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El proceso de paz nepalí tropieza con las reivindicaciones de la minoría madheshi

Fuentes: MAGEC.info

Un nuevo elemento explosivo emergió de imprevisto en la aplicación del calendario de paz en ejecución desde hace meses entre el Gobierno interino y los rebeldes para restaurar la democracia en Nepal. Ese factor de suma importancia durante la lucha de una década de la insurgencia contra la discriminación, desigualdades, pobreza y miseria en el […]

Un nuevo elemento explosivo emergió de imprevisto en la aplicación del calendario de paz en ejecución desde hace meses entre el Gobierno interino y los rebeldes para restaurar la democracia en Nepal.

Ese factor de suma importancia durante la lucha de una década de la insurgencia contra la discriminación, desigualdades, pobreza y miseria en el pequeño reino del Himalaya se olvidó presuntamente en el transcurso de las negociaciones oficiales para la tregua.

Los guerrilleros centraron sus bases a partir de 1996 en las marginadas y empobrecidas regiones rurales montañosas de las cuales controlaban, antes del pacto, 39 de los 75 distritos administrativos de esa pequeña nación budista surasiática.

Tras el levantamiento popular en abril del 2006, que forzó al rey Gyanendra a renunciar a los poderes absolutos asumidos, se abrió un prometedor horizonte para las pláticas conducentes a la concordia y unidad del país.

Los pasos dados se dirigieron hacia ese objetivo: firma de acuerdo del cese de hostilidades, desarme de ambas fuerzas combativas y nueva integración conjunta militar, incorporación de los rebeldes al Gobierno y Parlamento, instalación de una Asamblea Constituyente y elecciones.

Como parte del proceso vigente, los rebeldes nepaleses comenzaron a depositar sus armas en almacenes bajo la supervisión de inspectores de la ONU, comunicaron fuentes de la organización internacional.

Este depósito constituye uno de los puntos del acuerdo de paz firmado el 21 de noviembre entre los insurgentes y el gobierno de alianza de los principales siete partidos políticos, que finalizó una década de lucha con saldo de 12.500 muertos.

Uno de los funcionarios de la ONU a cargo de las verificaciones, Kieran Dwyer, precisó que «El proceso de registro está desarrollándose sin problemas», aunque declinó comentar cuantas serán contabilizadas. «Eso es un secreto», aclaró

Dwyer puntualizó que el almacenamiento de las armas en contenedores se inició en la localidad de Chitwan, a unos 80 kilómetros al sur de Katmandú, uno de los siete lugares seleccionados y donde además estarán acantonados los 35.000 combatientes.

Esos recipientes disponen de un solo cierre cuya llave será entregada a los rebeldes tal como especifica el pacto, que prevé también que el ejército regular de 90.000 efectivos deposite en la misma proporción sus armamentos.

El histórico acontecimiento siguió al ingreso de los rebeldes en el nuevo parlamento interino, donde cuentan con 83 diputados de los 330, tras la promulgación de una constitución provisional.

Sin embargo, la euforia desatada al calor de esas exigencias obvió aparentemente de ese proceso político a las minorías étnicas nepalesas, en especial los madheshi, que sirvió de caldo de cultivo para la incitación en el fomento de una rebelión por antiguos ministros reales.

Así tenemos que los madheshi representan más de un tercio de los 22 millones de pobladores, habitan una llanura en la región sureña de Terai, considerada el granero de Nepal, pero su representación en el Parlamento, las oficinas públicas y el Ejército es muy inferior a su peso demográfico.

De ahí que, las violentas manifestaciones y huelgas generales desde el 19 de enero último, causaron 23 muertos, y resultaron liderada por un denominado Foro para los Derechos Populares de Madhesh, que reclama más poder para esa etnia, la cual se siente excluida del proceso de transición.

En medio de esa revuelta, la alianza de siete partidos en el Gobierno y los rebeldes nepaleses admitieron rápidamente que las demandas de la población de Terai están justificadas y prometieron que se abordarán de forma positiva.

Cuestión que se ratificó por el primer ministro Girija Prasad Koirala al anunciar que Nepal se dotará de un nuevo sistema de gobierno federalista, exigencia de esa minoría que habita la región de Terai, en el sur del país.

Este sistema de corte federal lo recogerá la nueva Carta Magna que redactará una Asamblea Constituyente la cual será elegida el próximo 1 junio, en unos comicios para los que se crearán nuevas circunscripciones en función de la población, según el Jefe del Gobierno interino.

Hasta el presente existen 205 distritos electorales por lo cual después de las nuevas enmiendas entre 20 y 25 escaños parlamentarios pueden ser añadidos para incorporar a los madheshi y reivindicar sus reclamaciones.

Koirala instó también a los activistas y grupos regionales a dejar las protestas y la violencia así como a resolver sus diferencias con las autoridades de Katmandú mediante la negociación en favor de la paz y armonía de Nepal.

Al saludar esa iniciativa oficial, la comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Louise Arbour, expresó que «espero que las conversaciones reemplacen de inmediato la violencia como vía futura para Nepal».

Por lo cual, habrá que aguardar por si los madheshi se conforman con ese prometido reconocimiento gubernamental a sus demandas políticas, o, por el contrario continúan con su rebelión en el pequeño reino del Himalaya.