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Amenazas a UBS, a Suiza y a su secreto bancario

El asunto UBS. Un acto de soberanía imperial

Fuentes: www. silviacattori.net

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Lo importante en el asunto UBS no es tanto lo que se dice (una acción de la administración estadounidense contra la evasión fiscal de sus nacionales) como lo que no se enuncia, es decir, una operación de reorganización del sistema financiero internacional por parte la potencia dominante.

En un primer momento, el 18 de febrero el banco suizo UBS aceptó, a pesar del derecho helvético, entregar a la justicia estadounidense el nombre de unos 250 clientes a los que había ayudado a evitar el fisco estadounidense. También aceptó pagar 780.000 millones de dólares de multas [1]. La administración estadounidense habría podido obtener esta lista respetando el procedimiento suizo y el acuerdo firmado previamente entre Suiza y EEUU.

Para encubrir este procedimiento la autoridad suiza de vigilancia de los bancos, la FINMA, utilizó un artículo de ley previsto para situaciones en que un banco está amenazado de quiebra. Se trataba de saltarse la vía judicial normal y de entregar, sin esperar, los nombres de los clientes. El problema era o bien entregar los datos o bien arriesgarse a una denuncia penal del Departamento de Justicia estadounidense, teniendo en cuenta que en el pasado prácticamente ninguna empresa había sobrevivido a una denuncia del Departamento de Justicia estadounidense [2].

Sin embargo, la justicia estadounidense ha vuelto a la carga, a pesar de que los datos habían sido entregados. Ahora exige que UBS entregue al fiscal la identidad de unos 52.000 clientes estadounidenses titulares de «cuentas secretas e ilegales». Las cuentas incriminadas representa un total aproximado de14.800 millones de dólares. Estas exigencias se basan en una denuncia presentada por la administración estadounidense en el tribunal civil de Miami.

El 20 de febrero el Tribunal Administrativo Federal de Suiza comunicó su decisión de prohibir la transmisión de los datos bancarios de los clientes de UBS a las autoridades estadounidense. Con todo, ya se han entregado los datos de los 250 clientes de UBS.

El abogado de la empresa en Washington, George Clarke, piensa que «sin duda el fiscal estadounidense ya conocía esta lista de clientes». Se puede suponer que los estadounidenses hacen que se les entregue una lista de nombres que ya tienen. El objetivo es menos el establecimiento de procedimientos fiscales que obligar tanto al banco UBS como a las autoridades de regulación suizas a violar su propia legalidad. Se trata, pues, de un auténtico acto de soberanía internacional en la medida en que la administración estadounidense tiene capacidad de imponer una decisión que viola el marco legal en el que ella se inscribe.

Tanto la respuesta positiva de UBS como su legitimación por parte de las autoridades de control helvéticas sitúan a la administración estadounidense en una posición que le permite formular nuevas exigencias, otra vez fuera de toda legalidad. La soberanía estadounidense se define así no sólo como capacidad de imponer la excepción sino, sobre todo, de imponer un estado de excepción permanente.

Esta manera de proceder recuerda a la manera como Estados Unidos obtuvo de las autoridades europeas la transferencia de los datos personales de los pasajeros aéreos, así como las informaciones financieras sobre ciudadanos de la Unión [Europea]. En primer lugar, Estados Unidos planteó un acto de pura fuerza, de captura de las informaciones personales, en violación del derecho europeo. A continuación acuerdos firmados con la Unión [Europea] legitimaron esta acción.

El hecho de que la administración estadounidense disponga, a través del servidor [informático] de la sociedad Swift situado en territorio estadounidense [3], del conjunto de las informaciones relativas a las transacciones financieras internacionales permite suponer que, en su mayor parte, ya tiene los datos reclamados a USB de los 52.000 defraudadores del fisco estadounidense. Recordemos también que gracias a Remotegate las autoridades estadounidenses disponen de una entrada especial que les permite vigilar los intercambio entre bancos internos de Suiza [4].

El sistema de cifrado que utiliza el banco tampoco podría resistir a las investigaciones de la NSA, la agencia de espionaje estadounidense que está particularmente especializada en esta materia. Tampoco podría el lenguaje codificado utilizado por los gerentes de UBS, por ejemplo: «naranja», por euro; «verde», por dólar; «cisne», que significa un millón, y «nuez», 250.000, que durante mucho tiempo podría engañar a un investigador.

En sus últimas exigencias lo esencial para las autoridades estadounidenses es hacer que se les entreguen también las informaciones, lo cual es una violación de los procedimientos jurídicos suizos [5]. Se trata de hacer que este Estado abandone sus prerrogativas de regalía para cedérselas a la administración estadounidense. Además, el Consejo Federal de Suiza reaccionó en términos de soberanía el pasado domingo 22 de febrero protestando contra las amenazas estadounidenses de medidas unilaterales y anulando su participación en una audición en el senado estadounidense en relación a las cuestiones fiscales y al asunto UBS.

Esta nueva soberanía estadounidense se inscribe en una reorganización del sistema financiero internacional que a través de la lucha contra el fraude fiscal distingue los «paraísos fiscales» (a los que pertenece Suiza) de los centros «offshore», como por ejemplo, los centros financieros de las islas del Caribe. Completamente controlados por las autoridades estadounidenses, estos últimos podrían conservar todas sus actividades en detrimento de su competidores a lo que se ha calificado negativamente.

Estados Unidos y su satélite de las islas del Caribe controlan un mercado de «dinero gris» casi igual al de Suiza, puesto que ocupan una segunda posición, después de Suiza, en materia de gestión de las «fortunas transfronterizas» [6].Tras la ofensiva estadounidense, Suiza, que sigue manteniendo una tercera parte del mercado del ahorro mundial administrado fuera del país de residencia, podría ceder rápidamente el terreno a su principal competidor.

* Jean-Claude Paye es autor de El final del Estado de derecho, Hiru, Hondarribia, 2008, y de Global War on Liberty, Telos Press, Nueva York, 2007.

Notas:

[1] «UBS refuse de lever le secret bancaire sur 52 000 comptes illégaux», Le Monde, 20/02/2009.
[2] Jean-Claude Péclet, «Données UBS aux Etats-Unis : transmission interdite !», Le Temps, 22/02/2009.
[3] Jean-Claude Paye, «Les transactions financières internationales sous contrôle étasunien«, Réseau Voltaire, 28/04/2008.
[4] Elisabeth Eckert, «Les Etats-Unis ont déjà brisé le secret bancaire suisse», 24heures.ch, 11/11/2008.
[5] Agathe Duparc, «La justice américaine ouvre une brèche dans le secret bancaire suisse», Le Monde, 21/02/2009.
[6] Myret Zaki, «UBS ébranle la place financière», Le Temps, 24/02/2009.

Enlace con el original: http://www.silviacattori.net/article755.html