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Detrás del asesinato de Benazir Buttho

Fuentes: Rebelión

Me sumo a la condena del atroz asesinato de Benazir Buttho, pero no estoy convencido que hubiera representado un avance significativo hacia la democratización de Pakistán, salvo por el simple hecho de que con toda seguridad hubiera sido mejor (¿menos peor?) que el impresentable Musharraf. Muy malas juntas las de Benazir Buttho, que ingenuamente creyó […]

Me sumo a la condena del atroz asesinato de Benazir Buttho, pero no estoy convencido que hubiera representado un avance significativo hacia la democratización de Pakistán, salvo por el simple hecho de que con toda seguridad hubiera sido mejor (¿menos peor?) que el impresentable Musharraf.

Muy malas juntas las de Benazir Buttho, que ingenuamente creyó que su formación en Oxford y Harvard bastaría para convencer a los poderes reales (en Occidente, claro está, y más específicamente en el eje anglosajón-israelí) que ella podría representar mejor sus intereses y que estos no se contrapondrían con la democratización de Pakistán. Dechado de ingenuidad además, porque Musharraf es el principal aliado de EE.UU. en la región, más incluso que India, cuyos «devaneos» geopolíticos probablemente «insuflados» por su rápido crecimiento y su expectante papel en el mundo de los próximos 25 ó 30 años al lado de China y Rusia, los eternos y reales miedos de la paranoia gobernante en Estados Unidos, le resultan intolerables al heredero del colonialismo inglés.

Pakistán detenta 100 bombas atómicas, las que para Estados Unidos están debidamente resguardadas por Musharraf, y Buttho no garantizaba su control, no porque fuera mujer, sino porque su familia tiene intereses vinculables a algo que podría parecerse más a un proyecto de país que lo que podría representar Musharraf en su calidad de sátrapa. Y Estados Unidos, Inglaterra e Israel es precisamente lo que no quieren: que Pakistán sea una nación y un Estado en serio. Como plataforma de lanzamiento, cuartel de tropas imperiales, campo de entrenamiento de terroristas a modo y polvorín está muy bien. Muy curioso que Israel no levante la voz de alarma por las 100 bombas nucleares ya existente pero movilice su enorme lobby político, financiero, mediático y «cultural», (que incluye a los intelectuales sionistas o adeptos al sionismos o sencillamente lo suficientemente cobardes o canallas como para confrontarlos) en Estados Unidos para alentar la invasión de Irán -o mejor aún su destrucción atómica- por las bombas que presuntamente podría construir… en el 2010 en su futura central atómica. Por esa razón Estados Unidos, Inglaterra e Israel constituyen el eje esquizofrénico.

Pakistán tiene una posición geográfica clave para los planes de dominación estadounidenses por sus fronteras con India, China y Afganistán, además de encontrarse en el convulso vecindario de las ex repúblicas soviéticas que colindan con Rusia y en las que hay una significativa presencia musulmana, además de petróleo, gas, oleoductos y gasoductos. Esa posición no la piensa sacrificar Washington en nombre de veleidades como la democracia asiática, ni siquiera en la versión opaca neoliberal-conservadora a la american style que tiene tan ocupados a los militares estadounidenses construyéndola, junto con la nueva infraestructura para aumentar los rendimientos de los inversionistas que se repartieron el pastel de las nuevas conquistas coloniales en Irak y Afganistán (Halliburton, el all).

A los seis factores que antecedieron el asesinato referidos por Alfredo Jalife-Rhame (http://www.jornada.unam.mx/2007/12/30/index.php?section=opinion&article=010o1pol) agregaría un par más: 1. el informe de NIE que rectifica respecto de las presuntas intenciones de Irán de construir la bomba atómica, cuya publicación fue antecedida por un artículo de Zbigniew Brzezinski (http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/11/29/AR2007112901876.html) en el que se aconseja al gobierno Bush olvidarse del bombardeo unilateral sobre Irán y considerar el modelo de negociación chino-coreano, así como por una gestión de la madre de Bush ante los gobiernos de Arabia Saudita e Irán para evitarle mayor ignominia a su vapuleado hijo y un desastre mayúsculo a Estados Unidos y a la propia familia Bush que tiene negocios con la monarquía saudita; 2. la peregrinación conjunta del rey saudita Abdalá y el presidente iraní Ahamadinejad a la Meca, algo que en el burdo mundo binario (¿bipolar?) de los estrategas estadounidenses estaría fuera del libreto hollywoodense de la guerra fraticida entre sunitas y chiítas escrito, eso sí, por las altas esferas del pensamiento estratégico neoconservador inspiradas por el xenófobo y arabofóbico en jefe Samuel Huntington.

En estas circunstancias no se debería descartar que Buttho fue enviada al matadero por sus «aliados» de la anglósfera, para con su muerte anunciada crear un escenario que aumente piezas al Frankenstein del caos que Estados Unidos está creando en la vasta zona que va del Golfo Pérsico hasta los Urales… ¿para disimular los efectos catastróficos de la próxima eclosión financiera provocada por sus procazmente codiciosos especuladores que armaron la bomba inmobiliaria y cuya explosión ahora se desesperan por retrasar?

En realidad es mucho más que la crisis inmobiliaria. Es la debacle de un imperio, lo que Morris Berman ha llamado «la edad oscura americana». Los estrategas neoconservadores habrían encontrado un sustituto para la Guerra Fría que dotara de un nuevo sedimento a una Nación que además del consumismo y el miedo eterno a «algo» no tiene mucho más. Ese algo era La URSS y ahora sería el terrorismo islámico. Esa sociedad que ha sido convertida por los poderes que la dominan en omnívora, depredadora, hedonista -en un sentido perverso-, voluptuosa, narcisista y al mismo tiempo moralista, ególatra -aunque se presume generosa y con una elevada misión-; maniquea, conservadora y mística, negada a la introspección y ajena al razonamiento crítico aunque se presume liberal y abierta; autocomplaciente, asfixiada en una visión binaria, que detesta los cambios revolucionarios; esa sociedad, con tal de sostener un modo de vida exuberante y frívolo hasta la extravagancia tolera las atrocidades de sus gobernantes y «gente de negocios», que para acometer sus fines destruyen otras sociedades y vienen sembrando el terror desde hace un siglo (desde la guerra contra España y Cuba) al menos. Por lo tanto, para sostener a como de lugar el nuevo fundamento del «alma estadounidense» (el miedo al terrorismo islámico que llenará el vacío que dejó el comunismo con su partida) harán lo que sea. No en vano sus líderes son gente determinada, resuelta, decidida y cuenta, según creen, con todo lo que se necesita: un incontestable poderío militar y un enorme poder económico, además de ser blancos, anglosajones y protestantes. La mala noticia es que la economía no está respondiendo y los militares la están pasando muy mal en los desiertos de Irak y Afganistán. Entre tanto los plutócratas del Complejo militar industrial se siguen hinchando de dinero a la par que llevan su nación al desastre.

Volviendo a Pakistán, la familia Buttho ya eligió a su vástago de 19 años como presidente del Partido Popular de Pakistán. Vaya camino a la democracia.