Hoy se inicia la novena jornada de huelga en el transporte público en Atenas. 24 horas de paro total (no hay servicios mínimos) que pondrán a prueba la resistencia de los trabajadores y la tozudez de un gobierno empeñado en rebajar sus sueldos solo porque así lo exigen los prestamistas internacionales. Tras ocho días de […]
Hoy se inicia la novena jornada de huelga en el transporte público en Atenas. 24 horas de paro total (no hay servicios mínimos) que pondrán a prueba la resistencia de los trabajadores y la tozudez de un gobierno empeñado en rebajar sus sueldos solo porque así lo exigen los prestamistas internacionales.
Tras ocho días de huelga ininterrumpida en el Metro de esta capital el gobierno griego decretó ayer la movilización civil de los trabajadores, lo que conlleva el regreso al puesto de trabajo o la posibilidad de ser detenidos. «Los sindicalistas han decidido tomar el camino de la confrontación ciega y no respetar las decisiones de la justicia griega», dijo el ministro de Transporte, Kostis Jatzidakis, y añadió que la medida se extendería a los trabajadores de autobús, tren, tranvía y trolebús que también secundaron la movilización con paros parciales.
Un tribunal dictaminó el lunes que la huelga era ilegal, pues debía primar el interés público, y autorizó al ejecutivo a utilizar una controvertida ley que data de 1974, usada únicamente en ocho ocasiones, y que los trabajadores no dudaron en calificar «propia de dictaduras».
Según la cadena estatal de televisión NET, el Ministerio de Transporte enviará en las próximas horas la orden al domicilio de cada uno de los trabajadores, esperando que se cumpla de inmediato.
El representante del sindicato de Metro, Antonis Stamatopulos, desafió al gobierno asegurando que no irían a trabajar ni con cárcel ni con despidos, pues antes tendrá que pasar «por encima de nuestros cadáveres». Recordó que los empleados habían agotado todas las posibilidades de negociación antes de ir a la huelga, pero se había alcanzado el límite y la paciencia, según explicó al diario Kathimerini.
Los responsables sindicales anunciaron que los huelguistas seguirán ocupando las cocheras y pidió al pueblo que los ayude en su lucha.
La primera reacción de solidaridad vino de parte de los trabajadores de autobuses que declararon a partir de hoy una huelga indefinida, los empleados de la empresa estatal de electricidad que pararán mañana durante 24 horas y el sindicato de trenes que lo hará el sábado.
La Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE), el principal sindicato griego, pidió al ejecutivo dar marcha atrás y no aplicar la medida, algo que también solicitó Izquierda Democrática, el socio menor de la coalición de gobierno.
La huelga en Metro comenzó el 17 de enero como protesta contra la pretensión del gobierno de modificar el convenio colectivo, que vence el próximo 30 de abril, recortando los niveles salariales para igualar a la baja con el resto de los empleados públicos.
La decisión, que reduciría los sueldos en 25 por ciento de promedio, es una exigencia de los acreedores internacionales que buscan acabar con la negociación colectiva en Grecia y reunir todas las categorías profesionales del sector público en una sola y en condiciones de máxima precariedad.