Tuve ocasión de compartir algunas ideas con colegas centroamericanos preocupados por el futuro de la región. El debate se centró en los retos que presentan los diversos proyectos de integración regional y el impacto de la crisis mundial sobre los países de la región. Obviamente, la recesión económica de EEUU y Europa ha afectado a […]
Tuve ocasión de compartir algunas ideas con colegas centroamericanos preocupados por el futuro de la región. El debate se centró en los retos que presentan los diversos proyectos de integración regional y el impacto de la crisis mundial sobre los países de la región. Obviamente, la recesión económica de EEUU y Europa ha afectado a la región. A pesar de ello, Centroamérica tiene un enorme potencial que debe aprovecharse. Hay que comenzar diciendo que la integración de los pueblos no es el resultado de la eliminación de sus aduanas. Más bien, la eliminación de sus aduanas es el producto de la integración de los pueblos. De igual manera, sólo la integración política efectiva puede hacer viable un Parlamento regional.
Centroamérica tiene que plantearse un proyecto de integración que reúna tres elementos estratégicos. En primer lugar, la integración tiene que ser autóctona y no definirse en función de un objetivo que se acomode a un proyecto ajeno a la región (EEUU, Europa, China u otro). En segundo lugar, tiene que responder a un objetivo estratégico con una definición política que se encuentre solidamente sentada sobre una base material. En tercer lugar, y quizás el más importante, requiere de un sujeto social (un grupo o una alianza de grupos sociales) que le pueda dar liderazgo al conjunto de las fuerzas sociales de la región.
1. El proyecto autóctono implica que la integración debe crecer de adentro hacia fuera. El sistema mundo capitalista -en el cual Centroamérica jugó un papel estelar en su formación hace varios siglos- está cambiando permanentemente en función de las crisis y de las nuevas estrategias de acumulación. La región tiene que identificar estos procesos y sacarle el mayor provecho. A principios del siglo XXI observamos las llamadas potencias económicas emergentes, entre las cuales destacan China y Brasil. ¿Serán capaces estos países de levantar la productividad de sus trabajadores? China tiene una población de 1.3 mil millones de habitantes y Brasil cuenta con casi 200 millones de habitantes. Estos números no deben engañarnos, más de la mitad de sus trabajadores aún son improductivos y están excluidos de los procesos de producción capitalista. ¿Puede Centroamérica transformar sus estructuras sociales y seguir los pasos de estados gigantes «emergentes»? Este es un momento único en la historia del sistema mundo capitalista. El sistema se ha fracturado y emergen nuevas fuerzas. ¿Surgirá una nueva potencia que reemplace a EEUU como hegemónica? ¿Aparecerá un sistema con centros hegemónicos múltiples? Para avanzar dependerá de nuestra capacidad para entender estos cambios y proceder con decisión y energía.
2. La región centroamericana cuenta con una base material de enorme potencial para hacer realidad un proyecto de acumulación. La diversidad de sus recursos naturales y la riqueza de su población, tanto en el istmo centroamericano como en la diáspora, garantizan una base sólida para avanzar en la dirección correcta.
3. El sujeto social presenta problemas que pueden ser resueltos si observamos la experiencia de los países europeos, lo que ocurre actualmente en China, la historia de EEUU en el siglo XX y los esfuerzos de Brasil en el presente. En el último medio siglo las viejas clases terratenientes de la región se convirtieron -con el apoyo interesado de las elites de EEUU- en empresarios con proyectos de acumulación basados en la «super-explotación» de los trabajadores. Al mismo tiempo, los campesinos (e indígenas campesinos) que representaban más del 80 por ciento de la población a mediados del siglo XX fueron literalmente proletarizados, se convirtieron en obreros y hoy son trabajadores precarios. Ambos grupos sociales han aprendido mucho y han formado organizaciones políticas con enorme potencial. En la actualidad, en Centroamérica hay dos frentes de liberación nacional en el poder político, dos partidos social demócratas gobernando y otros dos con partidos de derecha que están siendo obligados a negociar con fuerzas populares.
La integración tiene que basarse en esa realidad. La lucha se inicia a partir de un proyecto que movilice las fuerzas sociales internas y que sea capaz de enfrentarse a las realidades del sistema en el cual nos encontramos insertos.
Según Samir Amin, el sistema unipolar de desarrollo capitalista tiene que ser reemplazado por relaciones internacionales que darán lugar a un mundo multipolar. Cada región estará integrada estrechamente a las demás, pero guardando su especificidad cultural y autonomía política.
¿Cuál es el sujeto social que puede consolidar esa especificidad cultural y autonomía política? ¿Está madurando y consolidándose en medio de las contradicciones que caracterizan un sistema mundo capitalista fraccionado y en crisis o todavía no ha hecho su aparición sobre el escenario centroamericano?
Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena. http://marcoagandasegui10.blogspot.com
Fuente: http://alainet.org/active/45665