“De alguna manera, los ancianos han sostenido el territorio, en muchos casos viviendo en esos lugares. Ellos siempre han hecho hincapié en todo lo que se ha perdido en generaciones anteriores. Muchas familias se desmembraron, algunas personas tuvieron que irse a la ciudad y otros han quedado en el territorio. Hoy ya hay jóvenes que […]
“De alguna manera, los ancianos han sostenido el territorio, en muchos casos viviendo en esos lugares. Ellos siempre han hecho hincapié en todo lo que se ha perdido en generaciones anteriores. Muchas familias se desmembraron, algunas personas tuvieron que irse a la ciudad y otros han quedado en el territorio. Hoy ya hay jóvenes que han regresado a los lugares de sus ancestros, recuperando ese saber y esos territorios”.
Agripina Nahuelcheo (1)
El envejecimiento y la representación social de las Personas Adultas y Mayores varía según el contexto histórico y social en que nos ubiquemos, como vimos en el artículo sobre el pensamiento antiguo y medieval (2). En América Latina, los pueblos originarios suelen tener una concepción diferente a la de las culturas hegemónicas occidentales, pudiendo observarse una mejor inclusión de las personas mayores debido a una mayor valoración de sus roles y conocimientos ancestrales. Sin embargo, en la actualidad son uno de los sectores sociales más marginalizados y discriminados debido a la deuda histórica que tienen los Estados con los pueblos originarios.
Para este trabajo partiremos de tres ideas fundamentales: 1) que existe una heterogeneidad de pueblos y culturas originarias en América Latina, por lo que no podemos hablar de una única concepción para todo el continente; 2) que las formas de envejecer son heterogéneas aún al interior de cada pueblo originario; 3) que el envejecimiento no puede separarse de otras condiciones tales como la clase social, género, etnia, educación, territorialidad y condición de salud o discapacidad.
La «tesis de la población excedente» -desarrollada por el utilitarismo liberal y el darwinismo social del siglo XIX-, considera que en las sociedades en donde la supervivencia económica es precaria (sociedades cazadoras que se desplazan por las presas o recolectoras que se mudan cuando se agotan los recursos), las personas con discapacidades, enfermedades crónicas o adultas mayores eran asesinadas por representar un peligro para la supervivencia de toda la comunidad(3). Aunque fue dominante en sectores de la antropología y la historia durante muchas décadas, esta tesis se encuentra cuestionada en la actualidad.
En algunos pueblos originarios americanos existían estas prácticas, pero también hay documentados casos en donde las condiciones de supervivencia eran extremas y, sin embargo, no se recurría al infanticidio, el gerontocidio o prácticas eugenésicas negativas. En muchas de ellas se prohibía la muerte de personas mayores, con discapacidad y con enfermedades crónicas, siendo protegidas por toda la comunidad. Incluso eran valoradas y cumplían roles de importancia.
Con la aparición de sociedades sedentarias y con economías basadas en la agricultura, la ganadería y el comercio, las personas mayores tienen una mayor participación en las tareas de reproducción social.
En las sociedades mesoamericanas, las personas mayores ocupaban un lugar de importancia. Para los mexicas (aztecas) la vejez comenzaba cuando se alcanzaban las 52 vueltas del ciclo de 365 días o 73 vueltas del calendario adivinatorio. A partir de entonces era considerada una persona sabia, podía disfrutar del pulque (bebida alcohólica de carácter ceremonial) y quedaba exenta de tributaciones. Pero lejos de retirarse, pasaba a cumplir funciones tales como organizar las ceremonias religiosas, concertar matrimonios, asistir en los partos, preparar a los difuntos y servir como consejeros. Fray Bernardino de Sahagún, no obstante, dice que existían en el México Antiguo dos tipos de viejos: los “diestros y bien entendidos” que cumplían estas funciones en la sociedad, y los “viejos caducos y necios” que vivían alcoholizados por el pulque (4).
El pueblo maya asociaba la vejez con la divinidad: el tiempo (Kinh) y el Sol (Ak Kin o Kinich Ahu) eran representados como hombres ancianos, el dios Intzamná era el anciano creador del Universo, y los Abuelos de la Humanidad fueron los primeros seres humanos (5). De ahí que esta sociedad considerara a las personas mayores como ligadas al Cosmos y a los dioses.
El Imperio Inca o Tawantinsuyu basaba su economía en el trabajo colectivo, en donde cada persona aportaba según sus aptitudes desde la infancia hasta la vejez. No existía un retiro o jubilación sino una adaptación progresiva del trabajo según se fuera envejeciendo, teniendo en cuenta las capacidades del trabajador. Cuando se llegaba a una edad en donde no se podía seguir trabajando, la comunidad se encargaba de su manutención. Más tarde, el Imperio Español, al conquistar la región, reorientó la economía de acuerdo a los intereses de la monarquía ibérica, los funcionarios coloniales y los terratenientes locales. El sistema de trabajo dejó de ser redistributivo y se privilegió la minería de metales por sobre el trabajo agrícola o artesanal. Las personas mayores, así como las personas con discapacidad o enfermedades crónicas, perdieron esta protección que tenía de la comunidad y fueron vistas como improductivas por las autoridades coloniales. El hecho de que el tributo indígena finalizara a los 50 años demuestra el empeoramiento de la situación de este sector etario (6).
La conquista desarticuló en gran medida los mecanismos de solidaridad social existentes en algunas comunidades originarias. No obstante, no pudo destruirlos completamente, persistiendo hasta nuestros días.
Lorena Gallardo Peralta, quién estudió el envejecimiento en los pueblos originarios de Chile, señala que las Personas Mayores son “el soporte central” y la articulación de la Organización Social y Económica Familiar. Entre el pueblo aymará, las mujeres son las encargadas del cuidado de niños/as, así como de personas enfermas, mayores o con discapacidad, además de las tareas económicas y reproductivas, algo que se repite en otros pueblos originarios (quechuas, kollas, changos, atacamas o diaguitas). La investigadora cita una encuesta en donde el 25% de las mujeres mayores del pueblo chango dicen cuidar a sus nietos/as y otro 25% cuida a personas enfermas o con discapacidad. La abuela que lleva a los nietos/as a la escuela es otra figura invisibilizada. Esta investigación permite romper el mito de que las personas mayores son pasivas y dependientes de cuidados al mostrar el rol fundamental que tienen tanto para la reproducción familiar como para el mantenimiento de la Identidad Étnica y Cultural (7).
Las personas mayores de los pueblos originarios son fundamentales para el mantenimiento de la identidad cultural al ser, muchas veces, las depositarias de los conocimientos. Cuentos, canciones, reflexiones, sabiduría ancestral, medicina tradicional, prácticas agrícolas o la misma lengua originaria son transmitidas generacionalmente. “Los ancianos son como bibliotecas ambulantes” (8), decía un joven del pueblo xavante (Estados de Mato Grosso y Sao Paulo, Brasil).
Para los pueblos inga y kamentsa, del Departamento de Putumayo (Colombia), el envejecer se asociaba a un cambio de roles: el viejo asume el rol del Sabio. Así la persona mayor tiene la función de transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos sobre medicina ancestral, las artesanías, las tradiciones y la lengua originaria, para que prevalezca su identidad y cultura (9). Valentina Stella, en un estudio sobre el pueblo mapuche-tehuelche de la provincia argentina del Chubut, dice que -a diferencia de lo que sucede en la cultura occidental que asocia la vejez con la pérdida de memoria- las personas mayores son vistas como las que tienen mucho vivido, mucho que contar y han atravesado muchas situaciones (10).
El aislamiento de las personas mayores en ámbitos rurales, mientras los más jóvenes migran a las ciudades, puede contribuir al etnocidio que los pueblos originarios vienen sufriendo desde la conquista europea comenzada en el siglo XV y continuada luego por los Estados independientes. Los intentos de recopilar estos conocimientos se vienen realizando desde comienzos del siglo XX -convertir la oralidad en escritura-, pero se hacen -en la mayoría de los casos- desde una postura de conservación museística para cuando esa cultura desaparezca en lugar de fomentar su vitalidad en las generaciones más jóvenes. Las personas mayores cumplen aquí un rol fundamental en el proceso de evitar la destrucción de su cultura y comunidad.
En muchos pueblos originarios existían y se mantienen hasta la actualidad los Consejos o Cabildos de Ancianos que delinean el accionar social, político y económico comunitario, y en donde el estatus y el rol social puede aumentar en la medida en que se envejece (11).
En la ciudad de Tenochtitlan, capital del Imperio Mexica, los calpullis (barrios, colonias) eran administrados por un Consejo de Ancianos llamado Huehues (viejos), formado por los calpulhuehuetque (viejos del calpulli), que realizaban tareas de gobierno, administraban justicia civil y criminal, se les consultaba en asuntos importantes y participaban de las ceremonias religiosas. Los soldados viejos y los mercaderes retirados también participaban en actividades importantes para la sociedad mexica (12).
Sobre esto también escribió Fray Bernardino de Sahagún: “Cuando moría el señor o rey, para elegir otro juntábanse los senadores que llamaban tecutlatoque, y también los viejos del pueblo que llamaban achcacauhtin; y también los capitanes, soldados viejos de la guerra, que llamaban yaotequiuaque, y otros capitanes que eran principales en las cosas de la guerra, y también los sátrapas que llamaban telenamacazque o papauaque. Todos éstos se juntaban en las casas reales, y allí deliberaban y determinaban quién había de ser señor, y escogían uno de los más nobles de la línea de los señores antepasados” (13).
Entre los Pueblos de la Amazonía, las Personas Mayores eran los custodios de la sabiduría y las tradiciones de la comunidad, por lo que se les consideraba líderes, mediadores en los conflictos y mentores de la conducta social, cuyas palabras tenían fuerza de ley. Los Consejos de Ancianos no solo dictaban justicia sino que mantenían la identidad étnica y cultural. Como señala un líder Bororo (Estado del Mato Grosso, Brasil): “El periodo más respetado de la existencia de un indio es la vejez, fase en la cual orienta su grupo con la autoridad del conocimiento acumulado a través del tiempo”. Los Consejos de Ancianos estaban compuestos, en su mayoría, por hombres mayores, pero en algunos pueblos las mujeres también formaban parte. En otros existían rituales de iniciación a la vida adulta y sistemas de castas por edad que aseguraban o no la participación en este órgano de gobierno (14).
Entre los pueblos mapuches (de los actuales Estados de Chile y Argentina), las personas mayores eran consideradas consejeras con experiencia y sabiduría, por lo que sus mandatos eran obedecidos por las generaciones más jóvenes.
Aunque en la actualidad, en la mayoría de los pueblos originarios las personas mayores siguen siendo respetadas y reconocidas, la imposición de la cultura occidental, capitalista y colonial ha llevado a la pérdida de la importancia que tenían en los siglos anteriores. Los estereotipos, prejuicios y discriminaciones de carácter edadista y viejista han penetrado en todas las culturas de nuestro continente. Un estudio realizado en Colombia y Ecuador muestra que en las últimas décadas las personas mayores pasaron de tener un rol protagónico como los guardianes de la cultura, sabios, sanadores o administradores de justicia a asociarlas con enfermedades crónicas, fatiga, deterioro cognitivo-sensorial, accidentes e incapacidad para trabajar (15).
Esta es otra de las consecuencias de la conquista y opresión que vienen sufriendo desde hace siglos los pueblos originarios. Sobre este tema se refería el psiquiatra y revolucionario decolonial Franz Fanon cuando escribe que “los ancianos, rodeados de respeto en las sociedades tradicionales y generalmente revestidos de una autoridad moral indiscutible, son públicamente ridiculizados (desde la ideología impuesta por los conquistadores)” (16).
A esto se suma que las personas mayores pertenecientes a los pueblos originarios suelen presentar mayores niveles de pobreza, aislamiento, violencia o falta de acceso a la salud, que las personas de su edad pertenecientes a otros grupos étnicos, nacionales o culturales.
El envejecimiento progresivo de la sociedad que se viene experimentando desde mediados del siglo XX debido al aumento de la esperanza de vida al nacer y la caída de la natalidad, supondrá desafíos en los próximos años. La diversidad étnica y cultural de nuestros países latinoamericanos supone diferentes concepciones de cómo entender la vejez y el envejecimiento. El investigador colombiano Silvio Aristizábal Giraldo se refiere a esta cuestión cuando escribe: “¿Cómo se asume el proceso del transcurso vital en un pueblo indígena o afrodescendiente? Desde su cosmovisión, ¿qué significa envejecer? Igualmente cabe la pregunta: ¿qué significan envejecer y envejecimiento para un oriental, un árabe, por ejemplo, o un coreano?” (17).
Esta diversidad debe tenerse en cuenta a la hora de definir políticas públicas a favor de las personas mayores en los países latinoamericanos. En lo referido específicamente a los pueblos originarios, su palabra debe ser escuchaba y deben formar parte de todas las políticas que los incluyan.
A lo largo de la historia las personas mayores cumplieron (y siguen cumpliendo) funciones de consejeros, parteras, sanadores, cuidadoras o sabios en numerosas sociedades originarias. Para usar las palabras de Naomi Klein, “tenemos el deber inexcusable de recuperar y revivir las valiosas tradiciones” de los pueblos originarios (18), ya que perderlas repercutirá no solo en sus comunidades sino también en toda la sociedad que se verá privada de acceder a estos aportes.
Bibliografía:
(1) Citado por Moraga, Violeta; “Pueblos originarios: personas mayores como faro de sabiduría y memoria”, Des-Informemonos, Pueblos originarios: las personas mayores como faro de sabiduría y memoria – Desinformémonos (desinformemonos.org), 5 de enero de 2022.
(2) Valencia, Luciano Andrés; “Las Personas Mayores en el Pensamiento Antiguo y Medieval: su influencia en la actualidad”, Rebelión, Las personas mayores en el pensamiento antiguo y medieval: su influencia en la actualidad – Rebelion, 25 de noviembre de 2022.
(3) Barnes, Colin; “Las teorías de la discapacidad y los orígenes de la opresión a las personas discapacitadas en la sociedad occidental”, en: Barton, L. (comp.); Discapacidad y sociedad, Madrid, Morata, 1998, pp. 66-67.
(4) Sahagún, Fray Bernardino; El México Antiguo, Caracas, Editorial Ayacucho, 1981.
(5) Iglesias y Cabrera, Sonia; “La vejez entre los mexicas y los mayas”, Komoni-Chemisax, La vejez entre los mexicas y los mayas – komoni.chemisax.com, 30 de agosto de 2014.
(6) INEI; “Situación del Anciano a través de la historia”, Instituto Nacional de Estadísticas e Informáticas del Perú, INEI – * SITUACION DEL ANCIANO A TRAVES DE LA HISTORIA , s/d.
(7) Gallardo Peralta, Lorena; “Que podemos aprender de los pueblos originarios y los cuidados de las personas mayores”, The Clinic, Los pueblos originarios y los cuidados de personas mayores (theclinic.cl) , 26 de mayo de 2022.
(8) Boletín del Programa Iberoamericano de Cooperación Sobre Adultos Mayores, Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), N° 8, 2015, p. 11.
(9) García, Hernán David; García, Wilson Alejandro y Curcio, Carmen Lucía; “Interpretación del significado de envejecer en dos comunidades indígenas de la región andino-amazónica colombiana desde el interaccionismo simbólico”, IX Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población, ALAP, 2020, p. 9.
(10) Citado por Moraga, Violeta; “Pueblos originarios: personas mayores como faro …”, op. Cit.
(11) Molinet, Soledad; “¿Existen políticas de promoción para el ejercicio de derechos de las personas mayores de pueblos originarios, a 10 años del Plan Mundial del Envejecimiento?”, Red Latinoamericana de Gerontología, Red Latinoamericana de Gerontología (gerontologia.org), 9 de agosto de 2012.
(12) Iglesias y Cabrera, Sonia; “La vejez entre los mexicas y los mayas”…, op.cit.
(13) Sahagún, Fray Bernardino; El México Antiguo, op. Cit., p. 189.
(14) Boletín del Programa Iberoamericano de Cooperación Sobre Adultos Mayores, op. Cit., pp. 10- 11.
(15) García, Hernán David y otros; “Interpretación del significado de envejecer…”, op. Cit., pp. 10-11.
(16) Fanon, Franz; Los Condenados de la Tierra, México, Fondo de Cultura Económica, 1961.
(17) Aristizábal Girlado, Silvio; “Envejecer en un pais diverso”, Red Latinoamericana de Gerontología, Red Latinoamericana de Gerontología (gerontologia.org) , 11 de agosto de 2015.
(18) Klein, Naomi; Los Años de Reparación, Buenos Aires, CLACSO, Transnational Institute, 2020, p. 27.
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