Después de ser escrito este artículo sucedieron dos acontecimientos que indican los peligros de la situación. Primero fue tiroteado un vehículo policial en diciembre. El disparo aparentemente procedía de dentro de la universidad. Después, en enero, un oficial de la policía resultó seriamente herido por un disparo, parece ser que del mismo arma o similar […]
Después de ser escrito este artículo sucedieron dos acontecimientos que indican los peligros de la situación. Primero fue tiroteado un vehículo policial en diciembre. El disparo aparentemente procedía de dentro de la universidad. Después, en enero, un oficial de la policía resultó seriamente herido por un disparo, parece ser que del mismo arma o similar a la utilizada en diciembre.
Estos dos acontecimientos pueden indicar dos posibilidades. La primera es que se puedan estar desarrollando tendencias terroristas entre una pequeña minoría de los estudiantes. Grecia tiene tradición en el llamado «terrorismo de izquierdas». Si eso fuera así, sería una señal del grado de frustración que existe entre una capa de la juventud. Pero también deberíamos preguntarnos ¿quién es el responsable de esta situación?
El ultraizquierdismo y el terrorismo aparecen como consecuencia del oportunismo de los dirigentes obreros. Cuando el Estado dispara a estudiantes desarmados, asesinando, golpeando y arrestando a muchos otros, ¿qué hacen los dirigentes del PASOK y otros partidos tradicionales de la izquierda? El PASOK pidió a los estudiantes que terminasen con las ocupaciones. El líder del Partido Comunista, KKE, ha mantenido conversaciones con Karamanlis, el odiado primer ministro de Nueva Democracia (ND), e incluso ni siquiera ha estado dispuesto a defender la caída del gobierno. Los dirigentes del Synaspismos han adoptado una posición más comprensiva, pero en realidad han ido por detrás del movimiento y no han ofrecido una dirección real.
En estas condiciones se pude comprender por qué algunos elementos se pueden frustrar y deciden tomar el camino de la «acción directa», y a partir de ahí moverse en dirección a los métodos terroristas. Sin embargo, aunque se puede comprender por qué sucede esto, el deber de los marxistas es explicar que estas acciones no hacen avanzar al movimiento. Todo lo contrario, son contraproducentes y este tipo de acciones hacen el juego al gobierno conservador de ND que ha intentando desde el principio criminalizar al movimiento. En lugar de fortalecer y ampliar el movimiento, estas acciones ayudarán a que el gobierno pueda dividir el movimiento y, finalmente, derrotarlo.
Los actos de terrorismo individual no son el método de la clase obrera y el movimiento estudiantil en general. Los métodos de los trabajadores son las huelgas, las huelgas generales, las asambleas de masas, las ocupaciones de fábrica.
La otra posibilidad es que los disparos fueran obra de provocadores policiales. Durante todo este movimiento ha habido muchas pruebas que apuntaban a que entre los estudiantes había agentes. No sería en absoluto sorprendente que más tarde se supiera que algunos de los que han lanzado cócteles Molotov contra tiendas, quioscos, automóviles aparcados, en realidad eran provocadores infiltrados. Ya en el pasado hemos visto en muchas ocasiones cómo el Estado utiliza estos métodos. Este hecho se debe a que el Estado burgués comprende que estos métodos son útiles como una manera de dividir y aislar al movimiento.
La única respuesta a toda esta situación es que los dirigentes de los partidos obreros de masas deberían adoptar una postura revolucionaria, construir un frente único de partidos de izquierda basado en un auténtico programa socialista, movilizando a los jóvenes y trabajadores por una transformación radical de la sociedad. Como estos dirigentes no están dispuestos a defender esa posición entonces hay que luchar dentro de las filas de los partidos de masas. Si se consiguiera construir a tiempo una corriente marxista fuerte, sería sea capaz de vencer cualquiera de estas tendencias ultraizquierdistas o terroristas y dirigir a la juventud hacia los métodos de la lucha de clases. Esa es la gran tarea que tenemos ante nosotros.
El sábado 20 de diciembre por la noche, las oficinas de Tiresias, una agencia crediticia en el centro de Atenas, fueron quemadas durante los enfrentamientos entre la policía los anarquistas. A la mañana siguiente cogí un taxi y el conductor me explicó que habían atacado una «oficina de recaudación de impuestos» y su comentario fue: «no han conseguido quemar todo el edificio, que al menos nos habrían salvado de estos tiburones». Al día siguiente iba en otro taxi en mi camino hacia el aeropuerto, el taxista al ver una pintada en la que se podía leer: «sublevación», comentó que era una consigna apropiada.
Si tuviésemos que creer a los medios de comunicación pensaríamos que todo el mundo en Grecia, salvo los pocos implicados en los enfrentamientos con la policía, está en contra de la violencia que hemos presenciado en el país durante el último período. Sin duda, la aplastante mayoría de la clase trabajadora no participaría en estos actos y muchas personas no consentirían la quema de pequeñas tiendas, quioscos y automóviles. Estas acciones sólo sirven para alejar a la mayoría de la población. También hacen el juego al gobierno que puede utilizar estos actos de destrucción para criminalizar al movimiento en general.
Sin embargo, la gente distingue entre la violencia y destrucción gratuitas, con la violencia de los jóvenes estudiantes corrientes que están enfurecidos por la brutalidad policial. La gente no ha olvidado que todo fue provocado por el disparo y asesinato de un joven estudiante inocente por parte de la policía.
También es cierto que cuando los objetivos de los anarquistas son los bancos y las oficinas de «recaudación de impuestos» entonces existe cierta simpatía entre un sector amplio de la población. En realidad, esto fue confirmado por una encuesta publicada a mediados de diciembre que revelaba que aproximadamente la mitad de la población griega consideraba el reciente estallido de violencia como una «insurrección popular».
Otro comentario que escuché fue en la siguiente línea: «han quemado todos los bancos menos el mío, ¡quiero que quemen el mío porque le debo demasiado!» Este ambiente refleja los sentimientos reales de la clase trabajadora normal en Grecia, que siente todos los efectos de la actual crisis económica. En particular la juventud siente es la que siente más fuerte sus efectos.
Ya hemos informado de lo que ocurrió el lunes 8 de diciembre, cuando miles de estudiantes de secundaria de toda Grecia expresaron su furia por el asesinato del joven Alexandros Grigoropoulos a manos de un oficial de policía. Sólo con piedras y frutas atacaron a la policía bien armada en sus comisarías. Los estudiantes no se cubrieron las caras, revelando así que no temían a la policía. En realidad, en las manifestaciones que se han producido durante estas semanas quien ha mostrado más rabia son los muy jóvenes, los estudiantes de secundaria.
Lo que estamos presenciando en Gracia es una rebelión generalizada de la juventud, con connotaciones revolucionarias. Los jóvenes están desafiando la autoridad del Estado y de todas sus instituciones. Muy pocos habrán leído lo que escribieron Engels o Lenin sobre el Estado, pero están aprendiendo a través de la experiencia directa lo que representa el Estado burgués, la defensa de la propiedad privada y la opresión de las masas trabajadoras. Este hecho está provocando una seria preocupación a la burguesía que tiene muy poca idea de cómo hacer frente a esta situación.
Contexto económico
Para comprender por qué está sucediendo todo es necesario profundizar algo en la situación económica de Grecia del período reciente. Grecia ha pasado 13 años de crecimiento económico relativamente alto. Con el anterior gobierno del PASOK de Simitis, de 1996 a 2004, la economía creció una media anual aproximada del 4 por ciento. Ahora ha comenzado a desacelerarse, creciendo un 2,5 por ciento, pero todo indica a que en el próximo período se enfriará aún más y podría entrar en recesión, como apuntan las cifras de producción industrial.
Sin embargo, aunque Grecia ha atravesado una década de crecimiento, la mayoría de los trabajadores no lo han sentido como un boom, más bien como una recesión. En este período los trabajadores han visto ataques constantes a todas sus conquistas ganadas anteriormente. La deuda alcanzó niveles sin precedentes, el boom se alimentó con el crédito y los salarios reales no aumentaron. Al mismo tiempo, se dio un proceso de temporalidad laboral, se crearon muchos trabajadores temporales y mal pagados. Se aprobaron leyes que aumentaban el número de empleos y contratos laborales temporales.
Los niveles de desempleo en este período se han mantenido altos. En 1999-2000 el desempleo oficial estuvo en el 11,8 por ciento. Según las cifras oficiales, ahora está en el 7,9 por ciento, muy alto aún comparado con otros países. No obstante, las cifras oficiales no dan una imagen completa, en el sistema hay mucho subempleo. Tampoco están en las listas los empleos temporales y mal pagados.
Durante todo este período los salarios no han mantenido el ritmo de crecimiento del coste de la vida. La principal confederación sindical del sector privado, la GSEE, publicó los datos anuales de niveles salariales y revelan que durante los últimos quince años los salarios reales han perdido poder adquisitivo. En el sector público, por ejemplo, desde principios de los años noventa los salarios reales han caído aproximadamente un 30 por ciento, la situación en el sector privado es aún peor. Actualmente 3 millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza, los trabajadores griegos se encuentran entre los más pobres de los 27 países de la UE.
Este hecho subraya el hecho de que el reciente boom fue a costa de la clase obrera. El crecimiento económico no significó ningún beneficio real para los trabajadores. Al contrario, conllevó nuevos problemas, como el aumento del endeudamiento. Esto explica por qué desde hace un tiempo los trabajadores griegos no se muestran optimistas con el futuro. Una encuesta reciente revelaba que los griegos son los más pesimistas de la Unión Europea, con un 70 por ciento opinando que su país iba en la dirección equivocada (un 14 por ciento más que el año anterior). Un 92 por ciento de la población espera que la situación económica empeore el próximo año.
En esta situación los jóvenes son particularmente los más golpeados. El desempleo juvenil oficial está en el 24 por ciento, pero la cifra real para el grupo de edad de 18-25 años es superior al 50 por ciento. Debido a esta situación al menos una cuarta parte de los jóvenes menores de 25 años vive por debajo del umbral de pobreza.
En el período reciente la única esperanza de encontrar empleo para los jóvenes era estudiar duro e intentar conseguir las mejores notas posibles en los exámenes. Decenas de miles de estudiantes han tenido que recurrir a las clases privadas después de sus horarios de estudio normales, tres horas al día, cinco días a la semana, con un coste de cientos de euros al mes. La esperanza es que estudiando intensamente conseguirán las notas necesarias para acceder a la universidad, donde continúa la presión. Y aún así, una vez han pasado este proceso penoso, muchos de ellos aún no encuentran empleo y terminan con un empleo temporal y mal pagado. A estos jóvenes se les describe como la «generación 700 euros», haciendo referencia a los bajos salarios que reciben. Esta situación es la que explica la rabia contenida que explotó recientemente en las calles de Grecia.
Durante algún tiempo, la capa más pobre de la población es la que ha estado sufriendo, pero ahora la crisis también afecta a las capas medias de la sociedad, esa capa que en tiempos normales proporciona la base social al capitalismo. Una capa particularmente golpeada son los campesinos. En 1980, el 19 por ciento de la población activa estaba formado por el campesinado. Ahora está en el 10,6 por ciento. Desde un punto de vista puramente económico la reducción de la población dedicada a la producción de alimentos es «progresista», pero la manera en que ha sucedido en Grecia no proporciona mucha estabilidad. El nivel de empleo en la industria es el mismo que en los años noventa, eso significa que la economía no ha crecido lo suficiente para absorber esta mano de obra extra que ha llegado a las ciudades procedente del campo, así que la población rural que ha abandonado la tierra lo que ha hecho es aumentar el número de pobres griegos.
El movimiento de la clase obrera también ha tenido un impacto en lo que normalmente se llaman capas «conservadoras». En octubre vimos la protesta de los pequeños comerciantes debido al aumento de los impuestos. También hubo protestas de periodistas, médicos y abogados por la cuestión de las pensiones. Este proceso está provocado la desaparición de la base social de Nueva Democracia (ND) y ayuda a explicar el giro general a la izquierda que se ha producido en toda la sociedad griega.
Síntomas de la próxima recesión
Muchos sectores tradicionales de la industria griega están en crisis. Es particularmente el caso del textil, donde muchas fábricas han cerrado durante estos últimos diez años. Este proceso fue consecuencia del traslado de la inversión a los países balcánicos vecinos. El colapso del estalinismo en los países del antiguo bloque soviético abrieron la posibilidad a los capitalistas griegos de explotar una mano de obra muy barata, Grecia juega el papel de potencia imperialista menor en la región. Esto ha supuesto el cierre de fábricas en Grecia y su traslado a países como Bulgaria, Rumania, Macedonia y Albania. Esto ha ayudado a reducir aún más los salarios de la clase obrera griega en general.
Como ya hemos visto, un elemento importante en el reciente crecimiento de la economía griega fue el boom del crédito. Además estuvo el gasto público, como ocurrió hace cuatro años con los Juegos Olímpicos de Atenas, y la financiación de la UE. Esto ha comenzado a escasear y ahora la economía griega muestra realmente cuál es su situación.
La crisis que afecta a toda Europa ha golpeado directamente a la economía griega. Dos tercios de las exportaciones del país van a la UE y la caída de la demanda en la UE está provocando una seria crisis en Grecia. En este contexto hemos visto una caída abrupta de la bolsa griega, combinada con una huida de capital de los ricos que buscan paraísos más seguros para su dinero.
Las últimas cifras de producción industrial muestran que la recesión está comenzando. En el tercer trimestre de 2008 cayó un 1,1 por ciento y sólo en agosto un 3 por ciento anual. El consumo también se ha contraído bruscamente. Sólo en octubre hubo un descenso del 25 por ciento de las compras en los supermercados. Esta situación está preparando el terreno para masivos despidos, se espera que se destruyan 100.000 empleos a principios de 2009.
El endeudamiento no sólo afecta a los consumidores, sino también al Estado y a las empresas griegas. La deuda pública es el equivalente al 93,8 por ciento del PIB, pero si se añade el total de la deuda privada, pública y empresarial estaría en el 200 por ciento del PIB. Esta situación lleva a muchos economistas burgueses serios e incluso al mismo gobierno a plantear la posibilidad de que Grecia declare suspensión de pagos, es decir, ¡que Grecia siga el camino de Islandia! La deuda pública es tan elevada que Grecia realmente paga de intereses aproximadamente lo que paga Alemania. Frente a esta situación, el gobierno griego ha aprobado un plan de rescate similar al que hemos visto en muchos otros países. Los bancos griegos se enfrentan al peligro del colapso y el gobierno aprobó un plan de rescate de 28.000 millones de euros, 9.000 millones en efectivo y el resto en una serie de garantías gubernamentales a los bancos. Es una cantidad enorme para el Estado griego y, proporcionalmente, muchos más elevada que los rescates de otros países. Es la mitad del ingreso anual del gobierno o, para ser más concretos, es el equivalente al gasto de cuatro años en educación o cinco años de sanidad.
El rescate, sin embargo, en lugar de calmar los nervios de la burguesía, ha provocado un nuevo conflicto. Los bancos «sanos» comenzaron a quejarse de que ellos no recibían ninguna ayuda y consideraban «injusto» el rescate. Lo que realmente significa es que el rescate del gobierno les ha desbaratado la oportunidad de comprar los bancos fracasados. Después llegó el turno de los industriales, que también se enfrentan a la crisis y comienzan a exigir al gobierno que también les rescate.
El hecho de que el gobierno está dispuesto a soltar dinero a los banqueros se suma a la ya situación explosiva que existe en Grecia. Los bancos griegos han tenido los beneficios más elevados de cualquier otro sistema bancario europeo durante el último período. Sólo en 2007, sus beneficios aumentaron un 235 por ciento. Ahora, debido a la crisis que ellos mismos han provocado, un sector amplio de la población les ve como pedigüeños que ponen el cazo al gobierno para que les rescate. Esto ha provocado un sentimiento anticapitalista dentro de la sociedad y ha tenido un gran impacto en la conciencia.
Todo esto ha ido acompañado de toda una serie de escándalos que han implicado a ministros, funcionarios, la Iglesia, etc., Desde que la Nueva Democracia de Karamanlis regresó al poder en 2004 han estallado 65 escándalos importantes. Este hecho explica el extendido sentimiento de odio hacia la burguesía y el gobierno de ND, que está llevando a un profundo giro a la izquierda en la sociedad.
La economía está en crisis, el gobierno ha perdido toda autoridad, han intentado utilizar la represión para controlar el movimiento, pero ahora se enfrentan a un levantamiento poderoso de la juventud que simplemente es un presagio de un movimiento aún mayor de la clase obrera.
Aumento de la combatividad de la clase obrera y la juventud
Los síntomas de la actual situación explosiva los hemos visto en los últimos años con una serie de protestas juveniles y huelgas. Hubo un gran movimiento estudiantil en 2006 y 2007. El gobierno de ND intentó introducir cambios en la Constitución que permitirían la creación de universidades privadas. Los estudiantes consiguieron una victoria parcial bloqueando ese intento, pero el gobierno simplemente intentaba ganar tiempo y más tarde presentó un nuevo proyecto de ley con las mismas propuestas. Esta fue una experiencia que seguramente llevó a muchos estudiantes a comprender que no basta con las protestas. Lo que hace falta es un movimiento que eche a un lado a la clase dominante en general.
Al mismo tiempo hubo grandes movilizaciones de la clase obrera. El gobierno de ND puede vanagloriarse de haber provocado el mayor número de huelgas generales desde la caída de la Junta de los Coroneles en 1974. Desde 2004 ha habido 10 huelgas generales, tres o cuatro fueron muy grandes.
Esta creciente combatividad no se ha traducido en un aumento significativo de la actividad sindical a nivel de la base. Esto se debe a que los sindicatos aún están dominados por reformistas de derechas que asfixias cualquier expresión genuina de combatividad obrera.
Los sindicatos griegos tradicionalmente están divididos internamente en líneas de partido, cada partido tiene su propia fracción organizada, el principal es el PASKE, vinculado al PASOK. La fracción del KKE es el PAME, mientras que ND también tiene la suya dentro del SGEE, conocida como DAKE. La actual correlación de fuerzas no necesariamente refleja la situación. Es la correlación que ha evolucionado desde el pasado. Ahora se está produciendo un giro a la izquierda dentro de los sindicatos, pero que aún no se ha expresado en un cambio significativo en esta correlación. El ambiente real entre los activistas es realmente el de falta de confianza en la actual dirección.
Eta dirección es vista como una que ha utilizado su posición para calmar el movimiento en lugar de construirlo. En este sentido, podemos ver cómo han abusado del uso de la huelga general. Históricamente, una huelga general «plantearía la cuestión del poder», como señaló Trotsky. Pero cuando has tenido diez huelgas generales en cuatro años sin conseguir ningún cambio fundamental, realmente se consigue minar el impacto de la huelga general. En lugar de ser un medio para construir un movimiento más fuerte, asume el papel de «válvula de seguridad» para soltar vapor y después todo el mundo regresar al trabajo. Después de haber dicho esto, también hay se debe decir que los trabajadores griegos respondieron bien a las convocatorias de huelgas generales de los dirigentes sindicales y también hubo un nivel alto de huelgas en general, implicando a muchos sectores distintos. En 2007, vimos la lucha por las pensiones, después a los trabajadores del suministro eléctrico contra la privatización, al mismo tiempo que los trabajadores de correos. Tuvimos una huelga de los trabajadores municipales que duró tres semanas, y otras como el sector de telecomunicaciones y estibadores.
La mayoría de estas luchas no consiguieron paralizar las privatizaciones, sólo lograron victorias secundarias. Esto ha hecho que muchos trabajadores se pregunten para qué sirven las huelgas si no hay victorias. La otra cara de la moneda es que los trabajadores ven los enormes beneficios de los empresarios conseguidos en este período y ahora cómo estos mismos empresarios piden a los trabajadores que hagan más beneficios. Este hecho está enfureciendo a los trabajadores griegos que quieren luchar y no quedarse sentados de brazos cruzados mientras los empresarios les pisotean.
Todo esto demuestra que a pesar de sus dirigentes, la clase obrera griega no tiene alternativa sino es luchar. Tarde o temprano provocará una reacción entre las filas de los sindicatos griegos que comenzarán a luchar para empujar a sus organizaciones a la izquierda y adoptar una posición más combativa, más en la línea del ambiente real que existe entre la clase obrera y juventud griegas.
Se produce el accidente esperado
En esta situación nadie podía predecir el trágico asesinato del joven Alexandros. Pero fue el «accidente esperado» que hizo explotar la enorme presión acumulada bajo la superficie. No hacía mucho que se podía escuchar a algunos de la vieja generación de activistas quejarse de la «falta de interés» en la política de los más jóvenes. Era común escuchar a personas hablar sobre los estudiantes griegos de secundaria que eran tan empollones que no tenían tiempo para reuniones políticas. Ahora precisamente es esta capa la que está abriendo el camino.
Esta situación aterroriza a la burguesía griega. El líder del reaccionario partido de derechas LAOS ha despertado el espectro de un nuevo Mayo de 1968 en Grecia. Pero como él dice, Francia tenía a De Gaulle para ocuparse de la situación, «todo lo que tenemos es a Karamanlis». No es casualidad que miren a De Gaulle. Las tendencias bonapartistas están claramente presentes dentro de una capa importante de la clase dominante griega. Un analista burgués serio, Kyrtzos, editor de un diario gratuito, Metro, en un artículo reciente planteaba la necesidad de implicar al ejército. También se reveló cuando estallaron los enfrentamientos tras el asesinato del joven estudiante que algunos ministros de Karamanlis plantearon la idea de declarar el estado de excepción y recurrir al ejército. Al final, el primer ministro aclaró que esta opción fue «descartada». La razón está muy clara. Plantear la perspectiva de utilizar el ejército trae a la memoria el odiado régimen de los coroneles de 1967-1974. Más que pacificar la situación ese movimiento podría provocar una guerra civil abierta en Grecia.
Esto explica por qué Kyrtzos evitó cualquier referencia al golpe de los coroneles de 1967 en su intervención televisiva. Sus palabras fueron: «Debemos pensar el papel del ejército en el pasado para restaurar el orden. Necesitamos un nuevo 1908 con el ejército si los políticos no pueden resolver el problema». Hacía referencia al papel del ejército en 1908, el momento en que los libros oficiales de historia fijan la formación de la Grecia moderna, bajo la figura de Eleftherios Venizelos. La figura de Venizelos es utilizada en este contexto para presentar al ejército jugando un «papel progresista» ayudando en la modernización del país.
Todo es un intento de edulcorar el ejército y remontar a la población al período calificado como de nacimiento de la nación griega. Pero es un intento débil de encubrir lo que realmente piensan: el uso del ejército para sofocar el movimiento actual. Por ahora han tenido que dar carpetazo a esa idea, pero el hecho de que figuras importantes dentro de la burguesía griega hayan considerado la posibilidad de utilizar el ejército debería ser una advertencia seria para los trabajadores y jóvenes griegos sobre lo que puede ocurrir en el futuro, a menos que se derribe de una vez por todas al capitalismo griego.
La razón por la que no pueden utilizar el ejército en este momento es que la clase obrera griega no está derrotada. En realidad se está radicalizando y girando a la izquierda. Lanzar al ejército contra los trabajadores en esta situación en lugar de resolver el problema para la burguesía sólo lo exacerbaría.
Eso explica por qué el líder de la SEV, Asociación de Industriales Griegos, al explicar que «Karamanlis ha perdido el control», ve la solución en una gran coalición del PASOK y NUD. Esto revela que la burguesía comprende que en un momento de aguda crisis lo que hace falta es la dirección del principal partido de los trabajadores griegos. De esta manera pueden conseguir que los dirigentes del PASOK hablen con los trabajadores y los jóvenes, que les pidan que acepten «sacrificios por el bien de la nación».
El actual gobierno de ND bajo Karamanlis es muy débil e inestable. También ha perdido la confianza de la burguesía, pero el problema es que la burguesía griega no tiene una solución alternativa clara. Por ahora le han dado algo de tiempo a Karamanlis, posiblemente semanas, como mucho, algunos meses. Cuando este gobierno no pueda calmar la situación y haya perdido toda autoridad dentro de la sociedad, más pronto que tarde los empresarios griegos tendrán que librarse de Karamanlis y cambiar el gobierno.
Esta situación provoca divisiones internas dentro de ND. Tradicionalmente, el partido siempre ha tenido dos alas, una populista, un ala demagógica, y la «neoliberal». El viejo Constantine Mitsotakis era el líder histórico de esta fracción, mientras que Constantine Karamanlis, el tío del actual primer ministro, era el líder de la fracción populista. Esta división siempre ha estado presente en el partido, pero en el período reciente había retrocedido algo. Ahora regresa cuando el partido está bajo la presión de la situación actual. Si Karamanlis fuera destituido eso provocaría una lucha abierta dentro del partido, porque hay varios candidatos aspirantes al puesto de líder del partido. El partido incluso podría escindirse debido al peso de estas presiones. Estos enfrentamientos dentro de ND reflejan divisiones claras dentro de la clase dominante griega, una clase que carece de confianza y pareces sólo capaz de pensar a corto plazo, conteniéndose con el uso de la brutalidad policial para sofocar el movimiento. Tienen un verdadero dilema, presentándose ante este poderoso movimiento juvenil dividida y sin un gobierno estable.
El pesimismo de la burguesía
En realidad, la situación está provocando un sentimiento de profundo pesimismo dentro de la burguesía. Apareció un artículo interesante el 22 de diciembre en un periódico griego, Kathimerini, con el titular: La elección de Europa. El artículo no era nada reconfortante para la burguesía europea. En él podíamos leer lo siguiente:
«Hoy, en la agitación de Atenas, Europa ve la pesadilla que será su futuro si sus políticos e intelectuales no diseñan un futuro mejor. Ya no hablamos del riesgo de si los irlandeses ratificarán el Tratado de Lisboa o si los británicos se unirán a la moneda única. La cuestión es si las sociedades de los estados miembros explotarán.
«A pesar de que en la mayoría de los países de la UE las instituciones tendrán que tratar con las consecuencias sociales de la recesión que está más desarrollada que en Grecia, las causas de los conflictos son comunes y sólo diferirá el tiempo la erupción en cada uno de los países.
«En Grecia, las instituciones han quedado heridas de muerte a los ojos de la población por su incompetencia crónica y por un clima general de corrupción y oportunismo político. Otros países podrían tardar un tiempo en alcanzar este nivel de desprecio por la autoridad, pero cuando la crisis económica se desarrolle y extienda la miseria, entonces incluso las sociedades más desarrolladas lucharán para ocuparse de las necesidades de sus ciudadanos. Entonces, en esos países las cosas podrían ser incluso peores que en Grecia.
(…)
«Cuando la economía empore, veremos la rebelión de los jóvenes extendiéndose a los trabajadores, parados, inmigrantes. Hasta entonces, es más probable que veamos una insurrección más generalizada en otro país en lugar de Grecia. Lo que socava y pone en peligro a Europa es que muchos jóvenes creen que su futuro será peor que el actual, mientras que sus mayores se preocupan por sus empleos, pensiones, sanidad y beneficios médicos. Nos encaminamos hacia una recesión en un momento en que todos nuestros modelos económicos y el sistema financiero global están desacreditados».
Otros comentaristas han dicho con claridad que lo ocurrido en Grecia es el resultado de las condiciones que existen en toda Europa y que incluso hay países señalados que serán los siguientes en esta agitación, apuntando a España e Italia en particular. En realidad cualquier país europeo podría explotar de una forma similar.
Cuando el líder del LAOS en Grecia despierta el espectro de Mayo de 1968 en Grecia estaba equivocado. No será un Mayo de 1968 griego, sino un Mayo de 1968 europeo. Esta es la verdadera perspectiva para el conjunto de la burguesía europea.
Fermento revolucionario
Los últimos veinte años en Grecia han acumulado una situación tipo Mayo de 1968. Ha habido cinco movimientos estudiantiles importantes, en 1987, 1990-1991, 1998, 2003 y las recientes protestas de 2006 y 2007. El movimiento actual, sin embargo, es muy diferente porque las masas estudiantiles han dirigido su furia directamente contra el estado burgués. Ya hemos descrito los recientes ataques de los estudiantes de secundaria contra comisarías en todo el país. Este hecho revela que para los estudiantes no sólo es visto como enemigo este o ese policía, sino toda la fuerza policial y el Estado al que defiende.
Lo más significativo es la falta de miedo de los estudiantes. Hemos visto estudiantes preparados a hacer los sacrificios necesarios para derrotar a las fuerzas del Estado. Este es un síntoma de fermento revolucionario. No sólo es otra protesta más como a algunos les gustaría creer. Se han ocupado en total 600 institutos y 160 facultades. Un día tras otro ha habido mítines y manifestaciones. El 18 de diciembre hubo una concentración en Atenas con 40.000 personas que aglutinó a estudiantes, profesores y parados, se planificaron nuevas concentraciones para el año nuevo.
En esta situación, el alcalde de Atenas intentó utilizar el «espíritu navideño» para pedir a los estudiantes que acabaran con su movimiento y su lucha. En la Plaza de Syntagma, escenario de alguna de la peor violencia, por los altavoces se escuchaban villancicos. El árbol de Navidad en el centro de la plaza resultó quemado durante los enfrentamientos con la policía. En su lugar se puso uno nuevo, pero el árbol necesitó «protección policial» con un cerco de policías armados a su alrededor. ¡Cuánto «espíritu navideño»!
El papel de los dirigentes de izquierda
En todo esto ¿cuál es el papel de los distintos partidos de izquierda y sus organizaciones juveniles? Tradicionalmente, el movimiento estudiantil oficial en Atenas ha estado bajo la hegemonía de la KNE, Juventudes Comunistas de Grecia. Ahora no están en los nuevos comités coordinadores de estudiantes debido a los métodos utilizados por los dirigentes de la KNE en el pasado y que han sido totalmente superados. Se han formado dos nuevos comités coordinadores, la Coordinadora de Institutos Ocupados y el Comité Coordinador de Institutos de Atenas «Alexandros Grigoropoulos», este último es el más grande. Así que la dirección de la KNE ha perdido el control sobre el movimiento, es el precio que deben pagar por su incapacidad de ofrecer una perspectiva concreta y una salida al movimiento.
El movimiento estudiantil ha ganado apoyo entre la clase obrera. La huelga general del 10 de diciembre tuvo un carácter de protesta anti-policial. Desgraciadamente, los dirigentes de la GSEE, principalmente alineados con la dirección del PASOK, no tienen planes de desarrollar el movimiento y, por tanto, dejan a los estudiantes solos en la batalla. A pesar de este comportamiento de los dirigentes sindicales, se está acumulando la presión dentro de las filas tanto de la GSEE como de las confederaciones sindicales ADEDY para que convoquen otra huelga general.
Panagopoulos, el presidente del PASKE se resiste a convocar otra huelga general. La fracción Nueva Democracia dentro de la GSEE, la DAKE, está alineada tras la dirección del PASKE, añadiendo su voz a la oposición a cualquier acción huelguística. Esto significa que aunque la presión desde abajo para una nueva huelga general es muy grande, la dirección intenta contenerla. No proponen reivindicaciones concretas ni programa. En toda la situación hay un fuerte elemento espontáneo. En este contexto, una minoría de anarquistas y ultra-izquierdistas son los que ponen el tono. Esto refleja la crisis de los partidos reformistas oficiales y la falta de autoridad de este movimiento entre la juventud.
El Partido Comunista Griego (KKE)
Los dirigentes del KKE tienen el potencial para jugar un papel importante en toda la situación. En cambio ¿qué hacen? ¡Se niegan incluso a reconocer la existencia del movimiento! Dicen que se trata simplemente de un «ambiente de protesta» de naturaleza pequeño burguesa, de esta manera, renuncian a la dirección.
Hace algunos años el KKE tuvo una escisión y a partir de ahí nació el partido Synaspismos. Este partido ha promovido un frente electoral, invitando a otros grupos de izquierda para que se uniesen, que llevó a la formación del SYRIZA. Los dirigentes del Synaspismos se han amoldado casi acríticamente al movimiento juvenil. Este hecho ha provocado una crítica severa por parte de los dirigentes del KKE, que intentan presentarse como un partido que respeta la ley y el orden. Así que los dos partidos que se considera pertenecen a las tradiciones comunistas de Grecia están abiertamente divididos en la cuestión de cómo abordar la actual revuelta juvenil.
Eso también explica por qué los dirigentes del KKW intentan aislar a sus fases del movimiento. ¿Cómo lo hacen? En lugar de intentar construir frentes más amplios que engloben al conjunto de la izquierda y a todos los sindicatos, ellos prefieren convocar mítines cerrados del KKE. Cuando hay manifestaciones sindicales, su fracción sindical dentro de la GSEE, el PAME, organiza concentraciones y marchas separadas del resto del movimiento obrero griego.
Este comportamiento se puede explicar por el hecho de que los dirigentes del KKE no tienen propuestas concretas reales que hacer al movimiento. Por ejemplo, ni siquiera defienden la caída del gobierno de ND. Cuando todos en la izquierda ponen como objetivo el final de este gobierno, los dirigentes del KKE plantean la cuestión de quién sustituiría al gobierno. Como la única alternativa sería el PASOK, dicen que no habría diferencia y, por tanto, las masas deben esperar hasta que el KKE sea fuerte y entonces se pueda crear una especie de «frente popular».
Esa es la explicación de por qué intentan diluir el movimiento, describiéndolo como un movimiento de la pequeña burguesía. Esta es su coartada para no participar en el movimiento y utilizar todo su poder para dividirlo. Desvían toda la atención hacia las próximas elecciones generales, en lugar de intentar construir un movimiento ahora que derribe al gobierno de ND.
Dos días después del asesinado del joven estudiante, Karamanlis invitó a todos los líderes políticos para hablar. Fue un intento de demostrar que el gobierno no estaba aislado. Increíblemente, la líder del KKE, Papariga, fue a la residencia del primer ministro. Después del encuentro, al abandonar el lugar, Papariga hizo una declaración en las líneas de que el Syriza estaba colaborando con los anarquistas. Su comportamiento no cayó nada bien entre los jóvenes. Se negó a tener un diálogo con otros dirigentes de la izquierda, ¡pero sí estaba dispuesta a hablar con Karamanlis!
Esta falta de perspectiva y programa está empujando a la dirección del KKE a cerrar las filas del partido dentro de una especie de gueto estalinista. El partido ahora está en período pre-congresual, su próximo congreso será en febrero de 2009. Los dirigentes del partido intentan recuperar el estalinismo, con todos sus adornos, incluido el apoyo a los Juicios de Moscú, como posición oficial del partido. Como son incapaces de ofrecer una verdadera política marxista, intentan ocultarse tras la imagen de Stalin.
La postura de los dirigentes es que «aquellos que atacan a Stalin atacan al socialismo». Pero esta política está provocando críticas internas, un sector del partido intenta resistirse a esta línea regresiva. Un dirigente, un candidato parlamentario del KKE en las últimas elecciones, ha publicado una declaración de oposición y eso ha abierto una discusión dentro del partido. Durante el último año también se ha desarrollado oposición entre el frente estudiantil de las Juventudes Comunistas (KNE), que también ha llevado a muchas expulsiones, entre ellos algunas figuras dirigentes de la KNE.
Esta creciente oposición interna no es sorprendente. Cuando la juventud estalló de una forma tan poderosa por todo el país y dirigen su protesta contra el gobierno de ND, consideran que los dirigentes del KNE aplican de facto una posición pro-gobierno al negarse a defender la caída del gobierno.
Así que, en lugar de acercarse al movimiento, los dirigentes del KKE y de la KNE se han vuelto más sectarios e intentan dar órdenes a las masas. Intervienen en el movimiento acusando de «anti-comunistas» a todos de no aceptar la política del partido. Han aumento sus ataques al Syriza, con la esperanza de que podrán sacar ventaja de ello.
El problema es que las filas del KKE y del KNE viven en el mundo y están en contacto con el movimiento, instintivamente buscan la unidad con el Syriza. Esta situación está abriendo divisiones dentro del KKE. En la página web del partido aparecen regularmente cartas expresando oposición a las tácticas sectarias de la dirección del KKE, lo que indicaría que la oposición es mayor de la que quieren admitir los dirigentes. Esta situación está preparando el terreno para una crisis dentro del partido porque la línea de la dirección cada vez más entra en conflicto con las necesidades de la base. Si el KKE en su próximo congreso rechazara el estalinismo y adoptase ideas genuinamente marxistas, sería capaz de jugar un papel clave en este movimiento. Si, por otro lado, continúa por el callejón sin salida del estalinismo puro entrará en un período de crisis y convulsiones internas. La única dirección en la que se pueden mover las bases en esta situación es hacia las ideas del auténtico marxismo.
Presiones sobre el Synaspismos/Syriza
Mientras tanto, la dirección del Syriza, como hemos visto, intenta conseguir algo de capital político del movimiento, apoyándolo y describiéndolo como una «insurrección juvenil». Sin embargo, al mismo tiempo que hacen esto, no dan ninguna perspectiva y ante los ojos de los trabajadores y los jóvenes son incapaces de separarse de los anarquistas. Eso está provocando una situación paradójica dentro del Synaspismos, el principal componente y promotor del Syriza. El ala de izquierdas del Synaspismos está adoptando consignas y métodos de izquierda. Por ejemplo, la Juventud del Synaspismos coge consignas de los anarquistas. Pero el ala de derechas del Synaspismos ha condenado abiertamente la «violencia» del movimiento. No es casualidad, porque el ala de derechas espera formar un gobierno con el PASOK.
Esta posibilidad no está descartada y el Synaspismos podría encontrarse en un gobierno con el PASOK. Este gobierno tendría una base reformista y los dirigentes del Syriza estarían llamados a jugar el papel de cobertura de izquierda para los dirigentes del PASOK. Este proceso inevitablemente crearía tensiones dentro de las filas del Syriza. La Juventud del Synaspismos ha crecido y el partido también ha crecido en los sindicatos, en parte debido al sectarismo del KKE, esta nueva capa no ve con buenos ojos la idea de cubrir a los dirigentes del PASOK. Por lo tanto, un gobierno PASOK-Syriza provocaría en determinado momento una crisis interna en el Synaspismos.
Los dirigentes del PASOK, mientras tanto, no ofrecen nada a los trabajadores y la juventud, declarando oficialmente que no apoyan este movimiento. Realmente han pedido a los estudiantes que no ocupasen los institutos. En esto tanto la izquierda como la derecha del PASOK están de acuerdo. Esta posición de la dirección del PASOK está claramente entra directamente en contradicción con el ambiente y las aspiraciones de los trabajadores que le votarán en las próximas elecciones generales.
¿Ahora qué?
¿Cómo evolucionará la situación en el próximo período? Hay una gran posibilidad de que el gobierno actual pueda caer en las próximas semanas o meses. Las declaraciones de la asociación oficial de empresarios, la SEV, indican claramente que no confían en este gobierno. Su problema, como hemos visto, es que no tienen una alternativa clara para poner en su lugar.
Las encuestas revelan que en las próximas elecciones el voto combinado del KKE, Syriza y PASOK estaría entre el 60 y el 65 por ciento. Es un claro giro a la izquierda dentro de la sociedad griega. El problema para la burguesía es que el PASOK por sí solo no conseguiría la mayoría. Se espera que consiga aproximadamente un 38,5 por ciento, eso le daría 142 de los 300 escaños del parlamento. Ellos preferirían que los dirigentes del PASOK siguieran su propio rumbo, pero el electorado podría no concederles sus deseos.
La otra opción es un gobierno PASOK-Syriza, pero la burguesía preferiría evitarlo porque considera que ese gobierno sería de parálisis, donde tendría que hacer frecuentes concesiones para calmar a la izquierda que rodea al Syriza. Lo que quiere la burguesía es un «gobierno fuerte» que pueda ocuparse de los trabajadores y los jóvenes. Conseguir este gobierno es otra cosa diferente.
El problema está en la dirección de los distintos partidos de izquierda. Los dirigentes el PASOK hablan de un «nuevo contrato social» para afrontar la crisis económica. George Papandreu promete más rescates, más dinero del gobierno para ayudar a los empresarios. Combina esto con alguna fraseología de izquierda demagógica. Por ejemplo, a principios de diciembre decía que los «empresarios debían pagar». Desgraciadamente, su única propuesta concreta está en forma de ayuda económica a los empresarios y nada para los trabajadores.
Las últimas encuestas indican que el PASOK (con un 38,5 por ciento) supera a ND por 5 puntos. Esto demuestra que una capa de la clase obrera está girando en el frente electoral al PASOK como una manera de echar a ND del gobierno. Syriza tiene un 12 por ciento en las encuestas, mientras que el KKE aproximadamente está en el 8 por ciento. En las elecciones anteriores el KKE consiguió un 8,3 por ciento y el Syriza un 5,4 por ciento. A principios de 2008 el Syriza estaba aproximadamente en el 18 por ciento, pero como sus dirigentes han dicho claramente que les gustaría formar algún tipo de alianza con el PASOK sobre lo que fundamentalmente es un programa que difiere poco del que defiende el PASOK, entonces han perdido algo de apoyo. Esto ha llevado al Syriza en el período reciente a intentar ser una versión un poco más de izquierdas del PASOK. En estas circunstancias se puede comprender por qué algunos trabajadores preferirán votar al PASOK en lugar de a una fuerza más pequeña como el Syriza. La única manera de que el Syriza pueda hacer logros serios en esta situación sería desarrollando un programa y una alternativa verdaderamente socialista a la del PASOK.
Mientas, los empresarios se preparan para acabar con Karamanlis en un intento de «lavar» la imagen de ND. Quieren presentar una «cara aceptable» del partido para poder formar un gobierno PASOK-ND. Papandreu reciente hizo declaraciones rechazando esta perspectiva, algo que Simitis, del ala más derechista del partido, le desagrada. En el contexto actual los trabajadores que voten al PASOK no lo harán para ver a la odiada ND en el gobierno. Lo que harán los dirigentes del PASOK después de las elecciones es otra cuestión. Hay algunas especulaciones sobre que Papandreu se verá obligado a adoptar una postura firme sobre esta cuestión debido al ambiente radical que impregna la sociedad, pero que después de las elecciones podría moverse en dirección a aceptar una gran coalición.
Lo más probable es que se convoquen elecciones anticipadas para primavera y es evidente que el PASOK ganará de nuevo, y que su izquierda, tanto el Syriza como el KKE, también ganarán. De esta manera, los partidos de izquierdas tendrá la tarea de manejar la seria crisis que afecta a la sociedad griega. Los dirigentes del PASOK sólo ven soluciones para cumplir las necesidades de los empresarios. A su izquierda los dirigentes del Syriza y del KKE no ofrecen una alternativa real. Mientras se produce un masivo giro a la izquierda en la sociedad griega. Sería difícil encontrar una contradicción más flagrante entre la voluntad de lucha de los jóvenes y trabajadores, y la ausencia de espíritu de lucha de sus dirigentes.
Eso significa que los jóvenes y trabajadores de Grecia tendrá que pasar por la dolorosa experiencia de ver a estos dirigentes gobernar de una u otra forma, y que de esa experiencia comenzarán a sacar la conclusión de que bajo el capitalismo no hay soluciones y que es necesario eliminar el sistema mismo que ha provocado esta crisis. Eso es lo que están explicando al movimiento los marxistas griegos.
Ellos luchan contra el sectarismo de los dirigentes del KKE y les piden que formen un frente único con el Syriza. Un frente único KKE-Syriza comenzaría con una base electoral del 20 por ciento. En el período reciente el Syriza reveló que tiene un gran potencial en la sociedad que un frente de ambos partidos incluso se convertiría una importante fuerza política en la izquierda. Si los dos partidos se unieran basándose en un genuino programa socialista, desde una posición de fuerza podrían hacer un llamamiento a los trabajadores que votan al PASOK y que están en el PASOK, para que rechacen la política de Papandreu y construir la unidad de la izquierda sobre la base de un programa de lucha verdaderamente combativo. Esta es la auténtica aplicación de la idea de Lenin de la táctica de frente único. Pero para ello hay que luchar dentro de las filas tanto del KKE como del Syriza, es la única manera.