El 23/05/24, el pleno de la JNJ destituyó a Patricia Benavides “alias Vane” como Fiscal de la Nación por tráfico de influencias al haber interferido en la investigación (removiendo a la exfiscal Betsabeth Revilla por “baja productividad”), a su hermana Enma Benavides, investigada por haber favorecido a organizaciones criminales. Un año después, la misma JNJ, basada en una sentencia del TC (que opera como un Senado encubierto), desconoce su fallo y ordena la restitución de alias Vane (según Ojo Público, de forma irregular ya que no hubo unanimidad -faltó el voto del magistrado Francisco Távara– como exige la Ley del Procedimiento Administrativo General).
No obstante, a pesar que su abogado, Humberto Abanto (un cuadro aprista que cursó prisión preventiva por el escándalos de corrupción Lavajato), señala que la JNJ ya notificó a la Fiscal de la Nación, Delia Espinoza, y demás fiscales supremos, para que cedan el poder a Benavides, el abogado Andy Carrión, declaró que, “…la JNJ no tiene potestad para nombrar a la fiscal de la Nación, pues esta es una atribución exclusiva de la Junta de Fiscales Supremos, según lo que establece la Constitución Política del Perú…”, (Infobae, 14/06).
De esta forma, a Benavides, le esperaría retomar su cargo como fiscal suprema. Sin embargo, según Rosa María Palacios (RMP), la resolución de la JNJ estaría viciada porque no tendría fundamento y porque tampoco se notificó debidamente al Ministerio Público (MP). Por su lado, para Tomas Gálvez (quien estaría frotándose las manos por regresar a ser fiscal supremo), alias Vane no debería ser ni fiscal suprema. Benavides, quien también es acusada de tener títulos universitarios made in Azángaro, es un símbolo de la DBA ya que fue ella quien capturo y encarceló al presidente Pedro Castillo.
Entonces, la intromisión achorada de Vane en el MP tendría como objetivo agitar ante su base social y la opinión pública, desarrollando una nueva correlación de fuerzas que le permita, tarde o temprano, imponerse.
Así las cosas, estaríamos frente a un nuevo golpe de estado de la narcopolítica que quiere eliminar a los caviares del MP con el fin de manejar sus negocios ilegales sin ninguna clase de regulaciones. Es así como se comprendería el retorno de alias La Doña (Enma Benavides), a quien un narco colombiano acusa de haber recibido $150,000 a cambio de favores judiciales; y la presencia, de Humberto Abando y Jorge del Castillo, dirigentes apristas cuando el gobierno de Alan García tuve que enfrentar serias acusaciones por un caso hasta hoy no esclarecido como Los Narco indultos.
En este marco, el nuevo golpe de estado de la narcopolítica, no va a poder ser resuelta con agitaciones estridentes, divisionistas y estériles de bandos iluminados de izquierda institucionalista o sectaria, sino con una ESTRATEGIA POLÍTICA UNITARIA realmente mariateguista que forme un ESTADO MAYOR DEL PUEBLO y que desenvuelva un Plan de lucha con asambleas en los centros mineros, agroindustriales y de servicios, es decir, las palancas fundamentales de la economía, con el fin de despertar al león dormido: La clase trabajadora.
César Zelada. Director de la revista La Abeja obrera.
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