El asesinato de Berta Cáceres en Honduras pone en el tapete los riesgos que encaran los activistas ecológicos, y Panamá no es una excepción.
Julio Yao, destacado internacionalista, después de contribuir decisivamente a la negociación del Tratado del Canal que descolonizó a nuestro país, como Asesor Personal del Canciller Juan Antonio Tack, emprendió la organización y concientización de campesinos y población originaria que vivían en las áreas donde opera la Minera Petaquilla en torno a los daños que ocasiona la megaminería. Julio Yao fue el fundador del Comité Pro Cierre de Minera Petaquilla el 22 de Abril de 2007, “Día de la Tierra”.
Le hemos entrevistado sobre los antecedentes y motivaciones para su activismo ecológico y nos ha ofrecido los siguientes testimonios, incluyendo 3 atentados a su vida,
El Patriota Ecologista tenaz. Estudioso del Derecho Internacional, sencillo veraz Julio nos comparte de manera Existencialista “Humanista” al estilo del filósofo Existencialista Jean Paul Sartre. Las motivaciones de su ecologismo, con los riesgos vividos y detalles propios del “Realismo Mágico” en términos de la corriente Literaria Hispanoamericana de Gabriel García Márquez, Juan Rulfo. que de manera íntegra compartimos con Ustedes.
Julio Yao. Respuesta a su entrevista: Pregunta 1. En 2003 asistí al Segundo Foro Social Mundial celebrado en Porto Alegre, Brasil, acompañado por el licenciado Vicente Archibold, entonces presidente del Serpaj-Panamá. Allí me enteré del problema global de la minería metálica como una verdadera amenaza a nuestros pueblos en tanto que expresión del capitalismo depredador que avanzaba sin control de nuestros pueblos. Ese capitalismo dejaba en la indefensión a las comunidades más vulnerables en nuestros países, generalmente huérfanas de apoyo social, abandonadas a la voracidad de las minorías corruptas asociadas al latifundismo.
En el Foro de Brasil tomé contacto, entre otros, con Eduardo Galeano, con quien había hecho amistad desde octubre de 1972 en Panamá cuando él huía de la dictadura argentina y me tocó recibirlo por parte del general Omar Torrijos y el Canciller Juan Antonio Tack. Galeano me dedicó su nuevo libro, Las Venas Abiertas de América Latina, y yo le dediqué el mío, El Canal de Panamá, Calvario de un Pueblo.
También conocí a Noam Chomsky (1) e intercambié ampliamente con Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y Presidente Honorario del Serpaj-América Latina. Yo asumía en esa época la dirección del Serpaj-Panamá.
Obviamente, mi conciencia ecológica no se origina en 2003, pues está vinculada al problema del Canal por dos vertientes del mismo: la primera, por la terrible analogía entre el contrato de Petaquilla de 1997 con el Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903 y, segundo, por el impacto ecológico negativo de la presencia norteamericana en territorio nacional.
Mis poesías y décimas de principios de los años sesenta dan fe de mi rechazo al impacto ecológico de EEUU en Panamá, ya que siempre los daños ecológicos ocasionan impactos sociales negativos.
Pero la primera denuncia internacional ante la ONU, específicamente en su primera Conferencia sobre el Medio Ambiente celebrada en Nairobi, Kenya, en enero de 1975, la hice yo en representación del Gobierno Nacional. En aquella Conferencia denuncié que el espacio aéreo de Panamá lo había usurpado EEUU para su beneficio, negándoselo a Panamá, incluido el uso para telegrafía y televisión, amén de la venta de nuestras aguas a los barcos que cruzaban el Canal, sin un solo centavo para nuestro país, entre otros abusos.
El mayor daño ecológico de EEUU fue la siembra de minas, bombas, artefactos explosivos y químicos provenientes de ensayos biológicos hechos por la superpotencia, que este país no ha desactivado, destruido ni descontaminado como era su obligación.
Pregunta 2. Mi activismo con los campesinos de Donoso en Colón y el norte de Coclé (que duró 10 años) se inició aproximadamente en 2004, cuando tomamos contacto con Héctor Endara, Director de Caritas Panamá, quien coordinaba la misión de lo claretianos que apoyaban a los campesinos e indígenas de esas áreas. Héctor Endara dejó de ser director de Caritas y, a través de él, me involucré con la Coordinadora Campesina contra los Embalses, quienes habían tenido un éxito rotundo al impedir los embalses de sus ríos, en la nueva cuenca hidrográfica occidental del Canal.
Desde entonces, la Coordinadora y el Servicio Paz y Justicia en Panamá (Serpaj-Panamá) que yo presidía iniciamos la lucha contra la minera. La Coordinadora cambió de nombre a sugerencia mía y, desde entonces, se le llamó Coordinadora Campesina por la Vida, porque de eso se trataba, de defender la vida contra la minería.
Pregunta 3. Fue Fernando Manfredo, exministro de Comercio del general Omar Torrijos, quien me dijo que los japoneses – estando vivo Torrijos — habían explorado la posibilidad de un proyecto minero en Petaquilla, pero que habían llegado a la conclusión de que en esa área de Donoso era imposible hacer minería por muchas razones geográficas, ecológicas (climáticas), jurídicas y sociales. Eso fortaleció nuestra convicción de que había que cerrar la empresa.”
El Periodista Panameño Franklin Ledezma Candanedo entrevista al Dr. Julio Yao, quien comparte sus vivencias de los atentados por su permanente defensa del ambiente.
Gracias a Dios y las Fuerzas Cuánticas del Universo que protegen a Julio Yao, quien de manera milagrosa se ha salvado de atentados, persecuciones y ataques para continuar su misión: el cierre de la megaminería en Petaquilla y en todo Panamá. He aquí su relato sobre los atentados.
Julio Yao: “Hubo muchos incidentes entre la Minera Petaquilla y nosotros. Especialmente recuerdo los más graves: tres atentados contra mi vida por parte de la empresa de Richad Fifer en Donoso, provincia de Colón. Estuvimos muchos años defendiendo por lo menos a 40 comunidades campesinas e indígenas entre Colón y Coclé. Organizamos el Comité Pro Cierre de Mina Petaquilla en la Iglesia del Nazareno, contigua a Coclesito, donde Omar Torrijos tenía una casa. Éramos los primeros y únicos que defendíamos a las comunidades de Coclé y Colón. En ese sentido, fuimos precursores de la lucha antiminera de Panamá.
“El primer atentado ocurrió en la Casa Cural de Coclesito. Una comisión universitaria del Consejo General Universitario, cuyo apoyo había logrado, nos acompañaba. Me encontraba dando una charla de noche a campesinos e indígenas. Le habíamos avisado a la Policía que no queríamos problemas. Yo estaba de pie a la entrada de una sala, pero al lado había un cuarto con las luces apagadas.
“A mi derecha estaba el periodista Blas Julio cuando se oyó un golpe seco, y Blas pegó un grito y rodó por el suelo. La roca que lo golpeó iba dirigida a mi persona, ya que era el responsable principal y el que encabezaba la Lista Negra de Petaquilla, con los nombres de quienes tenían prohibida la entrada a sus predios. Apagamos las luces. Llamé a la Policía, que se apersonó, pero no capturaron al responsable. La empresa tenía luz verde para lo que quisiera del gobierno.
“A Blas lo atendió un médico, y fue difícil estabilizarlo. Blas Julio había sido maltratado en la cárcel por largo tiempo, según él por órdenes de la presidenta Mireya Moscoso. Blas había quedado sumamente afectado por ese maltrato. A los pocos meses, falleció un 2 de octubre.
“En la segunda ocasión, salíamos de Coclesito rumbo a Panamá en horas de la tarde. La carretera era de tierra. Mi hijo manejaba el auto, de doble tracción, cuando se nos pegó detrás un auto de la minera, desde Villa Rosario, a escasos minutos de Coclesito. Aceleramos para despegárnoslo. Veníamos, además de mi hijo, María Muñoz, de la Coordinadora Campesina por la Vida, Blas Julio y yo. Había precipicios a ambos lados de la carretera, donde era muy fácil provocar algún accidente.
“El auto que nos perseguía a gran velocidad intentaba hacernos volcar, pero mi hijo hizo un giro rápido y los dos autos se rozaron y se detuvieron. Por un pelo no caímos al vacío. Blas, mi hijo y yo salimos a confrontarlo. El conductor de la empresa estaba atemorizado y se recostó a un barranco, pensando que lo íbamos a golpear. Yo me le acerqué y le pregunté: ‘Tú conoces a Marcel Salamín?’ No respondió.
“Salamín era colega en la Escuela de Relaciones Internacionales y había trabajado para Omar Torrijos en Centroamérica, pero en esos momentos colaboraba con Richad Fifer (2). Le dije al conductor que le transmitiera a Marcel Salamín que Julio Yao le manda a decir que la minera debía dejar de perseguirme, que anduvieran con cuidado porque la próxima vez me iba a defender. El tipo dio la vuelta y desapareció.
“En la tercera ocasión, íbamos de regreso a Panamá y era de noche. Fue la primera semana de febrero de 2008. Un carro de la empresa nos venía siguiendo a toda velocidad desde que salimos de Coclesito, pero no nos alcanzaba. Yo venía manejando rápido y, al aproximarnos a la bajada más larga que hay desde Coclesito, ya casi llegando a La Pintada, por el retrovisor observé que el auto se había detenido súbitamente en la parte de arriba de la loma antes de iniciar el descenso. Me llamó la atención que había cesado la persecución con las luces encendidas.
“Yo seguí bajando la loma a menor velocidad cuando, de repente, al tomar una curva a la derecha, me encontré con que la carretera estaba totalmente negra y mojada. Lo normal en verano es que esté blanca por el polvo. Mi auto — un Suzuki todo terreno — perdió el control y dio muchos trompos o giros mientras descendía y finalmente quedamos recostados a un barranco a la izquierda, con el cual chocamos y quedamos mirando para atrás. El barranco impidió que cayéramos al precipicio.
“Blas Julio y María se golpearon contra el barranco. Como pude, aunque el carro quedó volteado, pude encenderlo y salir trabajosamente de la cuneta junto al barranco. Pensé al principio que la empresa había mojado la loma por un tramo bien largo para hacerme estrellar o volcar, porque en la orilla había un sospechoso camión cisterna, propiedad de la empresa. No descartamos que, en lugar de agua, hayan derramado aceite. Y así, ocurrieron otros incidentes peligrosos.
“El 31 de diciembre de 2007, los dueños, socios, mineros y sus amigotes y ‘manzanillos’ quemaron el ‘muñeco de Año Nuevo’ como se acostumbra, en la Carretera Panamericana, a la entrada de Penonomé. Lo curioso fue que el muñeco tenía mi nombre. Cantaron versos y organizaron tunas en contra de Julio Yao. Era un mensaje tétrico, una advertencia de que atentarían contra mí. Es posible que los atentados descritos fueran cumplimiento del mensaje de Año Nuevo. Después de todo, en la minera se ocultaban personajes peligrosos perseguidos por la justicia.”
El Dr. Julio Yao concluye este relato sobre las peores agresiones y atentados de parte de personal de Minera Petaquilla.
Después de 14 años de la Fundación del Comité Pro Cierre de Mina Petaquilla el 22 de Abril de 2007, el gobierno de Panamá sigue apoyando la megaminería, por lo que ésta (con nombres diversos) prosigue su expansión con su ecocidio y amputación ecológica, produciendo enfermedades, como insuficiencia renal y cáncer en los campesinos de Coclé y Colon, además de la alta corrupción en Panamá favor del capitalismo salvaje.
Los países de Europa fueron los primeros en prohibir la megaminería, y nuestros vecinos de Costa Rica y El Salvador la siguieron. Falta Panamá.
Panameños: Por la falta de apoyo de los Diputados en la Asamblea Nacional, los Presidentes de la República nos dan la espalda, pese a la Constitución Política que proclama el Régimen Ecológico según los artículos 118, 119, 121 y 129. Debemos alcanzar dos objetivos:
1- Luchar por el cierre de la megaminería.
2. Combatir la alta corrupción e impunidad en Panamá.
Damos Gracias a Dios y las Fuerzas Cuánticas del Universo que protegen a Julio Yao porque de manera milagrosa ha sobrevivido a atentados, persecuciones y ataques, lo que le permite continuar con su misión pedagógica, social, cívica y ecológica en beneficio de Panamá.
Dr. Julio Yao: Muchas gracias, que Dios y las Fuerzas Cuánticas del Universo le sigan bendiciendo.
Notas:
(1) Noam Chomsky, Analista crítico, una voz respetada en EEUU. y el Planeta.
(2) Richard Fifer, promotor número uno de la minería en Panamá.
Jorge E. Macías Jaramillo. Ciudadano Panameño. Ecologista. Profesión, Médico Pediatra.