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El Salvador: ya no canta el gallo

Fuentes: Rebelión

El 1 de junio se instauró una dictadura en El Salvador, pero en la Europa absorbida por la fiebre electoral, esta noticia pasó casi desapercibida.

Como en una película de Disney

El centro de la capital de San Salvador luce impecable. Echaron a los vendedores ambulantes y sus puestos de venta. A los que se atrevieron a exponer sus mercancías los detuvieron y llevaron a no se sabe dónde. En vísperas de la investidura de Nayib Bukele, excavaciones misteriosas en el palacio presidencial e intentos de remover el mural de Monseñor Romero en el aeropuerto causaron cierta conmoción, pero por lo demás los preparativos para el gran día transcurrieron serenamente sin mayor problema.

Bukele y su esposa Gabriela se ven radiantes cuando caminan con paso elegante por la alfombra roja. La gente reunida en la Plaza Capitán General Gerardo Barrios les aplaude con entusiasmo exaltado. Cuando la pequeña Layla Bukele saluda con su manita a la gente desde el balcón presidencial y con su cariñito dice «Te quiero mucho» en el micrófono, la muchedumbre entra en una euforia. Nayib Bukele está feliz y da un beso a su mujer de plena boca.

El traje del presidente es la comidilla del día: un elegante uniforme adornado de ribetes y bordados de oro en el cuello alto y los puños anchos. La costumière se inspiró en Gerardo Barrios (presidente de El Salvador a mediados del siglo XIX), Napoleón Bonaparte y Simón Bolívar.

Cada detalle fue cuidadosamente elaborado, dotado de simbolismo y romanticismo Disney. El Presidente, elegido en contra de toda norma constitucional por más de 2,7 millones de salvadoreños, o sea el 85% de los votos, parece gozar de una popularidad inmensa y comienza un segundo mandato inconstitucional de facto. Arriba en los techos de los edificios que rodean la plaza se han apostado los francotiradores para disuadir a cualquiera que quiera perturbar las celebraciones.

Con la ayuda de Dios y obediencia ciega

En su discurso al pueblo, Bukele retoma la metáfora que utilizó en el 2019 cuando asumió la presidencia por primera vez. Compara El Salvador con un paciente de cáncer a quien muchos médicos diagnosticaron de terminal. Pero esta época ya pasó. El cáncer de las pandillas fue reprimido. Los médicos fueron charlatanes y estafadores, con excepción de uno, aludiendo a sí mismo.

Otra vez arremete contra los expertos internacionales que se atrevieron a expresar sus críticas. Bukele llama a sus seguidores a tenerle plena confianza y no escuchar a los que intentan envenenar su mente. Él sólo quiere lo mejor para la gente. Conjura que el paciente aún no está completamente curado. El corazón -la economía- también está enfermo. Por no hablar de esas otras enfermedades: la salud, la educación, la infraestructura, el empleo, la vivienda.

La lista es larga y la medicina será amarga, advierte. Habrá que seguir la receta al pie de la letra. Al finalizar su discurso, Bukele llama a todos a levantar la mano, dirigirse a Dios y pedirle sabiduría. Toda la plaza jura solemnemente apoyar incondicionalmente el proyecto de la nación sin quejarse y sin escuchar a los enemigos del pueblo. Nadie sabe cuál es el plan exactamente. Bukele no muestra sus cartas. Durante su discurso, que duró 34 minutos, evocó 22 veces a Dios y se refirió cinco veces a la Biblia.

Es un secreto a voces que Bukele aspira al menos a un tercer mandato. Justo antes de la disolución de la Asamblea anterior, forzó una reforma legislativa que permite eso y mucho más. En la nueva Asamblea, brutalmente reducida, Nuevas Ideas, el partido de Bukele, ocupa el 90% de los escaños. A partir de ahora será superfácil cambiar la Constitución como le da la gana en tan sólo un instante. Hasta la presidencia de por la vida ya no está excluída. ¿Los EEUU?, ¿la UE?,… ya no hay gallo que cante.

Las réplicas condescientes de Bukele a los representantes de la ONU, la UE, los Estados Unidos y otros países que se atreven a cuestionar sus políticas contribuyen a su popularidad. No ve ningún problema con difundir y hacer públicas las conversaciones confidenciales. Decenas de canales transmiten ávidamente sus posts por los medios sociales. Revista Factum los llama “los evangelistas de Bukele”. No es casualidad que unos días antes de la investidura en los canales digitales reapareció la grabación de una reunión con el embajador de la Unión Europea, que tuvo lugar en septiembre del 2021. Se puede ver cómo Bukele visiblemente goza cuando está refutando a François Roudié quien con mucha cautela expresó su desacuerdo con la sustitución de los magistrados por adeptos de Bukele.

La pragmática de la diplomacia

El número de jefes de Estado que asistieron a la ceremonia fue limitado. Además del rey Felipe VI de España, también estuvieron presentes los presidentes de Honduras, Costa Rica, Ecuador y Paraguay, así como su buen amigo y admirador Milei de Argentina. Chile, Uruguay, Perú, Brasil y República Dominicana enviaron a un representante. El Presidente Biden de EE.UU., envió una delegación liderada por el Secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkas.

La acumulación de innegables violaciones del estado de derecho en El Salvador, en el pasado cautelosamente criticadas por algunos de los invitados, fue suavemente encubierta con el manto del amor. Prevalecen el pragmatismo y el interés propio. La migración, la propia seguridad nacional y, sobre todo, el creciente atractivo de China en la región parecen ser infinitamente más importantes que las elecciones orquestadas, las violaciones descaradas de la constitución y los miles de personas inocentes pudriendo en las cárceles salvadoreñas.

Apenas un día después del anuncio oficial de los resultados electorales a principios de febrero, el servicio diplomático de la Unión Europea se apresuró a “felicitar al pueblo salvadoreño por su lealtad a la democracia”. Estas felicitaciones se repitieron el 3 de junio durante una reunión de trabajo de la UE con la viceministra salvadoreña de Asuntos Exteriores, Adriana Mira. Incluso, Europa prometió aún más ayuda para el desarrollo económico del país por encima de de los 100 millones de euros actuales. El rey de España junto con EE.UU. aprovechó para discutir con El Salvador las posibilidades de cooperación para la construcción de un nuevo canal entre el Pacífico y el Atlántico. Las duras críticas de EE.UU. en 2021 cuando Bukele anunció que quería presentarse a la reelección parecen olvidadas y perdonadas.

Un “trumpito” al estilo salvadoreño

Sin duda el invitado de honor por excelencia fue Donald Trump Jr., el hijo mayor de. La presidencia había anunciado su llegada, bien que Trump Jr. no formara parte de ninguna delegación oficial. Trump Jr. vino como amigo. En sus redes sociales publicó una grabación de su encuentro personal con Bukele. Felicita a Bukele por su reelección “sin meter a la oposición en la cárcel”, en referencia al padre Trump, que en ese momento estaba en el banquillo de los acusados ​​en EE.UU. Bukele está visiblemente a gusto. “Nosotros no encarcelamos a los rivales políticos”, responde divertido.

En COFAPPES, el Comité de Familiares de Presos Políticos de El Salvador, se escucha una voz diferente. En la madrugada del día previo a la investidura, detuvieron a siete veteranos de guerra. Uno de ellos es Atilio Montalvo, cofirmante de los Acuerdos de Paz de 1992 y líder de la Alianza El Salvador y Paz. Poco después de la captura la Policía Nacional Civil distribuyó una grabación de audio de una conversación telefónica para demostrar que los siete estaban preparando un atentado terrorista que se llevaría a cabo el 1 de junio, el día de la toma de posesión. Para Lourdes Palacios, coordinadora del Comité, es evidente que fue la propia policía la que fabricó la supuesta prueba, ya que ya no se puede utilizar en el tribunal por haber sido hecha pública. «Pero no les importa esto», añade. «Se trata de la percepción». Así la población tiene la impresión de que la represión es necesaria y está justificada.

El amigo querido de la ultraderecha

En la lista de invitados también aparecían otros nombres notorios del campo de Trump. No sólo hicieron acto de presencia varios políticos republicanos, sino también celebridades como Tucker Carlson (excomentarista de Fox News) y el actor mexicano, Eduardo Verástegui, quien en 2020, durante la administración de Trump, fue nombrado asesor de la Iniciativa de Prosperidad Hispana en la Casa Blanca. Es gente bienvenida en los encuentros de la Conferencia de Acción Política Conservadora (Conservative Political Action – CPAC), donde personas como Jair Bolsonaro (Brasil), Nigel Farage (Reino Unido) y Viktor Orbán (Hungría) también se sienten a gusto.

Poco después de la aplastante victoria electoral de Bukele en febrero de este año, los miembros del CPAC acogieron a Bukele con una ovación clamorosa en National Harbor, Maryland, cerca de Washington. Entre los invitados también figuraronTrump y Milei. El público sabía apreciar la política de seguridad a mano dura de Bukele. Matt Schlapp, el presidente del CPAC, calificó de risibles las críticas con respecto a las numerosas violaciones de los derechos humanos resultado de la implementación de la misma. “Bukele atacó el crimen y a los criminales en El Salvador. Y hay mucha gente que vive en nuestras mayores ciudades que quisiera ver las calles más seguras”, afirmó. La seguridad será un tema de campaña importante para los republicanos en las elecciones presidenciales en Estados Unidos a finales de este año.

Giancarlo Summa, que está investigando la derecha radical en América Latina, ve en la participación de Bukele en la CPAC su “bautismo político”. Hasta hace poco, Bukele había evitado perfilarse como de derecha, pero ahora ha claramente tomado partido.

La redacción del periódico digital El Faro no tiene pelos en la lengua: con la reelección inconstitucional de Bukele, El Salvador pasó de una autocracia a una dictadura. La receta es sencilla: el control absoluto sobre los tres poderes, la no transparencia de la política pública, la politización del poder judicial, la persecución de la oposición, los presos políticos, las torturas en las cárceles y la sustitución del Estado de derecho por una práctica de solicitar «favores» al presidente en las redes sociales, como la liberación de un familiar inocente por ejemplo.

Para el futuro se vislumbran aún más represión y más violencia. La posibilidad de que dentro de poco los siete veteranos salgan salvos y sanos de la cárcel es casi inexistente. Recientemente COFFAPES cambió su nombre y lo amplió para incluir a “las personas perseguidas”. Los opositores y sus familiares son intimidados y vigilados y sus teléfonos escuchados. Pero Lourdes Palacios se mantiene firme: “No podemos dejar que el miedo nos paralice. Debemos ser creativos y buscar soluciones”. Por el momento parece la única opción.

Epílogo

Apenas se finalizó este artículo cuando en el facebook de Nayib Bukele apareció el texto siguiente: “En estos momentos, el nuevo Ministro de Cultura procederá a la destitución de más de 300 empleados del Ministerio, quienes promueven agendas que no son compatibles con la visión de este Gobierno. Además ahorraremos fondos públicos en el proceso. La gente eligió un camino y ese camino vamos a tomar. Medicina amarga.”

Traducción hecha por la autora. Versión original publicada en De Wereld Morgen, Bélgica, 27 de junio de 2024 bajo el sistema de Creative Commons: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/06/27/el-salvador-geen-haan-die-kraait/.

Marleen Bosmans es politóloga y trabajó durante más de 40 años como experta de derechos humanos en distintas áreas de la cooperación internacional de Bélgica en América Latina y el Caribe, Africa y Asia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.