la izquierda es la ex diputada y ex guerrillera Jackeline Rivera, que goza de toda la confianza del Consejo Nacional del FMLN, aunque fue elegida a última hora tras la expulsión de Bukele, y no ha tenido tal vez el tiempo suficiente de allanar su candidatura. Por ARENA se presenta el también ex diputado Ernesto Muyshondt, hijo de un magnate terrateniente cultivador de algodón, que era amigo íntimo y protegido del Roberto d’Aubuisson, señalado por la Comisión de la Verdad como el autor intelectual del asesinato del Monseñor Oscar Romero. Muyshondt fue desde niño admirador de d’Aubuisson, y fue apadrinado políticamente por el propio Alfredo Cristiani, el presidente salvadoreño de la guerra, que entre otras muchas cosas fue demandado por el asesinato de los jesuitas en 1989.
Muyshondt es un hombre fuerte del aparato de ARENA como jefe ideológico durante mucho tiempo. Racista, supremacista y seguidor de Donald Trump, que dice de su país que es un ‘agujero de mierda’ y ha declarado la expulsión de casi doscientos mil salvadoreños que viven bajo protección especial en EEUU, en los últimos tiempos fue grabado en varias reuniones con maras.
Y como él, el hijo del criminal Roberto d’Aubuisson, del mismo nombre, que es actualmente alcalde de la ciudad de Santa Tecla, busca también su reelección. Ambos encarnan la generación joven de la extrema derecha salvadoreña, orgullosa y ensalzadora de quienes criminalmente reprimieron a su pueblo, violaron, asesinaron masivamente, lo empobrecieron antes, durante y después de la guerra, lo despojaron de sus derechos, saquearon sus recursos y aún lo siguen haciendo, generaron leyes para su beneficio y sus intereses, permitieron el expolio y la invasión de potencias extranjeras y son responsables de gravísimos crímenes de lesa humanidad.
Así pues, si no se remedia, se avecina un panorama complejofrente a una nueva acumulación totalitaria del poder en manos de la oligarquía salvadoreña a través de ARENA. Mientras, a la población le quedará sólo el único poder que no controla la derecha (a no ser que lo haga comprándolo o pervirtiéndolo, que también sabe hacerlo), que es el de las calles, el de las organizaciones y movimientos sociales, populares y de base, que históricamente ha sido pilar fundamental de las luchas y las conquistas de derechos en el país. Necesitará para ello toda la fuerza de la solidaridad internacional, para organizar la resistencia y la esperanza de todo un pueblo luchador que jamás se rinde.
Por su parte y para evitar la debacle, el FMLN deberá tal vez encarar la situación interna como un desafío necesario de reconstrucción y fortalecimiento, dando siempre la voz a las bases, que son su bien más preciado; y revisar los aciertos y desaciertos de esta experiencia de gobierno tan intensa. Las cosas no vienen bien dadas para la izquierda en toda América Latina en esta ofensiva neoliberal, y El Salvador es una pieza fundamental en la necesaria deconstrucción colonial.
En El Salvador, es hora de una nueva confluencia política y social para la defensa de los derechos. Pueblo y FMLN no se pueden permitir vivir uno sin el otro.
Ricardo Gayol Rodríguez. Paz con Dignidad El Salvador.
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