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El secretario general de los comunistas rusos afirma que detrás del conflicto están los servicios secretos estadounidenses

Conflicto diplomático entre Rusia y Georgia: Tramas de espionaje como billete a la OTAN

Fuentes: Sovietskaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín

En los últimos días las relaciones ruso-georgianas se han deteriorado drásticamente.

El ministerio del interior de Georgia ha arrestado a cuatro oficiales del Grupo de tropas rusas en el Cáucaso (GRVZ). En el ministerio del interior aseguran que todos ellos (A.Savva, D.Kazantsev, A.Zagorodny, y A.Baranov) son oficiales de la Dirección Central de Inteligencia (GRU) del Estado Mayor del ejército ruso, dedicada a labores de información. En Batumi (ciudad costera al sur de Georgia) fue arrestado un chofer, R. Skrylnikov. Posteriormente resultó que se habían equivocado y fue puesto en libertad el viernes.

El ministerio del interior georgiano asegura, que en el cuartel general del GRVZ se esconde todavía un agente del «grupo de espionaje», el teniente coronel K.Pichuguin. El edificio que alberga la sede del GRVZ ha sido acordonado por numerosos efectivos policiales. En su territorio rige la inmunidad diplomática, por lo que el ministerio del interior de Georgia exige su entrega. Al mismo tiempo, 11 ciudadanos georgianos han sido arrestados acusados de «traición a la patria».

Mientras, el embajador de Georgia en la Federación Rusa ha sido llamado al ministerio de exteriores ruso, donde se le ha hecho llegar una enérgica protesta en relación con el arresto de los oficiales del GRVZ. El embajador ha recibido una nota oficial, donde se exige la inmediata puesta en libertad de los oficiales detenidos.

Ayer el embajador de la Federación Rusa en Georgia, V.Kovalenko, fue llamado a Moscú para consultas.

Además, debido a la amenaza creciente para la seguridad de los funcionarios de las instituciones rusas en Georgia y los miembros de sus familias, el ministerio de exteriores ruso ha ordenado su evacuación parcial (Los primeros vuelos de los aviones del ministerio ruso de Protección Civil con destino a Tiblisi, estaban programados para el 29 de septiembre).

El consulado ruso en Tiblisi ha paralizado la entrega de visados a ciudadanos de Georgia.

Pero, a pesar de todos estos movimientos diplomáticos, el jueves se produjeron nuevos incidentes en la zona del conflicto osetio-georgiano. Soldados georgianos sacaron del coche a un soldado de las fuerzas de interposición rusas, al que propinaron una paliza. La noche del miércoles al jueves, en Batumi fue atacado un vehículo, en el que viajaban un oficial y seis soldados del ejército ruso. Les confiscaron las armas, el vehículo y les golpearon.

No cabe duda de que semejante insolencia sin límites del gobierno georgiano, se debe a que están acostumbrados a la tolerancia de la que hacen gala los actuales inquilinos del Kremlin.

No importan las ofensas a las que Tiblisi haya sometido a Rusia en los últimos años. Después de cada bofetada, en Moscú han puesto la otra mejilla.

Nuestros militares llevaban de 7 a 9 años pidiendo la retirada de las bases. Sin embargo el kremlin ha cedido al chantaje de Tiblisi y Washington, y han comenzado la evacuación acelerada. Mientras, Rusia ha mantenido el suministro a Georgia de gas y electricidad, a muy bajo precio.

Prácticamente Rusia ha estado financiando durante años a la élite antirrusa de Tiblisi.

A día de hoy, Georgia continúa recibiendo recursos energéticos rusos, a precios sensiblemente inferiores a los del mercado internacional. ¿Cómo extrañarse entonces de que Saakashvili (presidente georgiano) se suba a la parra?

¿Pero por qué precisamente ahora esta eclosión de intrigas de espionaje?

El motivo declarado -espionaje de la GRU- resulta extremadamente absurdo. Poco hay allí que ocultar. Cualquier taxista de Tiblisi conoce el estado del ejército mejor que el propio ministro de defensa.

Esta serie de provocaciones antirrusas persigue objetivos mucho más ambiciosos.

Ante todo, Saakashvili aspira a confirmar su status de perro fiel de los EE.UU. y la OTAN, donde tanto ansía ingresar.

Esta acción contra los militares rusos, sin duda será altamente valorada en Washington y Bruselas.

Difícilmente puede alguien dudar de que el secuestro de los oficiales rusos no haya contado con la total aprobación de la embajada estadounidense en Georgia y la red de agentes de la CIA en Tiblisi.

Lo que no termina de arrancar es la economía georgiana. Lo que fue construido con el esfuerzo de toda la URSS, ha sido prácticamente destruido.

El pueblo vive en la miseria y pasando frío. El descontento popular con el gobierno actual va en aumento.

¿Y cual es el mejor modo de frenar ese descontento? Representar una amenaza para la seguridad exterior, para que el pueblo olvide sus pretensiones hacia el gobierno y se una entorno a él, para repeler esa amenaza.

Paralelamente se presenta un «gran proyecto nacional» que pasa por la anexión de Osetia del Sur y Abjasia, que formaban parte de la RSS de Georgia y que por voluntad de sus pueblos abandonaron Georgia después de 1991.

Este «proyecto» debe también contribuir a que el pueblo soporte la miseria en que vive.

Saakashvili sueña con entrar en la historia como el «zar unificador». Esto le impulsa a jugar a su juego favorito: «los soldaditos».

Es precisamente el ejército el receptor de los escasos recursos del país y de la «ayuda» americana.

Sin embargo, confiar únicamente en la baza del patriotismo -utilizada desde hace quince años, desde Gamsajurdia, pasando por Shevarnadze y ahora con Saakashvili- no es especialmente aconsejable.

Llevan demasiado tiempo engañando al pueblo.

Por eso necesitan acabar con la creciente oposición interna.

Prácticamente toda la oposición parlamentaria es igual de antirrusa y prooccidental que el propio Saakashvili. Occidente mantiene a esa oposición para conservar la imagen de normalidad democrática en Georgia y asegurarse un relevo confiable en caso de que caiga Saakashvili.

Pero no es esa «oposición» la que representa mayor amenaza para Saakashvili. Recordemos que antes del arresto de los militares rusos, se produjeron las detenciones -igual de teatralizadas- de varios activistas del partido «Spraviedlivost’ » (Justicia), el 6 de septiembre. Este partido y su líder, Igor Guiorgadze, pretenden ser presentados en Tiblisi como la «mano de Moscú».

Así pues, este vergonzoso espectáculo sobre la «red de espionaje ruso» en Georgia, es ante todo el reflejo del intento de Saakashvili de evitar la caída de su régimen aventurero.

Sin embargo, por ahora Saakashvili alardea de la firmeza de su posición y asegura que Moscú no puede influir en él. Se las da de astuto, el presidente georgiano.

La realidad es que de no ser por Rusia, la economía de Georgia se habría venido abajo hace tiempo. La mayor parte de la población activa del país ha marchado a Rusia. Son sus envíos de divisas (sin olvidar los envíos de las numerosas organizaciones criminales georgianas) los que mantiene a flote a Georgia y permiten a Saakashvili divagar sobre su ingreso en la OTAN y la UE.

Rusia dispone de eficaces palancas de presión sobre el gobierno de Tiblisi, aparte de la retirada de su embajador.

La duda está en si el actual amo del Kremlin tiene la voluntad política necesaria para poner en marcha los mecanismos reales -económicos y de otra índole- que se encuentran a su disposición, en lugar de los inofensivos «mecanismos de la ONU», a los que tan apresuradamente apela.

Última hora en relación con la crisis diplomática entre Rusia y Georgia.

2 de octubre de 2006

Según informa el primer canal de la televisión rusa, los oficiales retenidos por Georgia acaban de ser entregados a los representantes de la OSCE y de la embajada rusa.

Como puede verse en las imágenes http://www.1tv.ru/news/n94419

cedidas por la televisión georgiana, la ceremonia de entrega se ha convertido en todo un espectáculo. Cada uno de los arrestado iba flanqueado por dos policías georgianos, un hombre y una mujer y antes de ser entregados a los representantes de la OSCE se les leía una resolución, por la que se les acusaba de espionaje contra Georgia y se les informaba de la decisión de ser expulsados del país.

La decisión de entregar a los oficiales rusos a los representantes de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, posiblemente tenga mucho que ver con las últimas decisiones adoptadas en Rusia.

Hoy mismo, Alexander Niriadko, director del Servicio Federal de Navegación Aérea, acababa de anunciar la paralización total a partir de las 0:00h (hora de Moscú) del 3 de octubre, de toda comunicación por vía aérea con Georgia. Relacionaba la decisión con la deuda acumulada por el impago de la utilización del espacio aéreo que asciende a 3’6 millones de dólares.

Medidas similares habían anunciado Leonid Reiman, ministro de comunicaciones y servicios postales, y Vladimir Yakunin, presidente de los Ferrocarriles Rusos.

Según Reiman «Son frecuentes los casos en que los envíos postales y de dinero no llegan a su destinatario en territorio georgiano. Correos de Rusia ha tomado la decisión de paralizar la cooperación entre nuestras administraciones de correos».

DECLARACIONES DEL LIDER DEL PCFR, G. ZIUGANOV

Sovietskaya Rossia

En Georgia se ha organizado una sucia provocación contra Rusia.

Es evidente que el gobierno georgiano se ha decidido a dar ese paso bajo la batuta de los servicios secretos estadounidenses y sus coroneles. Para ellos es fundamental envenenar todo el clima político en la región y sembrar la inquietud en todo el Cáucaso.

Está claro que es una tarea que les fue encomendada hace tiempo y que Saakashvili y su gente están cumpliendo con gran celo y empeño.

Es una política contraria de raíz a los intereses del propio pueblo georgiano. Nunca habrá en el Cáucaso paz ni tranquilidad si se obvian

los intereses de los lazos entre nuestros pueblos, forjados durante siglos.

Vuelvo a subrayar: estas acciones antirrusas son absolutamente ajenas a los intereses del pueblo georgiano. Tiblisi está al lado de Rusia, mientras que Washington queda muy lejos.

Es vergonzoso, que un gobierno georgiano arruinado, se haya rebajado a cometer actos de bandidaje y barbarie en el marco de las relaciones interestatales. Da la sensación de que en Georgia el gobierno está en manos de una banda de delincuentes, que no se somete a ningún control: ni al del derecho internacional, ni al de los intereses de su propio pueblo. Deberían cuando menos apiadarse de los suyos.

Por algo la mitad de Georgia ha cruzado a Rusia huyendo de esa vida y esa «independencia». Pero ni siquiera este factor detiene al régimen de Tiblisi en la organización de provocaciones antirrusas.

Considero que el gobierno de Georgia no está provocando simples incidentes aislados. Está buscando una nueva guerra en el Cáucaso.

Es el viejo sueño de los servicios secretos de los EE.UU., con el fin de reforzar para siempre su posición en esta región.