Los pueblos latinoamericanos urgidos de su liberación, conformaron su esencia en la mezcla del ser original y la construcción histórica surgida de la hibrida realidad colonial, la ruptura con las metrópolis dominantes en lo político, no significó la superación total de la dependencia económica y cultural que hasta nuestros días persiste, el llamado emancipador de […]
Los pueblos latinoamericanos urgidos de su liberación, conformaron su esencia en la mezcla del ser original y la construcción histórica surgida de la hibrida realidad colonial, la ruptura con las metrópolis dominantes en lo político, no significó la superación total de la dependencia económica y cultural que hasta nuestros días persiste, el llamado emancipador de los próceres signó la necesidad de romper las cadenas lacerantes en el devenir cotidiano, erradicar la sumisión requiere borrar todas las formas de las estructuras anteriores para poder edificar una nueva realidad, los resabios retrasan los procesos y se anclan en lo profundo de las mentalidades de manera silenciosa; sigilos impuestos como amparo de lo que fue. La voz vigente de la independencia repica las campanas de los nuevos tiempos, defender nuestras soberanías y culturas ante las amanzanas y adversidades sigue siendo el apelativo del programa por construir, la hermandad latinoamericana es el ideal soñado desde los primeros llamados a la autonomía, somos latinoamericanos y seguimos necesitando la conciencia cultivada en lo común, el porvenir de unidad e integración reconfigurará el orden continúo de la fragmentación.
Simón Bolívar, el padre libertario de nuestros pueblos, llamó desde su Carta de Jamaica de 1815, a la construcción de la América nuestra, de la Patria Grande conformada por la historia compartida y las necesidades afines, su esfuerzo prosiguió a lo largo de su actuación a favor de las independencias, su Discurso de Angostura de 1819 y la propuesta de conformar a toda América Latina como una gran nación y potencia mundial presentada en el Congreso de Panamá de 1826, son ejemplos y documentos necesarios de releer en esta nueva luz del siglo XXI, su sueño de la integración tuvo el mayor eco en las ideas de José Martí plasmadas en su ensayo Nuestra América de 1891, en el que define la historia y el futuro de nuestras naciones como un concepto fundacional de la realidad venidera.
Los valores que sustentan la propuesta bolivariana de unidad retomados como eje central para enfrentar el reto que sigue significando la política imperialista de los Estados Unidos y las potencias europeas al tiempo en que fomentan el desarrollo social interno de cada uno de los países latinoamericanos, ha sido la apuesta efectuada por la República Bolivariana de Venezuela desde 1999 cuando inicio la era que se vive con la llegada al poder de Hugo Chávez, el proyecto retomado reconfiguró y reinstauró la utopía bolivariana para ser puesta en práctica y actualizada, los progresos que en diferentes momentos se han podido observar en las últimas décadas con la fundación de organizaciones internacionales, acuerdos regionales y la divulgación del ideario emancipador, si bien presentan un complejo andar de avances y retrocesos, son señales de la posibilidad real de concretar la instauración de otro orden social basado en la hermandad entre naciones que Bolívar impulsara.
Los últimos acontecimientos en el orden político son significativos y ejemplos puntuales para el análisis de los caminos por los cuales continuar, la defensa del pueblo venezolano de su soberanía y autodeterminación ha dejado claro que los intentos de implantar nuevamente la dependencia y la sumisión rompiendo todo lo logrado y destruyendo los cimientos de la conciencia fracasaran mientras los pueblos permanezcan unidos y se fortalezcan las conquistas sociales, el sentir del pueblo venezolano reclama su deseo de continuar el camino andado hacia su liberación total, sumados en términos regionales a la defensa de la Revolución cubana que el heroico pueblo hace desde su triunfo en 1959, dan esperanza a nuestros países sumergidos por las políticas neoliberales del capitalismo vigente, gobiernos van y vienen, pero los pueblos se mantienen firmes luchando por su propia sobrevivencia.
El llamado de Bolívar que retomaron y retoman como suyo tantos hombres y mujeres desde la constitución de nuestras repúblicas sigue vigente, se sustenta en la necesidad de poner fin a las desigualdades sociales que se mantienen presentes pero también en los esfuerzos compartidos de resistencia e integración, su perspectiva de inicio es el reconocimientos de la riqueza diversa que nos hace particulares con rasgos comunes compartidos, el socialismo y el sueño de unidad latinoamericana marchan como ideales complementarios por los senderos de la urgencia y el deseo de superación popular: la hermandad bolivariana se refuerza a cada paso como identidad y como conciencia.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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