Para Ken Loach, que el pasado martes fue el encargado de cerrar el ciclo de conferencias Los retos del siglo XXI: Otro mundo es necesario, celebrado en la madrileña La Casa Encendida, el cine «es un intento de contar esas historias que definen nuestra existencia». En opinión de este realizador, uno de los más aplaudidos […]
Para Ken Loach, que el pasado martes fue el encargado de cerrar el ciclo de conferencias Los retos del siglo XXI: Otro mundo es necesario, celebrado en la madrileña La Casa Encendida, el cine «es un intento de contar esas historias que definen nuestra existencia».
En opinión de este realizador, uno de los más aplaudidos del cine heterodoxo europeo, los cineastas del Viejo Continente se encuentran en inferioridad de condiciones. «El predominio de las películas estadounidenses cada vez es mayor. Su cuota de pantalla es exagerada. Los cines de versión original [aquellos a los que generalmente suelen verse relegadas las cintas europeas] cada vez son más pequeños. Nos invaden los multicines concertados con los grandes estudios de Hollywood. Esto es todo un problema para los cineastas europeos. Nos están echando. Los políticos tienen que conseguir que podamos expresarnos».
No obstante, consciente de la candente actualidad del tema en España, Loach prefiere no pronunciarse sobre la problemática de nuestras leyes en concreto. Paradigma del llamado cine comprometido de nuestro comienzo de siglo, el realizador británico estima que su compromiso está con «los oprimidos, la pobreza, la denuncia constante de los traumas que provoca en los seres humanos la vida en las sociedades industriales». De ahí que en su ponencia sostuviera tanto sus reflexiones sobre el tiempo pretérito como sobre el presente. «Intento mirar al pasado porque la historia se rescribe constantemente dependiendo de quién esté en el poder», explicó.
En cuanto a su apuesta por el aquí y ahora, ésta va más allá de la simple cotidianeidad. Así, el anhelo de veracidad, de compromiso con lo real, inspira al cineasta incluso llegado el momento de hacer el casting. «Los actores no profesionales son algo más auténtico porque basan su interpretación en su experiencia real. Cuando filmas a alguien, además de su interpretación, estás retratando su piel, su manera de comer y de levantarse. Las personas que tienen una experiencia próxima al asunto de la película resultan ideales, sobre todo en combinación con actores profesionales».
Loach, que disertó en su alocución bajo el lema de Cine y compromiso social, también se refirió a las duras críticas que El viento que agita la cebada (2006) su última realización, ha recibido por parte de la crítica inglesa. «Me han acusado de no querer a mi país. Pero Irlanda ha sido la primera y última colonia de Gran Bretaña. Así ha sido durante 800 años y ahora se quiere hacer creer que el ejército británico permanece en Irlanda del Norte porque los irlandeses son muy malos y que, de no estar los soldados británicos, se matarían entre ellos. Pero el caso es que actualmente, en Irlanda del Norte, hay más soldados británicos que en Irak. El viento que agita la cebada quiere dejar constancia de las atrocidades perpetradas por el ejército inglés en aquel país, donde incluso llegó a matar a mujeres embarazadas».
Finalmente, respecto a la inspiración de sus películas, Loach se confiesa especialmente sensible a aquellos argumentos que nos hablan de «cómo es el mundo, de por qué vivimos como vivimos y de los factores que nos afectan. Intento contar historias que definan nuestra existencia». Ahora bien, que nadie se llame a engaño, Ken Loach es consciente de que «las películas no pueden cambiar las sociedades. Con las mías sólo intento explorar en las relaciones humanas, en las diferencias entre unos y otros».