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Perú

El golpismo, la cuestión de confianza y el FMI

Fuentes: Rebelión [Foto: Houston Chronicle]

Ray Hunt, amigo de PPK y presidente de la empresa yanqui Hunt Oil Company, empresa que integra el consorcio de Gas de Camisea, habría estado detrás del golpe de estado contra Bellido.

La debilidad invita a la agresión de la derecha

“El carácter de la situación política peruana es la volatilidad, la misma que es producto de la crisis del régimen político capitalista que se ha visto detonado por la pandemia. La asunción de Castillo al poder no ha cerrado la crisis. Todo lo contrario. La ha acentuado más”, señalamos en una nota anterior titulada Perspectivas para Castillo (Rebelión, 26/08/21). Y en efecto, la tendencia al pacto político con la derecha en aras de la “gobernabilidad”, por parte de Castillo, es el que lo está llevando a un callejón sin salida.

La derecha vio en las retractaciones de Castillo respecto a sus promesas de campaña (disolución del TC, Defensoría del Pueblo, Asamblea Constituyente, nacionalizar el gas y las minas, etc.), la ruptura de éste con Vladimir Cerrón y Perú Libre (PL), y las concesiones hechas al pedir la renuncia de sus ministros Béjar, Maraví y Bellido, no las señales de un presidente “dialogante o estadista”, sino timorato. “La debilidad invita a la agresión”, dice el dicho. Y la casta política de derecha se envalentonó.

El golpe de Camisea contra Bellido

En este marco, hay un elemento de análisis de la lucha de clases peruana de la que muy pocos tomaron nota. Nos referimos a la confrontación entre el ex premier Bellido contra el poderoso consorcio gasífero Camisea (que tiene entre uno de sus accionistas más importante a la fenomenal empresa yanqui Hunt Oil), al plantear la nacionalización de la misma si ésta no se allanaba a la renegociación del contrato ley, que le permite vender el gas a los peruanos como si fueran extranjeros (a precio internacional). Incluso hay analistas destacados como Isaac Biggio, a quien se le pasó por alto este factor importante en la crisis política peruana. Y es que, con la eyección de Bellido, Castillo, no logró una “jugada astuta” (como señalaba Biggio), sino al contrario: Colocarse a merced de los designios de la derecha.

Si analizamos objetiva y concienzudamente la coyuntura de entonces, podremos ver que todo el arco derechista pro trasnacional salió a la ofensiva con una campaña alucinante de terruqueo y macartismo, extorsionando al país con que “las declaraciones confrontacionales de Bellido estaban ahuyentando las inversiones” (EC, 26/09). Entonces, mientras que toda la gran prensa arremetía contra Bellido, el Estado capitalista declaraba la prisión preventiva para algunos de los líderes de PL.

Es así como las bancadas parlamentarias de derecha que aplaudían el nombramiento de Vásquez como premier, pues, a la misma vez, arremetieron de nuevo contra el nuevo, moderado y “centroizquierdista” gabinete Vásquez, pidiendo ahora la “cabeza” de los ministros del Interior y de Educación.

Es en este marco que podemos caracterizar que estamos frente al “golpe de estado” de Camisea, que contó con la anuencia de la aristocracia de izquierda liberal y el propio Castillo, cuando éste declaró que, “cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho y velando los intereses nacionales”, (LR, 29/09). Luego, dijo que, “No podemos hacer gestos acelerados o bruscos”, (Wapa.pe, 30/09). Y ahora Castillo está planteando que la “nacionalización” se vea en el Congreso (una diferencia abismal con el líder cocalero Evo Morales, que se basó en la movilización de masas para sentar a negociar a las transnacionales).

Una tendencia a favor del voto de confianza al gabinete Vásquez

Envalentonada, la derecha, curándose en salud, aprobó, en un pleno extraordinario (19/10), con 79 votos a favor (de 130), una Ley que apunta a blindar al Congreso frente a una intentona de disolución del mismo por parte del Ejecutivo como sucedió anteriormente durante el gobierno de Martin Vizcarra (quien finalmente terminó gobernando solo -semibonapartizandose, sin contrapesos de poder- a punta de Decretos Supremos, vacunas vip y precarizando los derechos laborales de los trabajadores).

La constitución dictatorial 1993 señala en su artículo 133 que: “El Presidente del Consejo de Ministros puede plantear ante el Congreso una cuestión de confianza a nombre del Consejo. Si la confianza le es rehusada, o si es censurado, o si renuncia o es removido por el Presidente de la República, se produce la crisis total del gabinete”. Y el artículo 134 de la misma establece que: “El Presidente de la República está facultado para disolver el Congreso si éste ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros”.

Hay claramente en esta aprobación legal la tendencia de un sector de la ultraderecha racista y clasista a querer vacar al presidente Castillo porque no les garantiza la “contención de masas”. Esto a pesar que el presidente, como decimos líneas arriba, ha hecho casi todo por complacerla. No obstante, actualmente, no habría condiciones para una vacancia, como agita la aristocracia liberal de izquierda con el fin de “victimizarse” y de aggiornar al activismo de izquierda y los movimientos sociales al régimen político capitalista.

Y es que la centroderecha (APP, PP, SP, AP), sería bien bruta para arriesgarse a una aventura como esa ya que no cuenta con la venia del Imperio yanqui (Biden reconoció a Castillo como presidente no solo porque él mismo fue víctima de un intento de golpe de estado por parte de Trump sino porque, por ahora, los golpes auspiciados por EE.UU. contra Venezuela y Bolivia, han terminado en un fracaso), ni con el respaldo de las mayoría popular movilizada (a lo mucho la derecha ha movilizado unos cuantos miles en Lima, de más de 8 millones de habitantes).

Un golpe, bajo estas circunstancias, donde el campesinado todavía tiene expectativas en la segunda reforma agraria de Castillo y éste último tiene menos de 90 días en el poder, pues, abriría las compuertas a una irrupción violenta del pueblo agricultor y empobrecido.

Más bien, como hemos señalado desde mayo de este año, la agitación de las diversas facciones de la derecha apunta a utilizar la amenaza de la vacancia para “moderar e institucionalizar” a Castillo hasta hacerle perder su bolsón electoral y desmoralizar a sus bases. Por ahora, Castillo, tiene el doble de aprobación (40%), que el Congreso de la República. Y un sector de la derecha más inteligente (las bancadas afines a la CONFIEP, a diferencia de la Unión Nacional de Gremios, reconoció desde un principio a Castillo como presidente), es consciente de que un error político puede llevar a su disolución como sucedió con el Congreso anterior. Además, un golpe tendría que apelar a la sorpresa como hizo Merino y no como ahora donde ya la sociedad está advertida y la aristocracia liberal de izquierda la ha expuesto con una narrativa democrática que ha calado en un sector poblacional.

Aunque no podemos descartar que la Derecha Bruta y Achorada (DBA), a lo Trump, también es estúpida y en la desesperación haga un disparate, pues, por ahora, creemos que ésta no es la tendencia a imponerse. Más bien, la estrategia del desgaste (infiltrando al gobierno), y arrinconamiento gradual del gobierno de Castillo es la que se impondría. En esta perspectiva, se inscribe la necesidad de los grupos de poder fácticos para que Castillo apruebe las reformas antilaborales que piensan aprobar en el Congreso.

En este sentido, es probable que la tendencia a que la nueva premier Mirtha Vásquez (sin partido institucional que la respalde), reciba el voto de confianza, se imponga por lo antes señalado. Esto a cambio de una negociación política donde la cabeza del Ministro del Interior, Barranzuela, sería entregada después de su presentación en el Congreso. De lo contrario, la derecha quedaría con sangre en el ojo. El no ceder el voto de confianza a Vásquez es también una tendencia, pero, por ahora, poco probable ya que la derecha habría perdido la iniciativa política. Claro está que en ganas no le falta a la DBA, y en su estupidez puede pasar cualquier cosa.

La jugada audaz de la aristocracia liberal de centroizquierda

De una u otra forma, la estrategia de la aristocracia liberal de izquierda, habría sido audaz ya que pone contra las cuerdas a la derecha, por ahora. Habría que anotar, que, según el portal El Foco, que fue el que difundió “el chat de la vacancia” y el “Plan de la vacancia”, aludiendo al empresario Martinot, vinculado a la Sociedad Nacional de Industrias (SIN), pues, no señala que fue el presidente de este mismo ente, Ricardo Márquez, el que acompañó al presidente Castillo en su gira por América del Norte. Esta aristocracia se ha convertido en un poder fáctico y cuenta con el apoyo de un sector de la gran prensa como La República y algunos otros medios de comunicación digitales.

Pedro Francke y el imperialista FMI

Pero a la misma vez que es audaz (y aquí habría que destacar la vacunación de la población y el bono yanapay, que también le “suman” al gobierno), el reformismo de izquierda, está con un problema porque el Ministro Francke, a la cabeza del MEF, estaría pactando con el FMI un plan de ajuste que hace eje no solo en la reforma tributaria (que habría que ver en que consiste porque Francke está negando al otro Francke de campaña electoral), sino en el respeto al déficit fiscal y el pago de la deuda externa que van en contra de los intereses presupuestales de la mayoría popular. En este sentido, los trescientos millones de soles para la segunda reforma agraria es una bicoca ya que el campesinado está en estado de insolvencia. Y ni que hablar de un aumento de salarios o control de precios o de la nacionalización del gas, a los cuales Francke se opone, (entrevista en Punto Final, 17/10, minuto 8.25).

Un nuevo ascenso de la lucha de clases

A esto hay que agregar que el escenario político no es el de un reflujo sino el de un nuevo ascenso de la lucha de clases, con una tendencia favorable a la clase trabajadora. La victoria de Castillo es un subproducto del mismo ascenso. En cambio, la base social del fascismo todavía es débil en las calles logrando movilizar unos cuantos miles de personas.

Sin embargo, por el lado del pueblo, hay tres paros en Loreto contra la trasnacional petrolera PlusPetrol, otras dos huelgas en Apurímac, dos más en Lima (Quichas y Oyon), un paro cocalero en Puno (que se acaba de levantar sin ninguna concesión real), y otro en Huánuco. Y hay varias más que están por detonar como el paro de transportistas contra el alza del combustible el próximo 26 de octubre. La mayoría de protestas es en contra de las transnacionales de explotación de minerales y petróleo, así como contra la erradicación de la hoja de coca. En estas protestas se arenga consignas como “Castillo, cumple tu promesa”. Y no es para menos ya que Castillo ofreció declarar la hoja de coca patrimonio cultural de la nación.

Esta cuestión derrumba la tesis de los reformistas que señalan “que no hay correlación de fuerzas” en las calles. Ya el año pasado tuvimos el maravilloso estallido social del 14N que movilizó a cientos de miles de jóvenes y trabajadores en todo el país derrotando el golpismo de Merino, los militares y la ultraderecha. Luego, tuvimos la impresionante huelga obrera rural (que varios desde el mariateguismo “negaban”), de diciembre que en cinco días “enterró” la reaccionaria y fujimorista Ley Climper

Por lo tanto, lo que sucede con el reformismo de izquierda es que “no tiene la voluntad política” de centralizar las luchas en un solo Estado Mayor del Pueblo por temor al desborde popular” como en Chile o Colombia.

César Zelada. Director de la revista La Abeja obrera (teoría, análisis, debate y organización).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.