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De las calles de París… a Bologna 2010

Fuentes: Gara

Nos engañan. Algunos de manera sibilina y otros de manera abierta. Viene Bologna, saben que no gusta y lo maquillan. Hemos oído las supuestas mejoras que tendrá la universidad con la llegada de Bologna. Incluso alguna opinión que comparaba cínicamente el Proceso de Bologna con París del 68. Leyendo y oyendo algunas de estas opiniones, […]

Nos engañan. Algunos de manera sibilina y otros de manera abierta. Viene Bologna, saben que no gusta y lo maquillan. Hemos oído las supuestas mejoras que tendrá la universidad con la llegada de Bologna. Incluso alguna opinión que comparaba cínicamente el Proceso de Bologna con París del 68.

Leyendo y oyendo algunas de estas opiniones, como la del señor Goirizelaia en sus intervenciones públicas (vicerrector del campus de Bizkaia), me di cuenta de que cuando una mentira se repite a menudo se convierte en realidad (aunque siga siendo mentira) y por lo tanto me propuse explicar tanto el origen del proceso Bologna como sus consecuen- cias directas. Un proceso de privatización del saber acorde con los tiempos neoliberales que vivimos. Les sugiero a los vicerrectores, decanos y demás personas que tienen una silla a su nombre que lo lean, ya que parece que cuando les quieren privatizar las universidades no se han enterado o sino (igual peor) miran para otra parte.

Junto con la revolución industrial el modelo educativo quedó anticuado. Ya no podía seguirse con el sistema de enseñanza basado en el binomio profesor-aprendiz, ya que el nuevo dueño de los sistemas de producción no era un trabajador sino una nueva clase: la clase burguesa. Por lo tanto para educar a un proletariado que cada vez necesitaba saber más cosas era pertinente la instalación de escuelas primarias. Además cada vez era más difícil el conocimiento de la sociedad y por lo tanto la escuela debía de enseñar también a vivir en la sociedad. La escuela era un lugar idóneo para guardar a miles de niños y niñas en su época más rebelde. El rey Leopoldo de la actual Bélgica lo dijo muy claro: «La escuela no es para la educación sino para arreglar un problema de orden social». El proletariado, esa nueva clase social se unió y se crearon los primeros partidos de clase y los primeros sindicatos. Estos realizaron las primeras huelgas generales. Esto trajo una reducción de la carga de trabajo (hasta que se impuso la jornada de 8 horas) y también varios logros sociales, la sociedad del «bienestar» y la creación de entre ese proletariado de la clase media-baja debido al aumento de los salarios.

Con el tiempo las familias pudieron enviar a la escuela a sus hijos e hijas, al tener menor carga de trabajo y mejores sueldos. Hasta ese momento la educación primaria era tanto para el proletariado como para la burguesía, pero la educación secundaria era sólo para la burguesía y la educación superior para la clase dirigente. Pero en el año 1929 el sistema capitalista sufrió su primer crack y las empresas tuvieron que ser remodeladas. Además una II Guerra Mundial al de poco tiempo nos hizo entrar en una etapa nueva. En la redistribución del sistema capitalista se cambió totalmente la distribución del trabajo y por lo tanto había que conocer más (a consecuencia del fordismo). Además como se ha dicho antes la situación económica mejoró y entre los años 1945-1975 los hijos e hijas del proletariado ocuparon un lugar que no les correspondía: la educación secundaria. Esto obligó a la burguesía a obtener una educación superior, cambiando totalmente el orden social ya que ésta paso a formar parte de la clase dominante.

En estos 30 años, además, se masificaron las escuelas. Ya casi no quedaban niños y niñas sin acudir a la escuela y cada vez eran más proletarios con hijos e hijas que accedían a la educación superior. Por primera vez la burguesía vio en peligro su situación y status. Y en esta situación sucede Mayo del 1968 en todo el mundo (París, Praga, México…). Allí se creó el movimiento estudiantil moderno. Una nueva clase social: no trabajaba y no era un sector productivo… pero exigía sus derechos.

Pero en la década de los 70 se crea un nuevo problema. El movimiento obrero había conseguido muchas victorias sociales y los problemas estructurales del sistema capitalista abrieron una crisis global. Era momento de volver a pensárselo todo, pero no podían llevar adelante sus planes porque el bloque de Varsovia demostraría la debilidad del sistema. Entramos en la época del neoliberalismo. En esta época se reorganiza el sistema capitalista y se empieza a dar la deslocalización de lo sistemas de producción. En esta situación se crean los sistemas transnacionales y sobre todo los importantes

OMC, OCDE y la parte política de la Unión Europea (siguiendo la parte económica). En muchos lugares del mundo se crean empresas y esto se une totalmente con la crisis de los 80. La burguesía prefiere ganar más dinero poniendo sus empresas en lugares en los que las victorias sociales son mayores. El paro crece y los sectores productivos cambian: ya no se necesitan trabajos físicos, sino informáticos, «seguratas», reponedores de supermercados, cajeras, limpiadores en cines, cobradoras de peajes… es decir, trabajadores no cualificados del Sector Servicios. En esta época también se crean las ETTs y el trabajo y la economía se convierten en temporal y precaria. Se privatizan las empresas públicas y se crean empresas telefónicas, energéticas, distribuidoras de aguas… pero el neoliberalismo encuentra una nueva frontera al haber privatizado todas las empresas públicas y ahí es donde entra la OMC y el acuerdo AGCS (GATS) que se está haciendo tan famoso. Al firmar este acuerdo utilizando la jerga marxista la estructura del estado se rinde a la superestructura del mercado. Los estados que firmaron el GATS (entre ellos, claro los de la Unión Europea) abren el camino para privatizar los servicios públicos, entre ellos la sanidad y la educación.

La educación es el objetivo último de la OMC (conjuntamente con la Unión Europea y el Banco Mundial). La consultora Merryl Linch tasa los sistemas educativos del mundo en 10 veces más valiosos que la industria del automóvil…. y se mantiene pública. ¿Qué hacer, entonces, para privatizar la educación? Pues muy simple: si cada estado asigna menos dinero al mantenimiento del Sistema Educativo bajará la calidad y aquel que quiera saber más no tendrá otra opción que pagarlo. Ahí entran las clases por internet, las multinacionales de las academias… que llenaran el espacio de las escuelas. Después para solucionar la penosa situación de la escuela las empresas privadas se ofrecerán para gestionarlas, pagando el estado directamente a las empresas. Estas crearán puestos de profesorado no estables y la publicidad y las empresas «patrocinadoras» (que ayu- darán a pagar el gasto) entrarán en las escuelas, acostumbrando al estudiantado al sistema neoliberal.

Esta es la base del Proceso de Bologna. Se reduce la calidad de la educación, las empresas privadas pagarán las deudas de la Universidad y de esta manera se privatiza. En este proceso baja el valor de la educación y para conseguir el mismo título habrá que pagarlo (postgrados, masters, estudiar en el extranjero), poniendo otra vez a la burguesía en su lugar en la educación superior. Como he dicho antes no hacen falta miles de tituladas… sino miles de trabajadores flexibles. Un estudio hecho en EEUU tasaba en el periodo 1998-2008 en 250.000 trabajadores el aumento en Vending y estos, claro, no necesitan ninguna titulación superior.

En la biblioteca Koldo Mitxelena de Donostia existe una colección de videos llamada «Historia del siglo XX» y uno de esos videos trata sobre Mayo del 68. Al final del video aparece una frase: «Después del 68 algo cambió irremediablemente en la Sociedad». Eso que cambió es la disconformidad con el sistema. Nadie confiaría en este proyecto si no se inserta el anzuelo de la pedagogía y el aprendizaje de idiomas. De ahí el anzuelo de la homologación y la renovación de la Universidad.

Por eso se supone que sitúan al estudiantado en el centro del proceso (el centro real es la empresa, pero les aceptamos la frase). Todas las opiniones que se nos dan desde rectorados, departamentos, medios oficiales… se centran en estas ideas, las partes buenas, el maquillaje que se quita con un dedo.

Y finalmente también hay otra unión más clara entre París 68 y Bologna: la lucha estudiantil. Debido a Bologna el estudiantado ha empezado a movilizarse. Estudiantes italianos han ocu- pado facultades (más de 40). Mañana habrá huelga general en los Països Catalans, Galiza, Madrid, Italia, Grecia, Noruega, Alemania… y en Euskal Herria.

Galder González Larrañaga es estudiante