Los esfuerzos de Gobierno conservador de Nicolás Sarkozy de minimizar el impacto de la huelga de este martes en Francia contrastan con el clima de movilización, a todas luces la mayor del país en largo tiempo. El ensayo de la administración Sarkozy de acelerar los debates en el Senado para adoptar los artículos más sensibles […]
Los esfuerzos de Gobierno conservador de Nicolás Sarkozy de minimizar el impacto de la huelga de este martes en Francia contrastan con el clima de movilización, a todas luces la mayor del país en largo tiempo.
El ensayo de la administración Sarkozy de acelerar los debates en el Senado para adoptar los artículos más sensibles de las polémicas reformas a la ley de retiros, de momento sólo hizo acrecentar el llamado al paro.
De hecho, el sistema de transporte público en las principales ciudades francesas se verá afectado desde esta noche y es bastante probable que las protestas en los puertos tengan impacto en las refinerías y disparen los precios de los combustibles.
Jean Claude Mailly, secretario general de Fuerza Obrera (FO), uno de los principales sindicatos en la movilización, exhortó al Gobierno a retomar las negociaciones con espíritu constructivo y evitar las confrontaciones.
Si el Elíseo mantiene inflexible su postura, será señal inequívoca de que no respeta los términos de la democracia y prefiere enfrentarse a riesgo sociales antes que ceder al clamor popular, advirtió Mailly.
En declaraciones a la prensa, el máximo dirigente de FO consideró que los gremios chocan hoy con un muro de intransigencia, a raíz de los problemas financieros del Estado. «No le interesa los jubilados, sino el asunto económico», acotó.
Otro líder sindical, Francois Chéreque, de la CFDT, opinó que el paro del 12 de octubre constituirá una de las últimas oportunidades para hacer cambiar de parecer al Gobierno, y resaltó el espaldarazo del 69 por ciento de los franceses a las protestas.
Chéreque adelantó que de todas formas los trabajadores no se quedarán con las manos cruzadas y volverán a las calles el 16 de octubre. «Esperamos algo muy grande mañana y confiamos en que sentirán la presión», precisó.
La situación, no obstante, se antoja una especie de duelo en el cual cada día suben más las apuestas y nadie cede.
A pesar de las declaraciones de curioso optimismo del ministro del Trabajo, Eric Woerth, involucrado en un escándalo con el gigante de cosméticos L’Oreal por conflicto de intereses, la izquierda parece cerrar filas en una batalla campal contra la reforma.
El anuncio del mandatario de posponer su plan de elevar la edad mínima de jubilación a los 62 años para las madres que están en torno a los 50 años y que dejaron de trabajar para criar al menos a tres hijos, no surtió el efecto esperado.
Las principales confederaciones sindicales, valoraron la medida que calificaron de triunfo pero insistieron en que debe cambiar la cláusula de elevar el retiro a 62 años y a 67 años para cobrar la jubilación completa.
mv/ft Modificado el ( lunes, 11 de octubre de 2010 )
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=227850&Itemid=1