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Elecciones griegas, encrucijada europea

Fuentes: Rebelión

» Sin ese país te marchitarás, Europa, / privada del espíritu que un día te concibió». Günter Grass I. Dos persistentes engaños desdibujan ante nuestros ojos el contorno de la problemática ecuación histórico-política que es hoy la Unión Europea. El primero es el que insiste en una rectilínea y cristalina continuidad del llamado «proyecto europeo», […]

» Sin ese país te marchitarás, Europa, / privada del espíritu que un día te concibió».

Günter Grass

I.

Dos persistentes engaños desdibujan ante nuestros ojos el contorno de la problemática ecuación histórico-política que es hoy la Unión Europea. El primero es el que insiste en una rectilínea y cristalina continuidad del llamado «proyecto europeo», desde sus orígenes en los grandes tratados fundacionales de los años cincuenta del pasado siglo y hasta la actualidad. El segundo, el que propone la absoluta novedad histórica de la crisis que ahora atraviesa, atribuida de modo exclusivo a la onda expansiva de la crisis económica planetaria que detona en el otoño de 2008 en la sala de máquinas financiera norteamericana. Antes de esta aciaga catástrofe de abrupta irrupción y causas (y responsabilidades) lejanas, en Europa casi todo iba como siempre, y casi todo iba bien.

Ambas presuposiciones son, claro, absolutamente falsas. Pero gracias al empeño con que ideólogos y propagandistas políticos, corporativos y mediáticos insisten, machacona y mancomunadamente, en ellas, se han convertido en una especie de «conocimiento implícito compartido», dentro de cuyos estrictos límites debe enmarcarse el debate «razonable» (en contraposición a «radical» o «populista») sobre la cuestión europea, a izquierda y derecha de las regiones centrales de la esfera pública y la vida política. Un consenso forzoso y mendaz que supone una primera (y eficaz) línea de defensa de los intereses que subyacen a los extraordinarios acontecimientos que estamos viviendo en Europa.

En su célebre conferencia de 1860 sobre la cuestión constitucion al, Ferdinand Lassalle distinguía entre la «constitución material» de la sociedad, delimitada por sus «factores reales de poder» (político, militar, económico, cultural,…), y su «constitución formal», que Lassalle despacha (citando irónicamente al déspota prusiano Federico Guillermo) como «la hoja de papel» constitucional i . Aquellos grandes tratados europeos fundacionales de París y Roma se corresponden y reflejan un equilibrio entre factores reales de poder muy distinto al actual. En aquella Europa operaban formidables organizaciones de masas, sociales, sindicales y políticas de izquierda y centro-izquierda, con millones de trabajadores y trabajadoras europeos organizados y movilizados, no solo en defensa de sus intereses materiales de clase, sino también de los valores morales de una amplia horquilla de culturas políticas progresistas endurecidas, enriquecidas y ennoblecidas por la experiencia en común de la resistencia antifascista durante la gran guerra civil europea de 1936-1945.

Muchas de estas organizaciones de izquierda, y sus intelectuales individuales y colectivos, se incorporaron temprana y decididamente a aquel primer tramo del proceso de construcción europea, en el que, al igual que en las respectivas legislaciones nacionales, introdujeron importantes inflexiones en materia de derechos económicos, sociales y políticos. Es el caso del gigantesco Partido Comunista italiano de la época, que durante décadas confió su representación en Bruselas al federalista de izquierdas Altiero Spinelli, uno de los autores del Manifiesto de Ventotene ii , redactado clandestinamente en 1941 en un presidio fascista, y que ya enuncia los términos del compromiso de la izquierda con un proyecto europeo de paz, libertades individuales y colectivas y garantías jurídicas, en el aspecto político, acompañado de un significativo reequilibrio de las relaciones entre capital y trabajo en favor de este último, en el económico. Tras la derrota del nazismo, y atrapadas entre sus propias clases trabajadoras organizadas y las divisiones acorazadas del bloque soviético (y en sus sectores más civilizados y humanistas, la horrenda constatación de la propia responsabilidad en las atrocidades precedentes), las élites europeas asumieron muchas e importantes concesiones en ambos sentidos, que quedaron recogidas en distintos textos constitucionales redactados en la época, basados en (y reguladores de) una «economía social de mercado» que institucionalizaba una «tregua de clases» que se extendería en Europa durante casi treinta años iii .

Por supuesto que esta tregua no suponía una superación del conflicto de clases en Europa, pero sí su embridamiento en un marco político y jurídico de mutuo reconocimiento y exclusión de formas extremas de violencia. Sea cual sea la valoración que hoy podamos hacer de aquella experiencia emprendida por buena parte de la izquierda europea, lo único indiscutiblemente cierto es que la Europa y el mundo en que este compromiso reformista cobraba sentido son hoy un recuerdo lejanísimo. Las ideas de capitalismo absoluto e irrestricto de las escuelas económicas de Viena y Chicago, que en 1965 eran solo un disparate de un puñado de académicos chiflados (y algunos generosos mecenas corporativos iv), en 1979 inspiran el programa con que Margaret Thatcher accede al poder en Gran Bretaña (y dos años más tarde, Ronald Reagan en EEUU). Mientras a una orilla del Canal de la Mancha Thatcher aplasta a los sindicatos («el enemigo interior») en una durísima huelga minera (y luego a los movimientos urbanos, en las revueltas del poll-tax) v , en la otra un ataque masivo de los mercados financieros internacionales (que fuerza hasta cuatro devaluaciones sucesivas del franco) desarbola el programa económico intervencionista con que el socialista François Miterrand había ganado las elecciones en Francia vi . Y en España, un golpe de Estado frustrado en sus objetivos de máximos sirve, sin embargo, para estrechar los ya de suyo estrechos límites de la Transición y su Constitución (en buena medida controladas desde el «arriba a la derecha» del régimen, pero también muy condicionadas por el «abajo a la izquierda» del antifranquismo rupturista) con vistas al acceso al poder de un Partido Socialista que, bajo la amenaza (o con la coartada) del «ruido de sables», salta ágilmente de la neutralidad al atlantismo y de la socialdemocracia al tecnocratismo apenas accede al gobierno vii . Distintas aplicaciones, aclimatadas a las regiones centrales del capitalismo avanzado, de la misma «terapia de choque» que durante la década anterior habían servido para aplastar los brotes democratizadores en América Latina o el sudeste asiático y ahora servían para allanar el camino al dominio neoliberal sobre Europa viii .

Sería muy ingenuo creer que a pesar de esta tajante inflexión a la derecha en sus escenarios nacionales, la construcción europea hubiera podido seguir navegando en aquel rumbo pactista originalmente señalado en los años 50. Aunque la florida y ceremoniosa retórica de paz, bienestar y garantías de los Schuman, Monnet, Spaak y demás padres fundadores siga siendo evocada en los preámbulos de las sucesivas «hojas de papel» que la jalonan, el cuerpo de los tratados advierte de cómo el proceso europeo va evolucionando de herramienta de conciliación de intereses de clase a herramienta de dominio de unas clases sobre otras, en el marco de ese moderno ciclo histórico de lucha de clases que, caracterizado por la radicalidad, constancia y la fiereza con que es librada por los de arriba contra los de abajo en su pugna por desasirse de cuantos compromisos hubieran adquirido sus mayores (ya por convicción, ya por conveniencia) en las décadas (o siglos) anteriores, hemos convenido en denominar neoliberalismo ix .

En 1986, el Acta Única ya refleja claramente esta inflexión neoliberal en el proceso de construcción europea, que en 1993 se acentuará con un Tratado de Maastricht redactado a medida de un nuevo mapa de factores reales de poder en Europa: la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia reducidos a cenizas, y las izquierdas occidentales sumidas en la desorientación teórica y la parálisis práctica, cuando no (como era y sigue siendo el caso de buena parte del sindicalismo institucionalizado, los partidos de izquierda parlamentaria y la intelectualidad individual y colectiva) perfectamente integradas en la misma trama de intereses y compromisos de la que decían ser antagonistas x . Para el gran capital europeo, sin adversarios de altura sobre el terreno y con la vista puesta en las grandes transformaciones necesarias para asegurar su lugar en el nuevo orden del capitalismo mundializado, era el momento de ir a por todo: el «momento constitucional» de una Europa sin izquierda. Y así es que, desde hace un cuarto de siglo (y sin despeinar una coma de la retórica humanista y socializante de sus declaraciones de principios), la Unión Europea se ha convertido en una implacable maquinaria de nivelación a la baja de los derechos sociales xi y de la capacidad de intervención económica de los Estados: una maquinaria de constitución neoliberal xii .

Recibiendo constantemente nuevas transferencias de soberanía desde los Estados, pero sin un sólo avance significativo en materia de participación democrática (desde la apertura en 1979 de un Parlamento Europeo meramente testimonial y simbólico, que más de tres décadas después sigue siendo meramente testimonial y simbólico, aunque muchísimo más caro), la Unión Europea se ha convertido, de tratado en tratado, en una completa anomalía jurídica, que adquiere un tinte monstruoso cuando, en 2009, consagra un Tratado de Lisboa que contiene (y aún recrudece) los términos del fallido Tratado Constitucional, redactado por una Convención de notables, aprobado por las instituciones europeas en 2004 pero rechazado en los referendos populares francés y holandés en 2005 xiii : marcando (y penando el incumplimiento de) una política económica y monetaria común, dictando justicia y emanando legislación y jurisprudencia, implicada directamente como actor diplomático y militar en distintos escenarios del planeta, dotada de un aparato policial interior (Europol, Eurogenfor) y fronterizo (Frontex), esto es, ejerciendo directamente una serie de sustantivas competencias tradicionalmente atribuidas al Estado, la Unión Europea se rige, no por un poder articulado y distribuido conforme a las normas jurídicas de la moderna estatalidad, sino por una enrevesada y viscosa trama en la que conviven actores institucionales, partidarios y corporativos (entrelazados por extensas inervaciones de vasos comunicantes y puertas giratorias, entre sí a nivel europeo, y con sus homólogos territoriales xiv ), coronada por un Directorio reducido de interlocutores heterogéneos (el gobierno alemán, el Banco Central Europeo, las grandes patronales europeas de la industria y la banca,…). Una estructura política formalmente semejante a las corporaciones oligárquicas de las ciudades-estado, las ligas portuarias y otras entidades políticas premodernas, que ha dejado entrever algunas de sus inervaciones corporativas en la composición de los gabinetes «tecnocráticos» en Grecia e Italia xv , la ejecutoria de las operaciones de rescate financiero xvi e incluso las acciones de política exterior, defensa y seguridad xvii .

Durante 25 años, estas oligarquías europeas (que a la vez, se estaban auto-instituyendo en cuanto tales, conectando y recombinando sus bases estatales y regionales gracias a las sucesivas desregulaciones financieras) optaron por una estrategia de paso lento y perfil bajo, mediante un torrente incesante de enrevesadas directivas, dictámenes, reglamentos, normativas y sentencias, para la homogeneización neoliberal del espacio económico, social y político europeo. Pero la crisis (inducida) de la deuda soberana de 2010 xviii abrió una excelente ventana de oportunidad al Directorio oligárquico para cruzar aceleradamente xix el Rubicón que aún le separaba de su proyecto de máximos. Un Rubicón que ha atravesado con el doblegamiento de los gobiernos irlandés xx o español xxi , la sustitución «por vía administrativa» del gobierno italiano xxii y, sobre todo, la intervención, en régimen de «protectorado» cuasi-colonial, del Estado griego xxiii , primeras expresiones prácticas de una nueva generación de «hojas de papel» (Estrategia 2020, Pacto del Euro, Pacto Fiscal, etc.) que, en nombre de la supervivencia de una Europa empujada hacia el abismo (como en la parábola kantiana, por un adivino tramposo que dispone lo que anuncia), decretan con inusitada rudeza un estado de excepción (económica primero, y política después) permanente xxiv .

II.

¿Señalan alguna inflexión significativa en este proceso histórico la victoria del Partido Socialista en las elecciones francesas , y el derrumbe de los grandes partidos tradicionales y el ascenso de SYRIZA en las elecciones griegas?

Por mucho que la salida del poder del ultraconservador Sarkozy pueda ser bienvenida en distintos e importantes aspectos, resultaría ilusorio creer que la presidencia socialista de François Hollande y sus aún muy vagas alusiones al «crecimiento» (en presunta contraposición a la «austeridad» preconizada por Alemania) vayan, por sí mismas, a suponer un obstáculo mayor para el imperio del neoliberalismo en Europa de lo (poco o nada) que antes lo fueron los gobiernos de Prodi en Italia, Sócrates en Portugal, Papandreu en Grecia o Zapatero en España: mortalmente atrapados entre las exigencias contradictorias de sus benefactores corporativos neoliberales (y los intereses particulares y de clase de sus propios aparatos y jerarquías xxv ) y sus programas electorales socialdemócratas, y finalmente arrollados por el empuje de sus competidores de derecha y la desafección, cuando no abierto repudio, de sus electorados naturales. Los frutos positivos que pueda dar esta victoria de Hollande en la lucha contra las políticas de austeridad no radican tanto en el programa de «austeridad compensada» con que el PSF (que, de no haber mediado un sonoro escándalo de trasfondo sexual, hubiera presentado como candidato a Dominique Strauss-Kahn, ex-director gerente del FMI y bien conocido paladín del más estricto neoliberalismo) ha ganado las elecciones, sino en las inflexiones que en este pudieran inducirse desde los espacios políticos y sociales situados a su izquierda xxvi .

Pero una victoria electoral de la izquierda radical griega, cuyo programa de gobierno sí desafía abiertamente las políticas de austeridad y el chantaje de la deuda xxvii , sí podría suponer un severo quebradero de cabeza para el Directorio neoliberal europeo, ya muy confrontado en la calle por movimientos populares de extensión, intensidad e influencia crecientes.

Hasta la fecha, ninguno de los gobiernos de los países victimizados por el Directorio ha hecho ejercicio de los resquicios de soberanía aún a su disposición para acompañar institucionalmente la indignación de sus pueblos, y los partidos o coaliciones que han concurrido con demandas abiertamente anti-neoliberales a distintos procesos electorales (Izquierda Unida en España, La Izquierda en Alemania, el Frente de Izquierda en Francia, o el Bloque de Izquierda en Portugal, entre otros) siguen siendo minoritarios. La única excepción es la coalición de partidos políticos y movimientos sociales de izquierda plural SYRIZA en Grecia xxviii , que, en un clima de constante y creciente movilización popular contra las políticas de austeridad xxix , y tras desbancar al social-liberal PASOK en las elecciones del pasado mayo (y negarse a posteriores acuerdos de coalición que le apartasen de su programa electoral anti-neoliberal), se presenta ahora como favorito en muchas encuestas para ganar su repetición el próximo 17 de junio. ¿Cuáles serían las consecuencias de que un nuevo gobierno griego de unidad popular y orientación izquierdista así lo hiciese, convirtiéndose en cabeza de puente institucional, no sólo del pueblo de izquierdas griego, sino también de los movimientos anti-neoliberales y anticapitalistas de Europa, dentro las instituciones de la UE?

Sin duda, el Directorio europeo y el amplio bloque de poderes que le respalda harán cuanto esté en su mano para que nunca lo sepamos. Si las herramientas de la demonización mediática y la extorsión financiera no se demostrasen suficientes como para doblegar a un gobierno de esta naturaleza, ¿qué nuevos rubicones se sentiría el Directorio autorizado a atravesar? Desde hace meses resuenan por toda Europa apremios a la solidaridad con Grecia, que en algún caso han evocado abiertamente el precedente de la solidaridad antifascista con España tras el golpe militar fascista de 1936 xxx . A primera vista podría parecer un símil exagerado, si no se tuviesen en cuenta la amplísima implantación del partido neonazi de estructura paramilitar Amanecer Dorado xxxi en las hipertrofiadas fuerzas policiales y militares xxxii (a cuyas prácticas escuadristas no es ajeno el partido conservador Nueva Democracia xxxiii ), o en una cúpula militar, de momento silenciosa, pero beneficiaria como el resto de la cleptocracia dirigente de décadas de expolio clientelar de las arcas griegas y generosos agasajos de la industria armamentística (europea en general y alemana en particular) xxxiv , entre otros factores desestabilizadores que un Directorio cada vez más resuelto en completar sus objetivos de máximos, y cada vez más desinhibido en los medios empleados para conseguirlo xxxv , podría tratar de espolear contra un hipotético gobierno de unidad popular en Grecia xxxvi (a quince días de los comicios, las acusaciones de connivencia con el terrorismo dirigidas contra miembros de SYRIZA suponen un preocupante salto en la «escalada de la tensión», de momento política y mediática, contra la izquierda anti-neoliberal griega xxxvii ).

Una deriva de esta naturaleza imprimiría un giro extraordinariamente dramático a la situación europea, y supondría un desafío decisivo para la izquierda y los movimientos populares del continente. No sería ya un tiempo para esa » compasiva impotencia » a la que Altiero Spinelli tan justamente desdeñaba (tras haber contemplado, y sufrido, sus nefastas consecuencias), sino para la acción resuelta y el firme compromiso de un renovado europeísmo antifascista, cuando Europa (la nuestra, ahora, como la de Spinelli, hace setenta años) enfrenta la encrucijada de la que parten, desde un mismo, extraño y turbulento origen, los caminos de la tiranía y de la libertad xxxviii .

 

Notas:

i «Con aquella hoja de papel que lleva la fecha del 5 de diciembre de 1848, el rey, espontáneamente, se avenía a un gran número de concesiones, pero todas ellas chocaban contra la Constitución real, es decir, contra los factores reales de poder que el rey seguía teniendo, íntegros, en sus manos. Y con la misma imperiosa necesidad, que envuelve la ley de la gravitación tenía que ocurrir lo que ocurrió, que la Constitución real fuese abriéndose camino, paso a paso, hasta imponerse a la Constitución escrita». FERDINAND LASSALLE, ¿Qué es una Constitución?, 1860 (en línea: http://www.bibliojuridica.org/libros/libro.htm?l=2284).

ii «Los espíritus están ahora mucho mejor dispuestos que en el pasado para una reorganización federal de Europa. La dura experiencia de los últimos decenios abrió los ojos, incluso a aquellos que no querían ver, e hizo madurar muchas circunstancias favorables a nuestro ideal». ALTIERO SPINELLI y ERNESTO ROSSI, Manifiesto de Ventotene, 1941 ( en línea: http://www.altierospinelli.org/manifesto/es/manifestoes_en.html ).

iii » La impronta de la resistencia popular antifascista y antinazi se hizo sentir con fuerza tanto en Francia como en Italia o Alemania. Al menos en un primer momento, los nuevos debates constituyentes expresaron demandas democratizadoras elevadas, en las que llegaron a confluir sectores, socialistas, comunistas e incluso una parte importante de los partidos demócrata-cristianos». GERARDO PISARELLO , Un largo Termidor. La ofensiva del constitucionalismo antidemocrático , Trotta, Madrid, 2011, p. 145

iv Vid. FRANÇOIS DENORD, «La prophète, le pèlerin et le missionnaire. La circulation internationale du néo-libéralisme et ses acteurs», Actes de la recherche en sciences sociales, 145, 2002, pp. 9-20 (en línea: http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/arss_0335-5322_2002_num_145_1_2794); PHILIP MIROWSKI y DIETER PLEHWE (eds.), The road to Mont Pèlerin. The making of the neoliberal thought collective , Harvard University Press, 2009

v Vid. ÁNGEL FERRERO, «De un invierno de nuestro descontento a otro: para el veinticinco aniversario de la batalla de Orgreave», Rebelión, 04/02/2009 (disponible en línea: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=80233) y «Las revueltas estallan en callejones sin salida: en el vigésimo aniversario de las revueltas contra la ‘poll tax’ de la Sra. Thatcher», Sinpermiso, 04/04/2010 (en línea: http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/ferrero1.pdf).

vi Vid. TONY DALEY y JONAS PONTUSSON, «El triunfo de la izquierda en Francia», Cuadernos Políticos de la UNAM, 32, 04/1982, pp. 21-44 (en línea: http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/contenido/CP.32/CP32.4.TonyDaley_JonasPontusson.pdf).

vii «A medida que los socialistas se vayan acercando al poder, los problemas del país dejarán de expresarse en términos de intereses sociales contrapuestos [para] ser concebidos a modo de problemas resolubles gracias a la disposición de conocimientos técnicos. La desideologización de que durante la Transición experimentará una parte de la izquierda se dejará sentir en forma de desencanto y salida posmoderna, pero también en la reconversión a esa nueva ideología tecnocrática». JUAN ANDRADE BLANCO, El PCE y el PSOE en (la) transición, Siglo XXI, Madrid, 2012, p. 33

viii Vid. NAOMI KLEIN, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, Paidós, 2007

ix Vid. PERRY ANDERSON, «Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda», Procesos, Revista Ecuatoriana de Historia, 11, 1997 (en línea: http://hdl.handle.net/10644/1350).

x «Los políticos de derechas y de izquierdas acaban por tener intereses de clase que en lo fundamental resultan comunes […] dado que todos ellos forman parte del establishment, del sistema de privilegios […]. La socialdemocracia ha llegado a aceptar las más «tóxicas» invenciones financieras, y no ha hecho nada concreto para acabar con los «paraísos fiscales» o el secreto bancario, instrumentos del entramado económico-mafioso a nivel internacional […]. Al traicionar sistemáticamente su única razón de ser, la socialdemocracia ha estado en crisis incluso cuando ha ganado elecciones y ha gobernado […] ¿De qué puede servir una izquierda que lleva a cabo una política de derechas, si no a preparar el retorno del original?». PAOLO FLORES D’ARCAIS, «La traición de la socialdemocracia», El País, 25-10-2009 (en línea: http://elpais.com/diario/2009/10/25/opinion/1256421611_850215.html).

xi MIREN ETXEZARRETA, «La evolución (perversa) de la política social de la Unión Europea», Revista Internacional de Filosofía Política, 31, 2008 (en línea: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2712160).

xii «Roto el consenso constitucional de posguerra, los derechos sociales, políticos y sindicales irían perdiendo capacidad vinculante en beneficio de una serie de privilegios patrimoniales […]. Esta constitución mixta en la que el principio oligárquico cobraba paulatina centralidad, no sólo debilitaría el núcleo central y democrático de las constituciones estatales. También propiciaría auténticos golpes de mercado dirigidos contra aquellos gobiernos o políticos incapaces de llevar a delante los ajustes necesarios para cumplir con los criterios de convergencia diseñados en Maastricht». PISARELLO, op. cit., p. 189; vid. también RAMÓN FERNÁNDEZ DURÁN, La compleja construcción de la «Europa» superpotencia, Virus, Barcelona, 2005 (en línea: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=20882).

xiii «Desde el punto de vista económico, los principios de Maastricht y del plan de estabilidad, pero también la independencia del Banco Central Europeo quedan convertidos en preceptos constitucionales. Esto significa que, mientras siga en vigor esta Constitución no sólo resultará imposible una política de ruptura con el capitalismo, sino que incluso el reformismo socialdemócrata más tibio quedará fuera del marco constitucional», JOHN BROWN , «El sujeto de la Constitución europea», Viento Sur , 10-02-2004 (en línea: http://www.vientosur.info/articulosweb/textos/home.php?x=200 ).

xiv Vid. ALLIANCE FOR LOBBYING TRANSPARENCY AND ETHICS REGULATION IN THE EU (ALTER-EU) , Bursting the Brussels bubble. The battle to expose corporate lobbying at the heart of the EU, ALTER-EU, Bruselas, 2010 (en línea: www.alter-eu.org/book/bursting-the-brussels-bubble ).

xv «La toma del poder político en la UE por parte de tecnócratas vinculados al sector financiero, coincidiendo además con la llegada a la cúspide del BCE de Mario Draghi, ex directivo de Goldman Sachs, no ha empezado este agitado noviembre. Desde mayo de 2010, con el primer rescate griego, los recortes coordinados en toda la UE y el incendio de la eurozona, los puestos económicos clave de los Gobiernos los van asumiendo directamente dirigentes con pasado en el mismo sector cuyos excesos, coinciden los expertos, provocaron la crisis». PERE RUSIÑOL, «El poder financiero toma los Gobiernos de la UE», Público, 04-12-2011 (en línea: http://www.publico.es/dinero/410414/el-poder-financiero-toma-los-gobiernos-de-la-ue); vid. también EDUARDO FEBBRO, «En Europa el poder es de Goldman Sachs», Página/12, 23-11-2011 (en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-181820-2011-11-23.html).

xvi «[Goldman Sachs] llenó sus arcas con un botín de 600 millones de euros cuando ayudó a Grecia a maquillar sus cuentas a fin de que este país llenara los requisitos para ingresar en el euro […]. Operó protegido por sólidas complicidades en el seno de las instituciones bancarias europeas y dentro del poder político, que hizo todo cuanto estuvo a su alcance para impedir las investigaciones». EDUARDO FEBBRO, «El gran truco que usó Goldman Sachs con Grecia», Página/12, 13-03-2012 (en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-189486-2012-03-13.html); vid. también RAFAEL POCH, «La «quiebra suave» de Grecia fue idea del Deutsche Bank», La Vanguardia, 18-06-2011 (en línea: http://www.lavanguardia.com/internacional/20110618/54172765459/la-quiebra-suave-de-grecia-fue-idea-del-deutsche-bank.html).

xvii Vid. GILLES RUBIN y AUGUSTIN SCALBERT, «Europe: Catherine Ashton, chef de la diplomatie, soupçonnée de favoritisme», Rúe 89, 22/05/2012 (en línea: http://www.rue89.com/2012/05/22/europe-catherine-ashton-chef-de-la-diplomatie-soupconnee-de-favoritisme-232348).

xviii » Grecia, Irlanda y Portugal, con dificultades para hacer frente a los pagos de la deuda, han sido obligadas a aceptar los «rescates» de la UE, el Banco Central Europeo y el FMI. Sin embargo, las «ayudas» del FMI vienen siempre acompañadas de duros ajustes sociales. [Estos países] siguen acudiendo a los mercados financieros para re-financiar su deuda, con emisiones periódicas de bonos […] cuyo coste (tipo de interés) lo marcan los mercados financieros a través de las Agencias de Calificación, que aprovechan esta rutina para transmitir casi a diario […] la «necesidad» de aplicar ajustes cada vez más profundos», G. PIÑERO, O. CHANTRY e I. FRESNILLO , «La deuda llega a Europa, tras devastar el Sur», en VV.AA., Vivir en deudocracia , Icaria, Barcelona, 2011 (en línea: www.rebelion.org/noticia.php?id=149963 ).

xix Vid. ANDREU MISSÉ y CLAUDI PÉREZ , «Europa se reinventa en una noche», El País , 16-05-2010 (en línea: http://elpais.com/diario/2010/05/16/negocio/1274015665_850215.html ).

xx Vid. DANIEL FINN , «Irlanda, ¿cambio de rumbo?». New Left Review , 67, 03/2011 (en línea: http://newleftreview.es/article/download_pdf?language=es&id=2876 ); CLAUDI PÉREZ, «Irlanda despedirá a 24.750 funcionarios dentro de un duro plan de ajuste», El País, 24-11-2010 (en línea: http://economia.elpais.com/economia/2010/11/24/actualidad/1290587575_850215.html).

xxi Vid. JOSÉ MANUEL ROMERO, «Dos minutos que cambiaron a España», El País, 16-05-2010 (en línea: http://elpais.com/diario/2010/05/16/domingo/1273981953_850215.html); «Receta neoliberal de Zapatero», Página/12, 02-12-2010 (en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-157909-2010-12-02.html); RAFAEL CHIRBES, «Zapatero: a la mesa con los caníbales», Sinpermiso, 13-06-2010 (en línea: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3405).

xxii Vid. ELENA LLORENTE, «Italia pudo sacarse de encima a Berlusconi», Página/12, 13-11-2011 (en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-181128-2011-11-13.html); LEO GORETTI, » The last days of the Berlusconi empire» , th-rought, 12/11, 2011 (en línea: http://th-rough.eu/writers/goretti-eng/last-days-berlusconi-empire).

xxiii «La diferencia con la colonia, es que el «Estado protegido» conserva formalmente sus instituciones, pero cede a la «potencia protectora» su política exterior y, sobre todo, su economía y su comercio exterior. […] Desde el comienzo en 2008 de la crisis financiera, hayamos asistido, en el seno de la UE, y más particularmente en la Eurozona, a una pérdida manifiesta de soberanía de los Estados más deprimidos (Irlanda, Grecia, Portugal, Italia, España), como fase preliminar del nuevo estatuto de «protectorado europeo», al que acaba tristemente de acceder Grecia, [y que] funciona como un modelo de lo que amenaza a los demás países de la periferia, y que el Mecanismo Europeo de Estabilidad va a establecer […] como norma legal en la Unión Europea». IGNACIO RAMONET , «Nuevos protectorados», Le Monde Diplomatique , 197, 03/2012 (en línea: http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=d3f06206-8441-4337-ad5d-dca370eb1f89 ); vid . también ARIS CHATZISTEFANOU y KATERINA KITIDI , Catastroika , 2012 (video, en línea: http://www.catastroika.com/indexes.php ) y Debtocracy , 2011 (video, en línea: http://www.debtocracy.gr/indexen.html ).

xxiv «If we look at the post-2008 history of European and Member States’ legislation, we can clearly perceive the emergence and consolidation of a discourse of crisis and necessity, which has been used to abandon existing legal constraints and to dismantle the boundaries provided by the structure of the EU. Fortified by a narrative of apocalypse, illegality has been transformed into lawfulness». TOMASO FERRANDO y GIOVANNI ESPOSITO , «A European State of Prolonged Emergency», Critical Legal Thinking, 22-06-2012 (en línea: http://www.criticallegalthinking.com/2012/05/22/european-state-of-prolonged-emergency ).

xxv Vid. JOSÉ VIDAL-BENEYTO, «La implosión de la izquierda en Francia y aledaños», en La corrupción de la democracia, Catarata, Madrid, 2010; JÓNATHAM F. MORICHE, «La mano que les enriquece. Sobre servicio público y lucro privado». Rebelión, 16-07-2011 (en línea: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132343).

xxvi «Hay muchas propuestas de su programa que son positivas […] pero la puesta en marcha de todas ellas no será suficiente para salir de la crisis […]. La economía europea no se recuperará a no ser que las políticas de austeridad que se están imponiendo en la Unión Europea se eliminen. Y Hollande no se ha comprometido a eliminarlas [sino solo a] complementarlas con políticas de crecimiento […] Pero el mayor problema que tiene la Unión Europea […] son precisamente las políticas de austeridad, dictadas por el Pacto de Estabilidad [que] Hollande no ha mencionado que vaya a eliminar o modificar […]. Hollande irá más allá de lo que ha propuesto, moviéndose a la izquierda, sólo en caso de que haya movilizaciones que le presionen en esta dirección». VICENÇ NAVARRO, «Las propuestas de Hollande son insuficientes para salir de la crisis», Público, 10-05-2012 (en línea: http://blogs.publico.es/dominiopublico/5217/las-propuestas-de-francois-hollande-son-insuficientes-para-salir-de-la-crisis).

xxvii Vid. «El programa de la izquierda radical griega», Escolar.net, 16-5-2012 (en línea: http://www.escolar.net/MT/archives/2012/05/el-programa-de-la-izquierda-radical-griega.html).

xxviii «Todo comenzó […] en 1997, con la constitución de la rama griega del movimiento de las Marchas Europeas contra el Paro […]. Los militantes de las componentes de Syriza que habían podido conocerse en las luchas, y que habían viajado y se habían manifestado juntos por miles en Ámsterdam (1997) y Colonia (1999), Niza (2000) y Génova (2001), Florencia (2002), París (2003), etc., habían tenido tiempo para desarrollar entre si relaciones no solo políticas sino también humanas antes de llegar a la fundación de su Coalición de la Izquierda Radical. Una coalición que iba sin embargo a contracorriente de lo que ocurría en toda Europa, donde una alianza así entre un partido reformista de izquierdas y grupos de extrema izquierda era, sencillamente, impensable». YORGOS MITRALIS, «Syriza o el avance ejemplar de una experiencia unitaria única y original», Viento Sur, 20-05-2012 (en línea: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=5211).

xxix «El presidente de la República […] tuvo que huir de las ceremonias de Tesalónica, adonde había acudido para contemplar el desfile militar nacional. La marcha del ejército fue cancelada; delegaciones escolares, civiles y reservistas marcharon en su lugar, muchos con el puño en alto, aclamados por la multitud. Los lemas adoptados por los manifestantes de todo el país enlazaban el «no» de 1940 con la situación actual, equiparando los líderes actuales a los colaboracionistas en tiempos de guerra; gritos y canciones de la Resistencia se mezclaban con los de la lucha contra la dictadura militar, mientras ante multitudes jubilosas ardían banderas alemanas y de la UE». STATHIS KOUVELAKIS , «El crisol griego», New Left Review , 72, 01-2012 (en línea: http://newleftreview.es/article/download_pdf?language=es&id=2924 ).

xxx Vid. SONIA MITRALIAS, «¡La Grecia en lucha de 2012, como la España de 1936, para los pueblos de Europa!», CADTM, 24-02-2012 (en línea: http://www.cadtm.org/La-Grecia-en-lucha-de-2012-como-la).

xxxi «El partido mantiene vínculos con otros movimientos neonazis europeos y, según las denuncias de la prensa y políticos griegos, con elementos de la Junta Militar depuesta en 1974, pero también con elementos extremistas de la policía y servicios secretos griegos. Además, se acusa a numerosos militantes de Amanecer Dorado de tener excelentes relaciones con las fuerzas paramilitares serbias que perpetraron la matanza de Srebrenica. Algunos de sus miembros fueron incluso acusados de participar en esa masacre, que costó la vida a casi 8.000 personas en 1995». «¿Quiénes son los nazis de Amanecer Dorado?», La Vanguardia, 08/05/2012 (en: http://www.lavanguardia.com/internacional/20120508/54290521532/amanecer-dorado.html).

xxxii «Greece has the largest number of military personnel per capita of any NATO country (at 119 per 10.000, more than twice that of Bulgaria, the second runner-up), and the second highest ratio of police (33 per 10.000, or 1 cop per every 303 people; this means one of every 50 adult males are actively serving in the security forces; if one counts army reserves, the numbers jump to one in twenty)». VV.AA ., Revolt and Crisis in Greece: Between a Present Yet to Pass and a Future Still to Come , AK Press/Occupied London, Londres, 2011, p. 229

xxxiii «In the 1980′s […] ND created Rangers, a group of well built ND youngsters, who used to attack their enemies in Universities and schools. In 1991, under the ND administration again […] the Rangers attacked an occupied school in Patra and killed the teacher Temponeras. The killer, Kalabokas, was a prominent member of ND and elected in the local council. The next day, students were marching in Athens to protest. MAT attack the protest and threw tear gas in K. Marousis, a 7-story building. 16 people were inside but only 12 made it. 4 were dead due to asphyxiation. The police closed the case stating that «the building was burnt by anarchists», although there were plenty of eye-witnesses stating it was the police. Kalabokas was sentenced to jail but released seven years later […]. According to a report written by the State Security (Kratiki Asfaleia), which leaked to «Nea» in 2004, members of Golden Dawn were illegally bearing arms as they were bodyguards of ND MP’s». SPYROS KOUVOUSSIS , «Dora Bakoyiannis Accuses Leading Members of Syriza of Supporting 17N», Greek Report , 28-05-2012 (en línea: http://greece.greekreporter.com/2012/05/28/dora-bakoyiannis-accuses-leading-members-of-syriza-of-supporting-17n/ ).

xxxiv «According to Stop Cartel Siemens paid out $800 million to settle bribery charges in the U.S. while until now Greece has not received any reparations from Siemens, nor from the Greek ministers who boosted their personal coffers with the illicit payments. Fifteen PASOK and New Democracy ministers were named in a parliamentary investigation as receiving bribes, but only two have admitted their involvement and none have been prosecuted». ANDY DABILIS, «Siemens Makes Deal with Greece to Settle Bribery Cases», Greek Reporter, 10-03-2012 (en línea: http://greece.greekreporter.com/2012/03/10/siemens-makes-deal-with-greece-to-settle-bribery-cases); vid. también LAURA LUCCHINI, «¿Rescatar a Grecia para seguir vendiéndole armas?», El País, 26-09-2010 (en línea: http://elpais.com/diario/2010/09/26/domingo/1285473157_850215.html).

xxxv Vid. JÓNATHAM F. MORICHE, «Tras el ajuste económico, ¿una larga «noche chilena» en Europa?», Rebelión, 20-07-2011 (en línea: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132580)

xxxvi Alexis Tsipras, candidato de Syriza, ha declarado: «Formar un gobierno no es tener el poder. Si llegamos a ser mayoritarios en las urnas tendremos contra nosotros a los bancos, los medios y una parte del Estado». EDUARDO FEBBRO , «No se negocia con el infierno», Página/12, 23-05-2012 (en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-194652-2012-05-23.html).

xxxvii KOUVOUSSIS , art. cit.

xxxviii Están en este momento en marcha campañas de solidaridad con la izquierda griega en España ( http://cartatsipras.blogspot.com ), Portugal ( http://www.nagreciaopovoequemaisordena.com y http://solidariedadegrecia.weebly.com ), Gran Bretaña ( http://www.greecesolidarity.org ) y otros Estados europeos.