La crisis es una fractura, es un estado de agonía, pero eso no significa que se acabará, si bien puede empeorarse, puede recomponerse y seguir; también la crisis puede llevar a la muerte.
- Haciendo un breve balance a lo que va de la huelga de los gremios docentes, y las protestas de los movimientos sociales, populares e indígenas, resaltamos que la mayoría, si no todos, los logros y consensos de la mesa única de diálogo, son de estos movimientos y no necesariamente del Gobierno. No fue voluntad de este, atender o solucionar las peticiones del pueblo, fue fundamentalmente por la presión social. Si prestamos atención a lo que dicen los funcionarios del Gobierno en la mesa, nos daremos cuenta de que en la práctica defienden el status quo. Por lo menos este Gobierno no ha reprimido como los anteriores y tuvo la aquiescencia de sentarse en una misma mesa. Ahora bien, que tengamos una canasta básica y un precio del combustible accesible, por ahora, es un logro del movimiento, de sus líderes y de la comunidad en sí que también se autoorganizó intermitentemente. Ahora es sustancial analizar la implementación efectiva de esos acuerdos.
- Tenemos que confiar plenamente en la dirigencia que está en la mesa, en estas semanas hemos sido testigos de la mesa televisada, todo el país pudo constatar la capacidad técnica de los movimientos sociales, populares e indígenas, y en algunas ocasiones, la poca capacidad de respuestas de algunos funcionarios, al menos satisfactorias, del Gobierno. En algún momento la profesora Maribel Gordon fue tendencia en Twitter por su capacidad técnica.
- Es importante evaluar el tema del desgaste de la huelga, las manifestaciones y las protestas. Hay que hacer una valoración de los logros y el desgaste. El Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) acaba de sacar una encuesta donde pregunta sobre el apoyo a las protestas, un 75 % sí apoya. Este porcentaje puede cambiar. Hay que valorar la opinión pública poco favorable, porque en Panamá el periodismo está sometido a presiones muy fuertes de grupos hegemónicos que distorsionan su función de informar. Teniendo esto en cuenta, es importante evaluar el tema del desgaste, los logros y la campaña mediática en contra de la huelga. Un aspecto favorable es que, lo discutido en la mesa se está televisando y la gente no es tonta, el pueblo tiene su astucia.
- No recuerdo ningún antecedente reciente de lo que está pasando, me refiero al nivel, al cara a cara. El Gobierno siempre se reúne con los empresarios… Pero no con el pueblo, no con el obrero, con el profesional, con el docente; de hecho, el presidente no ha participado en la mesa de Penonomé. Quizá sea táctico y esté esperando el momento indicado o simplemente no lo hará. En cambio, hemos visto la deferencia con los empresarios. A la luz de los hechos, un antecedente histórico importante es la Marcha del Hambre y de la Desesperación en 1959, es significativo analizar el papel de las necesidades en las manifestaciones. En aquel entonces se marchó por “justicia, pan y trabajo”, ahora en términos generales por comida y contra la corrupción.
- Ahora bien, de esta experiencia hay mucho por aprender. Para una praxis transformadora. Es donde la práctica alimenta la teoría, para que otros y otras puedan, bajo nuevas dinámicas, potenciarse ya no desde cero, si no desde una experiencia concreta. Lo acontecido esta semana es muy aleccionador, como también la ola de reacciones en contra de todo lo social, infundiendo miedo en la población. Miedo a los cambios.
- De la mesa ha surgido un debate público de mucho interés, sobre la cuestión del modelo económico, Guillermo Chapman ha escrito un artículo al respecto. Él plantea un diagnóstico interesante: “el modelo nuestro, se distingue por la ausencia de instituciones fuertes y realmente independientes, que vigilen y regulen los monopolios, las prácticas oligopolistas y las concesiones para servicios públicos”. Además, señala que existen tres modelos: el totalitario, el capitalista y él se decanta por un tercero, denominado: “la economía de bienestar”. El doctor Chapman no menciona los temas de la evasión fiscal, ese no es su enfoque. La profesora Maribel Gordón ha señalado los miles de millones de evasión fiscal, Antómina acaba de postear, en sus redes sociales, unas gráficas en que se señala una evasión fiscal por arriba de los 5500 millones de dólares. Los funcionarios del Gobierno y en particular de la Dirección General de Ingresos, tienen que hacer su trabajo, recaudar impuestos y darles un uso colectivo y social de nuestros recursos.
- Se habla de sacrificio, como si esto fuera un ritual. Ya el pueblo no puede estar sacrificándose para que los empresarios sigan manteniendo sus tasas de ganancias sin redistribuirlas. La empresa solo defiende el libre mercado y es entendible. Marco Gandásegui estudió la concentración de poder económico y luego William Hughes e Iván Quintero escribieron el famoso libro ¿Quiénes son los dueños de Panamá?. Es muy cruel hablar de sacrificio o de que cada uno tiene que poner su cuota, cuando en Panamá aún hay quienes tienen hambre, todavía hay escuelas rancho y la masa salarial es menor en comparación con otros países de la región. El trabajador depende de su salario, de su día a día, entonces es bastante cruel pedirle al trabajador que asuma más de lo que ya asume. Por eso, tampoco es una salida aumentar la deuda pública, porque después nos impondrán programas de ajustes estructurales.
- En nuestra cultura se satanizan algunos conceptos, como ideología o política: dicen algunos ¡eso es ideología!, otros ¡eso es político¡ en verdad no sé qué quieren anunciar. Es muy importante aclarar los conceptos como ideología o política. Por eso, impera el trabajo conceptual. Por ejemplo, la ideología como lo planteó ya hace más de dos siglos Destutt de Tracy, es la preocupación de respecto a cómo nos formamos nuestras ideas, sobre la memoria, sobre la voluntad, sobre la sensibilidad. Es muy empobrecedor escuchar a alguien decir esto es ideología y no da ninguna explicación al respecto. Por su parte, K. Marx y F. Engels, definen la ideología como las ideas de la clase dominante; entonces, para estos si es ideológico que se reproduzcan ideas de miedo, así comentaristas, influencers, analistas, políticos empiezan a descalificar con epítetos, a quienes piensan distinto, con adjetivos de todo tipo. Ya los medios, los empresarios y todas las vocerías empiezan ideológicamente en el sentido de Marx a despotricar contra la protesta y la mesa única de diálogo, que es comunista, anarquista, incluso terrorista o no sé qué otras cosas más, un lenguaje de la guerra fría, solo les falta decir que un fantasma recorre Panamá.
- Creo que hay dos cuestiones en crisis: el modelo económico que tiene por lo menos cuatro décadas de existencia. Es el modelo económico neoliberal, que inició con los prestamos condicionados. Luego esto se va a traducir en lo que Guillermo Chapman en su reciente escrito señala: “la ausencia de instituciones fuertes y realmente independientes que vigilen y regulen los monopolios, las prácticas oligopolistas y las concesiones para servicios públicos”. Esto es parte de la crisis, por otro lado, lo que está en crisis es el sistema político, tiene por lo menos tres décadas de existencia y fue instaurado luego de la invasión estadounidense. Desde 1989 hacia al presente, hemos estado gobernados por partidos con un sesgo de derecha, hemos perdido tolerancia de este sistema político, y cada vez más el porcentaje electoral para elegir al presidente es menor. Incluso, los candidatos de libre postulación también son una reacción a esta crisis. Hay un desencantamiento ante este sistema. Ambas cuestiones están en crisis. Por supuesto, también hay varias gotas que fueron derramando el vaso de agua, como el derroche de los diputados y la corrupción generalizada. Existe una encuesta reciente del CIEPS, en donde se señala que la corrupción es la principal causa, con un 63% y el costo de la vida, un 36 %. La crisis es una fractura, es un estado de agonía, pero eso no significa que se acabará, si bien puede empeorarse, puede recomponerse y seguir; también la crisis puede llevar a la muerte. En este caso a la muerte de este sistema y este modelo, y el surgimiento de otro nuevo, pero mientras eso no pase, tenemos que otear con nuestra realidad. Si queremos otra cosa distinta, entonces, tenemos que organizarnos todos y todas, al unísono con los sectores vivos de nuestra sociedad, para diseñar un país diferente, con mayor justicia social para una vida digna.
Abdiel Rodríguez Reyes. Doctor en Filosofía y docente universitario.
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