Entre las previsiones negrísimas que Bruselas lanzó el jueves, según las cuales la eurozona se dividirá entre países estancados y países en recesión, faltó añadir un dato a sumar a los de PIB, déficit o paro: las previsiones democráticas, pues en algunos países la democracia se estancará en 2012, mientras en otros entrará en recesión. […]
Entre las previsiones negrísimas que Bruselas lanzó el jueves, según las cuales la eurozona se dividirá entre países estancados y países en recesión, faltó añadir un dato a sumar a los de PIB, déficit o paro: las previsiones democráticas, pues en algunos países la democracia se estancará en 2012, mientras en otros entrará en recesión.
La crisis financiera es un vendaval que se lo lleva todo por delante: el Estado de Bienestar, los derechos laborales, el euro, los gobiernos, unos cuantos bancos, miles de empresas y millones de puestos de trabajo. Y ahora también la democracia, que ya está tiritando en Grecia e Italia, mientras en el resto de países empezamos a sentir el frío que se acerca.
Hasta cierto punto es lógico, pues encaja en el discurso oficial de la crisis: si todo es recortable, reformable y ajustable, si para salir de la crisis hay que meter tijera al gasto público, tumbar derechos y cambiar constituciones, y no hay línea roja que valga, ¿por qué no vamos a recortar también la democracia? ¿Qué impide un ajuste del sistema democrático?
Ahí están los gobiernos tecnocráticos en Grecia e Italia, que hacen innecesario convocar nuevas elecciones, e invalidan cualquier diferencia entre las fuerzas parlamentarias. Y para el resto, mientras no sea necesario colocarles un economista en el gobierno, políticas económicas dirigidas desde el BCE y el FMI. Y al que saque los pies del tiesto y quiera consultar a la ciudadanía o pensar por su cuenta, lo crujimos.
Y todos rezando porque la tecnocracia funcione, porque si el gobierno de los expertos también falla, ¿qué vendrá después? Si pese a todo, los ciudadanos resisten y los parlamentos no validan las sucesivas vueltas de tuerca, ¿qué nuevo ajuste democrático llegará para que se cumpla la santa voluntad del poder financiero?
¿Es la democracia (aun siendo escasa) un lujo para época de bonanza que no podemos permitirnos en crisis, como los festivales de teatro, la actualización de las pensiones o la atención hospitalaria de calidad?
El vendaval regresivo arrecia. Y no es viento: es que están soplando.
Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/11/12/la-democracia-en-recesion/