En estas últimas semanas, ante el riesgo de impago por parte de Grecia, se ha estado comparando el caso griego con el caso español. De hecho, expertos como Paul Krugman y Joaquín Almunia o publicaciones de renombre como el Financial Times o The Economist, han dado crédito a esta comparación. El gobierno español, indignado por […]
En estas últimas semanas, ante el riesgo de impago por parte de Grecia, se ha estado comparando el caso griego con el caso español. De hecho, expertos como Paul Krugman y Joaquín Almunia o publicaciones de renombre como el Financial Times o The Economist, han dado crédito a esta comparación.
El gobierno español, indignado por estos comentarios, se ha defendido diciendo que España no es Grecia y que existe una conspiración en su contra. ¿Hay razones para comparar Grecia con España?
Grecia tiene una deuda pública del 107% de su PIB, mientras que la deuda española es del 60%. Desde esta perspectiva, Grecia ha tomado un riesgo muy superior al de España puesto que se ha endeudado mucho más. Ahora bien, una gran deuda pública no quiere decir que un país no pueda hacer frente a sus obligaciones. Japón tiene una deuda pública del 200% y paga puntualmente a sus acreedores. ¿Qué es, pues, lo que determina que un estado pueda hacer frente a sus deudas?
El Estado, al endeudarse, se compromete a devolver la deuda y a pagar unos intereses en un plazo determinado. Por lo tanto, para que el Estado pueda pagar los intereses de la deuda debe generar un incremento de sus ingresos. Este aumento de la recaudación se produce de forma automática cuando la economía crece. Es decir, para conocer la capacidad de un Estado para hacer frente a los gastos de sus deudas se debe hacer el siguiente cálculo: crecimiento del PIB (en %) menos intereses de la deuda (en %). ¿Cuál es el resultado de este cálculo para Grecia y España en el 2010? Grecia -3.2% y España -3.0%. En pocas palabras, los dos países tendrán problemas, y de magnitud similar, para pagar los costes de su endeudamiento.
De otra parte, Grecia con la ayuda de entidades financieras de Wall Street como Goldman Sachs y AIG ha estado «maquillando» durante años sus cuentas públicas para no provocar la alarma de Bruselas, poder seguir manteniendo su credibilidad, engañar a los mercados, y mantener un nivel de gasto que estaba muy por encima de sus posibilidades. Por ejemplo, según la oficina de estadísticas Eurostat de la UE, Grecia no ha contabilizado durante años el gasto en equipamiento militar, ha sobrestimado los ingresos procedentes de impuestos, no ha publicado gastos sanitarios y ha contabilizado las subvenciones europeas a empresas privadas como ingresos públicos. Es sobre el primer punto que nos gustaría profundizar y establecer una comparación con España.
Grecia es uno de los países más militarizados de la Unión Europea: dedica un 3,3% del PIB a gasto militar; ocupa el cuarto lugar del mundo como comprador de armas, y desde la entrada en funcionamiento del euro no ha contabilizado en los presupuestos anuales gastos de carácter militar. El 2001, por ejemplo, Grecia no contabilizó, según Eurostat, gastos militares por valor de 1.600 millones de euros. El gobierno español, por su parte, viene haciendo algo similar, durante años, aunque de una forma más «arreglada». Así, desde 1997 el gobierno español, a través del Ministerio de Industria, ha estado dando créditos para I+D a empresas militares. Unos créditos que, teóricamente, se deberían haber ido retornando. Pues bien, hasta la actualidad el Ministerio de Industria ha dado préstamos a la industria militar por valor de 14.205 millones de euros, de los cuales no se han devuelto ni el 1%.
Esta operación se puso en marcha para dar cobertura a la profesionalización de las fuerzas armadas y los grandes proyectos de armas (avión de combate F-2000, Fragatas F-100, blindados Leopard, helicópteros Tigre, submarinos S-80…) que ascendían a 20.000 millones de euros. La solución se encontró mediante una fórmula de ingeniería financiera, que permitía hacer frente a los gastos, que consistía en conceder préstamos en I+D desde el Ministerio de Industria a cero interés a retornar en 20 años. Se firmó un convenio entre los ministerios de Industria y Defensa, según el cual, Industria adelantaba el dinero en concepto de créditos en I+D que las empresas devolverían a Defensa cuando ésta llevara a cabo el pago de las armas.
Las empresas militares en España, en contra de lo que se suele pensar, son poco rentables cuando no son un pozo de pérdidas. Buena parte de ellas son parasitarias del Estado, pues lo tienen como principal cliente. Y el gobierno, en vez de considerar estos créditos como pérdidas, ha preferido mantenerlos en sus balances como un activo más. ¿Qué es lo que gana con esta jugada? Una pérdida resta y por lo tanto contribuye a generar déficit. Un activo no.
En conclusión, el gobierno español, igual que el griego, tendrá dificultades para pagar sus deudas. Y el gobierno español, igual que el griego, ha dejado de contabilizar gastos militares, los cuales ya llegan a un 1,4% del PIB. Esta práctica, además de ser insostenible y muy arriesgada financieramente, esconde otra realidad: no se están dando créditos a la industria militar sino subvenciones directas.
Fuente: mientrastanto.e, Número 76. Enero de 2010