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Grupos pro-israelíes toman fuerza en Europa

Fuentes: IPS

Desde hace muchos años se reconoce a los grupos defensores de Israel como una fuerza poderosa que moldea la política exterior de Estados Unidos. Pero menos conocidos son los esfuerzos del lobby pro-israelí para intensificar su presencia en Europa.

La determinación de ese lobby por impresionar a los políticos de la Unión Europea (UE) quedó de relieve en un nuevo folleto, publicado el 28 de enero.

Titulado «Squaring the Circle?: EU-Israel Relations and the Peace Process in the Middle East» («¿Buscando la cuadratura al círculo? Las relaciones UE-Israel y el proceso de paz en Medio Oriente»), el librillo sostiene que el bloque debería «re-evaluar sus prioridades» y buscar relaciones más cercanas con el Estado israelí, independientemente de que se avance o no en la resolución del conflicto con los palestinos.

A diferencia de la plétora de publicaciones sobre asuntos de la UE que rápidamente se desvanecen en la oscuridad, hay buenas razones para creer que esto no pasará inadvertido en los corredores del poder.

Primero que nada, ésta fue divulgada por el Centro de Estudios Europeos, organización oficial de expertos de la red de demócratas cristianos y partidos conservadores que dominan los gobiernos del bloque.

En segundo lugar, su autor, Emanuele Ottolenghi, ya demostró su capacidad de llamar la atención de los políticos redactando varios panfletos para Amigos Laboristas de Israel, organización que cuenta entre sus filas con las principales figuras del Partido Laborista de Gran Bretaña.

Ottolenghi es director del Transatlantic Institute, con sede en Bruselas, creado en 2004 por el Comité Judío Estadounidense (AJC, por sus siglas en inglés).

«El AJC es el ala de política exterior del lobby israelí», dijo Mohammad Idrees Ahmad, investigador de la escocesa Universidad de Strathclyde, quien realiza un seguimiento de las actividades de entidades conservadoras pro-israelíes para el sitio web Neoconeurope.eu.

«Los dos lugares en los que decidió concentrarse fueron América Latina y Europa. Esto se debe a que tiene la sensación de que el poder estadounidense estaría en declive», agregó.

El AJC ha logrado convencer a la UE de que muchas críticas a Israel pueden considerarse una difamación contra los judíos en general. En 2005, el Centro de Monitoreo sobre Racismo y Xenofobia del bloque (que luego se pasó a llamar Agencia de los Derechos Fundamentales) publicó una definición de antisemitismo en consulta con el AJC y la Liga Antidifamatoria, de mentalidad similar. Según esta definición, las críticas a Israel, las afirmaciones de que la creación del Estado judío fue «un esfuerzo racista» o las comparaciones del trato dado por los israelíes a los palestinos con el comportamiento de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) deberían considerarse una muestra antisemitismo.

El nuevo folleto de Ottolenghi invoca esa definición para llamar a la UE a declarar a los activistas críticos de Israel no aptos para recibir fondos de las secciones del bloque que se dedican a promover los derechos humanos y la democracia.

Es «curioso» que el apoyo financiero de la UE haya ido a organizaciones no gubernamentales «cuyo trabajo muestra a Israel como una sociedad racista y un régimen de apartheid», señaló.

«En otras palabras, el dinero de la Comisión de la UE está ayudando a ciertas organizaciones no gubernamentales a difundir un mensaje que, según otra agencia de la UE, son antisemitas y, por lo tanto contrarias a los valores» del bloque, escribió.

Ottolenghi también ha urgido a la UE a adoptar una línea dura contra las ambiciones nucleares de Irán. Su libro «Under a Mushroom Cloud» («Bajo una nube con forma de hongo»), publicado el año pasado, planteó la teoría de que a los líderes árabes les tiene sin cuidado cómo desarrolló Israel sus propias armas nucleares décadas antes de que Irán empezara a trabajar en su programa nuclear.

«Los líderes árabes duermen profundamente bajo la sombra del paraguas nuclear de Israel; es la búsqueda nuclear de Irán lo que les causa pesadillas», escribió Ottolenghi.

«Ellos saben –siempre supieron– que la destreza militar de Israel es funcional a su supervivencia y no busca imponer un decreto político a sus vecinos. No puede decirse lo mismo de Irán, con sus ambiciones hegemónicas y su deseo de reformar la región», agregó.

Sin embargo, desde que se publicó el libro, los gobiernos árabes han patrocinado una resolución sobre Israel aprobada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

La resolución señala que Israel es el único estado de la región que no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear, de 1968, diseñado para reducir la propagación de las armas atómicas. Éste fue el primero de esos llamados dirigidos a Israel y aprobados en 18 años por la AIEA, que funciona en la órbita de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Junto con el ACJ, en la última década otras varias organizaciones pro-israelíes abrieron oficinas en Bruselas. Entre ellas, el Congreso Judío Europeo y la B’nai B’rith. Otra entidad, la European Friends of Israel (EFI), se formó como una alianza interpartidaria de miembros del Parlamento Europeo.

Durante la ofensiva que Israel llevó a cabo contra Gaza entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009, EFI hizo circular informes que defendían la matanza de civiles palestinos.

Según esa organización, para Israel era imposible evitar las muertes de civiles porque Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) había ordenado a sus miembros «desechar los uniformes y vestir ropas comunes que los hicieran indistinguibles de la población civil».

El europarlamentario alemán Michael Gahler, un demócrata cristiano que se describe a sí mismo como pro-israelí, dijo que esos grupos de presión «siempre han sido muy influyentes» en Europa.

Sin embargo, Gahler sostuvo que esas organizaciones no deberían ignorar la oposición generalizada que reina en Europa ante las acciones israelíes en los territorios palestinos ocupados. «Ellos deberían estar aquí y escuchar. Ellos no deberían ser sólo un altavoz», dijo a IPS.

Luisa Morgantini, ex vicepresidenta del Parlamento Europeo y veterana activista por la solidaridad con los palestinos, dijo que hay que oponerse a toda forma de racismo y antisemitismo.

Pero Morgantini también sugirió que las organizaciones pro-Israel están explotando la historia del sufrimiento judío en Europa para disuadir a sus políticos actuales de adoptar una acción fuerte contra la opresión israelí en Palestina. «Ellos están usando el Holocausto como medio de chantaje. Es tiempo de que detengamos este chantaje», expresó.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=94592