Para ser dogmático es mejor meterse a católico que a revolucionario, y desde que las familias socialistas comenzaron a darle más importancia a sus diferencias que a su principal objetivo común (una sociedad sin clases) los representantes del capital se han estado cachondeando de nosotros hasta la saciedad. Capitalistas industriales, capitalistas financieros, liberales, neoliberales, neocons, […]
Para ser dogmático es mejor meterse a católico que a revolucionario, y desde que las familias socialistas comenzaron a darle más importancia a sus diferencias que a su principal objetivo común (una sociedad sin clases) los representantes del capital se han estado cachondeando de nosotros hasta la saciedad.
Capitalistas industriales, capitalistas financieros, liberales, neoliberales, neocons, social-liberales, banqueros, especuladores… Todos, todos, de la manita para defender sus intereses, ni una sola grieta en sus filas por la que se les pueda escapar un euro.
Socialdemócratas, comunistas (marxistas, leninistas, maoístas, trotskystas) anarquistas, anarcosindialistas, comunistas y socialistas libertarios, marxistas libertarios y revolucionarios, guevaristas… Todos, todos, a hostia limpia desde el siglo XIX. Y cada vez más fragmentados, más desunidos y, lo que es peor, con más rencores inernos, con más resquemores los unos contra los otros, sentimiento que consigue que el odio familiar sea más intenso que el que debiéramos tener hacia el enemigo común: el capital.
Es por todos estos motivos por los que quizás debiéramos recibir la fundación del nuevo partido Izquierda Anticapitalista, al menos, con un atisbo de esperanza.
El sábado 9 de mayo tuvo lugar su mitin de presentación en Madrid en el salón de actos del Instituto Cardenal Cisneros. El público asistente abarrotó la sala y escuchó las propuestas de los intervinientes, que se pueden resumir en diez puntos programáticos principales, con los que se presentarán a las próximas elecciones europeas.
1. Expropiación de la banca y creación de una banca pública bajo control social.
2.Reapropiación pública del sector energético.
3.Prohibición de los despidos en las empresas con beneficios.
4. Salario mínimo de 1.200 e. y derecho a un ingreso social equivalente para todos las personas en paro. Semana laboral máxima de 35 hs. Jubilación a los 60 años. Derogación de la Ley de Extranjería y cierre de los CIEs (ningún ser humano es ilegal)
5. Expropìación de las viviendas vacías y creación de un parque público para alquiler social.
6. Paralización de los procesos de privatización de bienes y servicios públicos y retorno al sector público, bajo control social, de los ya privatizados. Derogación de la Ley 15/97. No al plan de Bolonia. Por el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. No a los transgénicos. No a la tortura de los animales. Favorecer la creación artística desmercantilizada y los medios de comunicación alternativos.
7. Despenalización total del aborto, a cargo de la red sanitaria pública.
8. Disolución de la OTAN e, inmediatamente, exigir la retirada de las tropas de la U.E. de Afganistán y Líbano. Boicot al estado de Israel y reconocimiento del derecho del pueblo palestino a vivir en paz y en su tierra.
9. Socialización de la riqueza y de los bienes comunes. Planificación democrática de la economía. Contra la profesionalización de los políticos y la corrupción y a favor de otra democracia republicana y participativa mediante medidas como: derechos plenos de ciudadanía y voto a los 16 años; limitación de la permanencia en cualquier cargo público a no más de dos mandatos, con salarios que no sean superiores al salario medio público; la derogación de leyes restrictivas de libertades básicas como la ley de partidos y el reconocimiento del derecho de autodeterminación, incluida la independencia, de los pueblos del estado español.
10. Luchar contra la imposición del Tratado de Lisboa, que no es sino una nueva versión del Tratado Constitucional que fue rechazado por los pueblos francés y holandés. Otra Europa es posible: derogación del Tratado de Maastricht y del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Por una Europa basada en la armonización por arriba de los derechos y conquistas logrados. Abolición de la deuda externa de los pueblos empobrecidos. No a una Europa al servicio de las empresas transnacionales y los banqueros.
Personalmente, y como anarcosindicalista convencido, pero no purista, es decir, abierto a formas de colaboración con todos los movimientos emancipadores tanto políticos como sociales, recibo con alegría esta nueva izquierda no autoritaria, sobre todo cuando en otro de sus folletos, titulado «Qué es y que quiere Izquierda Anticapitalista» leo: «Hay que avanzar en el ejercicio de la democracia para superar el capitalismo… votar cada cuatro años no es democracia sino un procedimiento de renovación periódica de las elites políticas… otra idea de democracia basada en el ejercicio constante , por parte de la ciudadanía, de un poder de decisión y de control sobre todas las políticas que afectan a su vida… formas de poder político consejista a nivel local y barrial que complementen, con democracia directa e instrumentos como los presupuestos participativos, las instituciones democráticas representativas.»
Este aspecto del programa del nuevo partido está muy cerca de la autogestión libertaria. Veamos que nos dice la enciclopedia Anarcopedia sobre el término «Consejismo», porque ahí es donde podemos encontrar el nexo convergente entre todas las izquierdas anticapitalistas:
«El comunismo consejista o consejismo es un concepto surgido en el ámbito ideológico de la izquierda comunista al realizar una serie de pensadores una crítica de los modelos tradicionales de partidos y políticas comunistas. Los primeros teóricos que lo formularon (entre los que destaca Anton Pannekoek) lo hicieron después de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa y tuvo como desencadenante la disidencia provocada por la deriva autoritaria de la URSS, la que culminaría en el periodo estalinista.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el consejismo entró a formar parte del bagaje de lo que vino a denominarse nueva izquierda, extrema izquierda o (tomando la expresión del libro de Lenin El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo y usándolo generalmente entrecomillado) simplemente izquierdismo. Estas designaciones poco claras venían a señalar una serie de movimientos contrarios a lo que ellos entendían como burocratización, autoritarismo y pérdida de confianza en la capacidad política de las clases obreras en que habían caído los partidos comunistas y socialistas.
El consejismo opone al comunismo de partido el comunismo de los consejos obreros, es decir la forma de organización (los soviets) de los primeros momentos de la revolución rusa, que en su opinión eran la forma natural y plenamente democrática de organización de la clase obrera consciente de su papel histórico.
Los teóricos consejistas encontraron también un precedente en los textos y la práctica política de Rosa Luxemburgo, cuya defensa de la acción espontánea de los trabajadores se oponía al dirigentismo de los partidos leninistas. Para los comunistas consejistas, el papel del partido no debía ir más allá de ser un órgano de debate y propaganda al servicio de la actividad cotidiana de los militantes en los consejos de fábrica, barrio o universidad, lugares en donde debía residir la capacidad de decidir las acciones y de llevarlas a cabo mediante representantes elegidos democráticamente y revocables en todo momento.
Si bien su origen es claramente marxista, las posiciones antiautoritarias consejistas están próximas al concepto anarquista de democracia directa y su concepto asambleario de la gestión de los medios de producción los aproxima claramente a las tesis autogestionarias de los movimientos libertarios.
Se reclamarían del consejismo muchas de las organizaciones y grupos de intelectuales que contribuyeron a desencadenar las revueltas de los años 60, entre ellos Socialismo o barbarie o la Internacional Situacionista.»
Creo que es necesario reflexionar seriamente y sin prejuicios si vamos a apoyar a los compañeros de Izquierda Anticapitalista en las próximas elecciones. Yo sí voy a hacerlo.
Salud
José Javier González de la Paz es delegado de C.G.T.