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Nicaragua

La historia se repite como tragedia

Fuentes: Rebelión

Encono destructivo y síndrome colonial son dos atributos de las élites políticas nicaragüenses que se han retroalimentado históricamente, y han marcado el trágico curso de la sociedad desde la independencia española. Élites incapaces de ponderar y respetar la correlación de fuerzas en que están inmersas, y que se proponen destruir al enemigo a cualquier costo. […]

Encono destructivo y síndrome colonial son dos atributos de las élites políticas nicaragüenses que se han retroalimentado históricamente, y han marcado el trágico curso de la sociedad desde la independencia española. Élites incapaces de ponderar y respetar la correlación de fuerzas en que están inmersas, y que se proponen destruir al enemigo a cualquier costo. Con frecuencia recurriendo a un poder superior, EE. UU., y su designio de dominación sobre Nuestra América, sin importarles la destrucción y colonización del país y el establecimiento del caos social.

Desde 1821 hasta 1857, las oligarquías de León y Granada se enfrentaron con una ferocidad devastadora. Arruinaron el país que había sido el segundo centro económico y político durante la Capitanía.

En 1855, a Máximo Jerez, oligarca leonés, se le ocurrió llamar a William Walker para que le ayudara a vencer a su enemigo «timbuco» de Granada, Frutos Chamorro. Walker se apoderó de Nicaragua con una facilidad asombrosa, y decidió emprender la colonización de Centroamérica. Sin la clarividencia y determinación de D. Juanito Mora, presidente de Costa Rica, los objetivos de Walker se hubieran convertido, probablemente, en realidad histórica.

El gobierno liberal de José Santos Zelaya (1893 -1909) constituye una excepción en la historia del poder oligárquico nicaragüense. Rompió con el cerrado exclusivismo estamental, secularizó la sociedad, y dirigió el Estado por primera vez, con una visión societal y no de casta. Sin embargo, esta expresión política fue violentamente cercenada. Sus enemigos, conservadores, al no poder derrocarlo con el suministro de armas y financiamiento de USA, optaron por apoyar una ocupación colonial que duró 23 años.

En 1936, Anastasio Somoza García llegó al poder. Gracias al asesinato de Augusto Sandino, el héroe cuya lucha determinó la salida del ejército USA de ocupación. Somoza fundó una dinastía que se mantuvo hasta 1979 en que fue derrocada por una revolución popular, la Revolución Sandinista. La consigna dinástica fue: «Nicaragua no puede desarrollarse sin Estados Unidos».

En 1979 triunfa la Revolución Sandinista. Los sectores desplazados, para oponerse, recurren a solicitar ayuda a USA. Estados Unidos montó una de las guerras de agresión más brutales del siglo XX. 50 mil muertos. 1,198,668 personas afectadas por el enfrentamiento militar. La economía destruida: U.S. $ 17, 845.3 millones estimó el ILPES – CEPAL el costo mínimo de los daños provocados por la guerra.

Hoy, los MRS (Movimiento de Renovación Sandinista), un cuerpo político compuesto por ex sandinistas a quienes Daniel Ortega desplazó del poder, repiten la historia de Nicaragua como tragedia ciega: sin proyecto político alguno, más que su encono biliar contra Ortega, se alían con camarillas de ultra derecha y gestionan, primero, ante el Departamento de Estado y el Congreso USA, medidas para asfixiar financieramente el país.

Después del 19 de abril hasta ahora, los MRS se convierten en el factor nativo medular de un golpe de Estado diseñado, financiado y dirigido por la «comunidad de inteligencia» USA. Los titiriteros tienen como objetivo hacer inviable el gobierno de Ortega y de paso, no les importa, si como «daño colateral» convierten la sociedad en inviable. En una versión centroamericana de Libia.

Se ha avanzado bastante en la ruta hacia este horizonte: la economía que se proyectaba, a comienzos de año, con un crecimiento del 5 % del PIB, actualmente está rebajada la proyección al 1 % del PIB; y es casi seguro que, al terminar el año, la tasa será negativa. La industria turística, la más promisoria del país, desapareció en el lapso de dos meses. Las MIPYMES que sustentan el 80 % de la economía nica, han quebrado el 75 % de sus empresas. Las maquilas migran hacia Honduras. Se registran más 100 mil nuevos desocupados, pueden ser 200 o 300 mil según la fuente y metodología de cálculo.

Por primera vez en su historia, Nicaragua tenía las mejores carreteras de Centroamérica, y había logrado realizar el sueño de un siglo, unir por una excelente carretera Managua con Bluefields, el Pacífico con el Caribe. Hoy estas carreteras están semidestruidas y bloqueadas.

En Nicaragua no existían las «maras», y además jugaba un papel trascendental. Era el punto de contención de las «maras» del llamado triángulo del norte centroamericano, hacia el sur. De México a Colombia, era el único país donde la mafia del narcotráfico no había penetrado la cúpula de las fuerzas armadas y el poder judicial. La razón de este fenómeno excepcional era simple: en Nicaragua la DEA no dirige la lucha contra el narcotráfico.

Hoy, en el curso del golpe en marcha, el binomio «comunidad de inteligencia» USA – MRS, ha fundado, organizado y armado las «maras» que ejercen su poder en vías, poblados y ciudades. Y estableció un puente funesto, mediado por el MRS, que permite el financiamiento de las «maras» por la mafia del narcotráfico.

El encono hepático de los MRS y su miserable vocación de vendepatrias, han reproducido, una vez más, la historia de tragedias y destrucción del paisito entrañable.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.