El nuevo alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, se ha apresurado a dejar su marca ideológica anunciando la cancelación de las relaciones que su antecesor, Ken Livingstone, estableció con el Gobierno venezolano y su presidente Hugo Chávez. Distanciándose de Ken, el rojo, el primer alcalde tory de la capital británica cortará por lo sano […]
El nuevo alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, se ha apresurado a dejar su marca ideológica anunciando la cancelación de las relaciones que su antecesor, Ken Livingstone, estableció con el Gobierno venezolano y su presidente Hugo Chávez.
Distanciándose de Ken, el rojo, el primer alcalde tory de la capital británica cortará por lo sano el gasóleo que la compañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) suministra por debajo del precio de mercado al transporte público londinense. La ruptura del acuerdo implica también el cierre de la oficina que peritos británicos abrieron en Caracas el año pasado.
El contrato energético entre Londres y Caracas es bidireccional. PDVSA proporciona crudo a la flota de autobuses londinenses con una reducción del 20% sobre el precio de mercado. Este ahorro en la factura del combustible se destina a sufragar el transporte de hasta 250.000 parados o discapacitados con residencia en la capital británica. A cambio, expertos en planificación, vivienda y transporte urbano asesoran al Gobierno de Chávez.
De esta forma, Johnson no renovará las subvenciones de transporte a los londinenses menos pudientes en una época de constante encarecimiento del coste de la vida. La alcaldía también cerrará su oficina en Caracas sin que den fruto las estrategias de los expertos británicos.
Contra los más desfavorecidos
«Los principales beneficiados de la ayuda técnica hubieran sido los residentes más pobres de Caracas. El acuerdo era un modelo ejemplar de cooperación Norte-Sur basado en el respeto y beneficios mutuos. Una idea excelente se ha sacrificado por ideología política», denunció ayer Gordon Hutchinson, secretario del Centro de Información de Venezuela, con sede en Londres.
«Es un ataque directo contra los más desfavorecidos, y demuestra que ayudar a los pobres no motiva a Boris Johnson», protestó el diputado Colin Burgon, presidente de los Amigos Laboristas de Venezuela. El motor del acuerdo, Livingstone, denunció la «cobardía» del alcalde al anunciar en día festivo y «sin consultar» con nadie la suspensión de una iniciativa que ha favorecido a unos 80.000 londinenses. «Johnson no tiene una vía alternativa para proveer transporte más barato. Está más interesado en promocionar su ideología de derechas», dijo el ex alcalde.
Johnson lleva menos de un mes en su cargo, pero su meta en materia de transporte alarma ya a sus rivales políticos. En la campaña prometió sustituir la última flota de autobuses articulados por una próxima generación de autobuses que ninguna compañía fabrica todavía.
También quiere revisar la red de semáforos y permitir que las motos circulen por el carril reservado a autobuses y bicicletas.