Estados Unidos ha arreciado durante los últimos tiempos la presión contra los países de América Latina donde ha apoyado golpes de Estado, intromisiones contra el derecho internacional de los pueblos y campañas de noticias falsas contra personalidades progresistas que aspiran a la presidencia.
Ejemplos sobran: en junio el intento de golpe de Estado en Bolivia contra el presidente Luis Arce; en julio contra el venezolano Nicolás Maduro; en septiembre contra Xiomara Castro en Honduras.
Además, el apoyo que Washington dio en Ecuador para que alcanzara la presidencia el millonario derechista Daniel Novoa tras la salida abrupta del corrupto antecesor Guillermo Lasso; el soporte que ha mantenido a la mandataria Dina Boluarte acusada de la represión que provocó decenas de asesinatos tras el golpe Parlamentario y la destitución del presidente democrático Pedro Castillo.
Asimismo, debe tenerse en cuenta los continuos viajes a países de América de Sur (Perú, Colombia, Guyana, Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, Panamá) realizados por la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson y su interés por mantener la región bajo la égida de Estados Unidos.
En una de sus comparecencias en el congreso, Richardson afirmó que Latinoamérica es relevante para Washington pues la región tiene “ricos recursos y elementos de tierras raras; el 60 % del litio en el triángulo (Argentina, Bolivia, Chile) que es necesario para la tecnología actual; se encuentran en las zonas las reservas más grandes de petróleo, a lo que se suman los descubiertos recientemente en Guyana; se hallan los recursos de Venezuela, petróleo, oro y cobre; tenemos los pulmones del mundo, el Amazonas; también el 31 % del agua dulce del orbe. Quiero decir que tenemos mucho que hacer, esta región importa, tiene que ver mucho con nuestra seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego”.
El interés de Estados Unidos es que Latinoamérica se mantenga bajo su égida con la premisa de la funesta Doctrina Monroe que preconizaba “América para los americanos” o mejor dicho, “América para Estados Unidos”.
En este contexto actual se desarrollarán el 29 de octubre próximo las elecciones generales en Uruguay donde según las últimas encuestas aparece con pequeña ventaja el candidato por el Frente Amplio, Yamandú Orsi y su compañera de fórmula, Carolina Cosse.
El actual presidente Luís Lacalle Pou es considerado como un derechista incondicional de Washington que ha seguido desde su llegada al poder todas las indicaciones emanadas de la Casa Blanca.
En contraposición a la candidatura del Frente Amplio, aparece la coalición de derecha gubernamental encabezada por el Partido Nacional de Luís Lacalle, que en esta ocasión presenta como candidato a Álvaro Delgado; el Partido Colorado, con Andrés Ojeda; el Cabildo Abierto con Guido Manini y el Partido Independiente con Pablo Mieres.
El candidato del Partido Nacional, Álvaro Delgado en enero de este año en una de sus primeras declaraciones señaló que el actual gobierno había cumplido todas las promesas y a la par intimidó a los uruguayos con la “amenaza del comunismo” si regresaba el Frente Amplio al poder.
Los aspirantes de la coalición derechista lejos de explicar futuros programas de gobierno, han centrado sus alocuciones en “insultos, descalificaciones y criminalización contra el Frente Amplio.
Datos oficiales indican que la pobreza cerró en 2023 en 10,1 % y la infantil duplicó la cifra, lo cual indica magros resultados en el enfrentamiento gubernamental
El Instituto Nacional de Estadística consignó que en 2023 el 20,1 % de los niños menores de seis años eran pobres, o sea 0,4 puntos por encima del registro de 2022.
La inseguridad pública es uno de los problemas que más afecta a la población e incluso el candidato por el Cabildo Abierto, Guido Manini, propuso una declaratoria de emergencia nacional sobre seguridad.
A Lacalle Pou también lo acusan de estar implicado en ayudar al narcotraficante Sebastián Marset tras caer preso en Dubai por tener pasaporte falso. Montevideo le facilitó documentos oficiales, salió en libertad tras gastar 10 millones de dólares y se encuentra desaparecido.
El diario Crónicas del Este catalogó a Marset como “uno de los más importantes mafiosos de América del Sur con imputaciones de delitos de sangre y de narcotráfico”.
Claro que ninguna de esas circunstancias son óbice para que Estados Unidos le dé pleno apoyo a la coalición derechista uruguaya para tratar de que se imponga por cualquier medio en las próximas elecciones, como ha quedado demostrado a lo largo de la historia contemporánea Latinoamericana.
A las puertas de Montevideo aparece un posible fraude por parte de las fuerzas de derecha criolla y la intromisión de Washington, pero el Frente Amplio tiene una larga trayectoria de lucha y de acciones a favor del pueblo que le podrán augurar la victoria como predicen las encuestas.
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