El gobierno griego mantuvo durante la pasada semana unas nuevas y difíciles conversaciones con una delegación de los acreedores internacionales para evaluar la marcha de las medidas de austeridad exigidas. En esta ocasión el mayor desencuentro entre las partes se dio en la tema de la reducción de miles de puestos de trabajo en el […]
El gobierno griego mantuvo durante la pasada semana unas nuevas y difíciles conversaciones con una delegación de los acreedores internacionales para evaluar la marcha de las medidas de austeridad exigidas.
En esta ocasión el mayor desencuentro entre las partes se dio en la tema de la reducción de miles de puestos de trabajo en el sector público, pero también se abordaron otras cuestiones como el proceso de recapitalización del sistema bancario, la rebaja del controvertido impuesto de la propiedad y la posibilidad del pago aplazado para las deudas tributarias.
La troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) lleva meses insistiendo en la necesidad de recortar hasta 150 mil empleos en la administración del estado, sin embargo el gobierno de coalición dirigido por Antonis Samarás se ha resistido a ello, sabedor de que ahí se encuentra su último reducto de credibilidad y de votantes.
Horas antes de que comenzaran las conversaciones, Samarás aseguró en la I Conferencia Nacional para el Crecimiento 2012-2020, que este sería el último año de recesión y que los resultados positivos de su política financiera comenzarán a mostrarse en el próximo trimestre.
No parece que el mejor modo de poner fin a la crisis sea dejando en la calle a miles de funcionarios, como pretende la troika, ni tampoco hacer pasar los despidos por reforma y asegurar a la vez que «el gobierno no aceptará más medidas de austeridad» como dijo el ministro de Finanzas, Yanis Sturnarás, el 7 de abril.
Lo cierto es que la situación económica en Grecia hace aguas por muchos puntos y hasta el momento las medidas de austeridad no han hecho sino empeorar la situación tanto en el plano económico como en el social y en el político.
El índice de desempleo continúa ascendiendo y ya ocupa el primer puesto de los 17 países que integran la Eurozona, afectando al 26,4 por ciento de la población activa, pero las previsiones de los analistas son aún peores.
Según el informe presentado por la Fundación para la Investigación Económica e Industrial (IOBE), el desempleo continuará aumentando a lo largo de 2013 y la recesión económica se profundizará en cerca de un cinco por ciento, lo cual vendrá a sumarse al 23,3 por ciento que ya se redujo desde el inicio de la crisis en 2008.
En la misma línea se posicionaba el estudio realizado por la Confederación Helénica de Profesionales, Artesanos y Comerciantes al prever para el año en curso el cierre de 55 mil empresas, la mitad de ellas familiares, lo que generará 195 mil nuevos desempleados.
Otros indicadores muestran tendencias preocupantes como la imparable caída de la producción industrial, tras seis años de recesión, el descenso en más de un 30 por ciento con respecto al año anterior de la construcción, uno de los pilares de la economía hasta el inicio de la crisis, y el aumento del déficit fiscal tanto en 2012 como en las previsiones para 2013.
Los continuos recortes de sueldos y salarios, así como el brutal aumento de la presión fiscal, mermó los ingresos familiares y su capacidad de compra, llevando a la quiebra al sector comercial y a miles de empresas del sector industrial, lo que a su vez alimenta la espiral de desempleo y menores salarios.
Ahora le toca al Estado sufrir las consecuencias de sus propias recetas neoliberales, pues alrededor de la mitad de los ciudadanos no pueden hacer frente a sus obligaciones tributarias y su deuda asciende ya a 55 mil millones de euros.
Además la contracción del consumo también redujo los ingresos por el IVA, y cada vez en mayor número trabajadores por cuenta propia y pequeños empresarios son incapaces de hacer frente a las cotizaciones de la seguridad social, mientras los gastos de esta van en ascenso debido al incremento del número de jubilados.
Según los datos del Consejo Económico y Social de Grecia, unos 400 mil autónomos no están al corriente de sus pagos, mientras en el sector privado los empleados han visto reducidos sus salarios desde el inicio de la crisis hasta en un 40 por ciento.
En concreto, la recaudación tributaria se redujo durante los meses de enero y febrero en un 6,7 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2012, mientras los ingresos totales lo hicieron en un 8,7 por ciento.
Con este panorama, el gobierno tiene que enfrentar en los próximos dos meses una reestructuración bancaria con unas entidades que por el momento no han conseguido reunir la financiación privada exigida y arrastran una absoluta falta de liquidez, pues los ciudadanos cuentan cada vez con menos dinero en los bancos.
Sobre esta cuestión, los sindicatos advirtieron a principios de este año que el aumento del desempleo y el agotamiento de los depósitos bancarios indicaba que los hogares solo pueden enfrentar los gastos básicos, como alimentación o ropa, y cada vez menos los impuestos.
La fórmula de más austeridad con mayores ingresos ha resultado un completo fracaso pero ni troika ni gobierno parecen dispuestos al cambio de guión, «todo lo que está ocurriendo sólo sirve para engañar a la gente», afirmó el líder del principal partido opositor (Syriza), Alexis Tsipras.
Antonio Cuesta. Corresponsal de Prensa Latina en Grecia.
Fuente: Semanario Orbe, No. 46, Semana del 13 al 19 de abril de 2013