Organizaciones que reúnen fondos con destino a Israel para ayudar al ejército y a los asentamientos ilegales en el territorio palestino de Cisjordania se benefician de exoneraciones impositivas que dan algunos países europeos a entidades sin fines de lucro, según una investigación realizada por IPS.
La Fundación Sar-El, que ayuda a las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) y opera en Holanda, organiza visitas periódicas a Israel, donde voluntarios holandeses se entrenan tres semanas con el ejército.
El presidente de la Fundación en Amsterdam, Max Arpels Lezer, dijo que impulsa a los voluntarios a trabajar en hospitales de Israel, pero «si no es posible pueden realizar tareas civiles en bases militares».
Los voluntarios no se vuelven soldados, pero «pueden ayudar en la lucha contra los palestinos», indicó.
Arpels Lezer prefirió no hacer comentarios cuando IPS le preguntó por qué ayudar a las FDI, dado que una investigación de la Organización de las Naciones Unidas, realizada por el juez sudafricano Richard Goldstone, concluyó que el ejército israelí cometió crímenes de guerra cuando atacó el territorio palestino de Gaza entre fines de 2008 y principios de 2009.
«No quiero responder esa pregunta», señaló. «No hablamos de política. Nuestra organización es apolítica», sostuvo.
La legislación holandesa permite a organizaciones como la Fundación Sar-El beneficiarse de exoneraciones impositivas y a las personas que colaboren con ellas deducir su contribución de sus impuestos.
La organización Collectieve Israël Action recibe 11 millones de dólares al año, según su sitio de Internet. Uno de sus proyectos es colaborar con el entrenamiento de soldados israelíes, en especial en la aplicación de tecnología avanzada.
La junta de asesores está integrada por Doron Livnat, director de la empresa Riwal, que suministró grúas para la construcción del muro que Israel erigió en Cisjordania y que fue declarado ilegal en 2004 por la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya.
La Fundación Nachamoe reúne fondos para contribuir al sostén de familias israelíes. La institución reconoció que algunas de ellas viven en asentamientos construidos entre Jerusalén y Belén.
Las colonias judías violan el derecho internacional. La Cuarta Convención de Ginebra, de 1949, prohíbe a la potencia ocupante transferir segmentos de su población civil al territorio invadido.
Algunas organizaciones califican su apoyo a las FDI de «asistencia humanitaria».
Visie voor Israël alienta a sus simpatizantes a realizar donaciones para comprar regalos, como mochilas, para los soldados. Los aportes aumentaron de forma significativa desde el ataque contra Gaza de hace dos años, según un boletín de la organización.
Shuva es una organización cristiana sionista, que también opera en Holanda, que considera que la creación de Israel y la ocupación de Gaza y Cisjordania son la concreción de una profecía bíblica.
La institución colaboró con una escuela de Nofei Nechemia, una ampliación del asentamiento y ciudad israelí de Ariel, en Cisjordania, según uno de los boletines divulgados en 2009. Shuva también declaró que todos los años ayuda a cientos de colonos a instalarse en cuatro comunidades de ese territorio palestino.
El portavoz del organismo tributario de Holanda señaló que las normas impositivas del país no tienen ninguna cláusula relacionada con violaciones al derecho internacional. Las organizaciones sin fines de lucro pueden solicitar la exoneración de impuestos sobre la base de sus objetivos.
«En cualquier momento, las autoridades pueden revocar el beneficio», con un estudio previo de las actividades de la organización, apuntó. Pero señaló que no podía decir nada sobre la situación particular de ninguna institución.
Por su parte, Ghada Zeidan, de la organización de ayuda a los palestinos United Civilians for Peace (civiles unidos por la paz) que opera en Holanda, señaló que es «muy difícil» convencer a las autoridades de que tienen que tomar medidas contra la financiación de organizaciones favorables a Israel.
«El problema es que hay una cultura de aceptación de la situación», añadió.
A principios de este año se lanzó una campaña en Gran Bretaña para quitar la calidad de organización de beneficencia al Jewish National Fund (JNF, siglas en inglés de fondo nacional judío).
El JNF se presenta como una organización ecológica que planta árboles en Israel, pero desde hace décadas colabora activamente con la violencia contra los palestinos.
Una de sus figuras más destacadas, Yosef Weitz, defendió de forma explícita en 1940, ocho antes de la creación del estado de Israel, la expulsión de los palestinos de su territorio.
En los últimos años, el JNF concentró sus energías en colaborar en el asentamiento de judíos en el desierto de Néguev, lo que implicó desarraigar a la población autóctona de beduinos, a menudo destruyendo sus viviendas.
Otra de sus prioridades es ayudar a la Benji Hillman Foundation, creada en honor a un soldado asesinado durante el ataque de Israel contra Líbano en 2006. La institución ayuda a encontrar alojamiento a jóvenes que viajan del extranjero para unirse al ejército israelí.
El último documento divulgado por el JNF en Londres indica que en 2008 su ingreso total fue de 12,2 millones de dólares.
Un portavoz del fisco británico declaró que no podía decir si había investigaciones sobre las actividades del JNF.
El International Solidarity Movement (ISM, siglas en inglés del movimiento internacional de solidaridad) estudia si es posible considerar como actividad de beneficencia la labor de organizaciones que colaboran con ejércitos extranjeros de acuerdo con la legislación británica.
El primer ministro británico David Cameron accedió a ser uno de los patrocinadores del JNF, entre los varios aliados poderosos que tiene, indicó Matthew Richardson, activista de ISM. Lo mismo ocurrió con sus predecesores, Gordon Brown y Tony Blair, apuntó.
«El JNF está bien acomodado con la elite política y el lobby favorable a Israel», añadió.(FIN/2010)