El Gobierno holandés entrará en el capital del grupo ING con la inyección de 10.000 millones de euros de dinero público, la mitad del fondo de 20.000 millones aprobado en el plan de rescate holandés del sector. El Gobierno, que ya compró parte del grupo Fortis, tendrá derecho así a veto en las decisiones de la decimotercera entidad financiera del mundo, que sufrió pérdidas de 500 millones entre julio y setiembre.
El grupo bancario holandés ING recibirá una inyección de capital estatal de 10.000 millones de euros, anunciaron ayer en una rueda de prensa conjunta el Banco Central de Holanda (DNB), el ministerio de Finanzas holandés e ING. El acuerdo contempla que el Gobierno controle acciones del grupo por un valor idéntico al inyectado, aunque con respecto a la cotización de los títulos de ING al cierre de la sesión bursátil del jueves. Este pacto proporcionará al Estado derecho a veto en las decisiones importantes de la entidad, según DutchNews. Además, los ejecutivos de ING no recibirán incentivos en 2008.
ING es el primer banco que va a utilizar parte de los 20.000 millones de euros que el Gobierno holandés, como otros muchos en todo el mundo, ha puesto a disposición de las entidades financieras.
Previamente, el Gobierno holandés habría comprado las actividades holandesas del grupo Fortis por valor de 16.800 millones de euros, en una operación de rescate conjunta con Bélgica y Luxemburgo.
ING es una compañía global de servicios financieros, la decimotercera en el ránking mundial y la más grande en Internet. Está centrada en banca, inversiones, seguros de vida y jubilación. Tiene más de 85 millones de clientes en Europa, EEUU, Canadá, Latinoamérica, Asia y Australia, de los que 1,7 millones habitan en el Estado español, con depósitos de 13.800 millones de euros, según datos de la propia empresa. Cuenta con 130.000 empleados y es uno de los grandes bancos del mundo en términos de capitalización bursátil. El pasado viernes su cotización en bolsa perdió hasta un 27% a causa de los rumores sobre la inyección de capital que finalmente se ha concretó ayer.
El grupo reconoció que sus resultados del tercer trimestre se han visto afectados por la crisis, pero subrayó que la posición de capital estaba «en la línea de los objetivos establecidos». Sin embargo adelantó que, según datos aún provisionales, tuvo unas pérdidas entre julio y septiembre de 500 millones de euros a causa de la crisis financiera.
Se trataba de la primera vez en su historia en las que contabilizaba pérdidas trimestrales, por lo que barajaba ya varias opciones para reforzar su capitalización, incluida la de aceptar ayudas gubernamentales.
La inyección de capital público es especialmente relevante, teniendo en cuenta que el valor de mercado de la entidad era de 15.300 millones de euros al cierre de la cotización del viernes.
«Confianza»
«Se trata de una gran suma de dinero que inyectamos en una empresa sana, por eso vemos el futuro con confianza», declaró el ministro holandés de Finanzas, Wouter Bos al explicar la operación. «El Gobierno se da cuenta de que se trata de una intervención inusual en el sistema bancario», indicó el ministro recordando que «el Gobierno había dicho que no excluiría ninguna medida para proteger los ahorradores».
La recapitalización concedida por el Estado a ING no está limitada en el tiempo y producirá un beneficio al Ejecutivo de un 8,5% de interés en caso de distribución del dividendo, según Bos. Estos intereses pueden subir hasta un 25% en función del valor de la acción según la misma fuente. El año pasado, ING registró una cifra de negocio de 76.600 millones de euros y un beneficio neto de 9.24o millones de euros.
Por otra parte, el banco público regional alemán BayernLB podría ser mañana el primero que se acoja al plan de rescate del país que asciende en su conjunto a medio billón de euros. Según el diario «Bild» que cita al ministro bávaro de Hacienda, Erwin Huber, que preside a su vez al banco, mañana podría anunciar esta decisión.
Huber consideró que el banco, afectado de pleno por la crisis hipotecaria, y propiedad a partes iguales las cajas de ahorros y del Estado de Baviera, podría necesitar del Estado «mil millones de euros» en liquidez, avales y la compra de productos de riesgos. Pero la financiación podría ampliarse hasta 5.000 millones de euros para contar con un «margen de seguridad» para que pueda hacer frente a posibles nuevas dificultades en el futuro.
Representantes de los bancos alemanes, entre ellos varios bancos regionales y el propio BayernLB , llevarán a cabo una reunión hoy para examinar las medidas de rescate propuestas por el Gobierno.