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Londres, Birmingham, Manchester, Liverpool

La falta de expectativas de los jóvenes de los barrios, clave en los disturbios

Fuentes: Gara

Mano dura y respuesta policial, o una estrategia a medio plazo de diálogo y trabajo con las comunidades. Esta es la disyuntiva a la que tendrá que enfrentarse el Gobierno británico en el cuarto día de enfrentamiento entre jóvenes y fuerzas de seguridad que ayer se inició poco después de las 17.00 [18.00, en Euskal […]

Mano dura y respuesta policial, o una estrategia a medio plazo de diálogo y trabajo con las comunidades. Esta es la disyuntiva a la que tendrá que enfrentarse el Gobierno británico en el cuarto día de enfrentamiento entre jóvenes y fuerzas de seguridad que ayer se inició poco después de las 17.00 [18.00, en Euskal Herria] en Manchester.

Los especialistas en criminología y políticos conservadores optan por la primera solución, un parche que remediará la situación aquí y ahora sin mayores inversiones. Sin embargo, los activistas y líderes comunitarios quieren usar la atención del público y los políticos hacia sus comunidades para solucionar estos problemas de una vez por todas. Y su mensaje es claro: la solución no reside en el número de policías en las calles, sino en las actitudes y actuaciones policiales. La mayoría de los jóvenes entrevistados expresan su desconfianza hacia las fuerzas de seguridad, a las que acusan de falta de respeto y de etiquetarles por su forma de vestir, el barrio en el que viven o el grupo étnico al que pertenecen. Así pues, los líderes comunitarios creen que es el momento de una reforma y reeducación de la fuerza policial.

Así mismo, es el momento de finalizar con generalizaciones y colocación de etiquetas que a fuerza de repetirse se transforman en realidades sociales. El término «vándalo descerebrado» ha sido uno de los más utilizados para referirse a los participantes en los disturbios, pero hasta ahora pocos se han preguntado sobre qué ha llevado a estos jóvenes a comportarse así. Y es importante considerar que la mayoría de los detenidos -casi 600- son jóvenes que nunca habían tenido ningún problema de comportamiento antisocial. Los activistas comunitarios piden a políticos y policías que inicien un diálogo real con estos jóvenes, a los que necesitan escuchar en lugar de pontificar.

Los recortes presupuestarios del Gobierno conservador han obligado al cierre de servicios de apoyo a los jóvenes, que les ofrecían espacios alternativos en los que socializarse fuera del alcance de las bandas callejeras. Los usuarios de estos espacios han perdido la poca confianza que tenían en la clase política.

Finalmente, la situación socioeconómica de estas barriadas -Tottenham tiene la tasa de desempleo más alta de Londres- no es una excusa para la violencia, pero es una realidad a tener en cuenta. Estos jóvenes piensan que pueden quebrantar la ley porque al fin y al cabo no tienen nada que perder. En su futuro no hay esperanza. Así, vive en el hoy en el ahora.

Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20110810/284024/es/Londres-recibe-una-gran-e-injusta-leccion