Como escribimos desde el principio de la cuarentena, y en medio de la lucha contra la pandemia, los ex ministros fujiapristas y toledoppkausistas Humberto Campodónico, Miguel Castilla, Alfredo Thorne, Luis Carranza, y periodistas de diversas posiciones políticas como Aldo Mariátegui, Álvarez Rodrich, etc., al unísono, pusieron el grito en el cielo demandando al Ejecutivo que vele por “la cadena de pagos de las empresas”.
Y a pesar de los antecedentes pro patronales del vizcarrismo, la centroizquierda y la burocracia sindical, agacharon la cabeza frente a tamaña demagogia.
Todo este arco de arcoíris de políticos, economistas, periodistas, técnicos y académicos, argumentaron, que es urgente evitar que se quiebre la cadena de pagos, y, por lo tanto, inyectar plata a “las empresas” para que puedan “pagar a sus proveedores o acreedores y estos a sus respectivos proveedores y acreedores”.
Lo que omitieron decir, astutamente, los ex funcionarios “tecnócratas y de lujo”, es que cuando hablaban de “empresas” se referían a las poderosas empresas mineras o bancarias, de los exclusivos grupos de poder como Los Miroquesada, Rodríguez Pastor, etc. que amasaron ingentes ganancias de miles de millones, y a la vez, fueron favorecidas con una millonaria devolución de impuestos. Y en el caso de los bancos o las AFPs, estamos hablando de un capital parasitario que no reinvierte en el país.
Por otro lado, es falso que los capitalistas quieran reactivar la economía, como estamos observando ahora, ya que la crisis se ha desarrollado por el propio carácter capitalista del sistema económico. Lo que en verdad buscan los grupos de poder es reabrir las empresas y utilizar la pandemia como una extorsión para “suspender perfectamente” (despedir empleados), o contratar menos obreros y con menos derechos laborales.
En otras palabras, la “cadena de pagos” opera como una demanda de la patronal con el fin de obtener un salvataje estatista impresionante (más de 60,000 millones), para seguir acumulando ganancias a costa de la confiscación de la plata de los propios contribuyentes: La clase trabajadora.
Es una estafa espectacular y muy pocos desde el mariateguismo la denunciaron a tiempo.
César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).