Hace ya un par de años me pidieron que realizara la reseña del libro “El subsistema fronterizo argentino: mercados ilegales, delito económico organizado y regulaciones estatales” (1) la que -cabe aclarar- nunca fue publicada. Releyendo lo analizado en su momento me encontré con que ese libro fue realizado en el marco de un proyecto de investigación que se llamó “Explorando la economía política de la violenciaen los sistemas fronterizos de América Latina: hacia una comprensión integral”.
El mismo se desarrolló bajo la coordinación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) con Sede Ecuador y compila una serie de ponencias presentadas en el seminario internacional “Sistema fronterizo global en América Latina: mercados ilegales y violencia”, que se realizó en noviembre de 2014, en la ciudad de Quito, Ecuador, pero que sin embargo recién fueron publicadas en el año 2017.
A partir de esa investigación los autores se propusieron entender cómo se estructura y cuáles son las características del sistema fronterizo global de América Latina, los mercados ilegales que se desarrollan en ese espacio geográfico y conocer los circuitos, las rutas y los nodos de esos mercados, teniendo el fenómeno de las fronteras como eje del problema a estudiar.
En el marco del trabajo de investigación se hace una diferenciación entre la concepción de límite, entendido como una línea que divide el territorio de un Estado con otro, y frontera entendida como una región construida a partir de las relaciones interestatales que se desarrollan en un lugar determinado.
Ello permite al decir de los autores, concluir que el límite es fijo, pero las fronteras son construcciones sociales que se encuentran en cambio constante de acuerdo a las dinámicas de cada uno de los estados, las relaciones interestatales y al estar en un mundo totalmente globalizado, no se puede dejar de tener en cuenta otro factor sumamente importante como lo es la economía mundial.
Uno de los puntos más interesantes, es que se trata de un análisis interdisciplinario, si bien tiene un enfoque principalmente sociológico. Partiendo de la base de que la criminalidad económica se estructura como un mecanismo que tiene como resultado la desigualdad social, podemos observar también que se tomaron en cuenta otras disciplinas, como la historia, la geografía y la antropología realizando de esta forma un análisis integral de la cuestión.
Los autores hacen referencia a que una de las principales dificultades que encontraron al analizar las noticias periodísticas que fueron fuente de información utilizada para el desarrollo del libro, fue precisamente que esas noticias marcaban agenda tanto de políticos como de los propios medios de comunicación y por lo tanto la veracidad de los datos obtenidos era parcial y no permitiría arribar a una afirmación concluyente.
Una situación fáctica que demuestra una vez más la influencia de los medios de comunicación tanto en la vida social de las personas como en la agenda política de los estados en el ejercicio de su condición de factor de poder cada vez más poderoso.
Teniendo en cuenta esas reflexiones de un pasado no tan lejano, si las fronteras son construcciones sociales, ¿que pasará con las fronteras una vez que pase la crisis del Covid-19; serán reconfiguradas? ¿Volveremos a una cierta normalidad en las relaciones entre los estados?, ¿cómo afectará las relaciones comerciales?, ¿habrá cambios respecto a los materiales de los objetos que se comercializarán, como está ocurriendo desde ya hace un tiempo con la indumentaria?.
¿Habrá cambios en relación a la moneda dominante?, ¿se reconfigurará la economía mundial, sobre todo teniendo en cuenta que en la actualidad existen países que tienen una economía mucho menor al patrimonio de empresas multinacionales -según se puede observar de un estudio realizado por la Fundación Global Justice Now-, e incluso en algunos casos menor al patrimonio de familias, de acuerdo a la información publicada por distintos medios de comunicación?.
Muchos historiadores y geopolíticos están mencionando más de lo habitual en estos tiempos, que debemos observar el pasado para saber que es lo que va a ocurrir en el futuro en situaciones de características similares.
Quizás entonces debamos empezar a estudiar un poco más el pasado, interdisciplinariamente, analizando los cambios geopolíticos producidos con posterioridad a las últimas pandemias, las transformaciones sociales, los saltos en avances tecnológicos, y sobre todo los cambios en las fronteras de los estados.
Como así también medir la duración de esos fenómenos hasta la llegada de la calma y la estabilidad que permitió que una vez más la idea de “progreso” fuera más fuerte que la de la propia seguridad humana y la rueda de la historia volvió a girar.
Alejandra Freire. Abogada argentina, maestranda en Finanzas. Colaborado del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)