La Comisión de Evaluación del Comité Olímpico Internacional, que mañana tiene una importante jornada de trabajo en París para evaluar la idoneidad de la capital francesa como organizadora de los Juegos Olímpicos de 2012, se topará con una masiva huelga general en defensa de la semana laboral de 35 horas, importante conquista social que el […]
La Comisión de Evaluación del Comité Olímpico Internacional, que mañana tiene una importante jornada de trabajo en París para evaluar la idoneidad de la capital francesa como organizadora de los Juegos Olímpicos de 2012, se topará con una masiva huelga general en defensa de la semana laboral de 35 horas, importante conquista social que el Gobierno de la derecha francesa quiere anular. Por lo que leo, es casi seguro que a la movilización sindical se unirá la estudiantil. De modo que mañana París estará al pil-pil.
La gente del Comité Olímpico Francés se declara desolada por esta situación. Uno de sus más conocidos miembros sostiene que el golpe que sufrirá el prestigio de París ante la Comisión de Evaluación del COI por culpa de esta huelga puede ser letal para sus aspiraciones olímpicas. «Si los enviados del COI llegan a la conclusión de que Francia tiene demasiada propensión a declararse en huelga, podemos haber arruinado por completo nuestras posibilidades», ha dicho. Según él, la decisión final entre una capital u otra se tomará por una diferencia de muy pocos puntos. Éstos, tal vez.
Ante la lluvia de críticas que les ha caído encima por la coincidencia de la huelga general con la presencia de los enviados olímpicos, los convocantes de la protesta han hecho ver que la fecha de su movilización fue acordada cuando aún no se tenía noticia de la tal visita, de modo que son los otros los que han coincidido con ellos, y no al revés.
En cualquier caso, tampoco parece que les moleste demasiado lo sucedido. Imagino que pensarán -y con razón- que la candidatura olímpica es otro factor que opera a su favor: si el Gobierno quiere Juegos Olímpicos, que no irrite a quien puede estropeárselos.
Todo lo cual, visto en conjunto, me deja un regusto agridulce. Que los sindicatos franceses no se dejen apabullar por los chauvinistas que se indignan contra ellos porque ponen en peligro «los altos intereses de la Nación» me parece de perlas. Esa es la parte dulce. La parte amarga me la da el convencimiento de que es literalmente inimaginable que pudiera suceder algo así por estos pagos.
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Traducción del título, para quien la necesite: «¡Estoy en huelga, señor Chauvin!». El soldado Chauvin, cuyo nombre dio origen al término chauvinismo, se hizo célebre durante la época del Primer Imperio francés por su nacionalismo desaforado y exclusivista, despectivo por sistema hacia lo procedente del extranjero en beneficio de todo lo surgido en la propia Nación.