En mi peregrinar por la soberanía (1949-2023) he conocido a personajes que apoyaron nuestra causa. Pero hoy vienen a mi mente varios de nacionalidad estadounidense.
Noam Chomsky
Noam Chomsky no necesita presentación ya que es un personaje admirado por su desempeño en las múltiples facetas que lo caracterizan como sabio de alto vuelo.
Le conocí en Porto Alegre, Brasil, a inicios de 2002, en el Foro Social Mundial “Otro mundo es posible”. Dio una charla — enjundiosa como siempre — rodeado de miles de activistas.
El genio de la lingüística estaba rodeado de personajes representativos de la región, como el uruguayo Eduardo Galeano (Las Venas Abiertas de América Latina), y el argentino Adolfo Pérez Esquivel, presidente del Servicio Paz y Justicia en Latinoamérica y futuro (2005) Nobel de la Paz. El líder de Bolivia, Evo Morales, mandó una grabación en la que explicaba que tenía dificultades para salir de La Paz.
Yo estaba presente como Presidente de SERPAJ-Panamá y ex asesor de política exterior, acompañado por Adolfo Pérez Esquivel y el licenciado Vicente Archibold Blake. Eduardo Galeano me mostró orgulloso el ejemplar del libro que le dediqué en 1975 cuando vino exiliado a Panamá por la dictadura argentina: El Canal de Panamá, Calvario de un Pueblo (Madrid, 1972, 1975).
Hagamos una síntesis de un análisis de Noam Chomsky sobre Manuel Antonio Noriega y la invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989.
Cuando acusaron a Noriega en Miami, los cargos mayoritariamente, “se referían a actividades anteriores a 1984. Entonces era nuestro muchacho (our boy); ayudaba a EEUU con la guerra de la Contra en Nicaragua y robaba elecciones con su aprobación. Noriega no era entonces ni gangster ni traficante.”
A mediados de los 80 — dice Chomsky — Noriega era culpable de estos delitos, “pero también se mostraba renuente a ayudar a EEUU en la guerra de los Contras. Su independencia amenaza los intereses de EEUU en el Canal porque el 1 de enero de 1990 casi toda la administración de la vía acuática debía pasar a Panamá y, en el año 2000, toda. Por lo tanto, Washington debía asegurarse que Panamá estuviese en manos de gente a quienes pudiese controlar.”
En diciembre de 1989, “EEUU celebró la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría invadiendo a Panamá, matando a cientos o quizás miles de civiles.
“La prensa había satanizado a Noriega, convirtiéndolo en el peor monstruo desde Atila el Huno.”
En 1988, el Observatorio de América para derechos humanos publicó un informe desagradable sobre derechos humanos en Panamá, “pero el record de Noriega en derechos humanos no era ni remotamente como otros clientes de EEUU en la región y no peor que cuando Noriega era aún favorito de EEUU.
“Tomemos a Honduras. Aunque no es un Estado terrorista asesino como El Salvador o Guatemala, los abusos de derechos humanos eran probablemente peores que en Panamá. Hay en Honduras un batallón adiestrado por la CIA que por cuenta propia ha llevado a cabo más atrocidades que Noriega.
“Considérese a dictadores respaldados por EEUU como Trujillo, Somoza, Marcos, Duvalier y un montón de gangsters centroamericanos a través de los 80. Todos ellos eran más brutales que Noriega, pero EEUU los apoyó durante décadas de atrocidades horribles mientras que las ganancias fluyeran de sus países a EEUU.
“Bush continuó honrando a Mobutu, Ceausescu y Saddam Hussein, entre otros, todos peores criminales que Noriega. Suharto de Indonesia, el peor criminal de todos ellos, era un “moderado».
“De hecho, al momento de invadir Panamá, Bush anunció ventas de alta tecnología a China, advirtiendo que 300 millones estaban en juego y que los contratos se reasumieron en secreto pocas semanas después de la masacre de Tiananmen.”
Comparado con los citados dictadores, “Noriega era como la Madre Teresa.”
Lo dicho por Noam Chomsky era conocido por un reducido círculo en Panamá, cuyo pueblo fue embaucado por Washington. Pero en boca del más prestigioso pensador socialista libertario, Manuel Antonio Noriega deberá ser reivindicado como uno de los tantos mártires del imperialismo genocida del Potomac.
Daniel Ellsberg
Daniel Ellsberg, exanalista del Pentágono y de la RAND Corporation, murió el 16 de junio de 2023 a los 92 años de edad. Se hizo famoso por filtrar al New York Times los “Papeles del Pentágono”, documentos secretos sobre la guerra en Vietnam.
Al develar las mentiras de Washington, Daniel Ellsberg, antecesor de Julian Assange y Eduard Snowden como buscadores de la verdad, provocó un vuelco en la opinión de su país. La nación norteamericana se rebeló y puso fin a la guerra, la cual, según los farsantes, “el régimen de EEUU estaba ganando.”
Daniel Ellsberg abogó por Julián Assange, detenido tras sucias maniobras por EEUU y a quien están asesinando en cárceles de Londres. Ellsberg también se pronunció por Edward Snowden y Chelsea Manning y en contra de la guerra nuclear.
El presidente Nixon intentó desacreditar y acallar a Daniel Ellsberg, acusándolo de “robo, conspiración y violaciones de la Ley de Espionaje”, aplicándole sin éxito el macartismo de los años 50. Daniel tuvo que pasar a la clandestinidad (Julio Yao, “Macartismo o anticomunismo trasnochado”, Rebelión, 15 de junio de 2023).
Conocí personalmente a Daniel Ellsberg en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en septiembre de 1975 en una Conferencia Continental sobre la Autodeterminación de los Pueblos.
Yo participaba como representante personal del Ministro de Relaciones Exteriores de Panamá y Jefe de las Negociaciones con EEUU, Juan Antonio Tack. Daniel nos manifestó total apoyo a nuestra lucha por la soberanía en la Zona del Canal.
Personajes de EEUU y Latinoamérica, además de Ellsberg, conocieron nuestra historia conflictiva con Washington y, en particular, la implementación de la Declaración Conjunta Tack-Kissinger de 1974 que redacté en su forma final por instrucciones de Omar Torrijos y su canciller Juan Antonio Tack y que Washington violó descaradamente al imponernos un falso Tratado de Neutralidad en 1977.
Barbara Trent
La siguiente en la galería de nuestros amigos no es hombre sino una mujer extraordinaria: Bárbara Trent, Directora del documental “The Panama Deception” (“El Engaño de Panamá”), merecedor del Oscar de la Academia al Mejor Documental en 1992. El mismo fue escrito y editado por David Kasper, en tanto que la presentación estuvo a cargo de Tom Hanks y Denzel Washington.
Bárbara Trent desenmascara las verdaderas razones de la invasión: destruir las Fuerzas de Defensa para reafirmar su control de Panamá; evitar que Japón construyese un Canal a Nivel en Darién; castigar al Jefe de Gobierno y Comandante de las Fuerzas de Defensa, Manuel Antonio Noriega, por negarse a atacar a Nicaragua sandinista; para instalar un gobierno sumiso a EEUU y experimentar las nuevas armas de “guerra total” que poco después emplearían en Irak y el Golfo Pérsico.
El documental afirma que el secuestro ilegal o remoción forzosa de Noriega –quien gozaba de inmunidad conforme a la Convención de Montreal de 1969– fue solo una excusa, ya que las exportaciones de drogas de Panamá a EEUU aumentaron exponencialmente después de 1989.
“Panama Deception” o “El Engaño de Panamá” también cuestiona el número de víctimas de 400 personas publicado por el Pentágono y los medios estadounidenses.
La Comisión Independiente de la Invasión, presidida por el ex Fiscal del presidente John F. Kennedy, Ramsey Clark, me aseguró en febrero de 1990 que murieron entre 4,000 y 6,000 panameños, mayormente civiles no beligerantes, sin contar a los heridos, que debieran ser 9,000 como mínimo.
Las tropas que llegaron de EEUU eran 26,000, las cuales se sumaron a igual cantidad de soldados en las bases ilegales de EEUU en nuestro territorio. Los combatientes de las Fuerzas de Defensa, o simplemente civiles no beligerantes, fueron asesinados cobardemente, en violación de todas las Convenciones de Ginebra.
Miles de personas murieron aplastadas dentro de sus autos por los tanques de los invasores, en tanto que los miembros de las FDP capturados fueron asesinados sin juicio y a tiros en el campo de concentración de Balboa. Otros cientos fueron ultimados en los hospitales, de donde fueron extraídos forzosa e ilegalmente, para encontrarlos vendados y enyesados con tiros de gracia en la nuca. La invasión, denominada “Causa Justa”, fue un verdadero genocidio.
Intenté infructuosamente denunciar la invasión ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, pero la misma permanece incólume, ya que la llamada Comisión de la Investigación fue una burla desde el principio.
Barbara Trent hizo una extraordinaria divulgación de la causa panameña en EEUU y, por tal razón, es una heroína para nosotros. Ella me entregó una réplica del Oscar como depositario del pueblo panameño, ya que me consideraba héroe del 9 de enero de 1964 por haber derribado la única avioneta intrusa de EUUU durante la masacre.
Roy Bourgeois, SOAW
Roy Bourgeois es un activista por la paz y los derechos de la mujer. Entre 1963 y 1967 participó en la guerra de Vietnam y fue condecorado por heridas que recibió. En 1990, fundó el Observatorio de la Escuela de las Américas (SOA Watch), cuyo objetivo es cerrarla a través de la protesta pacífica.
Desde 2001, la Escuela se llama «Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad» (WHINSEC). Roy Bourgeois ha pasado cuatro años en cárceles de su país desde 1980 por su defensa de los derechos humanos,
Defendió el derecho de las mujeres de ser ordenadas en la Iglesia Católica, motivo por el cual fue amenazado con la excomunión, pero Roy Bourgeois no se amilanó ni retractó.
En 2003, Roy Bourgeois encabezó un delegación a Panamá a tomar contacto con la realidad entre ambos países, particularmente con lo relativo a la Escuela de las Américas, que tuvo su sede en Fort Gulick, Zona del Canal, desde 1946.
Me correspondió el honor y la satisfacción de acompañar a la delegación ante el expresidente de Panamá, el Dr. Jorge Illueca, quien, además de haber sido mi excolega en la cancillería y mi exprofesor, tomó la decisión patriótica de no autorizar la continuación de dicha Escuela, con el visto bueno del general Manuel Antonio Noriega, a pesar de que la misma fue solicitada por el gobierno de EEUU.
El Observatorio de la Escuela de la Américas (WHINSEC) continúa su lucha para cerrarla por ser una “escuela, de dictadores”.
A pesar de que Panamá no tiene ejército, marina, fuerza aérea, ni radares, continúa enviando policías a ese espantajo imperialista.
La SOAW edita la revista “Derecho a Vivir en Paz” bajo la coordinación del chileno, Pablo Ruiz.
Kenneth Darg
Mi profesor de Grammar (Gramática) en el Instituto Panamericano (IPA), colegio estadounidense regentado por la Iglesia Metodista (cristiana y Protestante), me encontró sentado a orillas del patio del plantel cierto día en que me sentía compungido. Frisaba los 14 años de edad.
Al verme, el profesor Darg se sentó junto a mí como cualquier compañero del salón y me preguntó qué me ocurría. Me sentí impresionado por su acompañamiento espiritual. Su sincera preocupación por uno de sus alumnos daba fe del origen del Metodismo cristiano, vinculado a los trabajadores, granjeros y pobres de la Inglaterra del siglo XVIII.
Cuando el ejército yanqui masacró a nuestro pueblo el 9, 10 y 11 de enero de 1964, debido a la negativa de los residentes de la Zona del Canal (zonians) de izar la bandera de Panamá junto a la bandera de EEUU, conforme a lo acordado, el profesor Darg, quien a la sazón era el Director del IPA, denunció a su gobierno en Washington y a las autoridades de la Zona del Canal por avalar la injusticias en esta colonia y declaró que, “La Zona del Canal es una anomalía en el siglo XX”.
Era la primera vez que un ciudadano estadounidense denunciaba lo que Omar Torrijos llamó “La quinta Frontera” y me sentí orgulloso de mi Alma Mater. El Director del IPA fue objeto de admiración nacional.
Julio Yao. Analista Internacional, Presidente Honorario y Encargado del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá CEEAP); Agente de Panamá ante la Corte Internacional de Justicia.
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