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El deterioro del modelo social sueco

Fuentes: BAE

A partir de la llegada al poder de la alianza de partidos de centro derecha en 2006, el fructífero modelo social que ha caracterizado al gobierno de Suecia desde la década de 1930 está atravesando una crisis, provocada por privatizaciones, quitas en el salario de desempleo y cambios en la política interna y externa. El […]

A partir de la llegada al poder de la alianza de partidos de centro derecha en 2006, el fructífero modelo social que ha caracterizado al gobierno de Suecia desde la década de 1930 está atravesando una crisis, provocada por privatizaciones, quitas en el salario de desempleo y cambios en la política interna y externa.

El histórico Partido Socialdemócrata Sueco, que gobernó el país desde 1932 hasta 2006, solamente interrumpido por un período de nueve años, fue el que forjó el mentado modelo social que mantenía altas tasas impositivas, pero aseguraba una justa redistribución destinada rigurosamente a los sectores de salud, empleo, educación y en los últimos años medio ambiente.

El gobierno actual conformado por una sociedad de partidos de centro derecha denominada Alianza por Suecia está cumpliendo sus promesas de campaña electoral, que consistían en disminuir los impuestos. Sin embargo, la tasa que redujo en su primer año de gobierno ha sido el impuesto a la riqueza, que había sido creada por los socialdemócratas en 1947.

Las peligrosas privatizaciones llevadas a cabo por el actual gobierno, que incluyen los sectores de telecomunicaciones, grupos bancarios, operadores financieros, y compañías inmobiliarias, ponen en riesgo el control estatal sobre aspectos clave de la sociedad sueca, que antes estaban protegidos.

La compra por grupos privados de la empresa de telecomunicaciones Telia Sonera puede poner en peligro la seguridad del país, ya que las redes de cobre y fibra óptica se extienden a unidades secretas de áreas de defensa y las intercomunican, según advirtió el Ministerio de Defensa.

El anunciado recorte del gasto público produjo una reducción en la calidad de los servicios y un aumento de los precios. La inflación es una preocupación creciente, ya que en un año se duplicó; hoy se sitúa en el 2,4 % anual.

La reforma del mercado laboral consistió en disminuir las retenciones a los empleados, que son destinadas a pagar el subsidio de desempleo. Al reducirse aquéllas el gobierno se vio obligado a otorgar menores salarios a los desocupados.

Debilitando al Estado

Los repentinos cambios introducidos por el gobierno de centro derecha pueden producir un cimbronazo en el modelo de estado de bienestar sueco. Las modificaciones coinciden con las políticas de los gobiernos neoliberales que aspiran a reducir la participación del Estado en asistencias sociales y la planificación de la economía y en promover el libre mercado y la reducción de las tasas a los grandes grupos económicos.

De todos maneras, Suecia todavía está lejos de convertirse en un país neoliberal, excepto que la Alianza por Suecia volviese a triunfar en los comicios del 2010.

Un sondeo de la consultora sueca Sifo reveló que si se realizaran elecciones ahora, los socialdemócratas regresarían al gobierno con el 57 % de los votos.

Sin embargo, muchos de los beneficios sociales introducidos durante décadas por el Partido Socialdemócrata de centro izquierda aun persisten. Por ejemplo, desde 1999 mediante la nueva ley se redujo la prostitución en un 80 %, ya que se penalizó la compra y no la venta de los servicios sexuales.

El asilo a refugiados de todo el mundo ha caracterizado a Suecia; el 10 % de la población es extranjera, la cuál también se beneficia con programas de integración social y laboral.

Alineamiento con Washinghton

La política exterior sueca ha sido constante, se mantuvo la neutralidad durante la Guerra Fría, y se rechazó formar parte de la OTAN y aunque Suecia sea miembro de la Unión Europea ha evitado entrar en la zona del euro.

A pesar de la histórica neutralidad, con la llegada del gobierno de centro derecha las críticas hacia las violaciones de los Derechos Humanos en Cuba han iniciado el domingo pasado un conflicto diplomático entre Estocolmo y La Habana. Además, el actual gobierno sugirió que estarían dadas las condiciones para que Suecia forme parte de la OTAN.

Siguiendo la línea pro norteamericana, la semana pasada el gobierno sueco solicitó al Parlamento la autorización para aumentar de 270 hasta 600 la cantidad de efectivos militares que se encuentran en Afganistán bajo el mandato de la ONU.

Todo hace prever que el deterioro de las políticas sociales favorecido por la Alianza por Suecia propiciaría el retorno al poder de los socialdemócratas, encabezados por la carismática Mona Sahlin, que el 20 de marzo mantuvo un debate televisivo con el actual primer ministro, Fredrik Reinfeldt, en el cuál se cruzaron las ideas sobre ambos modelos antagónicos.

Si se mantiene la tendencia de ascenso de la centro izquierda, habría que analizar en qué circunstancias asumiría el gobierno y en qué medida es posible revertir los cambios introducidos por el actual partido gobernante que han erosionado los avances sociales que le dieron prestigio al modelo social sueco.

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