Eugenio María de Hostos visualizó como urgente y necesario formar conciencias y razones sanas, personas “para la humanidad concreta, que es la patria, y la patria abstracta, que es la humanidad”.
No despoja de vigencia a esta afirmación el hecho de que autoproclamados hostosianos (en República Dominicana y en otros países) hayan convertido las aulas en tribunas para reproducir la ideología de la clase dominante y utilicen la condición de docentes para malversar recursos públicos.
Incorporar a la práctica docente los elementos de la modernidad no implica dejar de fomentar la honestidad y el apego a los principios que el pensador boricua, dominicano, antillano y universal pagó con el destierro y la persecución a que lo sometieron los agentes del atraso.
Hoy, además de anacrónico, es éticamente inaceptable todo intento de curar a un capitalismo que agoniza y recurre al fascismo para sobrevivir.
En cada realidad nacional y en el plano global es preciso exigir, no simplemente solicitar, cobertura y calidad total en la educación. Se necesita formar personas `para la patria abstracta y para la humanidad concreta`.
DAR LA CARA A LA REALIDAD
En República Dominicana, como en otros países, el tema de la calidad se trata a partir de resultados que no son ciertos.
Urge poner atención a los elementos fundamentales.
Con una ejecución presupuestaria en la que, desde el año 2013, el gasto es inferior a la asignación, no se puede alegar que no hay dinero para realizar estudios multidisciplinarios que permitan enfrentar de manera efectiva los problemas que impiden que niños y niñas sean alfabetizados en los primeros tres años del nivel primario.
¿Cómo aprenden los niños y jóvenes en la actual situación? ¿Cuáles acciones harían posible desarrollar la capacidad de concentración y la destreza para dar seguimiento a procesos en diferentes áreas del conocimiento?
¿Cómo influye, en materia de conducta y de desarrollo, la condición de clase? ¿Qué hacer para el avance escolar de los menores en condición de vulnerabilidad? ¿Cuántos niños y niñas que cursan grados superiores al cuarto de primaria tienen dificultades para leer y escribir? ¿Cuántos estudiantes de grados superiores carecen de conocimientos básicos en español, en matemática, en historia, en geografía, en biología…?
Estas y otras preguntas han de ser respondidas con la verdad, no maquillando estadísticas y presentando calificaciones que los docentes colocan cuando son colocados ellos mismos ante la necesidad de exhibir logros que no han sido obtenidos.
Ángel Hernández, el arrinconado ministro dominicano de Educación (en los hechos, tiene que obedecer a la vicepresidenta Raquel Peña, jefa del llamado Gabinete de Educación), ha declarado que es escasa la inversión en formación docente y en investigación pedagógica.
¿Qué se espera para convertir las escuelas públicas de Ciencias de la Educación (hay que ver si conserva esa condición la que funciona en la cada vez menos pública Universidad Autónoma de Santo Domingo) en una sola institución, con sedes en lugares estratégicos del territorio y responsable de la formación docente a nivel nacional?
Esta gran escuela superior debe ser un centro de excelencia.
Reservar para las élites sociales y económicas la excelencia académica es un logro de los sustentadores de la exclusión. La consigna es actuar en sentido contrario, presionar para que todos los niños y niñas puedan recibir educación de calidad.
Es también deber de conciencia exigir que sean llevados a las escuelas de acceso masivo docentes de alta calificación.
No es cierto que la didáctica y la preparación académica se contraponen y no es cierto tampoco que los docentes no necesitan amplios conocimientos de las asignaturas que imparten. Esa afirmación es difundida por quienes se benefician de la escasa calificación.
El primer paso es reconocer que ha sido deficiente el trabajo realizado en esa área.
Es preciso organizar, pues, para los docentes de primaria que ya están en servicio, jornadas de entrenamiento y actualización en lo metodológico y en el conocimiento en sentido general.
Los nuevos docentes han de ser formados para trabajar con entes en formación y contribuir a que busquen el camino hacia la capacidad de hacer, de conocer, de pensar, de transformar.
¿Por qué, con la tanda extendida en numerosos centros públicos, no se ha logrado que estudiantes de primaria y de secundaria adquieran nuevas destrezas, competencias y conocimientos?
Cuando un niño permanece entre ocho y nueve horas en una sede escolar (hace diez años era menos de cinco horas) y no alcanza a alfabetizarse en segundo curso, queda claro que la transformación es urgente y que es obligatorio asumir el costo del desmonte de lo viejo para dar paso a lo nuevo.
En la formación de docentes de secundaria, es preciso también reconocer que el concepto de excelencia ha sido retorcido en forma grotesca.
Los nuevos docentes han de ser formados en la gran institución pública de excelencia en la cual la asignación de recursos no dependa de la promoción y el otorgamiento de nuevos contratos no dependa de un deformado concepto del éxito que lleva a poner altas calificaciones a estudiantes que más bien tienen el reto de superar serias deficiencias.
En el área de matemática el problema es grande y sigue creciendo.
Urge crear jornadas de capacitación y actualización que incluyan orientación metodológica y también conocimiento matemático.
Asociaciones de matemáticos han declarado que en varios países de la Unión Europea (España, por ejemplo) los docentes de matemática no tienen el nivel requerido en la asignatura que imparten.
Basta de disfrazar, en los países subdesarrollados y en República Dominicana en particular, una realidad que golpea.
Es necesario fortalecer la formación de docentes en jornadas de estudio que tengan como eje alguna asignatura formativa. Puede ser lógica, álgebra abstracta o análisis matemático. Organizadas las jornadas, se establecería la obligatoriedad (puede haber estímulos diversos) de que cada docente asista y rinda cuentas en un número determinado de estas jornadas.
En otras áreas se debe actuar en forma similar. Urge formar la gran escuela para la formación docente.
POR TODOS, POR TODAS
En República Dominicana, es preciso que los sectores conscientes exijan que el gasto en educación sea mayor y se destine a favorecer a las mayorías.
Este objetivo lesiona los intereses de los grupos que hoy disfrazan de logros las calificaciones colocadas para conservar sueldos y contratos, pero el desmonte de los privilegios se logra actuando contra los privilegiados.
En La República, Platón expresa:
“Conferimos a las ciencias matemáticas el poder dialéctico de ascender de la caverna a la luz, de lo visible a lo inteligible, de los sentidos a la esencia, por medio de la inteligencia. Por estas artes puede elevarse la mejor parte del alma a la contemplación del mejor de los seres: el Bien.”
Esta visión de hace 25 siglos, romántica y hermosamente expresada, muestra que no puede haber neutralidad en la posición sobre el acceso al conocimiento científico.
La baja calidad de la educación refuerza la efectividad del poder mediático. Por tanto, reduce el costo político del compromiso con el atraso, expresado en apoyo al abuso imperialista y descarada indolencia ante los crímenes de lesa humanidad.
No por casualidad los sectores dominantes se niegan a enfrentar una crisis centenaria.
Hostos llamó la atención sobre la relación entre el rechazo al colonialismo y el desarrollo de la razón.
Las ideas de Hostos ofendieron en su momento al dictador Ulises Heureaux (Lilís) y a la jerarquía católica… Hoy, la presión por educación de calidad ofende a grandes corporaciones y a politiqueros serviles… Pero es urgente arrebatar al opresor el dominio de la escuela…
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