El alarmante índice de desempleo en Grecia, cercano al 27 por ciento, hizo al fin saltar las alarmas del gobierno y movilizarlo para anunciar un plan nacional de empleo dirigido principalmente a los jóvenes. Este programa, aún en preparación, establece el objetivo de crear 62 mil puestos de trabajo mediante la subvención a empresarios para […]
El alarmante índice de desempleo en Grecia, cercano al 27 por ciento, hizo al fin saltar las alarmas del gobierno y movilizarlo para anunciar un plan nacional de empleo dirigido principalmente a los jóvenes.
Este programa, aún en preparación, establece el objetivo de crear 62 mil puestos de trabajo mediante la subvención a empresarios para la contratación de menores de 35 años sin empleo, así como algunas acciones en el medio rural o de trabajo social en el sector de la cultura.
Según los últimos datos oficiales, el índice de desempleo se sitúa entre los más jóvenes, de 15 a 24 años, en el 56,6 por ciento, mientras en la franja de edad que va de los 25 a los 34 años este indicador se encuentra en el 34,1 por ciento.
La financiación del proyecto correrá a cargo del Fondo Social Europeo y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, y estará coordinado por tres ministerios: Trabajo y Seguridad Social; Desarrollo e Infraestructuras; y Educación y Cultura.
En declaraciones a la prensa el ministro de Trabajo, Yanis Vrutsis, señaló que desde el gobierno «hemos declarado la guerra al desempleo»; «nuestra principal preocupación para 2013 es la generación de nuevos puestos de trabajo» y en particular para los jóvenes pues ante las dificultades existentes están comenzando a emigrar.
De ese modo, Vrutsis reconocía implícitamente los pésimos datos recogidos en la encuesta laboral, divulgada por el organismo heleno de estadísticas, así como el hecho de que solo en Alemania 123 mil griegos fueran contratados durante 2012, según la Agencia Federal de Empleo de ese país.
Pese al creciente número tanto de ciudadanos griegos como de trabajadores inmigrantes que están abandonando el país ante la ausencia de oportunidades laborales, el índice de desempleo va camino de triplicar a la media europea y ya se encuentra en el 26,8 por ciento. Durante los últimos meses la economía griega, que se encuentra en su sexto año de recesión, ha ido destruyendo alrededor de mil puestos de trabajo diarios, lo cual significa que de llevarse a cabo el plan de empleo propuesto por el gobierno, solo se lograría retardar esa tendencia durante dos meses.
El principal problema señalado por expertos y economistas sigue siendo la negativa influencia de las asfixiantes medidas de austeridad, que han reducido al mínimo el consumo privado al tiempo que disparan los impuestos sobre las pequeñas y medianas empresas, sustento del sistema económico griego.
Así las cosas, más de 60 mil empresas cerraron sus puertas durante 2012, según los datos de la Confederación Nacional de Comercio Helénico, ante la caída de las ventas y la imposibilidad de los empresarios para obtener financiación.
El propio Fondo Monetario Internacional reconoció en un documento de trabajo, dado a conocer a principios de enero, sus errores de cálculo en el programa estructural aplicado en Grecia pues se subestimó la influencia de la caída del empleo y de la demanda interna.
Las previsiones del ejecutivo griego de estabilizar el desempleo en el 24 por ciento a lo largo del presente año y reducirlo al 22,2 por ciento en 2014 parecen tan alejadas de la realidad como las infundadas muestras de optimismo recogidas a diario por la prensa neoliberal griega.
El entusiasmo gubernamental se basa en nuevos recortes presupuestarios, aumento de ingresos fiscales y reactivación económica, una vez que el sector bancario sea recapitalizado y se reciban 400 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones para financiar pequeñas y medianas empresas.
Los hechos demuestran que esas acciones, repetidas una y otra vez a lo largo de la crisis, únicamente alimentan una espiral autodestructiva en la que el Estado pierde ingresos tan rápido como los recorta, y a lo cual se añade la inutilidad de la próxima reestructuración bancaria.
Según el economista Yanis Varufakis, «las necesidades de las entidades financieras han sido seriamente subestimadas», y probablemente tripliquen lo anunciado por el gobierno, pero con «un sector bancario difunto y la economía colapsada, no habrá créditos ni para las empresas rentables».
Antonio Cuesta es corresponsal en Grecia de la agencia de noticias Prensa Latina
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.