Ese «polvito» que se extrae de una planta milenaria de los Andes (Erythroxylum coca) que tanto se degusta por los territorios del norte se ha constituido como un gran negocio para algunos y dolor de cabeza para otros. Ello implica una inmensa red de producción-distribución-consumo en un marco de acumulación de sus dividendos, donde emergen […]
Ese «polvito» que se extrae de una planta milenaria de los Andes (Erythroxylum coca) que tanto se degusta por los territorios del norte se ha constituido como un gran negocio para algunos y dolor de cabeza para otros. Ello implica una inmensa red de producción-distribución-consumo en un marco de acumulación de sus dividendos, donde emergen colombófilos que se plantean la implementación de medidas eufemísticas (que esconden su carácter de dominación) de «paz y seguridad» mediante sus queridas palomas: las instituciones militares.
Como ya no existe aquel enemigo común de la guerra fría (idea del comunismo y su representación en un individuo comunista) los colombófilos han transferido el marco significatorio de ello a un nuevo enemigo (construido): el polvo mágico. Mercancía que según estos financia las actividades mundiales del terrorismo y de los grupos insurgentes. Por ello, se empeñan en que sus palomas sean emisarias de la paz en la lucha contra la red de producción-distribución-consumo de este polvo, mediante la doctrina de la guerra irregular (IW, por sus siglas en inglés) del Pentágono y el Departamento de Defensa (EE.UU.).
La esquizofrénica reestructuración del espectro de dominación del gobierno estadounidense ocurre junto a la militarización de su política exterior [¡el individuo y la sociedad más pacifista es la mejor armada!, que lo diga B. Obama, Nobel de la Paz 2009]. De esta manera, Costa Rica no tuvo que vivir un terremoto como Haití para que las palomas ocuparan su <
Por dicha contamos con una presidenta «firme y honesta» para que enfrente las moscas a cañonazos, puesto que su negación y la del Gobierno a la militarización del país le han hecho caer en malabarismos conceptuales que institucionalizan la violencia de aparatos castrenses (¿tenemos ejército o policía?). De ello deviene la concepción de un Estado-nación, donde subyace su condición de «igualitico«; cuenta con fuerzas especiales o de élite y se les consideran «héroes sin rostro«, hasta policías entrenados y capacitados en el Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental (Whinsec, por sus siglas en inglés, fundado por EE. UU. en 1946 en la Zona del Canal de Panamá pero desde 1984 trasladó su base de operaciones al Estado de Georgia, en el Fuerte Benning), todo financiado por el Comando Sur.
Costa Rica, país donde todo transcurre «como debe ser» desde el proceso ex-ante y ex-post del referéndum contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (TLC), ha iniciado un nuevo proceso de militarización expresado en «ayudas humanitarias» colombófilas, como las misiones del Comando Sur desde el año 2007 en la zona de Talamanca, hasta la actual llegada del navío USS IWO JIMA (proveniente de la base naval de Guantánamo), con una tripulación de 1.000 marineros, 500 infantes de marina, 150 médicos y 50 ingenieros. El navío anterior no está incluido en la lista aprobada por la Asamblea Legislativa de las 46 naves de guerra, 7 mil soldados, 200 aviones, aeronaves y distintas aeronaves de combate que llegarán durante este segundo semestre del año 2010.
Ya no quedan más mejillas, es la consigna de la indignación para mostrar que las palomas tienen asignada la tarea de los colombófilos de asegurar la paz y la defensa hemisférica (en su nuevo <
Fuente: http://revista-amauta.org/2010/08/del-polvo-magico-y-las-palomas/