Ni analfabetos, ni huyendo del hambre, ni «engañados por las mafias». 26 años, con formación, con empleo, sólo el 1,2 fue convencido «por los pasantes» para subirse a un cayuco con destino a España, es el perfil del inmigrante que trató de llegar a nuestro país de 2006 a 2008. Un amplio y riguroso estudio […]
Ni analfabetos, ni huyendo del hambre, ni «engañados por las mafias». 26 años, con formación, con empleo, sólo el 1,2 fue convencido «por los pasantes» para subirse a un cayuco con destino a España, es el perfil del inmigrante que trató de llegar a nuestro país de 2006 a 2008. Un amplio y riguroso estudio de Cruz Roja desmonta muchos de los mitos en torno a la migración africana por esta ruta marítima. Cada inmigrante pagó 641 euros de media por el viaje, sólo en esos tres años la ruta de los cayucos generó un movimiento de 45 millones de euros.
Si tenían trabajo, el 86% y sus salarios eran superiores a los de la media de sus países origen. Tres de cada cuatro contaba con una formación educativa media, más del 75% era superior a la General Básica. El 98% intentaba por primera vez emigrar a Europa, y sólo el 1,2% se animó a subirse a un cayuco»reclutado por pasadores de personas», frente al mito de que eran «las mafias», como las califican los políticos europeos, las que «engañaban» a los jóvenes para arriesgar la vida en esas barcazas. Son solo algunas de las conclusiones del Estudio ‘Migraciones africanas hacia Europa. Estudio Cuantitativo y comparativo. Años 2006-2008. Centro Nº6 de Nouadibou, Mauritania’ realizado por un amplio equipo de técnicos de Cruz Roja Española y la media Luna Roja Mauritana después de entrevistar a 5.191 emigrantes africanos interceptados en Mauritania cuando intentaban llegar a España a bordo de cayucos.
Es importante subrayar que se trata de un estudio ceñido a la ruta de los cayucos desde Mauritania y Senegal hacia Canarias, que tiene unos condicionantes muy diferentes a los movimientos migratorios que se produjeron antes de 2006 o de lo que sucede en la que es ahora la principal vía de salida de emigrantes africanos, la ruta desde Somalia hacia Yemen a través del Golfo de Adén, donde el año pasado cruzaron más de 50.000 personas que si huían de situaciones de desnutrición y de conflictos armados.
Desde abril de 2006 cuando una antigua escuela fue reconvertida, con la ayuda del ejército español ,en el centro de asistencia a los migrantes interceptados en las costas mauritanas de Nuadibú, Cruz Roja Española y la Media Luna Roja Mauritana han asistido a 9.733 personas. A más de la mitad, los mediadores de esta organización humanitaria les realizaron un completo cuestionario con el que pretendían definir el perfil de los jóvenes africanos que intentaban llegar a Europa a través de la ruta de los cayucos. Las alargadas piraguas de pescadores del África Occidental aparecieron por primera vez a finales de 2005 en las costas de las islas canarias cargadas con jóvenes africanos, pero no fue hasta 2006 cuando esta vía batió todos los records de la migración por vía marítima hacia España y Europa con la llegada de 31.678 personas a Canarias.
Desde entonces los técnicos de Cruz Roja estaban investigando sobre el terreno qué resortes podrían explicar que la ruta desde Senegal y Mauritania se convirtiera entonces en la principal vía de entrada hacia Europa, al menos hasta finales de 2008 (ver gráfico 1). El resultado 4 años después en un estudio que tira por tierra numerosos estereotipos y prejuicios que tanto la clase política europea como los medios de comunicación han construido en torno a sus verdaderos protagonistas, los jóvenes subsaharianos.
De las 5.191 entrevistas realizadas en el centro de inmigrantes de Nuadibú se dibuja el siguiente perfil mayoritario del migrante que pretendía llegar a España: «Hombre joven, con una media de edad de 26 años, el 58% solteros, sin hijos, con formación general básica, con personas a su cargo, con trabajo antes de emigrar y con unos ingresos medios de 80 euros mensuales». De los cerca de 10.000 inmigrantes atendidos por esta organización el 8% eran menores de edad y sólo 21 eran mujeres .
El 86% de los encuestados tenían trabajo antes de emprender el viaje hacia Europa (ver gráfico 2) algo que ha sorprendido a los responsables de este estudio «porque no se corresponde con la idea que teníamos de que eran los más vulnerables en el África Occidental los que buscaban en el viaje migratorio a Europa una vía para el futuro de sus familias» asegura, en declaraciones a la SER, Jaime Bara, coordinador del estudio y miembro del departamento de cooperación internacional de Cruz Roja Española. La mayoría estaba empleado en la agricultura, el comercio y la pesca. Más del 75% contaban con educación superior a la General Básica (ver gráfico 3) muy por encima del nivel medio de estudios en Senegal, Mali y Gambia, los tres países de donde procedían el 97% de los jóvenes migrantes, frente a sólo un 3% del resto de países africanos.
«La tasa de analfabetismo en población adulta (más de 15 años) en Senegal es del 60,7%, en Mali de 76%, en Gambia de 57,5% y Mauritania de 48,8%», precisa el estudio. Jaime Bara señala que esta es «la auténtica fuga de cerebros, personas que pueden aportar valor a sus países, los más preparados, son los que se van a otros países en busca de un bienestar, perder a estas personas con una formación profesional, alfabetizadas, suponen un gran déficit para estos países».
Casi la totalidad, el 98%, no procede de países en conflicto salvo los que venían de la región de Casamance donde la guerrilla lucha por la independencia de Senegal de esta zona de enorme riqueza agricola .
El mito de las «mafias» hecho añicos
El 98% es la primera vez que intentaba emigrar a Europa y también la primera ocasión en la que es repatriado, frente a otras vías como la de Libia o Marruecos donde las personas permanecen durante años intentando culminar su proyecto migratorio con varios intentos (ver gráfico 4), Sólo el 1,2% de los jóvenes responden en la encuesta haber sido «reclutado por un pasador» frente al 70% que dice que fue una decisión propia o el 12% que apunta a que le convenció su familia.»Esta pregunta aclara una cuestión importante, puesto que se tiende a pensar que la decisión de migrar surge la mayoría de las veces de una presión o imposición familiar, sin embargo, la encuesta refleja que en más de un 70% de los casos la decisión es propia» (ver gráfico 5).
Casi la mitad de los viajes, el 48,8% fueron organizados por «medios propios«, frente al 32% organizados por los ‘pasadores’. Nuadibú y la pequeña isla de Diogué, en la desembocadura del río Casamance en el sur de Senegal fueron los dos puntos principales puntos de salida que salieron a relucir en las encuestas. Según se señala en el informe «si observamos las tendencias por años, en el 2006 un 63% de los viajes fueron organizados por ‘pasadores’. Esta cifra desciende drásticamente en 2007 y 2008. En estos dos últimos años el porcentaje de viajes organizados por medios propios se eleva considerablemente a 72 y 52% respectivamente». Al preguntarles si estarían dispuestos a volver a intentarlo, el 70% manifiesta que no, que regresará a su país y se quedará en él.
45 millones de euros invertidos en el sueño europeo
Aunque el precio del ‘pasaje’ para subirse a un cayuco fue oscilando levemente, la media que pagó cada inmigrante fue de 641 euros. Cruz Roja ha multiplicado esa cifra por las personas que llegaron a España esos 3 años y da como resultado que estas personas han invertido un total de 45 millones de euros para tratar de cumplir sus «sueños europeos» (ver gráfico 6).
En el estudio se explica de esta manera: «Si sumamos las cantidades pagadas por todos los encuestados que han respondido a la pregunta, obtendríamos un total de 1.114.465,21 de Euros. Si lo extrapolamos al número de personas migrantes llegadas a las costas españolas entre los años 2006 al 2008 (70.661) nos da una cifra de 45 millones de Euros. Cifra verdaderamente alta, que hace comprender la magnitud del negocio que se ha formado en torno a la migración, derivado de su alta rentabilidad y la relativa facilidad con que se lleva a cabo; obviando, por supuesto, el gran peligro que corren los migrantes que utilizan la vía marítima en la travesía hacia el lugar de destino.»
Jaime Bara que tiene una amplia experiencia en cooperación internacional y especialmente en África asegura que «con 45 millones de euros se pueden hacer inversiones muy importantes en este continente».
La de los cayucos es una de las rutas más duras y dramáticas de todas las que tratan de conducir a Europa y donde se han producido más muertes constatadas desde 2006,» inmigrantes extremadamentes vulnerables, miles de personas han perecido ahogadas y aunque el número de personas que atendemos en Mauritania se ha reducido a la mitad no deja de ser una sangría de miles de jóvenes cualificados que tratan de buscar una salida y una mejor forma de vida acaben falleciendo o fracasando en su intento» recuerda Bara que subraya que» el proyecto migratorio está muy mitificado, y sólo una minoría de los que se lo proponen acaban llegando desgraciadamente».
En 2009 cayó a la mitad las personas que pasaron por el polémico centro apodado ‘Guantanamito‘ por sus duras condiciones. Aministía Internacional o CEAR han cuestionado las condiciones en las que son recluidos los inmigrantes y Jaime Bara reconoce que «requeriría de otras mejoras, existen alternativas como las que propone Naciones Unidas para no tener que detener a estas personas, lo que sucede que en 2006 en Mauritania no existían instalaciones con las mínimas condiciones para acogerles. Las condiciones son infinitamente mejores que las que tenían antes de crearse el centro en 2006 y hay que tener en cuenta la estancia media en el centro es de 4 días».
La llegada de inmigrantes por esta vía a España ha descendido a niveles desconocidos desde mediados de los 80 cuando llegó la primera patera a las costas andaluzas o desde 1994 cuando arribó a Canarias la primera barca con inmigrantes irregulares. En lo que va de año el descenso es del 99% en Canarias donde sólo ha llegado una patera en 2010, mientras que desde 2008 no se ha detectado la salida de ni un solo cayuco desde Senegal. Esto no significa que se haya cerrado esta vía porque los movimientos migratorios siempre han sido cambiantes. «Nuestra esperanza es que este flujo de inmigración irregular disminuya, no porque estemos en contra porque consideramos la emigración un derecho de toda persona sino porque la emigración llevada acabo de esta forma tiene unas consecuencias humanitarias catastróficas desde el punto de vista psicológico y físico para las personas que lo intentan», concluye Bará. Cruz Roja Española cuenta además con otros dispositivos de atención a migrantes en Senegal y Mali.