La mayoría de países de la Unión ha situado en puestos económicos clave a directivos de la banca de inversión. Cuatro excomisarios de Durao Barroso trabajan ahora para el sector
Algunos filósofos europeos tan reputados como Jürgen Habermas ya han advertido que lo que está en peligro ante el torbellino financiero en la UE no es sólo el euro. Va muchísimo más allá: se trata de la democracia misma.
Habermas lo expresó en una entrevista en Le Monde mientras dos primeros ministros elegidos en las urnas Yorgos Papandreu, en Grecia, y Silvio Berlusconi, en Italia eran sustituidos por los supuestos tecnócratas Lucas Papademos y Mario Monti, respectivamente: «La democracia en un solo país no puede siquiera defenderse contra los ultimátums de un capitalismo furioso que traspasan las fronteras nacionales«, advertía el último gran filósofo de la Escuela de Frankfurt.
Papademos suma ocho años de vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y otros ocho como gobernador del Banco Central griego. Y Monti, que aterrizó en Roma tras seis años asesorando a Goldman Sachs, ha colocado al frente de su equipo económico a Conrado Passera, máximo ejecutivo del banco Intesa Sanpaolo, y a Vittorio Grilli, ex directivo de Credit Suisse First Boston Group.
Pero la toma del poder político en la UE por parte de tecnócratas vinculados al sector financiero, coincidiendo además con la llegada a la cúspide del BCE de Mario Draghi, ex directivo de Goldman Sachs, no ha empezado este agitado noviembre. Desde mayo de 2010, con el primer rescate griego, los recortes coordinados en toda la UE y el incendio de la eurozona, los puestos económicos clave de los Gobiernos los van asumiendo directamente dirigentes con pasado en el mismo sector cuyos excesos, coinciden los expertos, provocaron la crisis.
Desde entonces, la mayoría de vacantes económicas se ha cubierto siguiendo este patrón (ver gráfico en la página siguiente): en Portugal, Dinamarca, Suecia, Letonia Y al menos 14 de los 27 países que integran la Unión ha situado ya a exbanqueros o gestores de fondos al frente del ministerio de Economía, Finanzas o del Banco Central.
«Lo que está sucediendo en Europa es un auténtico golpe de Estado financiero por parte de los mismos que causaron la crisis», opina Marshall Auerback, economista de la Universidad de Wisconsin. «El poder financiero quiere tener a los suyos en los puestos de decisión política porque se juega mucho; no es exagerado hablar de una dictadura financiera disfrazada«, le secunda Alejandro Inurrieta, del Instituto de Estudios Bursátiles.
Auerback e Inurrieta comparten una rara característica: han sido, en cierta forma, insiders. El primero es gestor del hedge fund Madison Street Partners. E Inurrieta, que fue director general del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, formaba parte del núcleo más cercano al ministro de Industria Miguel Sebastián, uno de los colaboradores del presidente con mejor entrada en los mercados.
La excepción española
España ha sido hasta ahora formalmente una excepción a esta tendencia de ceder los puestos económicos clave a técnicos vinculados al sector financiero, aunque la proximidad exhibida en ocasiones por el Gobierno con los grandes banqueros ha exasperado a los progresistas, que han visto además cómo Zapatero se despedía indultando a Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco Santander.
Pero todo indica que, tras las elecciones del 20-N, España se sumará a la corriente. Mariano Rajoy empezó su ronda de contactos reuniéndose con banqueros y la mayoría de candidatos que las quinielas sitúan al frente de la política económica responden al perfil que se ha impuesto en la UE. Entre otros, Luis de Guindos, ex directivo de Lehman Brothers; José Manuel González-Páramo, miembro del comité ejecutivo del BCE e incluso Guillermo de la Dehesa, consejero del Santander y asesor de Goldman Sachs desde hace más de 20 años.
Inurrieta, Auerback y otros economistas consultados Núria Molina, de Eurodad; Yorgos Vassalos, del Corporate Europe Observatory, ambos en Bruselas; Peter Whal, del think tank progresista alemán Weed, y Oscar Ugarteche, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) coinciden en los motivos que a su juicio explican el fenómeno: esquivar la regulación estricta que prometieron los políticos el francés Nicolás Sarkozy llegó a hablar de «refundar el capitalismo» y evitar «pagar la factura de la crisis que ellos provocaron», en palabras de Ugarteche.
«Parecía que se iban a nacionalizar los grandes bancos y al final han conseguido evitar la quiebra pasando la factura a los contribuyentes a través de los rescates, primero, y luego de los duros ajustes para contener el déficit provocado por estos rescates», opina el economista mexicano, profesor visitante en la Universidad Libre de Berlín.
«La gran banca manda más que los gobernantes«, añade este economista crítico, que coincide con las tesis que en el mundo ortodoxo ha expuesto sobre todo Simon Johnson, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional.
«Hemos llegado a un punto en el que no hay elección: o sitúas al que quieren los mercados en el puesto económico clave o te arrasan«, insiste Inurrieta. Y añade: «Por eso no se ha regulado nada ni se han afrontado las causas del crash; y por eso no hay perspectiva de salir de la crisis».
Reino Unido y Letonia son dos ejemplos emblemáticos de los efectos del fenómeno.Cualquier intento de controlar al sector financiero o imponer un impuesto europeo a las transacciones especulativas es vetado por Londres, que alberga la City el mayor centro financiero de la UE y también el Ejecutivo más penetrado por el sector.
Varios puestos clave del Gobierno de David Cameron proceden de las finanzas: Desmond Swayne, delegado del primer ministro para el Parlamento, del Royal Bank of Scotland; Francis Maude, secretario de la Presidencia, fue directivo de Solomon Brothers y Morgan Stanley; Andrew Mitchell, ministro de Desarrollo Internacional, estuvo en Lazard; James Meyer Sasson, alto cargo en el Tesoro, fue vicepresidente de UBS Warburg, y Stephen Greene, al frente de Comercio e Inversiones, saltó al Gobierno desde la presidencia del HSBC.
En Letonia, el Gobierno tuvo que elegir entre romper la paridad con el euro lo que hubiera hundido a los bancos suecos, que inundaron el país de créditos o una «devaluación interior». Eligió lo segundo y los dos ministros económicos que han pilotado la decisión proceden directamente de la banca sueca (Seedbank y SEB).
El plan ha sido verdaderamente de choque: se ha despedido a un tercio de los funcionarios y al resto les ha reducido el sueldo el 40%, el tijeretazo en educación y sanidad supera el 20%, el paro se ha triplicado y el 10% de la población ha emigrado. Pero la moneda no se ha devaluado.
Vassalos subraya que la supeditación de la política al poder financiero se explica también porque los propios políticos «están muy perdidos». «La liberalización radical del sector financiero creó un mundo opaco tan incomprensible para todos los que no forman parte de él que ahora nadie entiende qué sucede si no llama a un banquero», añade.
«Puerta giratoria»
Esta creciente simbiosis entre gobernantes y el sector financiero se expresa también en la UE a través de lo que en el mundo anglosajón se conoce como «puerta giratoria«: directivos del sector financiero ocupan puestos políticos clave y, en paralelo, algunos gobernantes que han afrontado la crisis se incorporan al mundo de las finanzas.
Al menos cuatro comisarios que formaron parte del equipo de Jose Manuel Durao Barroso hasta febrero de 2010 trabajan ahora para el sector financiero: Meglena Kuneva pasó de Protección del Consumidor a BNP Paribas; Louis Michel, de Cooperación a Credimo; Günter Verheugen, de Industria y Empresa al Royal Bank of Scotland y a la alemana BVR, y Charlie McCreevy, de Mercado Interior que tenía el encargo de regular los opacos productos financieros que llevaron a la crisis al Bank of New York Mellon.
En España, el vicepresidente económico que afrontó la primera ola de la crisis, Pedro Solbes, se sienta ahora en el consejo de Barclays, mientras su secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, dirige Funcas, la fundación de las cajas de ahorros.
El fenómeno, que en el pasado fue sobre todo estadounidense, se ha globalizado con la crisis y apenas quedan ya espacios por cubrir: al frente del Banco Mundial está Robert Zoellick, que llegó al puesto desde Goldman Sachs; Christine Lagarde ha nombrado como número dos del Fondo Monetario Internacional a David Lipton, ex directivo de Citi y Moore Capital; el jefe de Gabinete de Barack Obama es desde enero Bill Daley, ex directivo de JP Morgan Chase. Y desde noviembre la entidad mandatada por el G-20 para reformar el sistema financiero mundial tiene al frente a Mark Carney, ex de Goldman Sachs.
Fuente: http://www.publico.es/dinero/410414/el-poder-financiero-toma-los-gobiernos-de-la-ue