Cierre de espacios aéreos y aeropuertos, cancelaciones de miles de vuelos… El tráfico aéreo en el norte de Europa fue ayer un auténtico caos debido a la amenaza de la nube de humo y ceniza provocada por una erupción volcánica en Islandia, cuyas partículas pueden ahogar los motores de los aviones.
La segunda erupción volcánica en Islandia en menos de un mes, cuyas gigantescas nubes de humo y ceniza han obligado a permanecer en tierra a buena parte de los aviones en el norte de Europa, podría prolongarse todavía durante varias semanas, según los expertos. La duración de una erupción en Islandia «es extremadamente variable y puede durar desde unos días a más de un año. Pero a juzgar por su intensidad, ésta podría durar mucho tiempo», declaró a AFP Magnus Tumi Gudmunsson, profesor islandés de Geofísica.
«Hace un siglo, una erupción volcánica duró un año entero, así que puede ser tan larga como ésa», señaló Thorsteinn Jonsson, meteorólogo del Instituto de Meteorología de Islandia, quien añadió, no obstante, que «también puede calmarse en dos o tres semanas», como ha ocurrido en otros casos.
La enorme nube de ceniza y humo arrojada por la erupción del volcán subterráneo situado bajo el glaciar Eyjafjallajökull, en el sur del país, obligó a las autoridades aéreas europeas a tomar medidas. La Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol) informó a primera hora de la tarde de ayer de la paralización de la cuarta parte del tráfico aéreo comercial, con la suspensión de miles de vuelos con destino y origen en el norte del continente, dejando a decenas de miles de viajeros en tierra, y advirtió de que las restricciones podrían aumentar.
Espacios aéreos cerrados
La amenaza de la nube de ceniza, altamente abrasiva, obligó al cierre total de los espacios aéreos de varios estados europeos. El británico fue el primero en hacerlo. Las restricciones que afectaban a otros, fueron ampliándose de forma gradual hasta que a lo largo de la tarde fueron cerrándose los de Irlanda, Países Bajos, Bélgica, Noruega, Dinamarca y Suecia. El mismo camino seguían Finlandia y Alemania, con importantes restricciones, e incluso el norte de Polonia y Rusia. Las perturbaciones afectaron también a los estados español y francés. Éste último cerró al menos 24 de sus aeropuertos, entre ellos los de París.
Uno de los afectados por las cancelaciones de los vuelos, fue el primer ministro ruso, Vladimir Putin. Cuando todavía no se ha cumplido una semana del accidente de aviación que se llevó por delante a la cúpula militar, eclesiástica y a altos cargos políticos polacos, incluido su presidente, Lech Kazcynski, en Smolensk, Putin, canceló el viaje que tenía previsto realizar ayer a Murmansk, en el norte. Su portavoz, Dmitri Peskov, informó a AFP que el avance de la nube de ceniza por el norte de Europa le llevó a tomar esa decisión.
dos días
Paradójicamente, Islandia no se vio afectada por el caos aéreo, ya que los gases volcánicos se desplazaron hacia el sureste y hacia el continente europeo. «Los vientos vendrán del norte durante el fin de semana, lo que empujará las nubes hacia le sur. Así que la situación debería mejorar paulatinamente en los países escandinavos, aunque los problemas persistirán en Gran Bretaña e Irlanda», afirmó Thorsteinn Jonsson.
La perturbación en el tráfico aéreo europeo podría durar dos días, aunque dependerá de la evolución de las nubes de humo y ceniza, señaló Eurocontrol. Ayer seguían escapando de las entrañas de la Tierra en espirales impresionantes formando una nube de 16 kilómetros y cuya velocidad de desplazamiento se acelera a medida que se elevan en el aire. «Sobre el terreno, la velocidad es de unos 10 m/s (36 km/h), pero en niveles altos de la atmósfera pueden alcanzar los 50 m/s (180 km/h)», explicó Jonsson.
La erupción subterránea, el miércoles por la mañana, del volcán en la parte superior del glaciar Eyjafjallajökull causó importantes inundaciones debido al violento derretimiento del hielo y obligó a evacuar a 800 personas, que regresaron ayer a sus casas, aunque tomando una serie de precauciones.
La corriente de lava, mezclada con el hielo derretido del glaciar, ha provocado un aumento del nivel del agua de uno o dos metros, lo que ha obligado a los equipos de rescate islandeses a abrir zanjas en los caminos para evitar que sufran daños varios puentes.
Veinticinco veces al año
El tráfico aéreo se corta unas veinticinco veces al año por esta misma causa, generalmente en torno a Alaska o el Pacífico, zonas en las que hay muchos volcanes activos.
El profesor del Consejo Superior español de Investigaciones Científicas (CSIC), Ramón Ortiz, explicó a Europa Press que este tipo de sucesos son «normales», que no es la primera vez que sucede y que hay que tener en cuenta que las aeronaves actuales son «más vulnerables» a la ceniza que las antiguas.
Riesgo para los aviones
El caos aéreo tuvo su origen en el desplazamiento de la nube de ceniza volcánica, que contiene minúsculas partículas que pueden afectar al funcionamiento de las turbinas de los motores de los aviones y absorbe fácilmente el agua, lo que puede causar cortocircuitos y estropear componentes electrónicos de las aeronaves, y provocar incluso la caída del aparato. También puede disminuir las prestaciones de los aviones al depositarse sobre las alas, además de reducir la visibilidad a cero e, incluso, introducirse en la cabina. Por eso, es necesario suspender los vuelos o desplazar las rutas para esquivar el área afectada.
Los compuestos volcánicos, la ceniza y la temperatura ahogan los motores y producen una erosión acelerada de las áreas salientes del fuselaje, timones de dirección y alas. «Se meten en las turbinas, ahí se funden, posteriormente se solidifican y es entonces cuando el motor pierde potencia y sube la temperatura y se llega a parar. Los signos se detectan enseguida y los pilotos optar por dar media vuelta. Pero todo eso cuesta un montón de dinero porque obliga a sustituir los motores», apunta Ortiz.
Precedente hace treinta años
En 1982, un vuelo de British Airways perdió fuerza en todos sus motores cuando ingresó en una nube de ceniza que, procedente del volcán Galunggung, en Java, cubría Indonesia, cayendo a sólo unos miles de metros del suelo antes de poder reanudar el funcionamiento de sus motores. El 24 de junio de 1982, el capitán Eric Moody, a los mandos de un Boeing 747 que sobrevolaba la isla de Yakarta se dirigió flemático a los pasajeros: «Señoras y señores, les habla su capitán. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han parado. Estamos haciendo todo lo posible para ponerlos bajo control. Confío en que no estén ustedes demasiado preocupados».
El interior del avión se llenó de humo con olor a azufre y en pocos minutos los motores se ahogaron y pararon. El aparato comenzó a planear mientras perdía altura desde los 11.000 metros. Ya por debajo de los 4.100, cuando las máscaras de oxígeno habían saltado a causa de la pérdida de presión, el motor número cuatro volvió a funcionar, y los otros tres después. La aeronave consiguió aterrizar aunque era imposible ver la pista debido a que los cristales se habían ahumado.
La compañía holandesa KLM sufrió un percance parecido cuando un Boeing 747 que volaba desde Amsterdam a Anchorage, en Alaska, atravesó una nube de ceniza sobre el Monte Redoubt y sufrió una pérdida de potencia en sus cuatro motores. Los daños fueron importantes, lo que obligó a sustituirlos, con un coste de 80 millones de dólares.
Más de cien volcanes activos
Islandia es una isla formada por la actividad volcánica. El 12% de su superficie está ocupada por los mayores volcanes y glaciares de Europa. Todavía cuenta con numerosos volcanes subterráneos activos, el más conocido de los cuales es el Hekla, que entró en erupción por última vez hace diez años.
Los expertos calculan que la erupción del Eyjafjallajökull es diez veces superior a la del vecino Fimmvorduhals, producida a finales de marzo y que se apagó la pasada semana.
El mayor temor es que estas erupciones sean un anuncio del estallido del volcán Katla, de mayor potencia, como ha ocurrido antes.
De los aproximadamente 130 volcanes activos, sólo una docena de ellos tiene erupciones de forma regular. Es el caso del Grimsvoetn y el Hekla, ambos en el sur. Desde 1963, en la sísmica Islandia ha habido 21 erupciones. La última tuvo lugar en 2004.
Revolución Francesa
El investigador español Ramón Ortiz recordó la erupción del que se considera el volcán «más importante del mundo», el también islandés Laki, que tiene una extensión de cerca de 25 kilómetros de longitud y más de cien cráteres, y del que se dice fue uno de los causantes de la Revolución Francesa.
«A consecuencia de la ceniza tras la erupción del Laki, en el siglo XVII, aumentó la mortandad en toda Europa, y se dice que estuvo en el origen de la Revolución Francesa. Provocó malos inviernos, con pérdidas de cosechas, que dieron origen al hambre que impulsó la guerra», comentó.
http://www.gara.net/paperezkoa/20100416/194249/es/Islandia-cierra-Europa