Hemos sido testigos de la resolución judicial y posterior encarcelamiento de Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, los medios de comunicación escrita, televisiva, radial y las redes sociales se han dedicado a brindar información e imágenes. Sin embargo, este hecho no debe verse aisladamente de la situación de crisis política por la que atraviesan […]
Hemos sido testigos de la resolución judicial y posterior encarcelamiento de Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, los medios de comunicación escrita, televisiva, radial y las redes sociales se han dedicado a brindar información e imágenes.
Sin embargo, este hecho no debe verse aisladamente de la situación de crisis política por la que atraviesan los partidos políticos tradicionales así como del propio estado opresor, que sólo se mueve al ritmo del interés del capital extranjero. Es así que se corrobora que los expresidentes Toledo y Humala han cometido delitos en perjuicio del estado tales como el lavado de dinero. Solo falta procesar a García que en ambos periodos de gobierno cometió delitos de lesa humanidad (matanza de los penales entre otros asesinatos) y se enriqueció indebidamente. Sin embargo la prescritibilidad de algunos de sus delitos arroja un halo de impunidad. También keiko y su hermano no escapan a esta decadencia moral, ya que se ha evidenciado que su organización ha recibido dinero de origen dudoso, por decir lo menos.
La historia del Perú tiene registrado, desde que se fundó la república, actos deleznables en contra de su propio estado y contra el pueblo de la ciudad y del campo. El estado saquea al pueblo, los gobernantes -representantes de la clase dominante que controla el estado- lo esquilman en colusión y sometimiento al interés del capital extranjero. Es así como funcionó y funciona este sistema que fue implementado por los criollos y sus herederos, determinando una burguesía débil, con rezagos feudales e incapaces de implementar el capitalismo en nuestra patria.
La crisis del estado, es la crisis de las clase dominante, el pueblo no debe verse arrastrado por las contradicciones entre las diversas facciones de la burguesía, su actuación debe ser independiente y de defensa de sus intereses que son los intereses de la mayoría de la sociedad.
Erradicar la corrupción, sin transformar la sociedad, es como erradicar la delincuencia, erradicar la pobreza, erradicar la prostitución, erradicar el desempleo entre otras lacras que azotan al pueblo, manteniendo los privilegios de clase y la dependencia económica del país.
En el mejor de los casos, los indicadores de estos fenómenos, sólo podrían disminuir, siempre y cuando se fortalezca el estado, mejore los controles, el nivel de vida de la población aumente, y la clase dominante aproveche inteligentemente las oportunidades que el entorno mundial le pueda ofrecer. Lejos estamos de llegar a estas condiciones, por lo que estimo que la descomposición social continuará evolucionando a niveles sin precedentes y ponga en peligro incluso la viabilidad del Perú como país.
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