Desafíos cruciales afrontarán los países centroamericanos, castigados por la pobreza y otros males sociales, una vez que entre en vigor el Acuerdo de Asociación a firmar en junio con la Unión Europea (UE), que incluye compromisos políticos, comerciales y de cooperación. «Podría ser beneficioso para la zona si se privilegia el acceso a todos los […]
Desafíos cruciales afrontarán los países centroamericanos, castigados por la pobreza y otros males sociales, una vez que entre en vigor el Acuerdo de Asociación a firmar en junio con la Unión Europea (UE), que incluye compromisos políticos, comerciales y de cooperación.
«Podría ser beneficioso para la zona si se privilegia el acceso a todos los productos de la región, sobre todo frutas y vegetales, otros cultivos y algunas manufacturas», dijo a IPS el experto Jonathan Menkos, del no gubernamental Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales.
Menkos explicó que eso es lo que reflejan algunos estudios de impacto realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
El convenio implica que ambas partes se abran al ingreso de productos industriales del otro, lo cual beneficiará principalmente a la UE, que tendrá luz verde para vender automóviles, maquinaria e invertir en servicios tales como finanzas, comunicaciones, transporte y otros, advirtieron expertos.
Mientras, América Central podrá usufructuar cuotas para vender carne vacuna, arroz, azúcar, textiles a la UE, un mercado de 500 millones de personas, y otras concesiones para también enviar a ese bloque café, banano y ron.
Para Menkos, «el éxito del tratado requeriría la generación de bienes públicos que hoy son prácticamente inexistentes en el área rural de la región, tales como educación, salud, caminos, carreteras y otros medios para la comunicación comercial».
Se estima que la mitad de los 43 millones de habitantes de América Central viven en la pobreza, principalmente en las zonas rurales. Por eso, el experto sugirió que la región debería apuntar hacia otros mercados como Sudáfrica, Rusia, China o India.
La UE y los gobiernos de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guatemala ya firmaron en mayo de 2010 en Madrid el texto básico de este Acuerdo de Asociación, después de tres años de negociaciones. Luego sobrevino un largo proceso técnico que culminará con una nueva firma en junio.
El jefe de la Comisión Europea para Centroamérica y Panamá, el español Javier Sandomingo, informó que las partes suscribirán el acuerdo definitivo entre el 28 y 29 de junio en Tegucigalpa, cuando Honduras entregue a Nicaragua la presidencia temporal del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Después de ese trámite solo faltará que el Parlamento Europeo y los cuerpos legislativos de cada país del istmo ratifiquen el convenio para que entre en vigencia.
Francisco Robles Rivera, de la Universidad de Costa Rica, dijo a IPS que, con el Acuerdo de Asociación, la UE no persigue otra cosa que «consolidar sus marcos jurídicos para sus inversiones en la región».
«Sobre todo en un contexto como el actual, en el que empresas en manos de capitales españoles, especialmente del área energética, están siendo nacionalizadas en función de un interés nacional en Bolivia y Argentina», añadió.
«Lo que se busca es asegurar mediante nuevas legislaciones en materia de inversiones ampliar los espacios para que opere el capital europeo en la región con mayor facilidad, sobre todo en materia de seguros, telecomunicaciones, minería, turismo y otros servicios», insistió.
Virgilio Álvarez, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, señaló a IPS que «lamentablemente todos los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales, al final de cuentas, benefician más al que más tiene, y en consecuencia también son asimétricos».
Sin embargo, el académico consideró «importante y necesario» que se firme un acuerdo de asociación con la UE. «Nos permitirá avanzar en los procesos de integración centroamericana y porque, a diferencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, hay contemplados otros elementos no comerciales», sostuvo.
El Acuerdo de Asociación incluye como objetivos de cooperación para la región temas como la mejora de la situación de los pueblos indígenas, la justicia y la seguridad, la protección del ambiente, la lucha contra el cambio climático, la energía y el transporte.
Además incluye objetivos de diálogo político que persiguen la promoción de una serie de valores comunes entre las partes como el respeto a los principios democráticos y a los derechos fundamentales.
«Esto es algo que puede permitir imaginar que Europa derrame experiencia sobre el proceso integrador centroamericano, y dependerá mucho de nuestra capacidad para absorber esa experiencia», dijo Álvarez.
Otras organizaciones, en cambio, ven al Acuerdo de Asociación con la UE como una seria amenaza para América Central.
«Europa logró hacer prevalecer sus intereses comerciales por encima de la tradicional colaboración económica hacia la consolidación de la democracia, la gobernabilidad y el desarrollo en Centroamérica», concluyó la no gubernamental Iniciativa Mesoamericana de Comercio, Integración y Desarrollo.
«América Central obtuvo exiguas cuotas de acceso en productos agrícolas tales como azúcar, textiles, carne y arroz», mientras que la UE «logró abrir completamente los mercados centroamericanos para una amplia gama de productos agrícolas e industriales de su interés como lácteos, vehículos, medicamentos, maquinarias, etc», señala en un comunicado.
Además, la iniciativa cuestiona que, en materia de propiedad intelectual, la UE tendrá importantes concesiones en denominaciones geográficas, patentes y derechos de autor, y en servicios se garantizó el acceso pleno en finanzas, transporte, energía y otros.
Mientras, «Centroamérica retrocedió en términos de protección laboral y ambiental con respecto a otros tratados», en virtud de que «el acuerdo con la UE no establece un régimen de sanciones para los que vulneren estos derechos en función de intereses comerciales», según la agrupación.
La UE es uno de los principales socios comerciales de América Central, aunque la hegemonía europea es elocuente, como lo demuestra el superávit logrado en 2010 de 5.200 millones de euros (6.400 millones de dólares), con ventas al istmo por 25.900 millones de euros (32.000 millones de dólares), según la Comisión Europea.
Marco Antonio Barahona, del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, dijo a IPS que a América Central aún le queda mucho trabajo de integración para encarar estos desafíos comerciales. «Si ni siquiera hemos logrado en nuestra región una unión aduanera», cuestionó.
Además, «exportamos en su mayoría productos de los que Europa puede prescindir, como banano, café o azúcar, a diferencia de otros como el petróleo que hacen que la economía camine», comentó a IPS.