M.H.: El pasado 17 de julio La Nación sacó un importante artículo suscripto por Mario Vargas Llosa señalando que Fujimori no puede ni debe ser indultado. Lógicamente me llamó la atención porque hemos abordado este tema en más de una oportunidad y no me parece casual que Mario Vargas Llosa suscriba una nota de una […]
M.H.: El pasado 17 de julio La Nación sacó un importante artículo suscripto por Mario Vargas Llosa señalando que Fujimori no puede ni debe ser indultado. Lógicamente me llamó la atención porque hemos abordado este tema en más de una oportunidad y no me parece casual que Mario Vargas Llosa suscriba una nota de una página en La Nación señalando esta circunstancia; esto indicaría que se estaría discutiendo en el ámbito político de tu país el indulto al ex dictador y genocida Alberto Fujimori.
R.N.: Es cierto que el ambiente político y, sobre todo, los medios de prensa han tocado exhaustivamente el tema, pero se estaba discutiendo siempre desde el momento mismo en que Kuczynski llegó a la presidencia. No olvidemos que se trata de un contexto en el que la hija de Fujimori cuenta con un 50% de la votación y ganó la mayoría absoluta del Congreso unicameral. Kuczynski avanzó del 3%, por razones particulares, hasta llegar a la presidencia de la República; en el camino quedaron varios candidatos que se ubicaban con mejor porcentaje y fueron eliminados por el Juzgado nacional electoral porque la apuesta era que quedaran Alan García y Keiko Fujimori, prefiriendo al primero pero éste nunca pasó el 5%, entonces quedó sola Keiko. A partir de eso todo fue favorable para que Kuczynski llegara al menos a la segunda vuelta.
Ese es el contexto que podríamos llamar político formal. Lo otro importante para considerar es que desde el punto de vista de las posiciones económicas y políticas no hay ninguna diferencia entre el fujimorismo y el grupo que preside Kuczynski, los dos son ultra liberales y el problema central está en que la patronal y, sobre todo, los inversores mineros están diciéndole permanentemente a Kyczynski que se deje de principios y posiciones éticas, e indulte a Fujimori como pide su hija y toda su corriente, de tal manera que cogobiernen porque no tienen diferencias en cuanto al servicio al capital y lógicamente a los intereses de una posición de capitalismo salvaje. Ese es el contexto real.
Vargas Llosa tiene un problema de principios pero también personal, porque le ganó las elecciones a Fujimori en primera vuelta y en segunda las perdió. Pero Fujimori le quitó la nacionalidad peruana porque Vargas Llosa lo denunciaba por sus crímenes, de tal manera que tiene un problema personal real. Además del tema ético-político: está de acuerdo con todo aquél que dice que no se puede indultar a un genocida, a un ladrón de millones de dólares y que además está preso hace 25 años por violar los derechos humanos elementales. Pero lo que está detrás de lo que escribió Vargas Llosa, y que no dice explícitamente, es que los inversores extranjeros, sobre todo los mineros que son mayoría en el país y las patronales les dicen que se dejen de principios y cogobiernen.
Están discutiendo las condiciones en la medida que la opinión pública está en contra del indulto, para que este cogobierno se produzca sobre una base de indulto explícito o disfrazado de Fujimori. Ese es el contexto político e histórico que estamos enfrentando.
M.H.: También hemos visto en los últimos días la detención de Ollanta Humala y su esposa, Nadine, vinculados a las coimas de Odebretch.
R.N.: Están implicados cuatro presidentes: Alan García, Ollanta Humala, Toledo y el propio Kuczynski. Está probado que han recibido coimas de Odebretch. De Ollanta Humala además se dice que recibió dinero del gobierno de Venezuela. Kuczynski, a quien conozco bien porque cuando fui senador, él fue ministro de Belaúnde Terry, nunca dijo que no fuera lobista y se presentaba como tal. Él tiene doble nacionalidad es peruano-norteamericano y vivió casi toda su vida como el ex presidente boliviano, Sánchez de Losada, en EE UU, por eso habla como yanqui. Él se jactaba de ser intermediario y lobista y está demostrado que también ha recibido las coimas o prebendas de Odebretch. Los cuatro presidentes están comprometidos.
También habrás leído que la acusación a Ollanta viene del grupo de jueces y políticos ligados a Alan García y Fujimori, por razones políticas específicas. Se la agarran con Ollanta para tapar el rol de Fujimori y de Alan García y no atacan todavía a Kuczynski porque están esperando el desenlace de la discusión del indulto de Fujimori. Si no se produce el indulto y rompen el acercamiento de la patronal y los inversores extranjeros, atacarán formalmente a Kuczynski que está muy comprometido.
M.H.: ¿Se abre una situación política parecida a la que se vive en Brasil en Perú?
R.N.: Lo que pasa es que hay particularidades. Lo parecido es el hecho central que no se dice, que es que cuando se habla de las coimas en un gobierno o en otro, se está tapando que todo el sistema es corrupto, que no puedes estar en los altos puestos del gobierno si no te corrompen o corrompes a otros. Las coimas son naturales. Ninguna empresa que va a una licitación deja de tener un presupuesto para coimear. Yo cuento en mi libro «Pensar América Latina» cómo el Presidente Belaúnde que tenía fama de honrado, aceptaba que su Primer ministro y el Ministro de Economía recibieran 40/50 millones de coimas a través de lo que debería ser un trabajo natural como defender la economía del país contra los sobornos.
No hay nada que discutir en ese sentido, se tapa el problema por razones políticas diciendo que tal o cual es corrupto, cuando claramente si el gobierno anterior es corrupto el actual lo es más que el anterior. Es sorprendente que se eche a un Primer ministro por tener depósitos en Bahamas y, sin embargo, el Presidente de la República reconozca que tiene depósitos, cuando todo el mundo sabe que nadie deposita dinero limpio en paraísos fiscales.
Yo tenía un amigo de La Caja de España que era funcionario y me contó que había renunciado porque el 40% del movimiento económico es dinero en negro y la mayoría viene del narcotráfico. Ninguna banca puede trabajar si no es con dinero en negro. Si nosotros olvidamos que el sistema tiene como método, como razón de existencia, sobre todo, el manejo doloso y la ética a favor de la corrupción, estamos encubriendo un régimen que además de explotar trabajadores es corrupto porque necesita la corrupción como forma de acumulación del capital.
Hay que defender al gobierno venezolano no por sus méritos sino en la medida en que sea capaz de impedir que se instale EE UU.
M.H.: Quiero aprovechar esta oportunidad para consultarte sobre tu visión de la situación que está viviendo Venezuela.
R.N.: La llamada a la Asamblea Constituyente es una moción defensiva de Maduro. Al decir defensiva quiero decir que las condiciones de la oposición, siendo una oposición que los medios de prensa la tildan de justa y democrática, nosotros sabemos que es armada por EE UU y que son los golpistas del 2002 al servicio de todas las causas sucias. Lo cual no quiere decir que uno no tenga una crítica hacia el gobierno.
Como se trata de la Constituyente, y yo ya he participado de la Constituyente en Perú, he tenido posición política, he sido uno de los redactores de la Constitución peruana de 1979, por lo tanto, estoy en condiciones de formular algunos elementos críticos a partir de mi reflexión y, obviamente, de los conocimientos que adquirí en ese proceso. Por ejemplo, la Constituyente para que sea realmente una institución que intervenga en la crisis de Venezuela a favor del progresismo, tiene que ser soberana, quiere decir que tiene que ejercer todos los poderes. Si Maduro no se da cuenta de esto actuaría de manera miope, porque la Constituyente va a ser favorable al gobierno por las condiciones de la situación política, pero soberana, significa que ejerce todo el poder y si lo hace tiene derecho a nombrar el nuevo poder alternativo. Si no se da cuenta de eso Maduro comete un error fundamental porque no se trata solamente de convocar a una Constitución, que es un problema dilatado y confuso que le da armas a la oposición, tiene que reivindicar las mejores tradiciones de la Constituyente que es capaz de plantearse el problema del poder.
Si está planteado el problema del poder en Venezuela, la alternativa y la Constituyente que ya es soberana y nombra el poder a partir de su propia condición de ser una institución democrática y popular, ella puede nombrar a Maduro, de tal manera que la situación del Presidente quedaría resuelta por la legitimidad de una institución ultra democrática como es una Constituyente soberana.
M.H.: Al margen de este análisis que hacés sobre el carácter que debería adoptar la futura Constituyente venezolana, ¿cómo ves la situación del gobierno de Venezuela?
R.N.: No se puede decir más de lo que se sabe. Lo de Venezuela está asociado al progresismo de los gobiernos llamados de centro izquierda reformistas de América Latina. Venezuela es la que más lejos ha ido porque con Chávez se crearon organizaciones como las comunas, organizaciones barriales, beneficios sociales y, sobre todo, el acceso al PBI que ha llegado hasta el 55% a favor de los trabajadores; ha sido un régimen paternalista que fue doblemente progresivo.
Lo otro importante que los diarios no tienen por qué exaltar, porque son de derecha y reaccionarios, es que Chávez instaló la idea del socialismo. Cuando él me invitó a su programa «Aló Presidente», yo constaté que en Venezuela la instalación de la idea socialista significaba un avance extraordinario, cualquier hombre y mujer del pueblo en Venezuela, sabía desde el punto de vista casi dicotómico, que el socialismo era contra EE UU, contra los capitalistas abusivos y por la alternativa de un poder que Chávez antes de irse llamó poder comunal que es el que tendría que salir de la Asamblea Constituyente.
Fue el régimen que más lejos llegó, después de Cuba, en autodeterminación nacional. Por supuesto en las condiciones que han heredado y con todo lo que no pudieron resolver, como la boliburguesía, la corrupción, etc. Que son la constante de los gobiernos y que en Venezuela tomó rasgos importantes también.
Hay que tener cuidado, porque siempre supimos la diferencia entre país opresor y país oprimido, uno no puede olvidar que detrás de la oposición de Venezuela está EE UU que quiere como en Irak el petróleo, y a través de la destrucción del chavismo la recolonización, así como sucede en Brasil y en todos nuestros países.
Lo que sucede en este momento no es si Maduro y el chavismo son corruptos, sino que siendo ese un problema real de todos los gobiernos, el enfrentamiento es entre país oprimido y país opresor. En la oposición está EE UU que quiere instalarse en Venezuela y en América Latina, entonces todo aquél que se reclame de izquierda o progresista lo primero que tiene que hacer es diferenciarse, hay que defender al gobierno no por sus méritos sino en la medida en que sea capaz de luchar contra esa oposición e impedir que se instale EE UU, robe el petróleo y tome a Venezuela como un baluarte.
La caída de Venezuela significaría la caída del engranaje de todos los gobiernos que de alguna manera se atreven a hacerle frente a EE UU. Hay que decirlo, el sistema capitalista actual, en esta fase que se llama de mundialización y de capitalismo salvaje, no acepta la reforma ni en Francia ni en ningún lado, reformas tibias como se ven en Argentina, le llamen populismo, le llamen como quieran, ese es el hecho central.
En Venezuela se juega gran parte del destino de América Latina con la tendencia a la colonización de la misma. Eso es lo fundamental. La defensa de un gobierno no significa que uno tape las críticas a lo que hace mal. Pero es importante determinar que EE UU al derrotar o instalarse en Venezuela inicie un proceso irreversible de colonización de nuestros países porque las clases gobernantes están dispuestas a ser colonizadas.
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