“Una de las características de un tipo de cambio libre, que equilibra permanentemente el mercado cambiario, es que el sector externo se aísla del ámbito monetario; esto es, no existen variaciones de divisas del Banco Central” (R. Ffrench-Davis, economista chileno)
Los programas del Fondo Monetario Internacional (FMI), iniciaron con el Gobierno de Roberto Suazo Córdova (1982-1985) y vuelta a la llamada democracia “tutelada” desde Washington. Desde ese tiempo, el FMI ha apoyado políticas de liberalización cambiaria, frente al interés de los gobiernos por mantener un tipo de cambio fijo frente al dólar de 2 lempiras por un dólar. Esta política siguió vigente en el Gobierno de José Simón Azcona (1986-1989), aunque con mayor flexibilidad por la presencia de un mercado negro o paralelo de las divisas.
Con la llegada al poder de Rafael Leonardo Callejas (1990-1993), economista agrícola y banquero, la política cambiaria de tipo de cambio fijo se abandonó, al devaluarse la moneda en 100%, o sea que pasó de 2 lempiras por 1 dólar a 4 lempiras por 1 dólar. Era congruente, según el modelo neoliberal vigente, con las otras políticas de liberalización comercial y apoyo a los llamados bienes transables en detrimento de la producción de bienes para el mercado interno como los granos básicos.
En el Gobierno de Carlos Roberto Reina (1994-1997), dos grandes economistas, Guillermo Bueso y Hugo Noé Pino, idearon un mecanismo intermedio entre la devaluación acelerada y la no devaluación o devaluación con retardo. Se mantuvo por mucho tiempo y el destacado economista y banquero Jorge Bueso Arias, se refería a ella como una de las mejores políticas económicas ejecutadas por un gobierno del Partido Liberal, aunque el FMI seguía presionando por la liberalización del mercado cambiario y ajuste más pronunciado de la tasa de cambio.
Este mecanismo siguió vigente en el Gobierno de Carlos Flores (1998-2001) y de Ricardo Maduro (2002-2005). Hay evidencia que Manuel Zelaya Rosales (2006-junio 2009) le dijo no a la devaluación sugerida por el FMI, que había captado la atención de la licenciada Gabriela Núñez, presidenta del Banco Central, sustituida por Edwin Araque, conocido economista heterodoxo y en contra de una política de devaluación acelerada. Se recuerdan sus cátedras del por qué un país como Honduras no debe institucionalizar una política de este tipo, tal como lo hizo Edmundo Valladares, asesor de la presidencia del Banco Central en la década de los 80.
Por cierto, Xiomara Castro debió integrar al Gabinete Económico a Edwin Araque, tal como dirigentes y diputados del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) lo han pedido.
El presidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2013), del Partido Nacional, volvió a los fueros de la devaluación cambiaria, al flexibilizar el sistema de subasta de divisas, ampliando los rangos para una eventual depreciación cambiaria. Se acusa al expresidente Ricardo Maduro (2002-2005), y expresidente del Banco Central en el Gobierno de Callejas Romero, de influir para tomar esta decisión, e incluso imponer a María Elena Mondragón en la presidencia del Banco Central, una persona de su confianza ya que había ejercido dicho cargo en su Gobierno.
La devaluación va de la mano de la liberalización comercial y firma de tratados comerciales. Un comercio más libre necesita de una política cambiaria flexible, por lo que conviene analizar los costos de ambas políticas y construir escenarios alternativos. El actual Ministro de Economía, Fredis Cerrato, debe llamar de urgencia al Dr. Oscar Núñez Sandoval para las negociaciones comerciales con China, ya que el actual asesor, lo llaman déficit en potencia. Con China se negocia cruzado, aceptar primero el “chingaste” que te da, caso de las donaciones, definir los productos y servicios, y analizar las condiciones de no cumplir. En economía, diría Joseph Ramos, un gran economista de la Comisión Económica para para América Latina (CEPAL), las ideologías se guardan frente a los resultados; si pierdes permanentemente en el comercio, para que la ideología.[2]
El Gobierno de Lobo Sosa incumplió con el FMI, pero mantuvo la política de flexibilidad cambiaria. La crítica del Fondo era el manejo de la política fiscal, sobre todo del gasto y corrupción, pero entre bastidores añoraba la devaluación acelerada.
Juan Orlando Hernández (2014 2021) tenía otra tesis. Lo que a mí no me daña, déjalo pasar. Los aplausos del FMI no se hicieron esperar, pero JOH sabía que la devaluación de entrada le afectaba en sus aspiraciones de reelección, por lo que había que cocinar los cambios despacio. Para tales propósitos, contó con el respaldo de la Embajada Americana, una cúpula empresarial extraviada, medios de comunicación y dirigentes tarifados.
Hubo varios frentes de trabajo en el tema de las políticas cambiarias. El primero era devolver a los agentes cambiarios el control del mercado cambiario, eliminándose el mecanismo de subasta de divisas; el segundo, seguir con una política de minidevaluaciones mientras se consolidaba el mecanismo que otorgaba a dichos agentes el manejo de las divisas, donde los bancos eran los principales beneficiados. Finalmente, lograr mayor autonomía del Banco Central para eliminar la injerencia del poder ejecutivo y políticos de turno en las decisiones de dicho banco, tal como sucede en la actualidad.
Las autoridades del Banco Central del Gobierno actual, decidieron restituir el mecanismo de subasta de divisas y retroceder en las concesiones otorgadas por el gobierno de JOH a los agentes cambiarios. Esta decisión fue tomada por el Directorio del Banco el 10 de abril de 2023 (ver boletín de prensa N.17-2023), donde se busca mantener la estabilidad de la moneda y hacer más equitativo el acceso a las divisas para toda la población.
“En función de velar por el bienestar de la colectividad y ante la petición de distintos sectores que integran la sociedad hondureña, solicitando que se garantice un acceso equitativo a la divisa, con la finalidad de generar confianza, transmitir certidumbre y mejorar la asignación de las divisas para los distintos agentes económicos y población en general, ha decidido reactivar la Subasta como mecanismo para la asignación de divisas en el mercado cambiario hondureño. El mecanismo de Subasta de Divisas estuvo vigente por más de 25 años, cumpliendo eficientemente con el objetivo de asignar divisas de manera equitativa a los diferentes sectores económicos y público en general, transmitiendo certeza en la obtención gradual de divisas por parte de todos los sectores. [3]
Contra todos los pronósticos, el Gobierno de la República negoció y firmó un Convenio de Tres Años en el Marco del Servicio Ampliado del FMI (SAF) y el Servicio de Crédito Ampliado (SCA), que lo posibilita a acceder hasta un monto de 830 millones de dólares para las reformas económicas impulsadas por el Gobierno. Un vistazo al discurso de campaña de la presidenta Xiomara Castro muestra que muchas de las acciones a ejecutarse son contrarias a la predica del FMI, caso del retroceso con las reformas de la Empresa de Energía Eléctrica (léase privatización) aprobadas en el gobierno de JOH, el control por el gobierno del mercado cambiario y uso de reservas internacionales para financiar los déficit internos, incluyéndose los pagos de la deuda externa.
Frente a un panorama no muy alentador de los mercados internacionales y las políticas monetarias restrictivas del Gobierno norteamericano y otros países, “las políticas para salvaguardar la estabilidad económica y fomentar la inversión siguen siendo esenciales. Las discusiones se centraron en las políticas monetaria y cambiaria necesarias para asegurar una inflación baja, y preservar la competitividad externa y las reservas internacionales del país, que se mantienen en niveles adecuados. Los recientes aumentos en el encaje legal de los bancos son un primer paso valioso. Será necesario redoblar esfuerzos de manera decisiva, en línea con los compromisos del programa en materia de política monetaria y cambiara, para lograr estos objetivos. Una próxima asistencia técnica del Fondo ayudará al BCH a evaluar los marcos monetario y cambiario para identificar medidas para fortalecerlos y mejorar la eficiencia de la asignación de divisas”[4]
La oposición política, técnicos del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y Académicos, cuestionan varias medidas de política tomadas por el Gobierno para no forzar una devaluación acelerada. Una de ellas es un préstamo del Banco Central por 2.000 millones de dólares para enfrentar los desequilibrios sociales y pagos pendientes de la deuda externa utilizando las reservas internacionales. Otra es el mantenimiento de la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 3.00%, cuando se recomendaba un ajuste para disminuir las presiones inflacionarias y sobre la tasa de cambio y uso de recursos internos. Esta TPM se ajustó en 100 puntos básicos, al pasar de 3.00 % a 4.00%. [5] Se ha cuestionado además los subsidios al costo de la energía eléctrica, combustible y transporte público, como también mayor endeudamiento externo.
Los organismos internacionales, incluyendo el FMI, cuestionan los retrasos en el ajuste cambiario, ya que un aumento del Índice Tipo de Cambio Efectivo Real (ITCER), representa en este lenguaje una pérdida de competitividad de las exportaciones hondureñas. “En junio de 2024, el Índice del Tipo de Cambio Efectivo Real (ITCER) Global mostró una tasa mensual de 0.82%, indicando una pérdida teórica de competitividad de las exportaciones con sus principales socios comerciales(……)Por grupo de países, se reflejó una pérdida teórica de competitividad, con el Resto del Mundo de 2.10%, principalmente por la depreciación de las monedas que conforman esta región; con Centroamérica fue de 0.45% debido a la depreciación del colón costarricense y a la menor inflación de los países del área; en cuanto a los EUA ésta fue de 0.19%”[6].
Siguiendo este lenguaje, una devaluación acelerada contribuye a ganar más rápido competitividad de las exportaciones, contraer la demanda de importaciones y fortalecer las RIN, además de afectar el consumo por el deterioro de los salarios. Las cifras de balanza cambiaria al 31 de julio de 2024, muestran un “desajuste “estructural” de las exportaciones frente a las importaciones, por el orden de los 6,200 millones de dólares, y el en caso particular de la brecha entre exportaciones e importaciones de bienes, el monto es mayora a los 5.200 millones de dólares.[7] En el caso de las RIN, estas bajaron de 8.530,9 millones de dólares en enero de 2022, a 6.848,5 millones (21 de agosto de 2024).
El Gobierno ha obtenido recursos del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe-CAF- por el orden de los 350 millones de dólares para Infraestructura, apoyo financiero a la caficultura, Mi pymes e Igualdad de Género, pero el FMI está interesado en cómo aumentar las exportaciones y atraer inversión extranjera; pero sobre todo, con la estabilización de la economía hondureña, especialmente controlando la inestabilidad en el mercado cambiario y presiones inflacionarias.
EL FMI todavía no ha evaluado el estado de la economía hondureña (al menos no se conoce un informe oficial) en el marco de las condicionalidades del Convenio de Préstamo (s) suscrito, pero sobre todo, de las metas propuestas para la evolución de las variables económicas, destacando el nivel de RIN aceptable, que se mantienen en 4.4 meses de importaciones. Igual, el ajuste cambiario y la presencia de los agentes cambiarios en el manejo de la divisa. La presidenta del BCH ha manifestado que Honduras tiene sus propias prioridades y enfoques de política monetaria y cambiaria, tal como sucedió en el Gobierno de Manuel Zelaya Rosales que se opuso a la devaluación monetaria exigida, aun cuando, no se dispone de la cantidad de recursos de aquel tiempo ligados a la Estrategia Nacional de Reducción de la Pobreza (ERP), apoyada por el FMI.
Es poco probable que el Gobierno de Xiomara Castro apoye una política de devaluación acelerada, no solo por los efectos negativos en los ingresos monetarios de la población, sino por factores de tipo político-ideológico, en una coyuntura donde la medida de política cambiaria afectaría la candidatura a la presidencia de la Republica de la abogada Ricci Moncada, por el Partido LIBRE avalada por el gobierno. No obstante, contrario al pasado, la presidencia de la Republica no está en condiciones de renunciar a los recursos del FMI, asumiendo de “tajo” los efectos negativos que ello trae consigo.
En tal sentido, a la luz de la experiencia, se recomienda analizar y evaluar algunas de las recomendaciones del FMI sobre el mejor régimen cambiario, y establecer una programación de acciones graduales para que agentes cambiarios tengan mayor influencia en el manejo de las divisas. Esto puede derivarse de la evaluación del FMI del Convenio de Préstamo que, supuestamente, está en proceso vía Zoom. Hay que tener presente que a Ricci Moncada y Elizabeth Rivera, siendo autoridades de Finanzas, se le atribuye el haber logrado el convenio con el FMI, por lo que no dejarán que se pierdan estos recursos, demostrándose la necesidad y virtudes de un enfoque heterodoxo de estabilización económica.
Este artículo se basa en conversatorios con empresarios, dirigentes políticos y líderes de organizaciones sociales de la ciudad de la Ceiba.
Notas:
[2] Ello se aleja del principio de la ventaja comparativa de David Ricardo, donde el comercio no era obligatorio, y si convenía pues había que hacerlo. Un argumento de defensa de la productividad del trabajo más que del capital y dotación de recursos de un país.
[3] Ver Boletín de Prensa N. 17-2023 del Banco Central de Honduras, del 10 de abril de 2023
[4] Ver FMI, Comunicado de Prensa N.23/388 del 10 de noviembre de 2023
[5]Esta decisión debe verse como un resultado del análisis de técnicos del Banco Central y no como exigencia o decisión del FMI, aunque analistas económicos independientes asumen que el FMI no está conforme ya que debe ser arriba de 6.00%, un tipo de ajuste muy severo para la economía hondureña..
[6] Banco Central de Honduras /Estudios Económicos “ Índice de Tipo de Cambio Efectivo Real (Base de Diciembre de 2017=100),Junio 2024,pag.2
[7] Banco Central de Honduras, “ Balanza Cambiaria”, de 1 de Enero al 31 de Julio de 2024.Tegucigalpa,DC.
Javier Suazo. Economista hondureño, especializado en políticas económicas y estudios doctorales en economía, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH.
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