Finalmente, el pasado sábado 2 de septiembre fue suspendida la huelga magisterial que hizo noticia en el país en los últimos dos meses. Resulta entonces oportuno formular un análisis de los hechos, a modo de balance de una Jornada, quizá la más importante y trascendente en lo que va de transcurrido el nuevo siglo. Veamos […]
Finalmente, el pasado sábado 2 de septiembre fue suspendida la huelga magisterial que hizo noticia en el país en los últimos dos meses. Resulta entonces oportuno formular un análisis de los hechos, a modo de balance de una Jornada, quizá la más importante y trascendente en lo que va de transcurrido el nuevo siglo.
Veamos algunos elementos básicos
1.- LA CRISIS DEL PAIS Y DE LA EDUCACIÓN
El sistema de dominación capitalista en el Perú fue puesto en jaque por primera y única vez en la historia de la patria, en los marcos del proceso antiimperialista que condujera el general Juan Velasco Alvarado. Aunque él mismo nunca se lo propusiera conscientemente, la dinámica de los cambios que impulsara, nos enfrentó al dominio imperialista y abrió perspectiva para la transformación de la sociedad hacia un nuevo derrotero. Este, se vio frustrado por la alevosa traición de Morales Bermúdez, que pactó con el gobierno de los Estados Unidos el retorno al Poder de los Partidos Tradicionales. Entre 1975 y 1990 se produjo en el Perú la restauración del Poder Oligárquico que, sin embargo, no pudo doblegar definitivamente a los trabajadores y al pueblo. Fue sólo a partir de 1992 -con el Golpe del 5 de abril- que se restableció el Poder absoluto de la clase dominante mediante la aplicación del «Modelo» Neo Liberal, herramienta fundamental del capitalismo en nuestro tiempo.
Este «Modelo», impuesto al país por el Banco Mundial, el Fondo Monetario y otros organismos financieros internacionales; aportó la idea de «privatizar» todos los resortes de la economía y los servicios como una manera concreta de favorecer los intereses del Capital Financiero. La destrucción de la economía estatal y el aliento ilimitado a la inversión privada nacional y extrajera; fueron las aristas principales de esta política.
Esa orientación, fue confirmada a través de la Constitución de 1993, fraudulentamente aprobada, e impuesta al país a través de una dictadura siniestra que envileció la vida nacional.
Como línea general se buscó imponer la idea que el Estado «es mal administrador» y que por tanto es mejor dejar las manos libres a la «iniciativa privada» en todos los órdenes de la gestión pública. Así, la educación dejó de ser un Derecho, y se convirtió en un «Servicio» que la sociedad presta a las personas, y que debe ser pagado por ellas. De este modo, la privatización de la educación no asoma en el Perú como un acto, sino como un Proceso, que se inició hace casi tres décadas, pero que no fue enfrentado ni combatido por el magisterio, ni por las fuerzas avanzadas de la sociedad. Se fue imponiendo gradualmente al extremo que hoy la educación privada predomina en todas las esferas del sistema educativo y se le reconoce como una «actividad lucrativa»
Más del 50% de la población escolar se educa hoy en colegios privados en tanto que, en el plano de la educación superior se constata la existencia de más de 40 Universidades de ese origen. La que tiene mayor población estudiantil hoy, es una Universidad Privada -de oscuro origen- que ha diversificado su presencia en casi todo el territorio nacional. Un significativo porcentaje de docentes, ejerce su actividad en el plano de la educación privada, laborando en exclusiva para ella, o alternando su tiempo con la educación pública.
LA PRIVATIZACION DE LA EDUCACIÓN
La Privatización de la educación no «se va a producir», como se anuncia. Ya está en marcha y compromete al conjunto de la sociedad peruana. Su punto de partida puede situarse en la campaña alentada por diversos gobiernos y los medios de comunicación empeñados en desacreditar la educación pública.
Con este propósito, se congelaron los recursos del Estado en materia de educación, se abandono la infraestructura educativa, se dejó en el mayor desamparó a los profesores, se denigró y aun se envileció la carrera docente, se empobreció la currícula escolar y se desatendió los requerimientos básicos de la población infantil en sus segmentos más pauperizados y deprimidos. En cambio se concedieron inmensas facilidades a la inversión privada para que «explote» el sector educativo con fines de lucro. Así, se convirtió la educación en un Negocio.
Para asegurarlo se buscó disminuir la calidad de la enseñanza en los planteles del Estado. Para el efecto, se desatendió el proceso de formación de docentes en todos los niveles, y se alentó abiertamente la mediocridad y el bajo rendimiento académico de los profesores. En ese extremo, el Perú conoció los niveles más pobres de rendimiento educativo, y sus alumnos desaprobaron todas las pruebas de comprensión lectora de razonamiento matemático.
Como parte de esa política se buscó denigrar la carrera magisterial. Se crearon centenares de Institutos Pedagógicos Privados que otorgaron títulos de «Docentes» a diestra y siniestra, con «graduados» que siguieron cursos no regulados ni monitoreados por autoridad alguna. Y se congelaron por años los sueldos de los Maestros a fin de asegurar que los jóvenes más capacitados opten por cualquier otra «carrera», menos el Magisterio.
LA FORMACION DE LOS DOCENTES
Formalmente, son las Universidades las que forman a los profesionales en el país. Las Facultades de Educación se encargan de la formación de profesores en diversos niveles educativos. Pero hoy no existe garantía de calidad académica en las instituciones superiores. Y es que también en el plano universitario se ha impuesto la tendencia neo liberal orientada a «tercerizar» los servicios. Las Universidades estatales abren «programas» en al interior del país, sin asegurar ningún control. Los Institutos Pedagógicos y las antiguas Escuelas Normales funcionan «a la buena de Dios», como suele decirse, sin apoyo alguno del Estado y sin el menor requerimiento de calidad.
Incluso la Universidad Nacional de Educación de La Cantuta otrora «Alma Mater» de la educación peruana, se vio severamente afectada por un crecimiento desmedido de su población estudiantil, en detrimento de la calidad académica de sus servicios Miles de alumnos estudian allí hoy, en un espacio físico destinado a apenas algunos cientos. Y estos «miles» requieren la contratación de un alto número de «catedráticos universitarios» que no reúnen las condiciones elementales de formación y cultura.
Los Docentes que egresan hoy de los centros formadores de Maestros, carecen de la preparación requerida, salen a ejercer su profesión sin aliento alguno del Estado, trabajan en condiciones virtualmente infrahumanas y perciben salarios simplemente denigrantes.
Y en las últimas cuatro décadas, ningún gobierno se ha interesado en el tema, ni preocupado siquiera por elevar el nivel de la educación peruana. Ninguno, tampoco, ha tomado libremente, y por su propia cuenta, la decisión de elevar los sueldos de los maestros o mejorar sus condiciones de vida o de trabajo. Si algo han conseguido los maestros en estos duros años de actividad profesional, en materia de salarios o de condiciones de vida o de trabajo, ello ha sido exclusivamente resultado de sus propias luchas. Solo a través de huelgas sacrificadas y heroicas, los maestros han logrado arrancar a la pérfida sociedad capitalista, algunas migajas
LA EVALUACIÓN DOCENTE
Es natural que en este cuadro general, nadie esté contento con la profesión docente. Los propios interesados -los profesores- no encuentran el menor aliento para el desempeño de sus funciones. Muchos de ellos, se ven forzados a compartir el ejercicio profesional con otras actividades remunerativas que les ayuden en las tareas de la supervivencia.
Los estudiantes, muchas veces, no están conformes con sus maestros porque estos no les dedican realmente atención ni esfuerzo, agobiados cono están por la política del Estado. Los Padres de Familia -que sufren a su vez los efectos de la crisis que corroe las bases mismas de la sociedad peruana, se quejan del escaso rendimiento de sus hijos y son conscientes que con el aprendizaje que reciben, no estarán en condiciones de ingresar a una Universidad Nacional.
Pero la evaluación docente está muy mal concebida. En principio, el profesor es un profesional -como el médico, el ingeniero o el abogado- que recibe una formación universitaria y obtiene -al culminar sus estudios- un título a nombre de la Nación. Por lo menos, se supone que debe estar suficientemente calificado; como debe estarlo un profesional de otra especialidad. Puede -y debe- en el desempeño de su carrera, necesitar cursos de actualización y aún de capacitación. Ellos, por lo demás, le permitirán ascender en su escalafón y alcanzar funciones más altas en el sistema educativo. Pero al igual que al médico a ingeniero o al abogado, a los que nadie «evalúa» periódicamente para el ejercicio de su profesión, el docente no tiene por qué «comparecer» ante un funcionario administrativo que lo evalúe o califique cada cierto tiempo.
SI hay docentes mal preparados -que sin duda los hay- eso es culpa del Estado, que los preparó mal, o que no vigiló la actividad de las instituciones que él mismo autorizó para que «formaran» maestros. Si falló entonces, es deber del propio Estado corregir eso, y capacitar a los docentes poco preparados para calificarlos mejor. No para denigrarlos, no para echarlos del sistema educativo.
Es claro que nadie es «propietario» del puesto de trabajo. Para mantenerlo, el docente no sólo debe acreditar capacidad, sino también disciplina, orden y buena conducta. Si un profesor no asiste a clases, llega sistemáticamente tarde, incumple sus funciones o comete delitos de orden penal; puede ser privado de su derecho a ejercer la función docente; pero eso responde a otra lógica: al interés del Estado por brindar un servicio educativo de calidad.
Las «evaluaciones» no se hicieron antes, cuando los docentes ejercían su función. Personalidades del mundo de la cultura, como Cesar Vallejo, José María Arguedas, Augusto Salazar Bondy, Walter Peñaloza, y muchos otros, ejercieron la docencia en planteles del Estado y nunca fueron sometidos a procesos de «evaluación». Ahora, han surgido las evaluaciones, como parte del «paquete» de medidas que impone el Banco Mundial. Hay mucha gente que hasce fortuna con ellas.
En verdad estas son un Negocio de las autoridades en diversos niveles. Y tienen múltiples propósitos. Las evaluaciones son pagadas por el Estado mediante presupuestos públicos. Eso permite que el Estado diga oficialmente que está «invirtiendo» recursos en el sector educación, cuando en verdad no lo hace. Financia a organismos no gubernamentales para que «estudien» y «preparen» los mecanismos de evaluación y luego les asigna Partidas Especiales para que «capaciten» a los docentes que no fueron aprobados en ellas.
Por lo demás, es público el hecho que el Ministerio de Educación paga gruesas sumas de dinero a instituciones privadas para que «capaciten docentes». En el extremo, el sugerente Programa «Beca 18» sirve para que el Estado suscriba «convenios» con Universidades Privadas en cuyo provecho desembolsa fortunas. Miles de jóvenes peruanos estudian becados en Universidades Privadas -de dudosa solvencia- con recursos públicos. ¿Por qué esas sumas no se asignan a Universidades Públicas, por ejemplo?. Por una simple razón: al Estado no le interesa que las Universidades Públicas tengan recursos. Lo que le interesa es que las universidades privadas hagan negocios.
No obstante todo ello, los docentes en esta huelga no rechazaron las «evaluaciones». Lo que exigieron fue que ellas, no fueran punitivas; es decir, que no culminaran con el despido del profesor. Del mismo modo que no se despide a un médico porque no pudo curar a tres pacientes; ni se inhabilita a un abogado porque perdió tres juicios; ni se expulsa de la actividad profesional a un ingeniero porque se le derrumbaron tres obras; no se puede echar a un profesor porque no «aprobó» tres evaluaciones. Por lo demás, hay que advertir que las «rúbricas» a las que alude el gobierno como mecanismo de evaluación, no constituyen garantía alguna. Es más, ellas forman parte del «modelo educativo» que fracasó en Chile, y que hoy se busca imponer en nuestro país
SI finalmente se admitiera un criterio de evaluación, éste debiera ser concertado con los profesores mismos, y aplicado por instancias calificadas para tal gestión. Nada de eso, se ha previsto.
LA ORGANIZACION SINDICAL DE LOS MAESTROS
La organización sindical de los maestros, data de las huelgas magisteriales de los años 60 del siglo pasado. Como todo lo que ha logrado el magisterio, este derecho también fue arrancado mediante sucesivas huelgas. Ellas permitieron formar los sindicatos nacionales de educación primaria, secundaria y técnica y dieron luz a destacados luchadores sociales: Isaías Poma Rondinel, Ina Socorro Castañeda, Germán Caro Ríos, Juan José Carpio Mostajo, Omar Zilbert Salas, Horacio Sánchez Ortiz y muchos otros, llenaron estos años de un ejemplo valeroso de abnegación y de combate. Tenían diferencias de orden político, pero aportaban todos en la lucha contra el amarillaje y la traición, defendían a raja tabla los derechos de los maestros y pusieron en jaque a sucesivos gobiernos con su acción consecuente y de clase.
El SUTEP afloró en 1972. Más allá de deformaciones y errores de inicio, pudo afirmarse como la organización nacional representativa de los maestros en los años del gobierno de Morales Bermúdez y más precisamente en las esforzadas huelgas de 1978 y 1979 que comprometieron a amplios sectores de nuestro pueblo. A fines de los 80, la organización sindical que en el plano internacional funciona vinculada a organismos anti clasistas, y no a la Federación Internacional de Sindicatos de Educadores -la FISE- ligada a la FSM; resolvió adherirse a la CGTP. Tuvo en una primera etapa de oposición a la dirección sindical de la Central -atacó dura, e injustamente, a Pedro Huilca-, pero más recientemente se incorporó incluso a su dirección, cumpliendo altas funciones. Hoy, el CEN del SUTEP es objeto de ácidas críticas.
El descontento de un elevado porcentaje de maestros con la dirección de su organización sindical, se ha expresado de diversas maneras. Más recientemente, generó la existencia de movimientos regionales que articularon una estructura propia -el CONARE– organismo que alcanzó notoriedad en el reciente conflicto.
Objetivamente, este Comité de Nacional de Organizaciones Regionales (CONARE) ha puesto en evidencia una alta capacidad de movilización sindical de los maestros. Las propias autoridades han tenido que reconocer que la huelga ha tenido incidencia decisiva en 18, de las 21 regiones del país; y que ha comprometido a más de 300 mil trabajadores de la educación, de un total de 420 mil. Con júbilo, en los últimos días de conflicto, el Ministerio de Educación anunció que un Millón de escolares recibían sus clases de manera «normal».
Probablemente no repararon las autoridades que al hacer esta afirmación, estaban reconociendo implícitamente que dos millones y medio de escolares no estaban en esa situación; es decir, no recibían sus clases.
Objetivamente, la Huelga -el acontecimiento más notable de nuestro tiempo- ocurrió al margen de la organización sindical de los maestros. El CEN del SUTEP, nada tuvo que ver en ella.
LA HUELGA
La huelga de los maestros se inicio en el Cusco el 17 de junio del 2017, Tuvo una connotación especifica y casi local, pese a que formulaba reclamos que incidirían en la situación de los docentes en todo el país. La impericia y la insensibilidad de las autoridades que pudieron haber resuelto el caso en un inicio, hizo que el conflicto se expandiera. Y si, fue creciendo poco a poco, y extendiendo su radio a regiones aledañas: Puno, Arequipa, Apurímac y Huancavelica, se fueron sumando al movimiento, hasta que -a mediados de julio- el conflicto alcanzó ribetes nacionales. En Lima, eso ocurrió sólo en agosto. Bien puede decirse entonces que este fue un movimiento escalonado, al cual se fueron incorporando diversas regiones.
Es claro que el carácter escalonado del Paro, fue una de sus fortalezas, porque permitió renovar los contingentes en lucha sin que se agotara el movimiento. Pero dialécticamente, arrastró también una debilidad permitió que los medios de comunicación «convencieran» a mucha gente aludiendo al perjuicio de los escolares que, al perder dos meses de clases veían peligrar el año escolar. Esto incidió para que muchos padres de familia y, en general, ciudadanos, exhortaran a los maestros a concluir la huelga «para no perjudicar más» a los educandos.
Tuvo varios rasgos notables el conflicto: la marcha a Lima de los docentes del interior del país; el uso de la Plaza San Martin y otros lugares públicos como escenario de concentración de los maestros; la variedad de formas de lucha mostradas en la contienda; la valentía con la que los profesores hicieron respondieron la brutal represión policial desatada contra ellos; el involucramiento de padres de familia, y aun alumnos en la contienda; el manejo inteligente de algunos medios de comunicación aun hostiles al movimiento; el aliento a la solidaridad de la población que alcanzó diversas formas de apoyo a la huelga; el uso del diálogo con las autoridades y sus intermediarios; fueron algunos de los elementos del conflicto que deben ser asimilados.
El gobierno cometió muchísimos errores al enfrentar el tema. Aludiremos sólo a tres: La entrevista del Presidente para ver el tema; la negativa de la ministra del sector a «dar la cara» a los maestros, y el obsesivo y errático comportamiento del ministro del Interior a lo largo de la huelga.
La decisión del Jefe del Estado de abordar directamente el conflicto, no fue mala. Por eso fue atacada y resistida por la reacción, que aseguró que PPK se «rebajaba» al recibir a los huelguistas y que eso «abriría un precedente muy negativo» porque entonces «todos» querrían sólo tratar con él los conflictos sociales. La magnitud de la huelga ameritaba largamente la preocupación presidencial.
El error descomunal del mandatario fue reunirse no con los que estaban en huelga, sino con los que no participaban en ella. El CEN del SUTEP, no la había decretado, y por lo tanto no podría «suspenderla» como lo planteaba el Mandatario. Y los dirigentes del Cusco, que asistieron a la cita, ya habían suspendido su acción de fuerza, de modo que no cabía tratar con ellos el fin del conflicto.
La titular del portafolio de educación estaba obligada a dar la cara. Para no hacerlo -en el extremo- usó a 5 parlamentarios de diversas bancadas a fin de vertebrar con ellos un mecanismo de intermediación francamente ridículo. Esa «negociación» en «cuartos separados» se ha aplicado en otros escenarios y ha sido útil para otro tipo de conflictos -entre Israel y Palestina, por ejemplo; o Colombia, entre el gobierno y las FARC- pero no tiene el menor sentido en un conflicto sindical en el Perú.
El argumento que no se puede tratar con quien «no tiene reconocimiento» legal, es absurdo. Nunca las organizaciones sindicales tuvieron reconocimiento cuando iniciaron sus luchas. Precisamente ellas, les generaron el reconocimiento formal del Estado.
El Ministro Basombrío, tuvo un pésimo desempeño. Obsesionado por descalificar la lucha de los maestros, mantuvo un virtual veto contra el dirigente de la huelga -Pedro Castillo- sindicándolo como «terrorista» sin aportar ninguna prueba. Los «indicios» a los que aludiera el titular del MININTER, bien pudieran haber sido usados contra él mismo, cuando era dirigente del Partido Comunista Revolucionario en los años 70 y hablaba hasta por los codos de la necesidad de «tomar las armas» y calificaba de «reformistas» y «conciliadores», a quienes no suscribían sus diatribas violentistas
EL CUADRO POLITICO:
En este contexto es que hay que apreciar el cuadro político que perfila en el país Veamos:
El gobierno representa muy claramente los intereses de la clase dominante. Aplica con diligencia el «Modelo» Neo Liberal porque éste responde a sus intereses y a sus concepciones. Nada podemos, los trabajadores, esperar de él, salvo una lucha dura y constante, de nuestra parte; que será respondida por el de manera violenta y cruel. Es indispensable subrayar esto porque muchos de los que hoy combaten, sufragaron por PPK en los comicios del 2016. Al hacerlo, no incubaron ilusión alguna. Votaron por ese símbolo, porque objetivamente no existía otra opción. Al elegir a Kuczynski, no optaron por «el mal menor», ni por «alguien cercano». Puesto en la disyuntiva ineludible de elegir entre dos enemigos, el electorado optó por escoger a cuál de los dos enemigos era preferible enfrentar. Y se decidió por la derecha clásica y no por la Mafia porque a aquella posible enfrentarla mejor, como se está haciendo: con luchas, paros, huelgas, acciones de masas, movilización popular y ciudadana; denuncias públicas y combate callejero. Eso, lo dijimos oportunamente desde el CEDIS.
Optar por el otro enemigo, hubiera sido suicida. No se habría podido por ejemplo, desarrollar esta lucha. El medio social, seria adverso, porque estaría «ganado» por la frivolidad. Padres de familia y estudiantes habrían recogido los «mensajes» de Laura Bozzo, o de Magali Medina, de la prensa «Chicha» o de la Televisión Basura, y no habrían mostrado el menor interés en sumarse a una causa de este corte. Si se hubiese intentado una acción como la ocurrida, el gobierno habría acusado de «terroristas» a algunos de los dirigentes de la acción, pero no se hubiese limitado a ello: los habría hecho detener, juzgar por un Tribunal sin Rostro, y condenado a 20 años de cárcel -por lo menos-. A otros, sencillamente se los hubiese «comprado» con dinero y prebendas de uno u otro signo, envileciendo la causa.
No hay que amilanarse entonces. La situación habrá de continuar, y afectará a muchos otros miles de trabajadores de diversas áreas, que deberán combatir en las mismas condiciones en las que se batieron heroicamente los maestros
En medio del conflicto, asomó aviesa la mano de la Mafia Fujimorista. Ella quiso especular con la crisis y «poner de su lado» a los maestros. No lo consiguió porque finalmente, fue presa de sus propias limitaciones de clase. Aunque «hable» de los maestros nunca atenderá sus demandas. Y no sólo los reprimirá cruelmente, sino que envilecerá la carrera docente, como lo hizo ya en el pasado. El APRA tendrá el mismo juego. Fue dos veces gobierno, y nunca atendió las demandas de los maestros. Y cuando consideró preciso reprimirlo, lo hizo con igual salvajismo.
La Izquierda deberá asumir su responsabilidad, y formular un balance crítico y autocrítico. Es en buena medida responsable de hechos que aquí se subrayan y tiene el deber de admitirlo. Debe entender que la Unidad se construye para luchar, que su tarea es esencialmente política -y no electoral- y que su deber principal consiste en canalizar y atender las demandas de las masas populares.
«Patria Roja» cargará, sin embargo, con la principal de las culpas, no sólo porque no estuvo a la altura de sus responsabilidades como fuerza conductora del movimiento sindical del magisterio, sino porque, además, en el transcurso de la huelga asumió un comportamiento deplorable. Dijo lo mismo que Basombrío, lindó en las mismas acusaciones y cuestionamientos contra la lucha de los maestros y coincidió con la titular de educación arguyendo que los dirigentes de la acción no debían ser atendidos «porque no estaban legalmente reconocidos». En el extremo, a través de sus voceríos más calificados, aseveró que la huelga «ponía en riesgo la democracia» y aun más, individualizó a algunos dirigentes para que los reprimieran.
Hoy, PR parece no haber asimilado la experiencia. Insiste en considerar a MOVADEF y a CONARE «expresión del terrorismo» y no admite ningún error. Reitera su defensa del CEN del SUTEP como si éste hubiese cumplido con su deber. Pareciera carecer de una muy elemental voluntad autocritica, y «se cierra» en defensa de lo indefendible
LECCIONES Y EXPERIENCIAS RELEVANTES
Del conflicto magisterial se pueden extraer muchas lecciones. Podríamos resumirlas de la manera siguiente:
1.- La lucha, es indispensable herramienta para los trabajadores. Sin huelgas, los maestros no habrían alcanzado nada, ni en salarios ni en condiciones de trabajo. Nada ha sido otorgado por la » buena voluntad» de los gobiernos. Todo, ha sido arrancado por la lucha
2. La Unidad, es esencial, pero esa unidad, es la que se expresa en la acción. Muchas veces no es posible arribar a «acuerdos unitarios», pero si se puede lograr la unidad de acción en defensa de los demandas básicas de la población.
3.- Nunca hay que perder a ligazón con las bases. Lo ocurrido, ha sido producto de la realidad: Durante más de dos décadas, los dirigentes de los partidos de la izquierda procuraron la unidad no para luchar mejor por las demandas laborales; sino para participar en alecciones. Así ocurrió el 95, el 2000, el 2001, el 2006, el 2011 y hasta el 2016. Los «denodados esfuerzos unitarios» se circunscribieron al modo de participar en los comicios de esos años sin alcanzar nada, y no asumieron ninguna tarea de lucha.
4.- Las luchas hasta hoy fueron episódicas, desarticuladas. Conga, Bagua, Las Bambas, Tía María y otras, fueron acciones aisladas, que no recibieron apoyo ni solidaridad efectiva de las direcciones formales de la Izquierda. La Huelga del Magisterio marcó un salto cualitativo que hay que valorar. Se pudo apreciar el surgimiento de un nuevo criterio de unidad, esta vez horizontal. Las bases, coordinaron entre si, a espaldas de sus direcciones y concertaron una lucha ante la indiferencia letal de sus líderes formales.
5. Esto reivindica el papel y las tareas de las bases sociales en la lucha, y constituye un vigoroso llamado de atención a las cúpulas sindicales y políticas para que no persistan en las deformaciones de insensibilidad y burocratismo, que les han alejado de la realidad.
6.- La Vanguardia de un movimiento es la fuerza que realmente, y en los hechos, juega ese papel. La Vanguardia es la que organiza un movimiento, lo estimula, lo impulsa, marcha con él, juega ante él un rol dirigente, combate en todos los avatares de la contienda y lo conduce finalmente a la victoria.
7.- EL CONARE en los hechos, ha jugado el papel de Vanguardia. Ha sido objetivamente capaz de conducir el movimiento, y ha suspendido la lucha cuando ella ya resultaba estéril e improductiva. Debió percibirlo poco antes, en su descargo hay que admitir que era una Vanguardia nueva, joven, inexperta; que recién estaba haciendo realmente una experiencia de clase a nivel nacional. No podía estar exenta de errores.
8.- Ahora, tanto La Coordinadora Nacional de Regiones en Lucha, como sus bases, deberán procesar un debate constructivo que les permita deslindar responsabilidades y definir campos. Deben alejarse políticamente de quienes defraudaron y traicionaron la lucha pero además, ahuyentar a los grupos infantiles y a las variantes provocadoras y aventureras que surgen en estos conflictos.
9.- Depurar el movimiento, pasa por «limpiarlo» de elementos seudo clasistas que con discursos sonoros y grandilocuentes, se afanaban en llevar la lucha «hasta las últimas consecuencias», frase manida que carece totalmente de sentido y significado.
10.- Hay que ejecutar el deslinde con el Senderismo y la actividad terrorista que sirve a los dictados de la reacción y la Mafia. Ellos buscan «pescar a rio revuelto» para neutralizar y derrotar a los maestros y a sus luchas.
EL CAMINO HACIA ADELANTE
Más allá de sutilezas, hay que admitir que Pedro Castillo, el conductor real de la huelga, acertó al decir que la lucha no ha concluido y que -es más- recién comienza.
Y comienza en nuevas condiciones, con la experiencia acumulada y con las tareas planteadas. El primer objetivo del futuro entonces, no es dividir al magisterio sino unirlo más. Y afirmarlo a partir de concepciones de clase. Eso implica una gran batalla ideológica, que habrá que librar haciendo uso de todos los recursos a mano.
No se trata de destruir organizaciones, ni de consagrar el paralelismo sindical. Se trata de depurar el depurar el movimiento para que sus dirigentes -los verdaderos- cumplan cabalmente con sus responsabilidades.
Eso pasa por derrotar el sectarismo y el burocratismo, combatir la corrupción en todos los niveles. Y colocar las estructuras de los maestros -incluida la Derrama Magisterial- en su verdadera función, para que sirvan como corresponde, a los intereses y objetivos que les dieran origen.
Fortalecer la Unidad, consolidar la organización, forjar la conciencia de clase y alentar y promover las luchas, son las tareas del momento.
Y no perder de vista que la batalla esencial en el periodo nos obliga a enfrentar al Imperialismo y al «modelo» Neo Libera, derrotar la Constitución del 93 y abrir paso a un nuevo escenario verdaderamente democrático y popular.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.