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Panamá

El colapso del sistema sanitario

Fuentes: Rebelión

No hay duda de que la infamia cometida por los encargados del MINSA y de la CSS durante le quinquenio pasado precipitó el colapso de nuestro sistema sanitario, pero su causa data desde hace varias décadas, ya que nuestros gobiernos han caído en la trampa, para no decir en complicidad, con la industria farmacéutica y […]

No hay duda de que la infamia cometida por los encargados del MINSA y de la CSS durante le quinquenio pasado precipitó el colapso de nuestro sistema sanitario, pero su causa data desde hace varias décadas, ya que nuestros gobiernos han caído en la trampa, para no decir en complicidad, con la industria farmacéutica y las grandes corporaciones transnacionales que fabrican los equipos e insumos médicos quirúrgicos para crear en la sociedad la cultura de la Enfermedad: para tener salud hay que acudir a los hospitales o a los centros de la atención. Eso se acompaña de una publicidad muy intensa. Nuestros colegas se enorgullecen cuando trasplantan un órgano, acción muy loable, pero nadie se interesa para evitar que se órgano se enferme. Además, el trasplante de ese órgano cuesta centenares de miles de dólares y evitar que se enferme, no cuesta nada. Por otra parte, el 80% de los pacientes internados en nuestros hospitales públicos deberían estar en sus casas, si se dispusiera de un buen sistema de atención primaria y el equipo de salud los atendiera en sus hogares. En esos centros deprimentes y lúgubres sólo deben permanecer los pacientes que requieren una monitorización continúa y a los que hay que operar. Los hospitales son el fracaso de la política sanitaria.

Hoy en día la gran mayoría de las enfermedades son prevenibles; pero mantener a la población sana sería un golpe mortal para los que lucran de la enfermedad, desde esas grandes empresas, pasando por algunos hospitales y médicos inescrupulosos, para terminar en los que dirigen el sector salud que se benefician con las coimas y los sobrecostos. Si el gobierno orienta sus recursos en promover la salud y en evitar las enfermedades, los panameños seriamos el país más sano del mundo. Y para ello sobran los recursos. Dotar de agua potable y adecuada eliminación de excretas, permitir que todos tengan acceso a una alimentación sana y equilibrada, explicar al detalle lo dañino que son las comidas chatarras, qué se debe comer y qué evitar, la recolección y el reciclaje de la basura, el cuidado del ambiente, una vivienda digna, disminuir los niveles de estrés y angustia (lo que deprime el sistema inmunológico y provoca enfermedades y se da básicamente por la falta de empleos bien remunerados, la inseguridad laboral, los niveles de violencia callejera, el alto precio de la canasta básica, la crisis del transporte, entre otros). Nos jactamos del gran crecimiento económico, pero nos debe avergonzar que somos uno de los países con peor redistribución de riquezas del mundo. ¿Y qué está haciendo el gobierno para disminuir esa brutal brecha entre ricos y pobres?: absolutamente nada; al contrario, su función es aumentarla.

Ya me he cansado de señalar que una atención primaria bien organizada a nivel nacional hará que cada persona tenga su médico de cabecera quien conocerá todo lo concerniente a sus pacientes. Es un modelo eficiente y eficaz. Logré adscribir 60,000 pacientes a sus médicos de cabecera durante los tres meses en los que dirigí las prestaciones médicas de la CSS y ¿cuánto le costó a la CSS? Ni un solo real. Sáenz-Llorens contrató a una empresa española por varios millones de dólares para hacer este trabajo y ¿en qué quedó? En nada. Por otra parte mandó a construir una costosa e innecesaria ciudad hospitalaria únicamente con la finalidad de enriquecer sus bolsillos. El país está lleno de ULAPS-CAPS vacíos. Ya denuncié las atrocidades que hizo Vergara, a quien me avergüenza llamarle doctor.

Lamentablemente, el futuro se pinta muy oscuro. El presidente ha nombrado al mando del MINSA y de la CSS a personas que saben de Salud Pública lo que yo sé de astrofísica. En la dirección de prestaciones médicas de la CSS hay un ortopeda, el Dr. Alemán que cuando se le pregunta sobre la planificación epidemiológica contesta que eso con qué se come. Y qué decir del célebre consejero del MINSA. Ahora, tal como lo denuncié, están fusionando MINSA-CSS para terminar de acabar con la segunda y beneficiar al sector privado que apura al presidente para que la fusión se dé con rapidez.

Alerto a los panameños sobre esta grave situación, animado a que despierten de ese sueño embrutecedor y exijan en conjunto un cambio radical de este modelo que nos llevará más temprano que tarde a la extinción. Revertir el colapso sanitario es tarea muy fácil y sin costo económico alguno. Sólo hace falta que el pueblo organizado conquiste el poder. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.