El escenario político que ahora tenemos en Guatemala, cae bien analizarlo a la luz del pensamiento de José Marti; principalmente con su ensayo “Nuestra América”. Escrito, en el contexto de la Primera Conferencia Internacional Americana en Washington (1889).
En este momento Estados Unidos estaba preparando todas las condiciones para promover el panamericanismo, para limitar las sublevaciones de los pueblos y llegar a acuerdos para resolver los conflictos de diferente tipo entre los países y sobre todo con Estados Unidos. Principios que estaban fundamentadas por la Doctrina Monroe de 1823, que demandaba la idea de “América para los americanos”.
Nuestra América es un texto que nos relata de forma muy amena y retadora el pasado, presente y futuro del continente y la forma como está siendo controlada y subyugada por Estados Unidos. Martí analiza la reflexión teórica y los escenarios políticos de ese tiempo. Critica las ideas de algunos pensadores de ese tiempo, que afirmaba que todo proceso colonizador debería de suprimir a las culturas latinoamericanas por una mejor, como lo hizo Estados Unidos, al ejecutar el “genocidio” en contra de los pueblos originarios que habitaban ese territorio y así construir lo que hoy es el “imperialismo norteamericano”.
Martí, llama la atención a aquellos que aplauden las políticas norteamericanas y desvaloran sus propios valores: “Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido engullendo mundo”(1).
El papel que sigue jugando Estados Unidos en nuestros países, sigue siendo la misma que se trazó con la doctrina Monroe; “América para los americanos”, “la política del buen vecino”, “garrote y el dólar”. Debemos “reconocernos que todos somos vecinos”, dice la vicepresidenta a los “supuestos 13 representantes de la sociedad civil”, que se reunieron con ella, para escuchar el plan de Estados Unidos para detener la migración y otros asuntos.
Estados Unidos, no solo nos considera su patio trasero, sino su aldea. Y quienes la gobiernan son los administradores y por eso los llama al orden. Eso de “primero la gente”, sigue siendo un slogan del imperio. Cuando quiere imponer cualquier política, siempre dice que piensa en la gente, pero en realidad piensa en su poder, en seguir siendo el imperio. Nuestra historia está plagado de esta forma de cómo nos engañan. Antes porque no querían que el comunismo entrara en nuestros territorios, ahora porque no quieren que la gente se vaya al centro del imperio.
Cuando impone su democracia, también piensa en la gente. Cuando derriba gobiernos como el de Arbenz y Allende, también pensó en la gente. Cuando alimentó dictadores, pensó en la gente. Cuando impone sus planes y programas como Alianza para el Progreso, Revolución Verde, Tratados de Libre Comercio, Plan Puebla Panamá, Plan para la Prosperidad, Alianza para la Prosperidad, etc., también pensó en la gente. También pensó en la gente, cuando financió y apoyo las dictaduras latinoamericanas, sobre todo centroamericanas como: Somoza, Lucas Garcia, Ríos Mont. Cuando financia golpes de Estado, también piensa en la gente. Cuando envía Cuerpos de Paz, USAID, NED y otros programas y planes, también piensa en la gente.
Su política del garrote o el dólar le sigue siendo funcional. El apoyo que da Estados Unidos, tiene un costo político y que repercute en la vida de los pueblos. Por eso, es que cuando piensa en la gente, es para hacernos más dependientes, consumidores. No es cierto que la ayuda es para resolver la causa de la pobreza y por lo consiguiente la migración, porque una de las causas es la imposición de políticas económicas a nuestros países como el neoliberalismo.
La migración, la pobreza y muchos de nuestros males, está en la injusta repartición de riquezas, donde pocos tienen mucho y muchos tienen poco y una gran mayoría sin nada. La injusta y desigual distribución de la tierra (minifundio y latifundio). El racismo y la discriminación, aplicado a lo que es diferente. La corrupción, como una forma de enriquecimiento que encontraron líderes políticos para poder ser parte del capitalismo. El narcotráfico, siendo Estados Unidos el principal consumidor de todo tipo de droga.
La preocupación de Estados Unidos desde su creación es su seguridad, cuando habla de seguridad nacional, no está pensando en nuestra seguridad, sino en su seguridad. Su política anti migrante, incluso ésta que lo definen como “ayuda humanitaria”, está sustentada de la idea fascista que la gente es bandolera, terrorista, haragana.
Paliar el hambre, no es resolver el problema del hambre. Aquí ya no queremos más ensayos, ni más dependencia. La seguridad y soberanía alimentaria, se resuelve devolviendo la tierra y territorio a sus legítimos dueños. Dejar que sembremos nuestra comida, con semillas originarias que es más alimento y no aquellas que supuestamente son mejoradas. Cuando hablan de protección a refugiados y solicitantes de asilo, entendiéndolo bien, es casi igual a “país seguro”, solo que la gente se quedará en su propio país, no podrá irse hasta que le resuelven su situación aquí, es convertir a nuestros países en campos de concentración o polos de desarrollo como lo que está haciendo Europa con los refugiados africanos.
Cuando prometen fortalecer al sector agrícola, se piensa que no es don Juan o doña María que siembra su frijol, sino a los ladrones de fincas, de la Cámara del Agro, miembros del CACIF, quienes son considerados los agricultores de este país, que se han beneficiado con los programas de incentivos forestales y a propósito mucha de esta plata es gringa y de los organismos financieros internacionales.
Eso de poner a corruptos y criminales en sus listas, no resuelve la situación. Aun no entiendo porque mucha gente, incluso eruditos y líderes de izquierda se alegran y aplauden las decisiones del imperio norteamericano. Algunos hasta presumen, porque piensan que así caerá más temprano que nunca el Estado criminal. Cuando con objetividad se puede afirmar que un Estado de este tipo le es funcional al modelo capitalista neoliberal, porque nos tiene entretenidos con sus míseras y corruptas decisiones.
Parafraseando a Marti, mientras lo que queda de esta aldea no despierte, no habrá cambios profundos. “Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada […] las armas del juicio, que vencen a las otras”.
Porque mientras estamos profundamente maravillados de las propuestas y las acciones norteamericanas, que no son honestas ni humanas, los criminales y corruptos guatemaltecos, siguen creando condiciones para terminar con lo poco que queda del país. Como cualquier antropófago o caníbal, se ensañan contra la víctima, comiéndose todo sin dejar nada a los otros.
Para muestra; la reforma a la Ley de Contrataciones aprobada por el legislativo, lleno de políticos criminales2, en donde dejan abierto las condiciones, para que cualquier funcionario que maneje recursos del Estado, como los alcaldes, hagan y deshagan con estos recursos, propiciando un nivel más de corrupción y lavado.
Finalmente, aseguramos que las políticas de Estados Unidos, aunque maquillado de un “humanismo”, no resolverá la situación del país. Son los pueblos organizados desde abajo, organizados, rebeldes y combativos, quienes lo harán, solo hace falta que despierte.
Nota:
- Marti, José, Nuestra América en sus Mejores Textos, Editorial Porrúa, S.A., México 1992.