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A propósito de la última sentencia del G8 de Génova

De profundis de la democracia

Fuentes: Peace Reporter

Esta sentencia demuestra que el Estado democrático murió en Génova en julio de 2001, y que desde entonces, no ha vuelto a levantar cabeza. (Traducido por Gorka Larrabeiti)

Enseñaba Cossiga, muchas veces ministro del Interior: id, infiltraos en las manifestaciones, haced que vuestros infiltrados provoquen incidentes, caos, reprimid los enfrentamientos y el caos dando palizas furibundas. Masacrad a los estudiantes, y hasta a las maestras. Así se trata con quien se atreve a poner en tela de juicio el orden constituido.

Enseña el Tribunal de Génova: aplicad al pie de la letra lo que enseñaba Cossiga y estaos tranquilos quienes planeáis, estudiáis, tramáis y ordenáis las masacres: seréis absueltos. Como mucho nos veremos obligados a castigar a algún capataz vuestro.

Añade el ministro del Interior (igual da que sea de derecha o de izquierda): no sólo no os pasará nada, sino que os ascenderán.

Por lo demás, esto es lo que se enseñaba a los miembros en la logia masónica P2, a la que tanta amistad profesaba Cossiga, y a la que estaba hermanado el presidente del Consejo [de Ministros] Berlusconi.

Esta sentencia demuestra una cosa y dice otra. Demuestra que el Estado democrático murió en Génova en julio de 2001 y que desde entonces no ha vuelto a levantar cabeza.

Dice que, hoy como entonces, a quienes salen a la calle a pedir que el mundo cambie o a defender sus derechos los pueden machacar si no tienen apoyos políticos. Y resulta que quienes estaban en Génova o quienes hoy defienden sus derechos como estudiantes o trabajadores, apoyos no tienen. Porque en este país ya no hay política, ni de derechas ni de izquierdas, sino sólo un comité de gestión de negocios limpios y sucios.

Esta sentencia es indigna en un país civilizado, pero no sólo eso. Es una provocación, pues ha obtenido dos resultados: que la gente a la que machacaron y pedía justicia se enfurezca legítimamente, y ha dejado claro (a decir verdad,  la historia de nuestro país está llena de episodios como éste), que «los tutores del orden» tienen las manos libres para hacer lo que quieran. Es más: los incentivan para usar instrumentos dignos del Chile de Pinochet.

P.S.: Pido perdón a los miles de tutores del orden buenos por los entrecomillados. Sé que son muchos, probablemente la mayoría de los que llevan uniforme, pero comprenderán también ellos que hoy las comillas no se pueden evitar. Sobre todo porque no se oye su voz, señal de que el estado de derecho ha muerto.

Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/12765/De+profundis+della+democrazia