El fenómeno de la esclavitud, que parecía haber quedado atrás en el siglo XVIII, regresa a Gran Bretaña, con miles de personas engañadas y obligadas a vivir y trabajar en esas condiciones, asegura hoy un informe. Un estudio realizado por la Universidad de Hull, a petición de la Fundación Joseph Rowntree, muestra que unas cinco […]
El fenómeno de la esclavitud, que parecía haber quedado atrás en el siglo XVIII, regresa a Gran Bretaña, con miles de personas engañadas y obligadas a vivir y trabajar en esas condiciones, asegura hoy un informe.
Un estudio realizado por la Universidad de Hull, a petición de la Fundación Joseph Rowntree, muestra que unas cinco mil féminas por debajo de los 16 años sufren de explotación sexual, en tanto otras personas reciben míseros salarios y están amenazadas.
Decenas de miles en Gran Bretaña trabajan en condiciones infrahumanas en sectores de los cuales depende el desarrollo de la economía británica, tal como ocurría hace tres siglos atrás con industrias como la caña de azúcar, destaca el reporte.
Gary Craig, profesor de la referida universidad, afirma que los daños infligidos a las personas no sólo pueden ser físicos, sino también psicológicos, como la retención de pasaportes u otras identificaciones y las amenazas de violencia.
Todos los métodos mencionados son instrumentos de la esclavitud, destaca Craig, en tanto el informe detalla caso por caso las violaciones de los 10 postulados establecidos por Naciones Unidas para definir el trabajo forzado.
El reporte, citado por la versión digital del diario The Guardian, muestra ejemplos como el de un ciudadano vietnamita que pagó 18 mil libras esterlinas (unos 34 mil dólares) a una agencia para trabajar en un hotel de esta capital.
A esa persona se le prometió un salario de 4,95 libras esterlinas (alrededor de 9,40 dólares) la hora, pero la agencia británica de empleo le retuvo el pasaporte y sólo le ofreció alimentos por los primeros dos meses.
En otro caso, a una mujer letona le confiscó su pasaporte una oficina de trabajo en Hull que luego la forzó a laborar durante 16 horas en una fábrica de Bamsley y entre los turnos debió dormir en un auto.
Asimismo, el informe aclara al Gobierno que muchas de las víctimas de esclavitud en tiempos modernos llegaron al Reino Unido de forma legal y fueron forzadas a trabajar fuera de la ley por criminales y traficantes de personas.
Existe la creencia generalizada de que en el tráfico sólo se utilizan a inmigrantes ilegales, por lo que encima de ser víctimas de la explotación, también son deportados.
De igual forma, el documento llama al gobierno del primer ministro Tony Blair a ratificar la Convención del reciente Consejo de Europa contra el referido tráfico, algo que el jefe de Gabinete prometió, pero aún no lo materializó.